por Jazmin Pascua hace 1 año
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Hegel Define el segundo momento de la historia desde un principio juzga crucial distinguir claramente entre la belleza artística. La belleza artística es “más elevada” que la belleza natural, al haber “nacido del espíritu”. Como la belleza natural, la belleza artística “se presenta a sí misma a la sensación, el sentimiento, la intuición, la imaginación”.
Hegel, “la ciencia de lo verdadero e su forma verdadera”. Piensa que los procesos por los que el Espíritu alcanza un conocimiento esencial de su propia naturaleza. Según el autor el arte como arte “es libre tanto en su finalidad como en sus medios”, el lo denomina el Espiritu Absoluto. Describe el arte como una presentación sensible, como una modalidad del espíritu libre, es imposible dudar y es digno de ser tratado filosóficamente solo desde la perspectiva de su vocación mas elevada.
Hegel: tiene como modo de distinguir las obras de arte de lo que se denomina como “simples cosas reales”, como principio de diferenciación. Para que algo pueda ser una obra, debe tratar de algo, se precisa algo más que contenido para distinguir las obras de arte de las simples cosas reales. Las artes tienen referencialidad llamado “aboutness” pero no es útil para distinguir el arte del arte aplicado. El arte requiere una interpretación una atribución de significado que explique sus propiedades manifiestas.
La filosofía del arte en Kant y en Hegel: para Kant el gusto sea un concepto central mientras que a Hegel no le merezca sino desprecio.
Kant La belleza cuya existencia es independiente de la voluntad humana, del Tercer Reino la historia de la estética que ha recurrido a ella para tomar ejemplos, la belleza natural o la artística. La perspectiva del análisis estético, “la naturaleza es bella porque se parece al arte “, “el arte bello debe parecerse a la naturaleza”. Kant era un hombre muy de la ilustración.
Kant: el arte contemporáneo no encaja con una obra con la belleza que el filósofo distingue queda invalida la estética de Kant en esta época. Piensa que el arte no es libre ni dependiente, para el filósofo la belleza es “libre” es decir “no presupone concepto alguno de lo que el objeto debería ser”. Por ende, está claramente vinculada a un concepto independiente del arte bello, ya que el arte no posee ninguno de estos tipos de belleza.
Hegel: según la cual la belleza del Tercer Reino, al no ser del todo libre, no puede aspirar a la atención filosófica. Es una belleza que algo posee solo porque fue inducido a poseerla por medio de unas acciones cuyo objetivo era embellecer. Las cosas solo son bellas porque fueron embellecidas, y a una conciencia filosófica quizás el embellecimiento le parezca indigno. “La belleza es solo superficial “, la habilidad para inducir tales cambios es aprendida y aplicada por quienes en muchos idiomas se denominan esteticistas (la estética como la práctica).
Hegel: menciona la pintura corporal, sin adoptar ninguna actitud especial al respecto si no es considerarla una forma primitiva de embellecimiento, una forma errónea de rizar el rizo.
Hegel: caracteriza el arte romántico como sensible a la demanda de hacer visible la interioridad, de mostrar lo que una persona es en tanto que su figura coincide con sus sentimientos.
Kant: menciona que la forma humana es como la forma de una iglesia, en cuanto obra de Dios, no puede ser mejorada.
Kant: no presupone que haya un único modelo para la misma, porque es consciente de las diferencias raciales y reconoce que razas diferentes alimentaran concepciones dispares de la belleza humana.
Kant: “distinguir la idea normal de lo bello del ideal”. La belleza ideal puede implicar un equilibrio entre belleza normativa y la expresión de lo que Kant enumera como “bondad del corazón, pureza, fuerza, paz, etc. Visibles por así decir en manifestaciones corporales (como efecto de lo interior)”.
Kant, acierta de pleno cuando sugiere que la belleza interior no es solo cuestión de gusto.
Kant: oponía la belleza a la repugnancia, “observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo sublime”, es decir que ser considerada hermosa es que la consideren repulsiva.
Por lo marginal que haya podido ser el embellecimiento en la estética filosófica, fue el concepto central de la filosofía kantiana, que no veía ninguna razón especial para dispensar un análisis distinto a la belleza natural y a la artística. La estética del tercer reino era la estética como tal, pero el embellecimiento era el paradigma.
El embellecimiento: tambien puede, por la misma razón, suponer un peso simbolico, que puede pervertirse si algo se emplea únicamente por puro acicalamiento.
La asimetría o la irregularidad se asocia con la fealdad genuina. Los límites de la universalidad quedan establecidos por el hecho de que el canon de belleza varié de sociedad en sociedad
En la era contemporánea aparece una cultura femenina politizada con la que las mujeres buscaron vivir de acuerdo con su propia realidad sexual y entendían que una cultura en la que la belleza como se había postulado anteriormente era ahora vista como una trampa.
En la filosofía del siglo XVIII, los tres reinos estaban obviamente conectados y por eso Kant pudo tratarlos como uno solo. La primera pintura era mimética, se entendía que los bellos cuadros eran cuadros de escenas bellas y personas bellas. Las personas de gusto ansiaban rodearse de objetos bellos.
El gusto neoclásico y la estética de lo sublime, pero en el fondo siempre teníamos la sensación, mirando “desde lejos”, de que cada siglo presentaba características unitarias o una única contradicción fundamental. En el siglo XX: es el escenario de la lucha dramática entre belleza de la provocación y la belleza del consumo.
La belleza dela provocación es la que propone los distintos movimientos de vanguardia y del experimentalismo artístico. El arte vanguardista no plantea el problema de la belleza. Se sobrentiende que las nuevas imágenes son artísticamente “bellas”. La provocación vanguardista viola todos los cánones estéticos respetados hasta ese momento. El arte ya no se propone proporcionar una imagen de la belleza natural, ni pretende procurar el placer sosegado de la contemplación de formas armónicas. El mundo del sueño o de las fantasías de los enfermos mentales, las visiones inducidas por las drogas, el redescubrimiento de la materia, la nueva propuesta alterada de objetos de uso en contextos improbables.
Los ideales de belleza del mundo del consumo comercial. El modelo de belleza propuesto por los medios de comunicación de masas, y descubrirá que se ha producido una doble censura a lo largo del siglo. La primera se produce entre un modelo y otro en el transcurso del mismo decenio. El cine propone un los mismos años el modelo de mujer fatal encarnado por Greta Garbo o por Rita Haywort.
La moda ofrece trajes femeninos suntuosos, y al mismo tiempo los modelos andróginos. Los medios de comunicación de masas son totalmente democráticos, ofrecen un modelo de belleza tanto para aquella a quien la naturaleza ha dotado ya de gracia aristocracia como para la proletaria de formas opulentas. Los ideales de belleza a los que se remiten los medios de comunicación de los primeros sesenta años del siglo XX evocan las propuestas de las artes “mayores”. En la publicidad de diversos productos se nota la inspiración futurista, cubista y tambien surrealista.
El pop art se apodera, como arte experimental y de provocación, de las imágenes del mundo del consumo, de la industria y de los medios de comunicación de masas. El espacio entre arte de provocación y arte de consumo se reduce. No solo eso, sino que si parece que existe aún dos niveles entre arte “culto” y arte “popular” el arte culto, en ese ambiente que se ha llamado posmoderno. Los medios de comunicación de masas ya no presentan un modelo unificado, un ideal único de belleza. Pueden recuperar, incluso en una publicidad destinada a durar tan solo una semana, todas las experiencias de la vanguardia y ofrecer a la vez modelos de los años veinte, treinta, cuarenta o cincuenta, llegando incluso al redescubrimiento de formas ya en desuso de los automóviles de mediados de siglo. Nuestro explorador del futuro ya no podrá distinguir el ideal estético difundido por los medios de comunicación del siglo XX en adelante.
Existen 3 categorías estéticas distintas “la belleza ideal” que representa la naturaleza a través de una composición de las partes; “la belleza espiritual” que expresa el alma a través de la mirada, y “la belleza útil o funcional.
Platón: las dos concepciones más importantes de la belleza son la belleza como armonía y proporción de las partes, y la belleza como esplendor. Para Platón, la belleza tiene una existencia autónoma, distinta del soporte físico que accidentalmente la expresa; no está vinculada, por tanto, a uno u otro objeto sensible, sino que resplandece en todas partes. El cuerpo es una caverna oscura que aprisiona el alma. Sócrates: la belleza interior resplandecía.
Los pintores inventaban el escorzo, que no respetaba la exactitud objetiva de las bellas formas: la circularidad perfecta de un escudo puede adaptarse a la vista del espectador que, con arreglo a la perspectiva, lo ve achatado. Igualmente, en escultura se puede hablar sin duda de una búsqueda empírica que tiene como objetivo la expresión de la belleza viva del cuerpo.
La generación Fidias practican una especie de equilibrio entre la representación realista de la belleza, en especial la de las formas humanas, se refiere a la belleza de las formas orgánicas a la de los objetos inorgánicos. La cultura griega no idealiza un cuerpo abstracto busca más bien una belleza ideal efectuando una síntesis de cuerpos vivos en la que se expresa una belleza psicofísica que armonía alma y cuerpo o bien la belleza de las formas y la bondad del espíritu: es el ideal de la Kalokagathia.
La estética del siglo XVIII se hace amplio eco de los aspectos subjetivos e indeterminables del gusto. Immanuel Kant, la experiencia estética el placer desinteresado que se obtiene contemplando la belleza. Bello es aquello que agrada de forma desinteresada sin ser originado por un concepto: es la facultad de juzgar un objeto a través del placer o del desagrado; el objeto de este placer es lo que consideramos bello. Kant y Rousseau se apartan de la razón, a lo que la razón no puede controlar se produce la propia razón. Kant consiguió gobernar esta tensión interna de la ilustración, “la belleza adherente” de la “belleza vaga”. El Romanticismo aumentara de forma desmesurada el espacio de la belleza vaga.
En el siglo XVIII: La belleza es vista con el ojo interior de las pasiones, preferentemente en forma de diario íntimo: una forma literaria que contiene ya en si misma todo el primer romanticismo.
La filosofía moderna: el sentimiento no es una simple perturbación de la mente, sino que expresa, junto con la razón y la sensibilidad, una tercera facultad del hombre. El sentimiento, el gusto y las pasiones pierden pues el aura negativa de la irracionalidad y, al ser reconquistados por la razón, se convierten en protagonistas de una lucha contra la dictadura de la propia razón. Rousseau, para rebelarse contra la belleza moderna artificiosa y decadente, recuperando para el ojo y el corazón el derecho a sumergirse en la belleza originaria e incorrupta de la naturaleza.
En el mundo griego y latino, el deleite del color (y de la luz) tambien se una siempre a la proporción. Esto significa pensar en el mundo como en una forma, y los griegos perciben con claridad la identidad entre forma y belleza. Con las Pitágoras nace una visión estético-matemática del universo: las cosas existen porque están ordenadas, y están ordenadas porque en ellas se cumplen leyes matemáticas, que son a la vez condición de existencia y de belleza. Las Pitágoras son los primeros en estudiar las relaciones matemáticas que regulan los sonidos musicales. La idea de la armonía musical se asocia estrechamente a cualquier regla para la producción de lo bello. Esta idea de la proporción se desarrolla a lo largo de toda la antigüedad y se transmite a la Edad Media.
La teoría de la proporción siempre ha estado vinculada a una filosofía de sello platónico que la realidad son las ideas y las cosas reales son solo pálidas e imperfectas imitaciones de esas ideas.
A lo largo del tiempo ha habido distintos ideales de proporción. El concepto de proporción de los primeros escultores griegos no era el mismo que el de Policleto, y las proporciones musicales a las que se refería Pitágoras.
Platón, considera que el arte es una imitación imperfecta de la naturaleza, es decir imperfecta del mundo ideal.
La Edad Media meditaba por razones moralistas sobre la fugacidad de las bellezas terrenales y sobre el hecho de que, como decía Boecio en su Consolación de la filosofía, la belleza externa fuera “efímera como las flores de la primavera” ello es el entusiasmo que los mismos autores manifiestan por la belleza de la luz y del color. A través de la pintura se intenta comprender cuál era el ideal renacentista de la belleza humana. Un canon de proporción se apreciase sobre todo la fortaleza de su cuerpo o la fuerza de espíritu y la voluntad de poder que expresaba su rostro.
En el siglo VIII: Beda establece en De arte métrica una distinción entre metro y ritmo se impondría posteriormente y se observa que cada una de las dos formas poética posee un tipo de proporción propia. Goffedo de Vinosalvo hablaba de proporción en el sentido de adecuación.
En la era contemporánea: los principios de una proporción ideal. cuando la proporción se interpreta como una regla rigurosa, se ve que no existe en la naturaleza, y se puede llegar a la argumentación dieciochesca de Burke que adopta una postura en contra la proporción. La civilización renacentista, la idea de belleza, proporción equilibrada. Ptolomeo: parecía encarnar los ideales clásicos de la proporción. Galileo: trastornaba esta idea antiquísima de perfección de las esferas. En cambio el modelo planetario de Kepler, realiza su propia revolución a lo largo de una elipse uno de cuyos focos es el sol, esta imagen de perfección esférica entra en crisis.
Tomas Aquino Explica que para que haya belleza hace falta que haya no sola una adecuada proporción sino tambien integridad, claridad y proporción o consonancia. No es solamente la disposición correcta de la materia, sino tambien la perfecta adaptación de la forma. La proporción es un valor ético.
Para los primeros pitagóricos, la armonía no consiste solamente en la oposición par/impar, sino tambien en la oposición entre limite e ilimitado, unidad y multiplicidad, derecha e izquierda, masculino y femenino, cuadrado y rectángulo, recta y curva, etc. La armonía no es ausencia de contrastes, sino equilibrio. Filolao y Arquitas, captaran estas sugerencias y las incluirán en el cuerpo de sus doctrinas. Nace así la idea de un equilibrio entre dos entidades opuestas que se neutralizan mutuamente, la polaridad entre dos aspectos que serían contradictorios entre si y que se vuelven armónicos solo porque contraponen convirtiéndose en simetría.
En el siglo IV a.c: Policleto, realiza una estatua que será considerada luego el canon , porque en ella se encarnan todas las reglas para una proporción correcta, y el principio que rige el canon noes el principio basado en el equilibrio de dos elementos iguales. Vitrubio, expresa las proporciones corporales correctas e n fracciones de la figura entera en un sentido geométrico.
Edad Media, interviene la falta de aprecio de la corporeidad en favor de la belleza espiritual. Por supuesto, no es impropia del mundo medieval avanzado una valoración del cuerpo humano como prodigio de la Creación. Los antiguos razonaban del siguiente modo: tal como es en la naturaleza, así ha de ser en el arte: y la naturaleza en muchos casos se divide en cuatro partes. El número cuatro se convierte en el número central y resolutorio. Cuatro son los puntos cardinales, los principales vientos, las fases de la luna, las estaciones.
Platón: explica que los escultores no respetaban las proporciones de un modo matemático, sino que las adaptaban a las exigencias de la visión, a la perspectiva desde la que se contempla la figura. Vitrubio distinguirá la proporción, que es la aplicación técnica del principio de simetría, de la euritmia que es la adaptación de las proporciones a las necesidades de la visión.
En el siglo XII, Hugo de San Victor afirma que cuerpo y alma reflejan la perfección de la belleza divina; el primero porque se basa en el numero par, imperfecto e inestable; la segunda porque se basa en el impar, determinado y perfecto.
Concepción matemática: cuatro géneros de cuerpos de extraordinaria belleza y decir que hemos captado su naturaleza suficientemente.