by alvaro ar 10 years ago
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La mayoría de autores postulan 4 fases basandose en la teoría de los ciclos de aprendizaje experiencial
En 2011, Clintondale High School, un instituto de secundaria de Michigan, decide invertir todas sus clases. Para entonces, el director, Greg Green, ya había comprobado la eficacia de publicar videos en Youtube para el aprendizaje de técnicas de baseball por parte del equipo de su hijo.
En el año 2007, Jeremy Strayer publica una investigación titulada “The effects of the classroom flip that use an intelligent tutoring system”. Dicho estudio destaca la importancia de coordinar la distribución de actividades dentro y fuera del aula a la hora de motivar al alumnado.
Se funda Khan Academy en 2006.
Por su parte, Tenneson y McGlasson presentan ese mismo año “The Classroom Flip”, un acercamiento al tema para aquellos docentes que se empezaban a plantear invertir la clase, mejorando así el proceso de enseñanza. Supone además una exploración de los sistemas de gestión de cursos virtuales.
En 2004, Salman Khan empieza a grabar videos a petición de una prima suya que pretendía así saltarse los contenidos que ya dominaba e insistir en aquellos que le suponían una mayor dificultad. Este tipo de videos se ha impuesto como parte de la estrategia de la clase invertida en la actualidad.
Más tarde, ya en el año 2000, Lage, Platt y Treglia publican “Inverting the Classroom: A Gateway to Creating an Inclusive Learning Environment”.
También en ese año, Baker presenta el artículo “The classroom flip: using web course management tools to become the guide by the side”, sentando así las bases del modelo de la clase invertida.
En 1993, King publica “From Sage on the Stage to Guide on the Side”, cuestionando los roles tradicionalmente asociados a profesor y alumno.
Eric Mazur desarrolla en los noventa la técnica de peer instruction (instrucción entre pares o compañeros). Se dio cuenta de podía mejorar la comprensión de la asignatura de física intercalando test de conceptos y debates (discutisión de problemas) antes de la ampliación de conceptos en la clase magistral.
Básicamente consiste en sacar la teoría del aula, que ahora pasa a ser un espacio dedicado a la realización de proyectos, la aplicación de los saberes y a la monitorización del aprendizaje. La teoría queda para fuera del aula; el estudiante controla su propio aprendizaje, al seleccionar los contenidos y los tiempos en función de sus intereses y necesidades. De esta forma, en clase, el profesor puede dedicar más tiempo a resolver dudas y a guiar a los estudiantes a través de las aplicaciones prácticas de los contenidos. Así, uno de los cambios más interesantes que conlleva consiste en una repartición novedosa de las responsabilidades del aprendizaje, que recaen más claramente en quien aprende. El estudiante es ahora un agente más activo, elige el ritmo, el momento y el modo en que realiza el aprendizaje; lo que deja al profesor el papel de guía o asistente de dicho proceso.
Los profesores han dominado la clase magistral. Ahora bien, una vez liberados de esta, ¿sabrán que hacer en el tiempo que los estudiantes dediquen al trabajo en el aula?
Aunque se pueden aprovechar muchos de los contenidos ya disponibles en forma de videos y podcasts, será necesario dedicar tiempo y esfuerzo para elaborar materiales propios si de verdad se quiere ofrecer una enseñanza de calidad que atienda las necesidades y los intereses de nuestros alumnos, teniendo en mente siempre la profundidad y la extensión de los contenidos que se vayan a manejar.
Los estudiantes se marcan su propio ritmo de aprendizaje.
Tienen a su disposición los contenidos para dedicarles el tiempo que necesiten, insistiendo en aquellos que se adpaten más a sus necesidades y estilo de aprendizaje.
Son dueños del cuando, donde, cuanto y como quieren estudiar los contenidos.