La prosa del Barroco

La prosa narrativa

La novela picaresca

La consagración de este género se logra con la publicación de Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán (1559).

Este género continuó y afianzó la estructura novelesca de El Lazarillo

Mateo Alemán dio nuevos caracteres que definieron este género

En medio de a acción se insertan discursos moralizantes, esto provoca un proceso de "desnovelización".

La amargura y el sarcasmo sustituyen al humor de El Lazarillo.

La actitud social crítica, refleja una imagen subjetiva y despiadada de la realidad.

El realismo de El Lazarillo se convierte en una estilización deformadora de la realidad.

La naturalidad lingüística da paso a las nuevas orientaciones retóricas barrocas.

Quevedo con su novela El Buscón (1626) culmina el proceso.

Rompe con el modelo de novela picaresca al presentar unos personajes caricaturescos y evitar la función moralizante.

Acumula en el texto la riqueza de los recursos retóricos barrocos: hipérboles, juegos de palabras, antítesis...

La novela satírico-costumbrista

Es una narración que utiliza la sátira para hablar de las costumbres de la época.

Representada por El diablo cojuelo de Luis Vélez de Guevara (1641).

Trata de un estudiante, Cleofás , que saca al diablo del infierno metiéndolo en una botella.

La novela filosófico-alegórica

Baltasar Gracián es el mayor representante de este género.

Su obra más celebre es El criticón, la cual fue publicada en tres partes (1651, 1653 y 1657).

Esta obra culmina el proceso de desnovelización.

Utiliza la estructura de las novelas bizantinas para narrar el peregrinaje de sus dos protagonistas por tierras de España, Alemania, Italia... Tomadas estas como lugares alegóricos que representan las edades de la vida.

Sustituye el tratamiento realista por el simbolismo y la reflexión filosófica sobre la existencia y las condiciones humanas, bajo la visión pesimista del mundo y el concepto de la vida como una lucha llena de trampas para el hombre.

Lleva el lenguaje a la máxima expresión del artificio barroco y el juego verbal.

La prosa crítica y moral

La prosa satírica

La sátira toma en el Barroco una visión despiadada y cruel de la realidad.

El maestro de este género fue Quevedo que dotado de un espíritu crítico y burlón, y de un ingenio para humillar los vicios y costumbre sociales.

Esto se muestra en sus obras festivas El siglo del cuerno y Cartas del caballero de la Tenaza.

Su obra más relevante es Los sueños.

Es una obra sobre la juventud que consta de cinco partes: Sueño del Juicio Final, El alguacil endemoniado, Sueño del Infierno, El mundo por de dentro y Sueño de la muerte.

En esta Quevedo presenta las verdades del momento, creando danzas macarras en las que intervienen personajes reales y alegóricos.

La prosa moral y didáctica

Es una prosa compleja y difícil, acorde a la idea conceptista del arte literario.

Responde a la realidad con un pesimismo y un desengaño radicales, mostrándola como ilusión, engaño, nada.

Coincide con la prosa picaresca en la actitud recelosa y en su visión negativa de la vida.

La prosa política

Son obras que se refieren a aspectos relacionados con el comportamiento público, administrativo o de gobierno.

Destaca Quevedo con Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás.

Esta ofrece una imagen del príncipe cristiano opuesta al príncipe renacentista de Maquiavelo.

Gracián con El político don Fernando el Católico.

En esta analiza la figura de este rey y lo propone como ideal de hombre político.

Saavedra Fajardo con Empresas políticas

Expone su teoría sobre el Estado y la educación de los príncipes.

La prosa de crítica literaria

Quevedo satirizó el culteranismo en algunas de sus obras como La culta latiniparla.

Gracián escribió el tratado retórico más completo, Agudeza y arte de Ingenio.

En esta obra estudia los más variados conceptos o artificios literarios.

Saavedra Fajardo pasó revista, en su obra República literaria, a varios personajes de las artes y las letras.

Francisco de Quevedo

Desde el punto de vista de la temática valoró el esfuerzo humano y la voluntad para alcanzar la virtud, la sabiduría o la prudencia.

En cuanto a la estética adoptó un discurso concentrado y elaborado y un estilo repleto de recursos barrocos.

Baltasar Gracián

En sus tratados morales concibió la vida y la condición humana como una lucha llena de trampas que hay que vencer con la prudencia, la astucia...

Entre sus obras destacan:

El Héroe, en la que pretende formar al individuo perfecto.

El Discreto, en la que reflexiona sobre la conducta humana en las relaciones sociales.

Oráculo manual y arte de prudencia, conjunto de trescientos aforismos en los que resume sus pensamientos sobre el ser humano.