ENFOQUE ECLESIOLÓGICO
1.Realidad del mundo actual
Nuestra sociedad se caracteriza por una enorme pluralidad de proyectos de vida. Hay quien hace del poder y del prestigio el centro de su vida, pero también hay quien se entrega a valores cristianos como la solidaridad o la donación de sí mismo.
2.La civilización del amor
Un proyecto de vida determinado exige que las personas
seamos capaces de estar con nosotros mismos para valorar y decidir lo que deseamos
profundamente.
Toda persona, en cuanto persona, tiene
ansia de existir.
La superficialidad se puede vencer superando las dicotomías: alma-cuerpo, espíritu-materia, hombre-mujer, humano-animal, seres vivientes-cosas inanimadas, hombre-Dios (esta es la más grande). Desde el punto de vista histórico religioso se podría hablar del cristianismo como la superación de todas
las dicotomías,
Quien vive la espiritualidad la vive como un todo. Y además, hay que vivir la solidaridad universal.
Diversas clases de amor
1. Amor de amistad
2. Amor en las relaciones interpersonales
3. Amor a temas ideales
4. Amor a actividades o formas de vida
5. Amor al prójimo
6. Amor entre dos personas
7. Amor a Dios
3.Seguimiento y proyecto personal
A veces, las opciones no se plantean entre algo que está radicalmente bien y algo que está radicalmente mal, sino entre varias alternativas, unas buenas y otras mejores. Por
eso, el cristiano necesita aprender a “discernir”.
El proceso de discernimiento
¿Me alisto en el ejército profesional?
4.El ejercicio de la humanidad: la misericordia bienaventuranzas y obras de
misericordia
Los valores mayores: En el proceso de discernimiento el cristiano dispone de algunas palabras de Jesús en el Evangelio que han adquirido una importancia capital como propuesta de vida cristiana. Se
trata de las bienaventuranzas y del mandamiento nuevo. Tanto en las bienaventuranzas como en el mandamiento nuevo encontramos un resumen de lo que se debe hacer o
evitar, de lo que es importante y merece la pena según la predicación de Jesús. Constituyen una gran ayuda para el discernimiento cristiano.
El mandamiento nuevo
Encontramos en el Evangelio el “mandamiento nuevo” o
“mandamiento mayor”. Este tiene dos vertientes: hacia Dios y hacia los demás. Cómo tiene que ser la relación con Dios.
Otras orientaciones
El mensaje de Jesús no había proporcionado un código de conductas uniforme y aplicable a cualquier ambiente o circunstancia. Por eso los valores fundamentales del Evangelio para orientar la vida de los cristianos.
El cristianismo, allá donde esté, debe encarnarse y dar respuesta a los interrogantes morales que se planteen, intentando siempre vivir en cada una de esas circunstancias los valores fundamentales del Evangelio.
El discernimiento cristiano consiste, pues, en
distinguir lo que es la voluntad de Dios aquí y ahora en esta situación concreta de “mi”
propia vida. Es una tarea que no se improvisa, sino que exige una labor continuada de
vivir cerca del Evangelio y de ejercitarse en la actividad moral consciente
6. Artesanos de paz
Existen distintos formas para alcanzar la paz interior, con lo demás y con nuestro padre celestial.... Con actos sencillos podemos alcanzar un cambio realmente significativo que beneficia a todos los que están a nuestro alrededor y de esta manera construiremos sociedades mas armoniosas, sinceras y fieles a la pabla de Dios.
5.Una tarea de todos
Lo profundo del ser
En la Biblia, a lo “profundo del ser” se le designa como el corazón del hombre, el lugar donde Dios ha puesto su morada.
La prueba es que todos buscamos esas calidades del vivir, pero a veces las buscamos en el lugar equivocado.
A veces da la sensación de que nos escapamos, huimos de nosotros mismos, buscamos “por fuera” lo que solamente podríamos encontrar “por dentro”.
Es posible escuchar, en el silencio, la verdad del otro, la palabra del buen Dios, la presencia de todo ser, de la naturaleza. Es posible amar al otro, desde tu verdad, en la
acogida y en la ofrenda, cuando se han apagado las demás voces.
La madurez es siempre un proyecto
mejorable. Proceso paulatino de organización e independencia”. ENRIQUE ROJAS
No es fácil hacer silencio en el interior
Estamos tan
acostumbrados a vivir con muchas voces por dentro, que nos puede parecer una vana pretensión eso de “tener” silencio.
Como si hubiera varias personas dentro de mí en permanente
conversación.
Nuestro «yo» es arrastrado por el bienestar del sueño, somos
incapaces de dar respuesta al hoy de nuestro quehacer, de nuestra vida.
El alimento, la leña para ese fuego, son nuestras insatisfacciones fundamentales,
nuestros miedos concretos o difusos, la falta de aceptación de la realidad.
Nuestro yo es
como un palito arrastrado por el torrente de nuestros sentimientos, de nuestras angustias, amarguras o frustraciones.
Hay dos clases de silencio
Este silencio se expresa en dos formas aparentemente contradictorias: una es la timidez
del que se calla porque es inseguro, porque teme hacer el ridículo, llamar la atención; otra es la de quien habla constantemente, interminablemente, porque necesita tener a los demás pendientes de sí mismo. Pero habla mucho y no dice nada. Existe también ese otro silencio lleno de reproches, un silencio acusador.
Otro silencio que habla poco, pero habla cuando tiene que hablar y cuando lo hace, lo
hace desde su verdad, «se dice». Sabe comunicarse y compartir. Se trata de este segundo silencio, de esta soledad deseable porque está llena. Es un silencio interior que hace fácil el silencio exterior. Nunca se consigue del todo, si no es en momentos determinados. Es una meta que se puede conseguir y que, poco a poco, puede ir.