COMERCIO INTERNACIONAL Y LOS CONTRATOS INTERNACIONALES (del mundo en general)

Origen del Comercio Internacional

Una de las principales causas que dio lugar al intercambio de mercaderías y servicios fue la desigualdad en la distribución de recursos naturales, las diferencias humanas y la necesidad de obtención de bienes que no podían producir.

Al perfeccionarse y facilitarse los medios de transporte y de comunicación, el comercio se fue ampliando y evolucionando, desde el primitivo comercio de los pueblos de la antigüedad, hasta el desarrollado y ágil comercio contemporáneo electrónico.

El primer tipo de comercio que existió fue el terrestre; sin embargo, el comercio fluvial y marítimo pronto llegó a ser el más importante en la época antigua.

Dentro del mundo antiguo se considera a los pueblos mesopotámicos, egipcios, fenicios, griegos, romanos, las ligas de ciudades, así como Arabia, La India y España, como algunos de los más
importantes pioneros del comercio exterior.

Los Griegos

Después de tres siglos de dominio en el comercio internacional, los griegos fueron desplazados de su lugar de potencia marítima por el emergente poder romano. Hecho éste, marcado por las guerras grecorromanas del siglo II a. de C. que llevó a los griegos a tener un lugar especial en la historia de la humanidad más que por el comercio, por las tradiciones y cultura que difundieron.

Los Romanos

Se considera a los romanos como los primeros constructores de excelentes caminos para fines militares, obras que también fueron usadas como rutas comerciales. Además de las rutas terrestres, también desarrollaron las marítimas. Contaban con una flota de galeras para transportar las mercancías desde sus colonias hasta Roma y viceversa.

Los Fenicios

Los fenicios llegaron a dominar el comercio desde las costas del Mar Mediterráneo hasta las costas occidentales del norte de África y
las costas europeas; extendiendo su dominio inclusive hasta las costas del Mar Báltico.

Las ligas de Ciudades comerciales

El objeto principal de estas asociaciones de urbes mercantiles fue la auto-protección, a través de la protección de sus naves y rutas comerciales en contra de los ladrones, piratas y de la nobleza feudal.
Las cruzadas, pero sobre todo las pugnas entre las diversas ciudades que la integraban, así como la consolidación de los gobiernos de los estados alemanes, la llevaron a su desintegración.

Esta evolución significó una ampliación del comercio en el volumen de los intercambios y extensión de la zona geográfica de influencia de dichos intercambios.

Cuando la zona de intercambio sobrepasó las fronteras nacionales apareció como necesidad natural el comercio internacional.

Así, al surgir el intercambio de productos surgen las aduanas, mismas que nacen como una necesidad de control y de cobro de tributos.

Contratos Internacionales

El contrato de compraventa
internacional es el acuerdo de voluntades
entre dos personas, mediante el cual una de ellas llamada vendedora y establecida en un país determinado se obliga a entregar mercancía a otra denominada compradora establecida en otro país, quien a su vez se obliga a pagar un precio por dichos bienes; en los términos y condiciones -tanto para una como para otra-, convenidos entre ambas partes.

Principales características de un Contrato Internacional:

1-El libre consentimiento prestado por las partes.
2-La creación, modificación o extinción de una relación o negocio jurídico.
3-Es una relación protegida por el derecho (por las leyes, usos y costumbres aplicables).
4-Busca la realización de una transacción internacional de carácter económico-patrimonial, con ánimo de lucro, en un marco internacional de tráfico en masa, con carácter habitual.

Formación de los Contratos Internacionales

La formación del contrato ha de ser analizada desde dos puntos de vista diferentes y complementarios. Por una parte, la formación es relevante desde la perspectiva del contrato ya celebrado, ya que el contenido del contrato se prefigura en esa etapa de formación, la eficacia del contrato comienza precisamente cuando concluye la etapa de formación y, además, esta etapa de formación es relevante para determinar si el contrato concluido es perfecto o contiene vicios que pueden conducir a su ineficacia.
Desde esta perspectiva, la formación
del contrato ha de ser considerada desde una óptica propiamente contractual.

La formación del contrato puede ser considerada también, sin embargo, de forma autónoma, esto es, separada del contrato que se haya celebrado.