TEOLOGIA ll
EL HOMBRE ESTÁ INCLINADO NATURALMENTE A CONOCER Y AMAR A DIOS
De esa inquietud del hombre sobre algo sobrenatural se llega a la Teología = Tratado sobre Dios
Revelación Natural: es el testimonio que Dios da de sí mismo en la Creación.
Revelación Sobrenatural: es la iniciativa de Dios mismo que sale en busca del hombre para iluminarlo y establecer con él un trato personal orientado a su salvación.
EL HOMBRE ES CAPAZ DE DIOS
El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios
Estas "vías" para acercarse a Dios tienen como punto de partida la creación: el mundo
material y la persona humana.
El mundo: A partir del movimiento y del devenir, de la contingencia, del orden y de
la belleza del mundo se puede conocer a Dios como origen y fin del universo. El hombre: Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral,
con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el
hombre se interroga sobre la existencia de Dios. En todo esto se perciben signos de su
alma espiritual.
LA REVELACIÓN DE DIOS
Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su
voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen
acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina"
LA TRANSMISIÓN DE LA REVELACIÓN DIVINA
Dios "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad"
(1 Tim 2,4), es decir, al conocimiento de Cristo Jesús (cf. Jn 14,6). Es preciso, pues, que
Cristo sea anunciado a todos los pueblos y a todos los hombres y que así la Revelación
llegue hasta los confines del mundo: «Dios quiso que lo que había revelado para
salvación de todos los pueblos se conservara por siempre íntegro y fuera transmitido a
todas las generaciones»
La Tradición apostólica
"Cristo nuestro Señor, en quien alcanza su plenitud toda la Revelación de Dios,
mandó a los Apóstoles predicar a todos los hombres el Evangelio como fuente de toda
verdad salvadora y de toda norma de conducta, comunicándoles así los bienes divinos:
el Evangelio prometido por los profetas, que Él mismo cumplió y promulgó con su voz"
Gracias a la asistencia del Espíritu Santo, la inteligencia tanto de las realidades como
de las palabras del depósito de la fe puede crecer en la vida de la Iglesia:
— «Cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón» ; es
en particular la «investigación teológica [...] la que debe profundizar en el conocimiento
de la verdad revelada» (GS 62,7; cfr. Ibíd., 44,2; DV 23; Ibíd., 24; .
— Cuando los fieles «comprenden internamente los misterios que viven» ; Divina
eloquia cum legente crescunt («la comprensión de las palabras divinas crece con su
reiterada lectura», San Gregorio Magno, Homiliae in Ezechielem, 1,7,8: PL 76, 843).
— «Cuando las proclaman los obispos, que con la sucesión apostólica reciben un carisma
de la verdad»