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af Diego Castillo 7 år siden

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LAS GRANDES POTENCIAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

Durante la era Meiji, Japón abandonó su aislamiento y firmó acuerdos comerciales internacionales, iniciando un periodo de occidentalización que transformó al país de una economía agraria a una industrializada.

LAS GRANDES POTENCIAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

LAS GRANDES POTENCIAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

El Japón Meiji

Se puso final tradicional al aislamiento internacional y se llegó a acuerdos comerciales con varios países europeos y Estados Unidos.
En 1867 el emperador recuperó el poder que hacía siglos estaba en manos de los señores feudales. Se inició la era Meiji en la que Japón se occidentalizó:
Cultural
Social
Económico
Entre 1867 y 1914 Japón dejó de ser un país feudal con una economía agraria y se convirtió en un país industrializado y occidentalizado.

Estados Unidos, el nacimiento de una nueva potencia

En 1860 fue elegido presidente Abraham Lincoln decidido antiesclavista. Once Estados del sur se separaron y crearon una Confederación. El Congreso les declaró en rebeldía y así comenzó la guerra de Secesión (1861-1865) que enfrentó al norte y al sur. Triunfaron los Estados del norte y la esclavitud fue abolida. La población negra tuvo derechos políticos, pero cuando el Ejército del norte se retiró, los Gobiernos sureños aplicaron una nueva dura política de segregación racial.
Había diferencias entre los Estados del norte y los del sur. Los del sur eran esclavistas, porque los esclavos eran mano de obra de sus explotaciones agrícolas, en el sur se había abolido la esclavitud.
Los nuevos territorios se colonizaron por pobladores blancos (conquista del Oeste) que se enfrentaron a las tribus Indias. Los indios supervivientes fueron internados en reservas.
En la primera mitad del siglo XIX en Estados Unidos se produjo una gran expansión territorial que hizo que el país se extendiera desde el océano Atlántico al océano Pacífico.

La autocracia rusa

En el Imperio había una gran diversidad étnica (rusos, ucranianos, armenios, turcos, etc.). La política zarista respecto a estos pueblos fue la rustificación o imposición de la lengua y la cultura rusas.
La nobleza monopolizaba los altos cargos del Ejército y de la Administración, era dueña de extensas tierras y tenía numerosos siervos. Aunque en 1861 el zar Alejandro II decretó la emancipación de los siervos, es decir, su libertad personal, su situación económica mejoró.
Su poder no tenía ninguna limitación y cualquier intento de oposición era reprimido con gran dureza.
El extensísimo Imperio ruso estaba gobernado por una aristocracia, en la que el azar concentraba todos los poderes (promulgaba las leyes, elegía a los miembros del Gobierno, dirigía el Ejército...) y era la máxima autoridad religiosa.

Liberalismo y autoritarismo en Europa

Los países con regímenes liberales como el Reino Unido o Francia, fueron consolidando su sistema político:
Los partidos socialistas empezaron a tener representantes en los Parlamentos porque los obreros podían votar.
Se amplió el derecho al sufragio hasta que se implantó el sufragio universal masculino.
Se reconocieron nuevos derechos como:

La libertad de asociación

La libertad de expresión

La división de poderes se fue afianzando, de forma que los Parlamentos controlaban el Gobierno.
Los países con sistemas políticos autoritarios como Alemania y el Imperio austro-húngaro, presentaban algunas características comunes:
La población carecía de la mayoría de los derechos.
Había una gran diversidad étnica y cultural.
El Ejército tenía mucho peso en la vida del país.
Contaban con Parlamentos, pero estos no podían oponerse a las decisiones del monarca o del Gobierno.
Eran elegidos por monarquías en las que el rey concentraba casi todo los poderes.
En la segunda mitad del siglo XIX la situación política de los Estados europeos era muy diversa.