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af cristian amaya 4 år siden

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Organigrama

El trabajo de campo en los archivos se enfrenta a desafíos únicos relacionados con la procedencia y preservación de las fuentes documentales, así como su ubicación física. Los repositorios especializados, que incluyen registros catastrales, parroquiales y judiciales, aunque ofrecen información específica, tienden a fragmentar los datos, afectando la comprensión integral de las relaciones sociales.

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EL TRABAJO DE CAMPO EN EL ARCHIVO

Los informantes y el desiframiento de los datos

Muchos de estos documentos reúnen múltiples discursos: en primera instancia, el del funcionario que lo produjo; luego, el del indígena en contacto con él. Aunque también se cuelan discursos implícitos de uno y otro lado: el que produce el escrito lo hace desde sus propios preconceptos e intereses, el “esfuerzo de escribir una crónica tiende a reforzar la valoración del propio grupo, minimizando, o incluso desvalorizando al ajeno” (Lorandi y del Río 1992:36). Desde el lado de los que son descriptos en un escrito, también se cuelan, por ejemplo, denominaciones del propio grupo, “repitiendo ante personajes ‘cultos’ -como los viajeros y misioneros- el nombre que habían escuchado le adjudicaban otros personajes similares a ellos” (Nacuzzi 1998:109). Entendemos por informantes a “quienes proveen información y con quienes se relaciona el investigador de campo” (Guber 2004:127). Como hemos señalado, para los etnohistoriadores el contacto directo con nuestros grupos en estudio es imposible y seguimos dependiendo de los informes de conquistadores, funcionarios, misioneros, viajeros y comerciantes. Esto nos lleva a una doble tarea de desciframiento sobre los hechos que se relatan en las fuentes, debemos reconstruir la perspectiva del actor (Geerzt 1997) desde dos enfoques: el del autor de los documentos y el del actor étnico que ese autor describe o menciona someramente (y aquí aparece “la otra parte” de la ecuación aludida). Cuanto más amplio es el panorama sobre la producción de informes, cartas y diarios, más posible será tener la información necesaria sobre el contexto de las situaciones sociales, el contexto de enunciación y el contexto cultural en los que se insertan esos documentos.
Trabajamos, entonces, con huellas, indicios, datos marginales, que aparecen en los documentos, a la sombra de los hechos que relatan, con lo que no hay en el sentido de Farge (1991) y con lo que sí hay, con esos mismos hechos que son desmenuzados y vueltos a armar por nosotros, para llegar a los personajes y hechos no centrales: los líderes étnicos, los grupos étnicos, sus transacciones económicas y estrategias políticas.

Nuestra actitud hacia los documentos, papeles y relatos que guarda el archivo siempre está impregnada de dudas y sospechas, siempre buscamos más allá de la literalidad de los escritos, analizamos quién lo escribe y para qué, leemos entre líneas e intentamos buscar lo latente u oculto y lo que se esconde más que lo que se revela, en lo que Ricoeur (1983) llamaría una “hermenéutica de la sospecha”. Nuestra “escucha” de los documentos tiene siempre resultados provisorios, en palabras de este autor: analizamos lo literal y luego nos preguntamos qué esconde y qué dicen los silencios, para volver a la escucha y descubrir otros silencios, en un “círculo hermenéutico”.

La procedencia de la fuentes y imperfeccion del registro

Además de los recaudos metodológicos por considerar en el trabajo con fuentes escritas, existen algunas cuestiones relativas a los repositorios documentales que son propias de los mismos y que, aunque se refieren a la preservación de los documentos y su ubicación física en el ámbito del archivo, influyen en la búsqueda de información y su exégesis.
Por otra parte, existen repositorios especializados en determinado tipo de papeles, como los registros catastrales, los registros parroquiales, los archivos judiciales que, a pesar de proporcionar información muy específica, produce una fragmentación más notable en el tipo de datos que resguarda. Ginzburg se ha referido a estos problemas

Los registros parroquiales nos presentan a los individuos en cuanto que individuos que nacen o mueren, o que son padres e hijos; los registros catastrales, los presentan en su calidad de propietarios o usufructuarios; las actas criminales, en tanto que actores o testigos de un proceso. Pero de este modo se corre el riego de no captar la complejidad de las relaciones que ligan un individuo a una sociedad determinada

Debido a estas fragmentaciones de la información, el trabajo de campo se realiza frecuentemente en varios archivos con el fin de completar y confrontar los datos que se van generando casi siempre trabajamos positivamente, con lo que sí hay, aunque a menudo es mucho lo que no hay. tenemos que permanecer atento “a lo que huye, a lo que se sustrae”, a las ausencias Para develar esos posibles silencios, el investigador puede recurrir al análisis de los diferentes contextos que envuelven toda acción social, como resultado de una transacción constante del individuo frente a la realidad normativa Para el autor, lo que un grupo humano muestra y dice al etnógrafo (y que este tiende a considerar como dato) incluye el rol que ese grupo le atribuye y las estrategias retóricas que se despliegan; mientras el microhistoriador busca los casos raros en que la documentación presenta “diálogos” o intercambios verbales para examinar las rupturas, las incoherencias y las incomprensiones.

El contexto de enunciación pone en evidencia cómo se expresa lo que se escribe y da cuenta de las distorsiones que genera el escribiente, ya sea misionero, funcionario o etnógrafo. El contexto cultural muestra las relaciones sociales entre individuos, quiénes y cómo actúan, y está en relación con el contexto de las situaciones sociales precisas que puede revelar un escrito: funcionarios en relación con otros funcionarios, misioneros con funcionarios, religiosos entre sí, y todos ellos en relación con las poblaciones nativas, sucesivamente o al mismo tiempo. El contexto de los campos del discurso señala los propósitos oficiales y los intereses de los particulares, esto es: para quién y por qué se escribe. El contexto temporal puede indicar cambios en la reseña o el relato de una misma situación o una práctica social a lo largo de diferentes períodos.

ETNOHISTORIA

la investigación en etnografía histórica tiene el carácter la recolección de datos en el campo de archivo,buscando reconstruir fenómenos sociales propios de grupos no europeos a partir de los discursos escritos de viajeros,misioneros etc.
los etnohistoriadores sólo podemos abordar la vida indígena decodificando el discurso colonial a través de nuestra pregunta de investigaciones. Este trabajo de campo que , con preguntas de etnógrafo, encara las actividades del historiador requiere de ciertos recaudos metodológicos específicos con el fin de obtener datos fiables para nuestros estudios a partir de un continuo estado de alerta y análisis sobre literalidad de los discursos.
es el estudio de las identidades, de las colocaciones geográficas, de los contactos de los movimientos, de las consistencia, numéricas,y de la actividad cultural de los pueblos primitivos a partir de los más antiguos documentos escritos que lo atañen.
en Argentina este tipo de estudio aparecieron en la decad de 1980 y su objeto de estudio fue la etnicidad y sus transformaciones a través del tiempo. Los primeros aportes fue impulsada por María Lorandi y centrados en el noroeste del país.