EVASION
Es, en su acepción prevalente, una liberación a ocultas e injustificada. E. y evadir- son términos corrientes en lenguaje psicológico de varios idiomas; sin embargo, al precisar el significado se prefiere escape y los neologismos évitement, y evitation (correspondientes a los españoles escapismo, evitación).
Por la analogía indicada e. se considera ya como síntesis de varios mecanismos (negación-represión) o aun virtualidad que los emplea en su empeño liberador. Puede darse a dos niveles, ambos subjetivos por su intimidad afectiva:
uno es más objetivo por consistir, en todo o en parte, el estímulo provocador del desagrado que evitar en realidades exteriores, como pueden ser el ambiente social, la condición familiar, los deberes profesionales, las privaciones por salud y economía, etc.;
Es más propiamente subjetivo el otro nivel, ocasionado por la e. indicada, así sucede que si afrontar lo arduo es costoso, la rehuida egoísta de lo debido crea también una situación afectiva insatisfactoria, con posible gama de lo desagradable a lo torturador, que solicitará una nueva e., la subjetiva.
Características
Además de la esencial relación a lo afectivo para proteger lo grato y evitar lo penoso, y de la importancia que en su origen tiene la intercomunicación personal, su profunda raíz está, de ordinario al menos, en el propio sujeto que, o no acepta ser ni aparecer como es ni ser así apreciado por otros, o no empeña valerosamente sus potencialidades para debidamente superarse.
La indispensable relación entre e. y lo «debido» que se rehúye, implica responsabilidad (v.): se falta a lo que de algún modo se debe y, desde luego, se puede. La conciencia moral (v.) ahí latente es insoslayable y así es reconocida aún en pugna con presupuestos básicos.
Proceso.
En la e. son designables el fin pretendido, el impulso y motivos para procurarla, y el empleo de medios conducentes De los tres componentes el primero o fin pretendido es claramente advertible por el sujeto al darse cuenta del desagrado, sentido ya o previsto, y del bienestar afectivo perdido o que peligra.
Queda en la total oscuridad de lo inadvertido la producción de los llamativos trastornos psicosomáticos en que muchas veces viene a quedar plasmada la e.
Ese despliegue táctico de los mecanismos defensivos, tan eficaz como inadvertible, impuso su denominación propia a todo el proceso, llamado así, por el psicoanálisis inicial, inconsciente.
sí se ha distinguido entre e. inconsciente y la consciente y pretendida, ocultación (glover), o mejor al proceso en su conjunto se le llama subconsciente, semiadvertido, porque en efecto en la e. predomina el desatender a lo debido suscitador del desagrado, y así no reparar bien en ello, olvidándolo.
Existencial, con ámbito humano general, se ha llamado a la e. en el trance de afrontar la muerte.
Resultado.
Es de capital importancia preguntarse el porqué de la e. en su raíz e instancia última, la pretendida auto justificación frente a lo debido esquivado, sobre todo ético. Testifique por muchos un experto eminente, Jung (v.):
«La repulsa -e. a reconocer el pecado propio acarrea incalculables consecuencias» desastrosas (L'homme á la découverte, 1944)
«Si le analizamos -al neurótico que por e. se estima amoral- descubrimos que es simplemente la moral la reprimida», causa por ello de la neurosis (Psychologie de 1'inconscient, reelaboraciones 1917 a 1956)
«en virtud de mi experiencia como psicoterapeuta puedo asegurar que gran parte de todas las neurosis son enfermedades de la conciencia moral
Los que padecen de los nervios pretextan a menudo no tener conciencia moral -e. y se refugian [con sus `teatralidades'] en una enfermedad aparentemente orgánica, para sustraerse a la penalidad de las propias reconvenciones.
Sólo el reconocimiento de la verdad y la aceptación de la realidad, nos hace libres. ¿Cuál es el medio para lograrlo? La respuesta está en la práctica de todas las virtudes (v.), la búsqueda sincera de Dios y el cumplimiento de la propia vocación (v.), la orientación hacia la realidad total que supone el afán de santidad (v. SANTIDAD IV).