PENSAR BIEN, SENTIRSE BIEN

ESQUEMAS SALUDABLES

El Arte del Buen Vivir

Anatema a los expertos, que son demasiado expertos
Los expertos tienen cara de expertos y eso los hace inconfundibles. Son personas experimentadas
que experimentan lo ya experimentado hasta volverlo habitual, circunscrito, eficiente automático y mecánico

Ser más que tener: la austeridad interior las personas no valen por lo que tienen sino por lo que son. Nuestra cultura gira alrededor de las tres "p", como ya he señalado en otros escritos: poder, prestigio y posición. Somos más amables y receptivos con las personas que ostentan estas tres "p" o alguna de ellas. No tratamos igual al humilde que al poderoso, al pobre que al rico y tener es un valor.

Acerca del Perdón

Que no es perdonar

Para Comte-Sponville95 y Jankélévich
- Perdonar no es absolver.- No implica borrar la falta como por arte de magia o hacerla a un lado
como si nada hubiera pasado
- Perdonar no es olvidar.- El perdón no es amnesia, entre otras cosas porque no sería adaptativo borrar al infractor de nuestra base de datos y quedar por ingenuidad en riesgo de un nuevo ataque.
- Perdonar no es otorgar clemencia.- Porque no ejercemos función de jueces, al menos en la vida
normal de relación.
- Perdonar no es sentir compasión.- La compasión te solidariza; con el dolor de la víctima, es
una "virtud afectiva", se trata) de sensibilidad, de solidaridad emocional o de contagio, ya que el
dolor ajeno nos toca o se refleja a través nuestro
- Perdonar no es renunciar a la justicia.- Tampoco perdona quien deja de sentirse ofendido tras las explicaciones del presunto ofensor que hacen ver la inexistencia originaria de ofensa alguna

Que es perdonar

Olvidar la falta que ha cometido otra persona contra ella o contra otros y no guardarle rencor ni castigarla por ella, o no tener en cuenta una deuda o una obligación que otra tiene con ella. Por ello, Perdonar es no odiar, es extinguir el rencor y los deseos de venganza. Es negarse a que el
resentimiento siga echando raíces

Las condiciones del perdón

Solamente la persona ofendida es quien tiene el derecho perdonar, también el perdón requiere tiempo;
El perdón sólo se justifica si existe rencor u odio, como también el perdón supone la existencia de una actitud malvada de parte del infractora es decir, mal intencionada. Son algunas de las condiciones de algunos autores.

Los caminos del perdón

Obedece más a razones psicológicas que espirituales o religiosas. Desde
un punto de vista cognitivo, no sólo es un regalo que le hago al infractor, lo cual puede llegar a ser
importante desde una perspectiva humanista, sino es un regalo que me hago a mí mismo, en tanto dejo de sufrir.

El camino de la compasión compartir el dolor no es perdonar, pero he tratado casos en que de tanto ver sufrir al
ofensor, el perdón empieza a gestarse en la víctima.

El camino de la comprensión Explicar un comportamiento no es justificarlo. Uno no perdona a fuerza de excusar, pero
puede ocurrir que el damnificado de tanto ponerse en el lugar del acusado termine por identificarse
mentalmente con él.

El camino del amor.- El amor agápico, desinteresado, no requiere del perdón para subsanar las heridas psicológicas,
porque no alberga rencor.

El camino del desgaste
En los tres puntos anteriores, el proceso estaba centrado en el otro: amar, compadecer o comprender al infractor. En este caso el camino es más autorreferencial. Hay ocasiones en que el desgaste que genera el rencor es tal, que la persona decide perdonar como un acto de supervivencia:"Me cansé de odiar". No hay amor, ni compasión, ni comprensión, sólo cansancio esencial que se revierte sobre sí mismo: odiar el odio.

El camino de la comparación es una forma de identificación por lo bajo así es que cuando se trata de perdonar, no importa tanto el camino sino el resultado. Puedes elegir el tuyo o
al menos identificar dónde estás parado. Tener un esquema positivo sobre el perdón implica estar
dispuesto a no dejarse llevar tan fácilmente por el odio y a intentar terminar con el rencor, si ya está instalado

El perdón es arduo y complejo y aunque es un beneficio para el perdonado, pero también sirve al perdonante (que también está interesado en ver recompuestas total o parcialmente sus relaciones con el ofensor y en ocasiones cumple al perdonar una obligación moral o religiosa) y a la sociedad, pues contribuye a la paz y cohesión sociales y evita espirales de venganzas, motivo por el que religiones y diversas corrientes filosóficas lo recomiendan.

Como vimos en las dos partes anteriores no somos buenos procesadores de la información
porque nuestras facultades mentales son limitadas. No obstante, la mente humana puede adquirir una capacidad de vuelo sorprendente, tal como atestiguan las más antiguas tradiciones filosóficas y espirituales. Podemos crear estilos de vida o esquemas saludables que nos permiten superar o compensar algunas de las restricciones de nuestro cerebro y evolucionar hacia una existencia más tranquila y feliz.

1. ¿Qué nos hace humanos?

2. Cómo intentar ser ético

3. Una clave adicional: ser coherente

Lo que nos hace humanos no es solamente la genética, sino lo social. Fue el haber estado junto a
otros seres de tu misma especie lo que desarrolló tu humanidad actual. No exagero. La conclusión es
determinante: la vida humana, entendida como vida autoconsciente, es decir, capaz de reconocerse a sí misma en el devenir histórico, no es posible sin la presencia de los demás

Hay dos opciones básicas para intentar ser una persona ética, y| una no es incompatible con la
otra: la razonada y la modelada. Por tanto, Comportarse éticamente es hacerlo de una manera que pueda ser recomendada y
justificada, teniendo a los demás como testigos y observadores

Ser coherente internamente es pensar, actuar y sentir para u mismo lado. Los tres niveles de
respuesta manifestándose manera solidaria y conjunta. Mente y cuerpo unidos, sin dualismos, con
muy pocas dudas, para que la armonía no se disperse en contradicciones fundamentales. Mente y corazón orientados hacia un mismo fin

Alumno: ARIAS FARFAN, JULIO CESAR