"Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión"

Nació en Madrid en 1883. Murió en la misma ciudad 72 años después, en 1955.

No estoy seguro de que lo que yo pienso sea la verdad, por eso, no puedo tener convicciones cerradas. Hay que ser flexible. Debemos reconocer nuestros errores y ver que no entendemos todo y, que, por tanto, podemos caer en la prisión de la ignorancia.

Si entendemos por "convicciones", el concepto de creencias religiosas, José Ortega y Gasset se equivoca puesto que la Fe significa certeza en algo. Además, las convicciones son algo propio de la persona y no puede ser una prisión para ella misma. Por último, las convicciones vienen, en principio, de fuentes fiables (testimonios).

Las creencias salen de dentro del hombre, le pertenecen. No puede separarse de ellas.

El hombre está obligado a creer en algo, en lo que sea, para poder sentirse humano. Necesita una explicación para aquello que no entiende.

Si tenemos unas creencias, tenemos que renunciar a otras. Por eso, el creer en algo me quita la libertad de conocer otras cosas nuevas. Además, no podemos aceptar todo.

Cuando cada uno hizo su parte, nos reunimos en la casa de uno de los compañeros y unificamos trabajos y rebatimos las ideas que se nos habían ocurrido. Luego hicimos el diagrama.

Un día en clase, nos reunimos todos y cada uno fue eligiendo lo que más le gustaba: el autor, las críticas... Y nos pusimos a trabajar por separado.