Los estereotipos de género influyen significativamente en el desarrollo personal y la autodeterminación de las personas. Socialmente, los hombres son percibidos como individuos que deben ocultar sus sentimientos, mostrar agresividad y dominancia, mientras que a las mujeres se les impone la preocupación por las medidas corporales, la forma de vestir y actuar, y son vistas como el sexo débil en términos emocionales.