PROTOCOLO DE COMO DAR UNA NOTICIA DE ENFERMEDAD TERMINAL

Es frecuente que médicos, pacientes y familiares se introduzcan en la fase
terminal mediante una conversación en la que se tiene que informar sobre lo
sombrío del diagnóstico o de la ausencia de tratamientos curativos para el
proceso que sufre el paciente.

PROTOCOLO

ENTORNO

PERCEPCION DEL PACIENTE

INVITACION

CONOCIMIENTO

EMPATIA

ESTRATEGIA

La manera en que damos las malas noticias afecta la capacidad de
afrontamiento de la enfermedad por parte del paciente y su familia, sin hablar
de la satisfacción con la atención sanitaria y, especialmente, con el médico.
Los modelos de comunicación empática como el EPICEE para dar malas
noticias pueden ayudar a mejorar la relación médico-paciente y disminuir la
angustia del paciente. Aunque es un modelo de actuación que no requiere
mucho tiempo, no deja de ser una destreza clínica básica relativamente
complicada y que, por tanto, precisa de un entrenamiento para poder ser
realizada con soltura. La literatura (y nuestra experiencia) recomienda dedicar
un tiempo y un esfuerzo mínimos para conocer los detalles técnicos y ponerlos
en práctica en condiciones de bajo riesgo: nos referimos a talleres y actividades
docentes similares. Lo importante es que todo médico tenga la oportunidad de
conocer cómo lo hacen los expertos y de practicar y recibir feedback sobre su
propia actuación.

¿Qué es lo importante para los pacientes?
Lo que más le importa al paciente cuando recibe malas noticias es que el
médico sea competente, honesto y atento con él; que permita que se le hagan
las preguntas necesarias; que proporcione un diagnóstico concreto y que
pueda entender; y que use un lenguaje ‘transparente’ (24). El conocer bien al
médico o el uso del contacto físico (por ejemplo, coger la mano al paciente),
son menos valorados.

Saber manejar las malas
noticias puede disminuir el impacto emocional sobre el paciente en el momento
de ser informado, permitiendo ir asimilando la nueva realidad poco a poco y, al
mismo tiempo, afianzar la relación sanitario-paciente.

Las reacciones a la mala noticia dependen también de la edad, las obligaciones
personales y familiares, la experiencia previa de enfermedad, los valores y las
creencias, etc. de los pacientes.