EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO

1. El racionalismo

• La posición epistemológica que ve en el pensamiento, en la razón, la fuente principal del conocimiento humano, se llama racionalismo

• un conocimiento sólo merece, en realidad, este nombre cuando es lógicamente necesario y universalmente válido.

• Todo verdadero conocimiento se funda, según esto ‐así concluye el racionalismo‐, en el pensamiento.

• Una forma determinada del conocimiento ha servido evidentemente de modelo a la interpretación racionalista del conocimiento.

• El pensamiento impera con absoluta independencia de toda experiencia, siguiendo sólo sus propias leyes. Todos los juicios que formula se distinguen, además, por las notas de la necesidad lógica y la validez universal.

• Este mundo no es meramente un orden lógico, sino a la vez un orden metafísico, un reino de esencias ideales metafísicas.

• Las Ideas son los modelos de las cosas empíricas, las cuales deben su manera de ser, su peculiar esencia, a su "participación" en las Ideas.

• La médula de este racionalismo es la teoría de la contemplación de las Ideas. Podemos llamar a esta forma de racionalismo, racionalismo trascendente.

• El conocimiento tiene lugar simplemente recibiendo el espíritu humano las Ideas del Nus, origen metafísico de aquél.

• Esta recepción es caracterizada por Plotino como una iluminación. "La parte racional de nuestra alma es alimentada e iluminada continuamente desde arriba."

• El conocimiento tiene lugar siendo el espíritu humano iluminado por Dios. Las verdades y los conceptos supremos son irradiados por Dios a nuestro espíritu.

• El mérito del racionalismo consiste en haber visto y subrayado con energía la significación del factor racional en el conocimiento humano.

2. El empirismo

• El empirismo opone a la tesis del racionalismo (según la cual el pensamiento, la razón, es la verdadera fuente del conocimiento) la antítesis que dice: la única fuente del conocimiento humano es la experiencia.

• En opinión del empirismo, no hay ningún patrimonio a priori de la razón.

• El racionalismo se deja llevar por una idea determinada, por un ideal de conocimiento, el empirismo parte de los hechos concretos.

• Para justificar su posición acude a la evolución del pensamiento y del conocimiento humanos. Esta evolución prueba, en opinión del empirismo, la alta importancia de la experiencia en la producción del conocimiento.

• El empirismo de Locke fue desarrollado por David Hume (1711‐1776).

• Hume divide las "ideas" (percepciones) de Locke en impresiones e ideas.

• Hume sienta este principio: todas las ideas proceden de las impresiones y no son nada más que copias de las impresiones.

• Este principio le sirve de criterio para apreciar la validez objetiva de las ideas. Es menester poder señalar a cada idea la impresión correspondiente.

• Hume, el filósofo francés Condillac (1715‐1780), transformó el empirismo en el sensualismo.

• En el siglo XIX encontramos el empirismo en el filósofo inglés John Stuart Mill (1806‐1873).

• Éste rebasa a Locke y Hume, reduciendo también el conocimiento matemático a la experiencia como única base del conocimiento.

• La significación del empirismo para la historia del problema del conocimiento consiste en haber señalado con energía la importancia de la experiencia frente al desdén del racionalismo por este factor del conocimiento.

• Pero el empirismo remplaza un extremo por otro, haciendo de la experiencia la única fuente del conocimiento.

3. El intelectualismo

• El racionalismo y el empirismo son antagónicos. Pero donde existen antagonistas no faltan, por lo regular, intentos de mediar entre ellos.

• Uno de estos intentos de mediación entre el racionalismo y el empirismo es aquella dirección epistemológica que puede denominarse intelectualismo.

• El intelectualismo sostiene con el racionalismo que hay juicios lógicamente necesarios y universalmente válidos, y no sólo sobre los objetos ideales ‐esto lo admiten también los principales representantes del empirismo‐, sino también sobre los objetos reales.

• El intelectualismo es de opinión que ambos factores tienen parte en la producción del conocimiento.

4. El apriorismo

• La historia de la filosofía presenta un segundo intento de mediación entre el racionalismo y el empirismo: el apriorismo.

• el apriorismo define la relación entre la experiencia y el pensamiento en un sentido directamente opuesto al intelectualismo.

• Nuestro conocimiento presenta, en sentir de esta dirección, elementos a priori, independientes de la experiencia.

• El principio del apriorismo dice: "Los conceptos sin las intuiciones son vacíos, las intuiciones sin los conceptos son ciegas". Este principio parece coincidir a primera vista con el axioma fundamental del intelectualismo aristotélico‐escolástico.

• El intelectualismo deriva el factor racional del empírico: todos los conceptos proceden, según él, de la experiencia.

• El apriorismo rechaza del modo más resuelto semejante derivación. El factor a priori no procede, según él, de la experiencia, sino del pensamiento, de la razón.

• El intelectualismo deriva los conceptos de la experiencia, mientras que el apriorismo rechaza esta derivación y refiere el factor racional, no a la experiencia, sino a la razón.

5. Crítica y posición propia

• Para completar las observaciones críticas hechas al exponer el racionalismo y el empirismo, tomando en principio una posición frente a ambas direcciones, habremos de separar rigurosamente el problema psicológico y el problema lógico.

• El empirismo, que deriva de la experiencia el contenido total del conocimiento y que sólo conoce, por tanto, contenidos de conciencia intuitivos, está refutado por los resultados de la moderna psicología del pensamiento.

• Ha probado que los contenidos del pensamiento, los conceptos, son algo específicamente distinto de las percepciones y las representaciones, son una clase especial de contenidos de conciencia.

• La psicología demuestra, por el contrario, que la formación de nuestros conceptos está influida por la experiencia; que, por ende, en la génesis de nuestros conceptos tienen parte, no sólo el pensamiento, sino también la experiencia.