by Vanessa Acevedo Gomez 2 years ago
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En las guías clínicas vigentes en la actualidad se distinguen tres modalidades de
RGE:
• Reflujo gastroesofágico “simple”. Migración del contenido gástrico hacia el esófago. Dicha migración puede ir acompañada de vómitos o regurgitaciones.
• Enfermedad por reflujo gastroesofágico. Reflujo que genera sintomatología importante, que asocia complicaciones y/o repercusión sobre la calidad de vida.
• Enfermedad por RGE refractaria. Es aquella que no responde al tratamiento óptimo, aplicado durante ocho semanas.
Por otro lado, en la evaluación de los pacientes con RGE hay que considerar los siguientes procesos:
• Esófago hipersensible (hipersensibilidad en contexto de RGE). Pacientes sintomáticos con endoscopia normal, que tienen manifestaciones clínicas coincidiendo con episodios de reflujo que aclaran con normalidad. Su particularidad radica en que la pH-impedanciometría es normal.
• Pirosis funcional. Pacientes sintomáticos con endoscopia normal, que tienen manifestaciones clínicas que no coinciden con episodios de reflujo. La pH-impedanciometría en ellos es normal.
Cuando el equilibrio entre los factores protectores representados por la barrera antirreflujo, el vaciamiento esofágico y la resistencia de la mucosa, y los factores agresores representados por el refluido gastroduodenal se rompe, se produce la ERGE.
La incompetencia de la barrera antirreflujo es la causa más frecuente para que este
equilibrio se rompa, fundamentalmente por incompetencia del EEI; no tanto por la falta de tono como por la permisividad del mismo, condicionada por la presentación de relajaciones espontáneas repetidas que facilitan el paso al estómago del contenido gástrico.
Un grupo de pacientes con ERGE muestran también un retraso importante en el vaciado gástrico, lo que conllevaría un aumento del volumen gástrico posprandial, con mayor cantidad de ácido y de pepsina en su interior. Su distensión daría lugar a un mayor número de relajaciones transitorias del EEI. Con la maduración funcional de este esfínter durante el primer año de vida suele producirse la remisión clínica del reflujo.
El paso retrógrado sin esfuerzo del contenido gástrico hacia el esófago es algo que ocurre normalmente en cualquier individuo sano de forma esporádica, y sobre todo en el periodo posprandial, en relación con dos fenómenos: la incontinencia del esfínter esofágico inferior (EEI) y/o la dismotilidad gastrointestinal superior. Supone un motivo de inquietud familiar y genera frecuentes consultas pediátricas, en especial en la franja etaria del lactante.
El reflujo gastroesofágico (RGE) fisiológico tiene su edad de máxima expresión entre el 1ro - 4to mes de edad y tiende a resolverse espontáneamente a los 12-24 meses de edad. Si se mantiene en la edad preescolar o se manifiesta en niños mayores, puede llegar a persistir indefinidamente en el adulto hasta en un 50% de los casos.
Cuando el reflujo se produce con una frecuencia e intensidad suficientes como para superar la capacidad defensiva de la mucosa esofágica, se identifica como enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Tratamiento médico
Antes de iniciar el tratamiento del frecuente reflujo gastroesofágico infantil (65-70% a los 4 meses; 5-10% a los 12 meses de edad) se requiere previamente
Reflujo gastroesofágico y esofagitis en niños 27 realizar una profunda valoración de la anamnesis y exploración del paciente, para poder discernir entre:
• Regurgitaciones frecuentes del “niño feliz”, sin acompañarse de otra sintomatología ni repercusiones clínico-nutricionales, y que no requieren medidas terapéuticas ni pruebas complementarias. El cuadro desaparece de forma espontánea antes
de los dos años de edad.
• Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) en niños con manifestaciones clínicas importantes. Estos pacientes precisan un abordaje terapéutico dietético-mé-
dico oportuno.
Los objetivos del tratamiento de la ERGE son:
• Mejorar los síntomas, disminuyendo el número de episodios de reflujo y el tiempo de contacto del material refluido, evitando el daño de la mucosa esofágica.
• Curación de las lesiones hísticas locales en esófago o vías respiratorias.
• Evitar las complicaciones.
Para conseguirlos se dispone de medidas generales, dietéticas, posturales, medicamentosas (antiácidos, antisecretores) y quirúrgicas.