La belleza y la estética no dependen únicamente del objeto en sí o de nuestra percepción inmediata, sino que están profundamente influenciadas por nuestras experiencias morales, emocionales y cognitivas previas.
No depende del objeto y de nosotros, sino también de todo lo que nos lleva hasta ese momento (experiencias morales, emocionales, pensamientos y el conocimiento). Todo lo que somos depende de la vivencia estética para poder definir lo bello, y así dependiendo de cada persona o rama de pensamiento se podrá definir la belleza de una forma u otra
La experiencia estética
elemento esencial
La contemplación
Una bipolaridad entre el objeto contemplado y el yo contemplador.
Principal problema
Definición de sus fronteras
Concepciones
situaban el pensamiento como calidad estética
se centraban en la contemplación de lo cotidiano
naturalista John Dewey:
Toda experiencia, sobre todo si es práctica, puede alcanzar valor estético en el momento en que llega a su plenitud total.
La suma de la experiencia mental, moral, emocional nos hace llegar a la vivencia estética
no consideraban tanto la figura estética en cuanto contemplables, sino más bien a la plenitud de una acción (es el instante presente donde se reúnen el pasado y el futuro).