El Acto Educativo como lugar Teológico

El Acto Educativo como lugar Teológico

ESPACIAL

El acontecer del Reino de Dios no es privilegio de unos cuantos ni de ciertos lugares

Se ubica principalmente desde la semilla del reino que se encarna en cada persona, manifestándose en la vida misma del acontecer del reino de Dios.

Posteriormente llega a la escuela o academia como ese espacio y lugar que fortalece y construye tanto conocimientos, como inserciones de fe, en un mundo contextual y particular.

Es pues la escuela, el verdadero nido del reino y gestora de nuevos mensajeros que aportan vida, plenitud y vida en abundancia para la humanidad.

Dios se revela en todas partes

Universidad y colegio, en la investigación, en la docencia, en los estudiantes, en la comunidad académica, científica y en toda la comunidad educativa.

TEMPORAL

Se lleva a cabo en todo momento, no puede desligarse de lo que vivimos, hacemos o sentimos. pareciera que Dios no transita por nuestro quehacer educativo, pero no somos consciente de la acción permanente que se experimenta en cada situación, muchas veces no captamos su presencia pero él está allí, en cada rostro, en cada gesto y acto fraterno.

Por ello el aspecto interdisciplinar toma fuerza en cuanto a la temporalidad del acto educativo como lugar teológico. vislumbrando nuevos caminos de relacionar el quehacer educativo como suceso y localización oportuna para vivir el reino de Dios trino y la salvificación de la almas.

CAUSAL

La razón por la que concibe el acto educativo como lugar teológico consiste en las realidades que se gestan en el contexto escolar y esa dicotomía en querer separar la acción educativa del acontecer salvífico de Dios que se lleva a cabo también en la escuela.

Dios no es un Dios lejano

Otra de los argumentos es simplemente porque Dios es un Dios bueno, no ajeno a los sufrimientos de la humanidad, por medio de su hijo Jesus y de su palabra .busca la salvación de cada persona, cumpliendo lo que dice como maestro facilitador de diálogos, siendo trinitarias, iguales por naturaleza, diferentes por demostración y unidas por el camino de la vida.

El acto educativo como aprendizaje supone un proceso continuo, una superación de los conflictos, un proceso humanizador; dicho en otras palabras, la verdadera educación debe tener como fin orientar al hombre para descubrir el sentido de su vida y el sentido para vivir y morir.

En la búsqueda de sentido del ser existencial que se proyecta a dar plenitud a la vida, la persona no camina sola, pues la educación es un acto comunitario; es un acto humano, pero también un acto divino.

Si se quiere expresar el plan salvífico de Dios como acompañantes de procesos educativos maestros y maestras deben desarrollar esa semilla de amor a través de lo intelectual, social y sentirnos humanamente colaboradores de ese plan salvador.

Ética, Moral y Social

Hacer del acto educativo un lugar teológico es de suma importancia, no solo desde lo teórico sino desde la experiencia misma que le permita a los y las estudiantes descubrir su origen y conectar su vida al Dios presente y real en cada ambiente y escenario de su proceso formativo y vital. ¿Y cómo generar esta experiencia en la Escuela? Abriendo caminos para la acción- reflexión y promoción de la pedagogía del Padre. el Hijo y del Espíritu, desde el acompañamiento amoroso y permanente de la pedagogía del amor (Padre), las relaciones horizontales y cercanas del Maestro con sus discípulos (Hijo) y la inspiración de la Verdad y la justicia del que vivifica (Espíritu) para que los y las aprendices penetren en su más profunda existencia y encuentren el sentido de sus vidas.

Como maestras salesianas en formación, hacer del acto educativo un lugar teológico significa entregarle Todo a nuestros niños y niñas, ´porque la pedagogía de Dios acoge, instruye, fortalece y humaniza cuando está lejos del dogmatismo, los juicios e imposiciones, sino que desde las propias vivencias que el niño y la niña tiene en la Escuela, encuentre razones para defender la presencia de Dios en él o ella y la manera en que se viven los valores humanos.

ORDEN Y PROCEDENCIA

Su procedencia viene de esa necesidades cambiantes y a todos esos intentos que se hacen para posibilitar la formación del hombre nuevo, y por tanto, de una sociedad nueva.

Este análisis investigativo nace porque nuestro quehacer educativo no logra ser comprendido como un verdadero lugar teológico, como si Dios solo estuviera presente en momentos y lugares privilegiados distintos al proceso de aprendizaje.

Pareciera que Dios no pasara por nuestro quehacer educativo. No somos conscientes de su acción-permanente, ni captamos o sentimos su presencia

El origen de este análisis radica en el interrogante que plantea el autor como pregunta problematizadora

¿En qué sentido el acto educativo es un lugar teológico?

UTILIDAD Y TRABAJOS

Este acto educativo se hace evidente mediante diversas pedagogías y trabajos en el horizonte de estas pedagogías

Pedagogía del Padre: Una pedagogía del amor

La pedagogía del amor es una pedagogía de
acompañamiento.

Dios maestro, un sabio que toma a su cargo a la persona
(individuo o comunidad) en las condiciones en que se encuentra, la libera de los vínculos del mal, la atrae hacia sí con lazos de amor, la hace crecer progresiva y pacientemente hacia la madurez del hijo libre

Pedagogía del Hijo

Consignada en los evangelios, donde encontramos los rasgos
fundamentales de la pedagogía de Jesús: acogida del otro, en especial, del pobre, del pequeño, del pecador como persona amada y buscada por Dios

Empleo de recursos propios de la comunicación interpersonal

Centrada en la persona humana de manera integral.

Encuentro profundo del Maestro con el discípulo, encuentro que permite descubrir el ser del hombre, renueva y modifica la existencia

Pedagogía del espíritu: Una pedagogía vivificadora

El Espíritu, como revelador de la verdad, nos saca de nuestra ignorancia, trabaja desde el interior del hombre, lleva a feliz término las enseñanzas del Maestro

Todo verdadero aprendizaje se fundamenta en el
Espíritu

Como docentes coeducadores
de Dios Maestro, estamos llamados a dejarnos animar por el Espíritu divino, para revelar a Dios con nuestro testimonio de vida y no solo con nuestras palabras

La educación fortalecida, alentada por el Espíritu logra vencer los temores, el miedo, las tinieblas, las dificultades, sobre todo, en este tiempo difícil y crucial

Se hace útil en la medida que posibilita la reflexión del maestro/a sobre su praxis para la configuración de un camino de liberación integral, en pretexto para construir una nueva civilización solidaria consigo misma y con su entorno

La escuela es el espacio donde en los actos de conocer, hacer, convivir y ser se dan lugares privilegiados para que descubramos las semillas del Reino.

La teología y la pedagogía trinitaria dialogan desde la reflexión de Dios en el amor, la libertad y la vida, y construyen al sujeto como persona.

El acto educativo se concibe como una relación personal, un encuentro humano, que facilita el autodescubrimiento, que saca del anonimato y de la aparente insignificancia a las personas

Toda la palabra y la acción de Jesús se relacionan con la utopía de Reino.

Jesús hace lo que dice.

Ésta se enmarca en la tendencia del constructivismo, de la tendencia liberadora y la tendencia comunicativo-critica

Relación no directiva mediadora de
procesos cognitivos

La relación es de igual a igual en sentido horizontal

El maestro es facilitador de diálogo

La educación como práctica de libertad

Una pedagogía que busque este supremo objetivo no puede
permitir la opresión

Atiende a las exigencias de todas las dimensiones.

Criticidad

Intelecto

Sensibilidad

Ética