La muerte inmersa en la cultura

Nuestras costumbres

Nuestras costumbres y cultura

Nuestra cultura es negadora frente a la muerte, la trivializa.

Los velorios ya no existen, se prefiere las velaciones breves en una funeraria lo cual nos hace referencia a que el luto tiende a desaparecer y que el acompañamiento que se expresaba en el proceso del duelo se ha ido reemplazando.

El doliente entre menos señales de dolor mas admiración sucita, la sociedad enaltece la valentía y entereza.

Perdemos nuestra parte humanística al no poder vivir nuestro duelo, nos vemos obligados a actuar siempre con valentía y preferimos eufemismos sobre la muerte.

Cuando aceptamos nuestra condición de mortales reconocemos que estos momentos de la vida son inevitables y admitimos sentimientos de despojo y perdida de lo contrario nos cubriríamos con una armadura emocional que nos hace inmunes al peligro y el dolor.

Los niños son excluidos de las experiencias familiares como la muerte y la tristeza, se les oculta el dolor, la enfermedad y la soledad, y es ahí donde subestimamos la capacidad que tienen para enfrentar el dolor.

Desde la historia los hombres y mujeres juegan un papel diferente en los procesos culturales, su reacción ante una perdida no ha sido diferente de ello.

Los hombres culturalmente están limitados, la sociedad les enseña que no pueden expresar ciertas emociones como la rabia, agresividad, mal humor.

La sociedad siempre los ha tenido en una concepción, no se les permite llorar ni expresar sus sentimientos y en muchas casos esto los lleva a frustraciones.

Con las mujeres es totalmente diferente, ellas se les permite demostrar fácilmente sus sentimientos.

El colombiano y la muerte

¿Qué piensa, siente y piensa un colombiano sobre la muerte? esta incógnita dio origen a una investigación en 1998 a cargo de el diario ''El espectador''.

El colombiano no piensa tanto en la muertes por lo cual sus actitudes y pensamientos con respecto al tema no están muy bien fundamentados

Evita hablar del tema creyendo que es un mal agüero o simplemente por que causa tristeza, a pesar de estar en un contexto con muertes a diario trata siempre de no tocarlo.

La mayoría de las ideas son católicas y con esos conocimientos entienden la muerte, no se tiene claro el concepto del buen morir, desconocían opciones como aliviar el dolor para prolongar la vida.

Se realizaron encuestas para saber como pensaba la población Colombiana sus resultados fueron

La primera encuesta buscaba saber ¿Cuánto tiempo era el necesario para que una persona se pueda reponer del dolor causado por una muerte?

Una tercera parte respondió que entre 1 y 2 años, las dos terceras partes restantes respondió que el dolor es indefinido.

La siguiente pregunta fue ¿Cree que es oportuno hablar de la muerte a los niños?

El 40% de los encuestados cree que no es bueno hablarle a los niños de la muerte el 60% restante opina que si pero en el colegio y no en la casa.

Se llego a la conclusión de que estas y otras respuestas indican que la muerte y el morir son asuntos proscritos y tabúes para la mayoría de los colombianos.

Del miedo a la muerte al miedo a la vida

Desde que nacemos nos enfrentamos a malas experiencias en la vida, experiencias que nos marcan con tal dolor que es difícil avanzar.

Debido a este dolor seguimos la vida con inseguridades negándonos de muchas experiencias que algún día vamos a pensar por qué no las realizamos, sentiremos que no tuvimos una buena vida a causa de nuestro dolor.

Alcanzar el equilibrio del cuerpo y de la mente hace que la energía de la vida y nuestra visión fluya por el acto de morir

La energía puede por fin fluir y permitirnos encontrar el sentido de nuestro dolor existencia y la muerte.

El grado de conexión entre nuestra mente y nuestro espíritu se relaciona directamente con el grado de vivacidad y vibración que nuestro cuerpo logra cuando entra energía.

La energía genera que se aumente la fortaleza del espíritu.