Aspectos etico

EL MÉTODO DE ANÁLISIS DE CASOS

Los hechos. la primera parte del método consista siempre en describir y analizar con todo cuidado los hechos del caso, porque los errores en la apreciación de los hecho s los arrastraremos necesariamente en todos los pasos ulteriores del análisis.

Sin unos hechos bien establecidos y documentados, todo lo demás sobra.

Los valores . La deliberación tiene por objeto identificar el curso óptimo ante un conflicto. Cuando no hay conflicto, no es necesario deliberar. La deliberación moral se propone buscar el curso óptimo de solución de un conflicto moral.

Todos los derechos humanos son valores. Y l os principios, también, aunque no es recomendable reducir todo el juego moral al conflicto entre los cuatro principios de la bioética No Beneficencia, Autonomía maleficencia, Justicia, , por su carácter excesivamente simplificador. Los principios son valore s, pero no todos los valores son principios.

Para que haya conflicto, tiene que haber dos o más valores que nos exijan respeto y que se opongan entre sí, o que no sea posible tomar en consider ación a la vez.

No todos los valores entran en conflicto entre sí, ni tampoco juegan un papel significativo en el conflicto que inquieta o p reocupa en ese momento a una persona determinada.

Los deberes . La ética es una disciplina práctica: siempre tiene por objeto hacer, tomar decisiones. Y la cuestión es saber qué decisión debemos tomar, es decir, qué debemos hacer. Lo que debemos hacer es siempre lo mismo , realizar valores positivos o lesionarlos lo menos posible. De ahí que, una vez identificados los valores en conflicto, en un caso concreto tengamos que buscar las salidas que tiene ese conflicto. “cursos de acción”

Reducir los cursos de acción a dos, extremos y antitéticos.

Conviene esforzar se por identificar el mayor número posible de cursos intermedios. Luego habremos de elegir entre ellos el que consideramos óptimo, que será necesariamente aquel que lesione menos los valores en conflicto, y que generalmente combinará y armonizará varios cu rsos de acción intermedios.

La “regla” es promover la realización de todos los valores presen tes en el caso, no lesionarlos, y menos completamente.

Las normas . El objetivo de la ética es la búsqueda de la solución óptima, que es siempre la que lesiona menos los valores en conflicto. Cuando atendemos a un paciente, usuario, familia o comunida d, estamos obligados a buscar la solución mejor, no simplemente una que no sea mala.

Esto hace que el enfoque ético y el jurídico sean sensiblemente distintos. Aunque el derecho tiene también una función promotora de valores, uno de sus objetivos básicos es evitar conflictos sociales mediante el establecimiento de límites al libre ejercicio de la autonomía, de tal modo que, cuando se traspasan esos límites, se está infringiendo la ley.

CONFLICTOS ÉTICOS EN PSIQUIATRÍA Y PSICOTERAPIA

De analizar y estudiar las variaciones consideradas anormales del psiquismo human o se ocupa una disciplina llamada Psicopatología. Así como la Psicología estudia la estructura y dinámica del psiquismo que cabe considerar normal, la Psicopatología analiza sus variaciones anormales o patológicas.

De igual modo que la Fisiología se ocupa del estudio de las funciones de los diferentes órganos, aparatos y sistemas del cuerpo humano, y la Fisiopatología de sus alteraciones patológicas,

La Psicología analiza el funcionamiento normal del psiquismo, y la Psicopatología sus desviaciones anómalas.

La Psicopatología es el estudio de las funciones alteradas o anómalas del psiquismo humano. Las estudia y las describe. Eso le permite identificar “síntomas” aislados y complejos sintomáticos, es decir, conjunto de síntomas que se dan sie mpre juntos o que forman una estructura unitaria, denominados “síndromes”.

La Psicopatología se limite a la exploración semiológica de las funciones del psiquismo. Eso es lo que se conoce con el nombre de “exploración psicopatológica”.

Ahora la psicopatología no se identifica con la semiología psicopatológica o semiología psiquiátrica, sino que indaga también las causas psíquicas de los trast ornos psicopatológicos; por tanto, se ocupa también de hacer “diagnósticos etiológicos”.

Hoy en día se tiende a pensar que la mayoría de los trastornos mentales tienen un componente etiológico multifactorial biológico, intrapsíquico, relacional, social y ambiental.

En Psiquiatría, ya desde la antigüedad, desde la época de Galeno y, sobre todo, en el mundo moderno, desde que Griesinger afirmara que “las enfermedades mentales son enfermedades del cerebro”, se considera que son somáticas .

La Psiquiatrí a clásica, que no en vano es una parte de la medicina, y que intenta entender y tratar las enfermedades mentales con las categorías de las enfermedades somáticas.

La división entre los citados dos enfoques o abordajes se ha hecho más evidente a partir del año 1980, cuando entró en funcionamiento el DSMde la antiIII, en el que, una vez pasada la fiebre psiquiatría, se decidió abandonar el enfoque psicodinámico y ps icoanalítico a favor de una nosología basada en evidencias empíricas.

Spitzer, el líder de la reforma, expresó con claridad el nuevo enfoque al afirmar que “los trastornos mentales son un subgrupo de los trastornos médicos”. Es eviden te que los factores orgánicos son más relevantes en las enfermedades mentales más graves, las llamadas psicosis, y que los factores psicógenos tienen una importancia mayor en las enfermedades menos graves, o en los hoy llamados “trastornos mentales comunes ”.

En 2005, el entonces presidente de la AMA, Steven Sharfstein, aceptó que los psiquiatras habían “permitido que el modelo biopsicosocial se transformara en modelo biobiobio.”

El DSMIVTR sustituyó el término neurosis por otros trastornos específicos, como los desórdenes ansiosos, los desórdenes disociativos, los desórdenes del ánimo y los desórdenes somatomorfos.

El DSM es un sistema nosotáxico, que paulatinamente se ha convertido en nosográfico y ha acabado desplazando los sistemas anteriores.

Kraepelin com enzó el dominio de un segundo sistema nosográfico y nosológico, preponderantemente clínico.

Esto permitió clasificar con toda precisión las denomin adas psicosis exógenas, y llevó a la identificación de las llamadas psicosis endógenas, esquizofrenia (originalmente denominada demencia precoz) y psicosis maníacodepresiva (hoy día rebautizada como trastorno bipolar), de causa desconocida, pero de las qu claramente su origen orgánico.

Finalmente, a partir de 1953 y, sobre todo, de 1980, comenzó el imperio de un tercer sistema nosotáxico y nosológico, este de procedencia no francesa ni germánica, sino americana: el DSM.

Su objetivo primario comenzó siendo nosotáxico, conseguir una clasificación unitaria y universal de las enfermedades mentales, que permitiera la adopción de un lenguaje común en todo el mundo e hiciera posible, de ese modo, el progreso de la investigación psiquiátrica.

El desarrollo de estudios en los que se pudieran determinar mediante evidencias o pruebas objetivas las características propias de los distintos t rastornos mentales. De ese modo, el DSM fue poco a poco rechazando todas aquellas denominaciones que, a su entender, no estuvieran respaldadas con pruebas objetivas.

Como esto les pareció poco preciso, al menos cuando se intentaba hacerlo pasar por etiología, decidieron abandonar el nombre de “enfermedades” o “ morbosas” y hablar de “trastornos” ( disorders especies ).

También se le achaca que ciertas ent idades nosológicas parecen construidas a la medida de algunos de los fármacos existentes y, por tanto, al gusto de la industria farmacéutica.

Esto plantea ya importantes problemas éticos. La definición o clasificación de algo como anormal o patológico tiene importantísimas consecuencias en la vida de las personas y, por tanto, exige un análisis atento y cuidadoso.

llamamos enfermedades a todos los trastornos internos que impiden o dificultan la realización de proyectos por parte de los seres humanos. Y, como la capacidad de realizar aut ónomamente proyectos es lo que denominamos libertad,

Henri Ey, que enfermedad es aquello que disminuye o anula internamente la libertad de los individuos.

es preciso manejarlos de acuerdo con la lógica propia de estos procesos racionales, que es la “prudencia”. Precisamente porque no se trata de conceptos de perfiles nítidos y precisos, tienen zonas borrosas que es preciso manejar con “pr udencia”.

Y, como las acciones humanas proyectadas son, por definición, acciones mo rales (no tiene sentido hablar de moralidad a propósito de acciones humanas no proyectadas, como pueden ser los actos reflejos, automáticos, etc.), resulta que la enfermedad mental es un asunto moral por sí misma.

De ahí la necesidad de manejar el arsenal farmacológico con prudencia, evitando dos efectos adversos cada v ez más frecuentes: la llamada medicalización, es decir, el tratar farmacológicamente cualquier trastorno que produzca en el ser humano molestia, dificultad o disforia; y la iatrogenia, la producción de enfermedades o efectos patológicos como consecuencia d e la utilización de remedios pretendidamente terapéuticos.

Junto a los tratamientos farmacológicos, están los psicoterápicos. Y aquí también se acumulan problemas éticos de enorme importancia. De hecho, desde los propios comienzos de la psicoterapia, el te ma de la ética ha sido siempre objeto de debate, como lo demuestrala amplísima literatura sobre “ética y psicoterapia”, “ética y psicoanálisis”, etc. Ello se debe a que la psicoterapia exige entrar en lo más recóndito de la vida de las personas, es decir, en su mundo de valores, con el peligro de que eso pueda utilizarlo el terapeuta para manipular los valores del paciente, o para inculcarle los suyos propios, etc. Esa es la razón de que Freud impusiera la regla de la “neutralidad” como principio básico.

Cuando se traspasa ese límite, el terapeuta debe considerar que, no solo ha incumplido una norma técnica, sino también una regla moral.