LA RELACIÓN ENTRE ÉTICA Y POLÍTICA EN ARISTÓTELES

Ética y política van hacia un mismo fin: el bien supremo del hombre. Aristóteles enseñó que quien aspire a ejercer cargos políticos deberían pasar por la ética, ya que es un saber noble que da conocimiento sobre la naturaleza humana y sus costumbres.

Cuando se carece de valores éticos la persona es mucho más propensa a caer en la corrupción.

Aristóteles nombra y resalta diferentes actitudes del ser humano:

A la persona que siempre se molesta se le denomina iracunda y al estado de
ánimo ira.

Aquel que ambiciona riquezas desmesuradas es el avaro y el estado es la avaricia.

Quien delibera con sano juicio es prudente, y el estado de ánimo es la prudencia.

El que habla con la verdad es verídico y al estado de ánimo se le denomina veracidad.

Aristóteles concluye que no es el único en hablar de la ética y complementa que esta no es más que una parte del saber de la ciencia política.

Una identificación de las principales virtudes señaladas por la ética en la
antigüedad son las siguientes:

amabilidad, cordialidad, amistad, autoridad, capacidad,
compromiso, fortaleza, generosidad, honor, humildad, jovialidad o buen humor, justicia,
lealtad, libertad, magnanimidad, magnificencia, moderación, paciencia, prudencia, respeto,
sabiduría, sinceridad, sobriedad, templanza, valor, veracidad o franqueza.

Estudiadas, las formas de comportamiento humano,
la ética las clasifica:

Por un lado, en aquellos actos que benefician, son positivos o
convenientes al ser humano en tanto que no perjudican ni a uno mismo ni a otro.

Por otro lado, se encuentran aquellos actos que perjudican,
son negativos o inconvenientes porque no benefician tanto al que lo realiza ni al que lo recibe,
a éstos se les denominó vicios.