Durante una etapa crucial del desarrollo infantil, los niños comienzan a explorar sus genitales, experimentando placer y adquiriendo conocimiento sobre su propio cuerpo. Este período está marcado por la aparición de complejos como el de Edipo en los niños y el de Electra en las niñas, y se caracteriza por una relación ambivalente de amor-odio con los padres, así como un deseo de dormir con ellos.