Las tres leyes de la robótica
son un conjunto de normas elaboradas por el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov. que se aplican a la mayoría de los robots de sus obras y que están diseñados para cumplir órdenes
las tres leyes:
Primera ley:
Un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.
Segunda Ley:
Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.
Tercera ley:
Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.1
Estas tres leyes surgen únicamente como medida de protección para los seres humanos. Según el propio Asimov, la concepción de las leyes de la robótica quería contrarrestar un supuesto "complejo de Frankenstein", es decir, un temor que el ser humano desarrollaría frente a unas máquinas que hipotéticamente pudieran rebelarse y alzarse contra sus creadores.
La "ley cero de la robótica" es una variación introducida en las leyes de la robótica que aparece por primera vez en la novela de Isaac Asimov Robots e Imperio (1985).
derivándose de la denominación "cero" que las otras tres leyes de la robótica quedan subordinadas jerárquicamente a esta nueva ley. Sin embargo, en la propia novela se pone en duda la capacidad de un robot de cumplir con dicha jerarquía cuando R. Giskard Reventlov queda destruido tras incumplir la primera ley tratando de aplicar la ley cero.[cita requerida]