LA GUERRA COLONIAL Y LA CRISIS DE 1898
2. La independencia de Filipinas y Puerto Rico
Filipinas era un importante centro estratégico y económico para España y sufrió un levantamiento independentista en 1896. Tras la derrota española en la Guerra Hispanoamericana y la firma del Tratado de París en 1898, Filipinas pasó a formar parte de Estados Unidos y no obtuvo su independencia hasta 1946. Puerto Rico, en cambio, disfrutaba de mayor libertad económica que Cuba y había obtenido la autonomía política y administrativa en 1898. Con el Tratado de París, también pasó a formar parte de EE.UU.
4. Regeneracionismo y Crisis de 1898
La derrota ante Estados Unidos y el desastre colonial generaron la Crisis del 98, que provocó una profunda crisis en la sociedad española. Surgió el Regeneracionismo, liderado por Joaquín Costa, que buscaba soluciones para superar la crisis identificando los "males de España". La Generación del 98, con autores como Azorín, Pío Baroja, Unamuno, Valle Inclán, Machado o Maeztu, plasmó en sus obras la preocupación por el atraso del país. La crisis económica y política vino acompañada de una Edad de Oro literaria. El Regeneracionismo nunca llegó a aplicarse, pero las tesis de Costa sirvieron al dictador Primo de Rivera para justificar su llegada al poder.
3. Consecuencias de la independencia de las colonias
El desastre colonial afectó negativamente a España, que quedó desprestigiada y perdió una importante fuente de materias primas y mercado de exportación. La repatriación de capitales invertidos en las colonias tuvo un efecto positivo en la economía española. La pérdida de vidas humanas y los tumultos por la llamada a filas contribuyeron al crecimiento del movimiento obrero. La independencia de Cuba no favoreció a la isla, que se convirtió en un protectorado norteamericano. Para Estados Unidos, la guerra de 1898 supuso el inicio del imperialismo en su política exterior.
1. El problema cubano (1868 – 1898)
1.1 La Guerra de los diez años y la Guerra Chiquita (1868 – 1880)
1.2 La guerra de independencia cubana (1895 – 1898)
1.3 La guerra hispano-estadounidense (1898)
En 1898, el acorazado Maine explotó en el puerto de La Habana, lo que dio a Estados Unidos el pretexto para intervenir en Cuba. España perdió la guerra contra Estados Unidos, que recibió Puerto Rico, Guam y Filipinas a cambio de una indemnización de 20 millones de dólares. España renunció a la soberanía sobre Cuba, que se convirtió en un protectorado estadounidense. Además, España vendió las islas Marianas y Carolinas al Imperio Alemán por 25 millones de pesetas. Esto significó la liquidación definitiva del imperio ultramarino español.
Después de la pacificación de Cuba, surgieron dos partidos políticos importantes: el Partido Autonomista y la Unión Constitucional. Las reformas prometidas en Zanjón no se cumplieron y esto fomentó el sentimiento independentista. En 1895, José Martí lideró un levantamiento independentista conocido como el Grito de Baire, apoyado por Maceo y Gómez. El gobierno español envió al general Martínez Campos para sofocar la rebelión, pero fue sustituido por el general Weyler, quien tomó medidas controvertidas. En 1897, el gobierno español intentó una solución pactada, pero era demasiado tarde y los insurrectos se sentían con fuerza para ganar la guerra y lograr su independencia.
En 1868 comenzó la primera insurrección cubana liderada por Carlos Manuel de Céspedes, con el apoyo de generales como Antonio Maceo y Máximo Gómez y la ayuda de Estados Unidos. La sublevación se ganó el apoyo popular con la promesa de acabar con la esclavitud y se mantuvo en jaque a los diferentes gobiernos españoles hasta su derrota en 1878. En la Paz de Zanjón se acordaron promesas que no fueron cumplidas por el gobierno de Cánovas, lo que provocó un nuevo levantamiento en 1879, la Guerra Chiquita, que fue sofocada al año siguiente por el ejército español.
Cuba fue una colonia crucial para España gracias a su producción de azúcar y tabaco y la importación de textiles. La población estaba dividida en peninsulares, criollos, indígenas y esclavos, siendo los criollos los que ostentaban el poder económico y social. A pesar de que no hubo movimientos de independencia tempranos, las élites económicas de la isla comenzaron a demandar mayor autonomía respecto a España en los años treinta del siglo XIX. Paralelamente, las ideas liberales comenzaron a extenderse entre los intelectuales y las clases medias, y muchos de ellos admiraban los Estados Unidos.