ENFOQUE ECLESIOLÓGICO
En el cuarto enfoque se abordan los problemas y temas desde la perspectiva de la historia post bíblica, esto es, de la Tradición de la Iglesia, del cristianismo vivido y de su misión, presencia y acción en el mundo de hoy.
Este enfoque fue creado con diversas finalidades, una de ellas; Es reconocer la misión que tiene la iglesia entre los diversos pueblos y religiones.
Explica como la vida en comunidad requiere de la renuncia a los intereses particulares para buscar el bien común.
Comparte el aporte que la iglesia, como expresión de comunión y servicio hace a las comunidades escolares, familiares y virtuales.
La Realidad del Mundo Actual: Nuestra sociedad se caracteriza por una enorme pluralidad de proyectos de vida. Hay
quien hace del poder y del prestigio el centro de su vida, pero también hay quien se entrega a valores cristianos como la solidaridad o la donación de sí mismo.
Con el avance tecnológico del mundo entero es evidente que las costumbres y tradiciones se han visto distorsionadas y/o han cambiado a lo lardo de todo el tiempo, llegando a crear distintas religiones o cultos que se adapten a la manera de pensar de cada persona.
Con todos los cambios que ha pasado la humanidad, por las conquistas y la pandemia actual, es eminente un cambio. Pero, solo aquellos guerreros de corazón y que, luchan por su fé, lograrán permanecer con Dios el resto de su vida.
La Civilización del Amor: Cualquier planteamiento de un proyecto de vida determinado exige que las personas
seamos capaces de estar con nosotros mismos para valorar y decidir lo que deseamos profundamente.
Aquí, persisten las personas que realmente tienen ansias de existir y existen dos tipos de personas en este mundo: los que quieren cultivar su amor y seguir progresando o, los que no quieren progresar. Lo podríamos denominar como "la cadena alimenticia" de los humanos.
Cada persona es única y cada espiritualidad es única también. En la sociedad actual, muchas personas viven escondiéndose de su verdadera realidad. Por eso, algo que debemos luchar es por la pasión del ser y la lucha contra la superficialidad. Las cuales, son los aspectos más importante para progresar en una sociedad.
Existen diversos tipos de amor:
1. Amor de amistad: relación de amistad o simpatía que se produce hacia otra persona, que ha de ser de cierta intensidad, lo que supone un determinado nivel de entendimiento ideológico y funcional.
2. Amor en las relaciones interpersonales: amor a los familiares, a los vecinos, a los compañeros de trabajo… En cada una de estas relaciones la vibración amorosa será de intensidad distinta, según la cercanía o alejamiento que exista de la misma.
3. Amor a temas ideales: la justicia, el derecho, el bien, la verdad… En este sentido, la palabra amor manifiesta el significado de inclinación.
4. Amor a actividades o formas de vida: la tradición, la vida en contacto con la
naturaleza, el trabajo bien hecho.
Entre otros tipos de amor....
Seguimiento y proyecto personal: A veces, las opciones no se plantean entre algo que está radicalmente bien y algo que está radicalmente mal, sino entre varias alternativas, unas buenas y otras mejores. Por eso, el cristiano necesita aprender a «discernir». Para esto, se necesita seguir un proceso, el cual es el siguiente.
El discernimiento es el juicio por cuyo medio percibimos y declaramos la diferencia que existe entre varias cosas.
El acto de discernir es una virtud ligada a un juicio moral que permite al individuo valorizar si una acción es buena o mala.
El discernimiento como juicio moral es la habilidad o capacidad que posee una persona para certificar o negar el valor moral de una determinada situación.
El ejercicio de la humanidad: la misericordia bienaventuranzas y obras de misericordia. Podemos llegar a afirmar que está estrechamente ligada al proceso de descernimiento.
Los Valores Mayores: En el proceso de discernimiento el cristiano dispone de algunas palabras de Jesús en el
Evangelio que han adquirido una importancia capital como propuesta de vida cristiana. Se trata de las bienaventuranzas y del mandamiento nuevo.
El Mandamiento Nuevo: Además de las bienaventuranzas encontramos en el Evangelio el «mandamiento nuevo» o «mandamiento mayor». Este tiene dos vertientes: hacia Dios y hacia los demás. Cómo tiene que ser la relación con Dios. Cómo tiene que ser la relación con los demás. Por qué están tan estrechamente ligados esos dos elementos.
Otras Orientaciones: Al principio los apóstoles intentaban orientar la vida moral de las comunidades que de ellos dependían, y lo hacían recordando incesantemente el valor fundamental: la imitación de Jesús. Sin embargo, las comunidades se iban desarrollando en ambientes muy dispares, y esto exigía una «cierta creatividad» moral. A nuevas situaciones, nuevas respuestas. El mensaje de Jesús no había proporcionado un código de conductas uniforme y aplicable a cualquier ambiente o circunstancia. Evangelio. Así pues, tanto las normas que la Iglesia propone por medio de la jerarquía como las diferentes orientaciones que ofrece sobre temas de actualidad muestran el modo de vivir hoy los valores permanentes del Evangelio.
Jesús no propuso un modo estándar de seguirle, igual para todos. La samaritana, Magdalena, Marta, María, Pedro, Zaqueo, Juan... Ambas constataciones exigen del cristiano una gran responsabilidad tanto en la formación de su conciencia como en la práctica de su vida moral. Pero el cristiano no está solo en esta tarea. La vive en comunidad junto con otros hermanos que buscan igualmente la voluntad de Dios. Dispone de las palabras de
Jesús en el Evangelio, y de las orientaciones y normas que la jerarquía de la Iglesia le ofrece.
Una Tarea de Todos
Lo Profundo del Ser: En la Biblia, a lo «profundo del ser» se le designa como el corazón del hombre, el lugar donde Dios ha puesto su morada. En nuestro lenguaje, cuando nos referimos a lo profundo del ser hablamos del interior del hombre, decimos que «estamos dentro», sabiendo que estamos más allá de nuestro cuerpo, afectividad o pensamiento. Lo profundo es el gran desconocido.
A veces da la sensación de que nos escapamos, huimos de nosotros mismos, buscamos «por fuera» lo que solamente podríamos encontrar «por dentro». ¿Por qué huimos de nosotros mismos? Sabemos que «lo de fuera» nos deja luego el vacío, el hastío, la desesperación…, pero hacia él vamos una y otra vez. Es posible orar, «tratar con amor con quien sabemos que nos ama». Es posible encontrarse con uno mismo. Es posible descubrir la luz que ilumina nuestra realidad corporal, afectiva y pensante.
No es fácil hacer silencio en el interior: Puede resultar difícil hasta entender lo que significa hacer silencio. La falta de unidad interior. Como si hubiera varias personas dentro de mí en permanente conversación. Los distintos estadios de mi yo existen independientemente, como personas distintas.
El alimento, la leña para ese fuego, son nuestras insatisfacciones fundamentales, nuestros miedos concretos o difusos, la falta de aceptación de la realidad. Nuestro yo es como un palito arrastrado por el torrente de nuestros sentimientos, de nuestras angustias, amarguras o frustraciones.
Hay Dos Clases de Silencio: Un silencio que está lleno de preocupaciones, insatisfacciones, requemores, angustias, inseguridades, y de un largo etcétera. Está uno lleno de sí mismo y vacío de presencia.
Existe también ese otro silencio lleno de reproches, un silencio acusador.
Es un silencio interior que hace fácil el silencio exterior. Nunca se consigue del todo, si no es en momentos determinados.