Hacia una semiótica del arte
Implicaciones del pensamiento peirceano en
el estudio del arte contemporáneo

Los estudios semióticos sobre arte

Peirce (1974: 45), en la ciencia debe primar la claridad, y uno de los primeros deberes del investigador es “resistir enérgicamente a todo lo que sea un mandato arbitrario en materia científica y, más que nada, en materia de uso de términos y notaciones”.

Salabert (2003: 253) ya que, sobre
la base de la teoría peirceana, plantea un modelo de interpretación de las obras de arte a lo largo de la historia sobre la base de tres planos semióticos: el eidético, que
corresponde al formalismo y a las representaciones icónicas; el textural-gráfico, centrado en la indicialidad y gestualidad; y el de la recreación, referido al citacionismo y a los metalenguajes.

Nociones centrales para una semiótica del arte de
corte peirceano

El signo es una totalidad, un auténtico representamen del mundo,
ya que contiene en sí mismo todos los entes posibles que pueden ser comprendidos a
través de la Primeridad, la Segundidad y la Terceridad. De este modo, como referencia al medio, la obra es parte del mundo físico y material, como referencia al objeto
es parte del mundo objetivo de los objetos o acontecimientos, y como referencia al
interpretante es parte de las formas y relaciones del pensamiento del mundo espiritual.

Cada referencia del signo constituye una unidad tricotómica
que hace posible la diversificación interpretativa de la obra, y le otorga características
particulares en tanto objeto significativo.

La semiótica de Peirce

Permite la comprensión de diferentes fenómenos sociales, y constituye un aporte significativo para entender la realidad artística en tanto postula un concepto de signo que supera una explicación diádica y sistémica de la obra artística.^

Aportes peirceanos para una semiótica
aplicada

Un signo, o representamen, es algo que, para alguien, representa o se refiere a algo en algún aspecto o carácter. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o, tal vez, un signo aún más desarrollado (Peirce, 1974: 22).

Peirce lo es el ‘tres’, que hace posible el despliegue tricotómico para la comprensión de la realidad como variable e infinita, pero absolutamente cognoscible.

Peirce (1974: 37), se trata menos del objeto de la designación que de la referencia del signo al objeto

Deacuerdo con Peirce, se constituye en signo de esta última. Dice el semiólogo: “predicar una cosa de otra es equivalente a establecer que la primera es un signo de la segunda” (Peirce, 5.321).

La semiótica del arte es un campo de estudio que implica, más allá de
los análisis formales, la revisión de aspectos y operaciones semióticas
que solo son comprensibles desde un modelo tríadico. En este sentido, este texto examina las implicaciones del pensamiento de Charles