INVESTIGACIÓN

7 -"Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. Yo soy el SEÑOR su Dios y ustedes sabrán que fui yo quien los rescató de la opresión de los egipcios. 8 Los llevaré a la tierra que juré darles a Abraham, a Isaac y a Jacob. Tan cierto como que yo soy el SEÑOR, que esa tierra será de ustedes [...]" (PDT, Palabra de Dios para todos).

Éxodo 15:22-25 Nueva Traducción Viviente (NTV)Entonces Moisés guio al pueblo de Israel lejos del mar Rojo, y se internaron en el desierto de Shur. Viajaron por este desierto durante tres días sin encontrar agua. Cuando llegaron al oasis de Mara, no pudieron beber el agua porque era demasiado amarga. Por eso llamaron al lugar Mara (que significa «amarga»). Entonces la gente se quejó y se puso en contra de Moisés. «¿Qué vamos a beber?», reclamaron. Así que Moisés clamó al SEÑOR por ayuda, y él le mostró un trozo de madera. Moisés echó la madera al agua, y el agua se volvió potable. Fue allí, en Mara, donde el SEÑOR estableció el siguiente decreto como una norma para probar la fidelidad del pueblo.

¡Dios es amor! El ama siempre. Su amor no se limita al acto de crear, sino que se manifiesta continuamente en la existencia de la humanidad. La historia de la salvación es la revelación más elocuente y concreta del amor del Señor; más aún, constituye el dialogo más fascinante de amor entre Dios y el hombre. Dios ama a todas las criaturas y a todos los hombres, pero sintió un amor especial por Israel y Jerusalén, su ciudad. 

Dios creo al hombre y a la mujer y por ende les concedió la capacidad de decidir entre el bien y el mal.

Dios creo al ser humano y mujer, no lo creo como un ser solitario. Las personas son como seres sociales y por ellos formamos parte de comunidades, que resultan afectadas cuando actuamos en contra de las normas establecidas