by Atenea Carrizo 2 years ago
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Gran parte de las aplicaciones de valoración de programas se han operativizado en el capo educativo, por lo que Pélechano (1988, p.59) indica las principales condiciones que deben tener dichas valoraciones, que son: 1) Deben proporcionar informaci6n suficiente para poder tomar decisiones alternativas, lo que sugiere una pluralidad de enfoques y análisis. 2) Los resultados de la valoración deben permitir mejorar el programa que se está realizando o se haya realizado. 3) La valoración debe tener en cuenta los objetivos del programa inmediatos, a medio y a largo plazo. 4) Deben tenerse en cuenta tanto los objetivos del programa y los efectos estrechamente relacionados con ellos, los efectos no esperados, ofreciéndose explicación tanto de los efectos esperados y los no esperados. 5) Los diseños de análisis a utilizar deben ser principalmente multivariados. 6) Los procedimientos de obtención de información deben cumplir los requisitos mínimos de objetividad, fiabilidad, validez, viabilidad, utilidad, y responsabilidad ética.
Teniendo como presupuesto: "la valoración va más allá de la medición por cuanto supone juicios de valor “se tienen los siguientes 5 pasos del “proceso de valoración”: (1) Determinación de lo que se quiere valorar; (2) Definición operativa de lo que se desea valorar, (3) Selección de las situaciones adecuadas que permitan obtener resultados; (4) Registro de las observaciones previstas de tal modo que sea susceptible de análisis objetivo; y (5) Resumen y síntesis de los datos recogidos y elaborados.
Esta evaluación surgió en los años setenta, con el contexto de la “psicología del aprendizaje”, esta, como una alternativa al diagnostico basado en entidades nosológicas y de características individuales, como una respuesta a las necesidades que surgieron a partir de la modificación y terapia de la conducta. La apertura de campos escolares, institucionales, terapéuticos y de salud, al igual que el surgimiento del enfoque conductual, iniciaron la “sustitución” el termino “psicodiagnósticos”, por el de “Evaluación conductual. De esta manera surge esta, como un proceso para obtener información que permite tomar decisiones encaminadas a producir em las persona un cambio en su conducta y la evaluación.
El termino surgió como consecuencia del enfoque conductistas de la evaluación, conllevando con estos procesos de integración y valoración de la información adquirida. En los últimos años este termino ha irrumpido en la psicología, y se le considera una disciplina y área de práctica profesional, dirigida hacia el análisis científico de la conducta humana y los contextos en que la misma se desarrolla, teniendo como objetivo, llegar a su descripción, nosología, comprensión, explicación, predicción y cambio.
Según Pelechano (1988, pp. 45-46): 1) Se trata de un término (cuñado por un médico (Rorschach) en el que la conducta observable no posee una entidad que se agote en sí misma como síntoma de algo. 2) Es un tipo de conocimiento que se encontraría situado en la opinión, en el que la experiencia personal y el modo de encadenar los conocimientos puede ser aprendido, aunque se asume la posibilidad de errar. 3) Es un conocimiento en el que se acentúa lo cualitativo mas que lo cuantitativo, lo global frente a lo analítico. Es el modo personal del diagnosticador y su experiencia, lo que aconseja el juicio definitivo. 4) Junto a una estimación acerca del estado actual, se trata de formular un juicio pronostico acerca del curso que va a seguir la persona psicodiagnosticada en el futuro. 5) Es un tipo de actuación en donde predomina la observación y el registro, no el tratamiento ni la intervención directa. Se intenta identificar la alteración para posteriormente, llevar a cabo el tratamiento.