El Cristianismo y el Islamismo
La expansión del Cristianismo
Con la muerte de Cristo, el cristianismo comienza su expansión desde Jerusalén a todos los rincones del Imperio, hasta poder convertirse en el siglo IV, en la religión oficial del mismo, pero no fue hasta el siglo IX, donde el cristianismo se expandió por toda Europa
Historia del cristianismo en Roma
En el año 381, el emperador Teodosio, declaró al cristianismo la religión oficial del Imperio
Romano, es aquí donde oficialmente nace la iglesia católica y apostólica romana para el año 400 d. C.
A todo esto, después de Constantino, los cristianos no fueron perseguidos nunca más, con el tiempo se invirtieron papeles, a menos que se ‘conviertan’ al cristianismo.
El cristianismo en la edad media
Durante la Edad Media en Europa, la Iglesia Católica Romana continuó manteniendo el poder, con los papas reclamando autoridad sobre todos los niveles de la vida y viviendo como reyes.
De 1095 a 1204, los papas apoyaron una serie de sangrientas y costosas cruzadas en un esfuerzo por repeler los avances musulmanes y liberar a Jerusalén.
El cristianismo en la actualidad
Durante el Siglo XX la Iglesia Católica volvería a obtener un estado soberano, el Vaticano que conocemos hoy en día, a cambio de reconocer el régimen fascista
En la Unión Soviética, la iglesia ortodoxa no tuvo tanta suerte e incluso es expropiada y reprimida por el régimen comunista quien buscaba establecer el ateísmo de estado
Con la revolución digital, los porcentajes de creyentes en todo Europa han caído considerablemente. Por otro lado, en los países donde el cristianismo fue impartido por europeos, llámese América Latina y sobre todo África, se mantiene vigente.
La expansión del Islamismo
Luego de la conquista de La Meca por Mahoma, el islam comenzó a difundirse rápidamente por toda la península arábiga, transformándose en el elemento unificador de las distintas tribus árabes.
Un siglo después de la muerte del Profeta, el ámbito de dominación árabe era enorme: del río Indo al Atlántico y del Sahara a los Pirineos, el Cáucaso y Asia central.
El inicio fue tan rápido que ya en el año 633 se produjeron las primeras penetraciones del ejército árabe en Palestina y Transjordania por un lado, y en territorio de Mesopotamia, en concreto en el río Eúfrates, por otro.
El primer objetivo fue el territorio palestino. En unos pocos ataques fulgurantes, los árabes se hicieron con Siria y Palestina, siendo hitos importantes de esa conquista la capitulación de Damasco en el año 635, la batalla de Yarmuk en 636, y la caída de Jerusalén en el 638.
A mediados del siglo VII, los árabes habían concluido la conquista del imperio persa, y estaban en posición de dar un salto mayor, el desplazamiento hacia Asia Central.
Unos años después, a mediados del siglo VII, tras consolidar su poder en Egipto iniciarían la expansión que les permitiría dominar todo el Norte de África.