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af Laura Lucena 8 år siden

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El siglo XVIII

En el siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, se vivieron transformaciones significativas impulsadas por la razón y la ciencia. La muerte de Carlos II sin heredero desencadenó la guerra de Sucesión española, una serie de conflictos dinásticos que involucraron a casi toda Europa.

El siglo XVIII

El siglo XVIII: Antiguo Régimen, reformismo e Ilustración



El siglo XVIII se conoce como el Siglo de las Luces o el siglo de la Ilustración, en alusión a la luz que debería aportar la razón y la ciencia. En este siglo se produjeron muchas transformaciones fundamentales.

Los ilustrados españoles
A partir de auténticos precursores de la modernidad, los ilustrados españoles trataron de promover los primeros proyectos sociales y económicos verdaderamente modernos

Los Borbones introdujeron en España el modelo de corte francesa y el estilo cortesano francés. Carlos III impulsó el estilo neoclásico en España.

La minoría ilustrada renovó el panorama de la cultura española. Se sucedieron varias generaciones de intelectuales a lo largo del siglo.

Los ilustrados españoles confiaron al Estado la mejora de la instrucción, que debería fundamentarse en el pensamiento científico y en la investigación. Se fundaron nuevas instituciones educativas. Se dieron las primeras medidas que tenían en cuenta a las mujeres. Surgieron las Reales Academias y apareció el periodismo.

El reformismo borbónico
A Felipe V le sucedió su hijo Fernando VI. En estos años España mantuvo una política exterior de neutralidad defendida por José de Carvajal y el marqués de la Ensenada. En 1759, Carlos III sucederá a su hermano Fernando.

Las medidas progresistas del marqués de Esquilache asustaron a los grupos privilegiados. Un decreto de 1766 degeneró en tumultos. Toda España fue un puro motín. En 1767, Carlos III expulsó a los jesuitas. Carlos III estableció medidas derivadas del la política regalista.

El fracaso de la Ilustración aumenta la distancia entre quienes buscan modernidad y aquellos que defienden sus privilegios.

Había una necesidad de una reforma global del sistema. Entre 1749 y 1756 Ensenada llevó acabo el catastro para aplicar la contribución única.

En el comercio español se percibía la llegada de los ilustrados. Solo un mercado nacional podría impulsar la deseada recuperación económica. Fue el comienzo de una política económica proteccionista. Se puso fin al monopolio de Cádiz en los intercambios con América. Las regiones de la periferia promovieron varias industrias con el fin de satisfacer la demanda de los virreinatos. Cataluña fue la gran beneficiada pues consiguió conquistar el amplio mercado interior de Castilla y que sus telas entrasen en América.

Subtema

Ensenada abordó una profunda mejora de las comunicaciones cuyo fin era posibilitar la formación de un mercado nacional de productos agrícolas. Carlos III y su ministro Esquilache emprendieron un plan de carreteras. Además, la monarquía española volvió a alcanzar un desarrollo naviero favorecido por los astilleros.

Se fundaron las Reales Fábricas para proporcionar productos de calidad para los palacios reales y para las clientelas ricas. La vida económica de las manufacturas reales fue negativa. En 1772 la Corona rompió el monopolio de los gremios. El patronato oficial se concentró en Castilla y Andalucía.

En la periferia vasca la iniciativa privada arraigó con fuerza pero tropezaría con obstáculos impuestos por un mercado excesivamente regionalizado y de baja demanda.

Se produjo una recuperación demográfica. La población de la periferia predominaba sobre la del centro.

El peligro de amotinamientos convenció a los intelectuales cortesanos de la necesidad de una reforma agraria. Olavide, Floridablanca y Jovellanos creían que el problema era que las propiedades estaban acumuladas en manos de la nobleza y el clero.

La mayor parte de las tierras estaban fuera del mercado sometidas a un tipo de propiedad vinculada y amortizada. Las tierras no podían ser capitalizadas. Esto provocó crisis de subsistencia.

Campomanes vinculó el progreso del país al acceso del campesinado a la propiedad de la tierra y a la desamortización de los bienes eclesiásticos. Pablo de Olavide trató de corregir el despoblamiento de la zona de Sierra Morena mediante la colonización de estas tierras.

Los Decretos de Nueva Planta fueron la primera medida centralizadora en la línea del centralismo y la uniformización bajo el poder absoluto del monarca. Las Cortes quedaros reducidas a funciones protocolarias y pasaron a un primer plano los secretarios del despacho. La organización de los reinos se basaba en la tradición de Castilla y de la Francia de Luis XIV. Los capitanes generales, las audiencias y los intendentes formaban parte del nuevo modelo político. Así surgió el concepto de provincia.

España conoció cuarenta años de reformas. La inquietud de los ilustrados por adaptar al país a las necesidades del momento contribuyó a difundir algunos de los principios sobre los que luego se sustentaría el Estado nacional. Se hablaba de aplicar unas mismas leyes a todo el territorio y el castellano se extendía como lengua de Administración.

La guerra de Sucesión y el cambio de dinastía
Carlos II murió sin descendencia y dejó el trono a Felipe de Borbón pero ante la prepotencia de éste se formó una gran alianza que defendía la candidatura del archiduque Carlos de Austria y declaró la guerra a Francia.

El rey de España aplicó los Decretos de Nueva Planta a los antiguos territorios de la corona de Aragón. Se suprimieron los fueros e instituciones, se estableció un capitán general, un nuevo sistema tributario.

La política exterior de Felipe V tuvo como objetivo paliar los resultados negativos que produjo el Tratado de Utrecht. En una primera etapa, el abad Alberoni impulsó la reaparición de la fuerza militar en Italia. En una segunda etapa, Felipe V firmó dos Pactos de Familia.

La guerra de Sucesión española fue la primera de las diferentes guerras dinásticas europeas que implicaron a casi todos los Estados en un continuo reequilibrio entre las potencias. El candidato austriaco encontró apoyo en la antigua corona de Aragón. Felipe terminó por imponerse tras ganar en Amansa, Brihuega y Villaviciosa. También influyó que Carlos se convirtió en heredero del imperio austriaco. La paz se alcanzó con los tratados de Utrecht y Rastadt. Felipe V fue reconocido como rey de España pero Inglaterra se quedaba con Terranova, Gibraltar y Menorca.