El sonido, la música y el ruido

sonido

un fenómeno físico ondulatorio consistente en la
propagación a través del aire de una serie de perturbaciones que ejerce sobre éste cualquier objeto que vibra

El sonido es captado principalmente por el oído, aunque si es de muy baja frecuencia (sonido grave) y muy intenso puede provocar sensaciones en otras partes del
cuerpo, por ejemplo en el estómago, y hasta cosquilleos en la piel. Esto último suele
suceder al acercarse mucho a un baffle de graves (denominado woofer) en un sistema de
gran amplificación o refuerzo sonoro.

de vibraciones por segundo, o hertz, abreviado Hz) esté comprendida entre 20 Hz (sonidos muy graves) y 20000 Hz (sonidos extremadamente agudos), y además que su intensidad supere al umbral auditivo.

El sonido hace posible el lenguaje formal o simbólico, y por lo tanto la comunicación de una manera muy sofisticada entre los seres humanos. Pero el sonido también
permite al hombre adquirir información contextual o ambiental sobre el medio en el que
se halla inmerso. Esa información abarca desde los componentes específicamente sonoros del ambiente acústico (la “sonosfera”, es decir el conjunto de sonidos u “objetos
sonoros” característicos de un determinado contexto) hasta sus cualidades espaciales (si
es un ambiente abierto, cerrado, grande o pequeño, amoblado o no).

ruido

el ruido es un sonido no deseado o que interfiere con alguna actividad o con el descanso. Por ejemplo si hay dos pares de personas sosteniendo dos conversaciones diferentes en un mismo lugar, para cada par será ruido lo que conversan los
otros dos. El ruido, para serlo, no necesariamente debe ser muy intenso, como lo atestigua el caso del ruido de un mosquito volando cerca del oído.

Una cualidad importante del ruido que recién en los últimos tiempos comienza a
reconocerse es su contenido semántico (es decir, relativo a su significado) y contextual.
Como principio general, un ruido inteligible o fuera de contexto será más molesto y
perturbador que uno neutro, ya que evocará sensaciones desagradables o desviará la
atención. Así, la mayor parte de las personas encontrará más molesta una conversación
apacible en la sala, a unos metros del dormitorio, cuando quieren conciliar el sueño, que
muchas conversaciones todas juntas en un restaurante.

Para finalizar, conviene remarcar la importancia de contar con información buena
y completa sobre las posibles consecuencias del ruido, para lo cual debería incorporarse
la higiene sonora como asignatura en las escuelas. Esta asignatura incluiría contenidos
relativos a la sensibilización del oído para la escucha activa, por ejemplo la identificación de los elementos que constituyen el paisaje sonoro, la identificación de los sonidos
peligrosos y los saludables, etc., así como las técnicas de prevención, tanto individuales
como sociales.

musica

La música es una forma de hacer arte con el sonido. El arte tiene en general tres
componentes: estético, semántico y evocativo. El campo semántico en el arte puede
contener ambigüedades. En el caso de la música el campo semántico es ambiguo y predomina generalmente el aspecto evocativo. Ello tiene importancia en cuanto a las motivaciones detrás del consumo de música, y estamos hablando aquí especialmente de
aquella música que ha sido concebida como mero un artículo de consumo.

esa música para el consumo es el nexo que asegura la simbiosis entre
la industria electrónica y la del espectáculo. El precio lo paga la sociedad que se deja
seducir para su consumo irreflexivo. Existen fenómenos de adicción y daños funcionales al aparato auditivo. Además se crean huellas indelebles en la personalidad, como por
ejemplo la falsa idea de que para lograr un momento agradable es necesario tener mucho ruido alrededor.

e hablamos de música conviene hablar también de la música que persigue específicamente fines estéticos (sin por ello renegar de los aspectos semántico y evocativo). Ejemplos de ello son la mal llamada “música clásica” o “música erudita”, muchas músicas folclóricas, el tango o el jazz. Es en
general música más elaborada, cuya asimilación completa no suele ser casual sino el
resultado de una escucha activa, reflexiva, a menudo reiterada y aquilatada con el tiempo.