En el Renacimiento, se experimentó un renacer de la cultura grecorromana, centrando la concepción del hombre en el antropocentrismo y desafiando la visión teocéntrica medieval. Este periodo, que floreció principalmente en Italia y especialmente en Florencia, fue marcado por la competencia entre nobles y burgueses por acumular obras de arte, simbolizando su riqueza y estatus.