Libro Flow
Aprender a Fluir
(v. Español)
Traductor
Mihaly CsikszentmihalyiFLUIR(FLOW)Una psicología de la felicidadeditorial KairósNumancia, 117-12108029 BarcelonaTítulo original: FLOW. THE PSYCHOLOGY OF OPTIMAL EXPERIENCETraducción: Nuria López Revisión: José Díaz© 1990 by Mihaly Csikszentmihalyi © de la edición española: 1996 by Editorial Kairós, S.A.Primera edición: Mayo 1997 Octava edición: Mayo 2000ISBN: 84-7245-372-3 DEP. LEGAL: B-24.185/2000Fotocomposición: Beluga y Mleka s.c.p. Córcega, 267. 08008 Barcelona Impresión y encuademación: índice. Caspe, 118-120. 08013 BarcelonaTodos los derechos reservados. No está permitida la reproducción total ni parcial de este libro, ni la recopilación en un sistema informático, ni la transmisión por medios electrónicos, mecánicos, por fotocopias, por registro o por otros métodos, salvo de breves extractos a efectos de reseña, sin la autorización previa y por escrito del editor o el propietario del copyright. Para Isabella, Marky Christopher
Prólogo
Este libro está dirigido a] público general y en él se resumen varias décadas de investigación sobre los aspectos positivos de la experiencia humana (la alegría, la creatividad y el proceso de involucración total con la vida que yo denomino flujo). Dar este paso es algo peligroso porque, tan pronto uno se aleja de las estilizadas obligaciones de la prosa académica, es fácil caer en el descuido o en el entusiasmo exagerado, especialmente en un tema como éste. Sin embargo, lo que hallarán a continuación no es una obra popular que ofrece consejos sobre cómo ser feliz. Hacer esto sería totalmente imposible, puesto que tener una vida llena de alegría es una creación individual que no puede copiarse de una receta. En lugar de recetas, este libro les ofrece principios generales, junto a ejemplos concretos de cómo algunas personas han utilizado estos principios para transformar unas vidas aburridas y sin sentido en vidas llenas de satisfacción. En estas páginas no encontrará atajos fáciles, pero los lectores interesados hallarán en ellas suficiente información como para hacer posible la transición de la teoría a la práctica.A fin de hacer la lectura de este libro lo más directa y agradable posible, he evitado las notas a pie de página, referencias u otros recursos que los académicos suelen utilizar en sus escritos técnicos. He intentado presentar los resultados de las investigaciones psicológicas y las ideas que se derivan de la interpretación de tales investigaciones de un modo que cualquier lector pueda evaluarlas y aplicarlas a su propia vida, sin necesidad de tener unos conocimientos específicos previos.Sin embargo, para aquellos lectores que tengan la curiosidad de buscar las fuentes académicas sobre las que baso mis conclusiones. al final de la obra he incluido un apéndice con notas y comentarios. No están ligadas a una referencia en concreto, pero sí doy el número de la página donde comento un lema específico. Por ejemplo, menciono la felicidad desde la primera página del libro. Los lectores interesados en saber cuáles son los trabajos en que baso mis afirmaciones pueden ir a la sección de notas que empieza en la página 359, y al buscar las referencias a la página 12 encontrarán una mención del punto de vista de Aristóteles sobre la felicidad y también cuáles son las investigaciones actuales sobre este tema, junto a la bibliografía apropiada. Las notas pueden ser leídas como una segunda versión, muy resumida y más técnica, del texto original.Al inicio de cualquier libro, es correcto dar las gracias a los que han influido en su desarrollo. En este caso resulta imposible hacerlo puesto que la lista de nombres sería como mínimo tan larga como el propio libro. De todos modos, le debo una especial gratitud a unas cuantas personas, a quienes deseo dar las gracias aprovechando esta oportunidad. Primero de todo a Isabella, que como esposa y amiga ha enriquecido mi vida durante veinticinco años y cuya crítica me ha ayudado a dar forma a este trabajo. A Mark y Christopher, nuestros hijos, de quienes tal vez yo he aprendido tanto como ellos de mí. A Jacob Getzels, mi maestro ayer y siempre. De entre mis amigos y colegas, me gustaría destacar a Donald Campbell, Howard Gardner, Jean Hamilton, Philip Hefner, Hiroaki Imamura, David Kipper, Doug Kleiber, George Klein, Fausto Massimini. Elisabeth NoelleNeumann, Jerome Singer. James Stigler y Brian Sutton-Smith; todos ellos, de un modo u otro, me han ofrecido generosamente su ayuda, inspiración o apoyo.De entre todos mis antiguos estudiantes y colaboradores, Ronald Graef, Robert Kubey, Reed Larson, Jean Nakamura, Kevin Rathunde. Rick Robinson, Ikuya Sato, Sam Whalen y María Wong han realizado las aportaciones más importantes a la investigación que subyace bajo las ideas que expongo en estas páginas. John Brockman y Richard P. Kot me ofrecieron su apoyo profesional a este proyecto y me han ayudado desde su inicio hasta su finalización. Y en último lugar, pero no por ello de menor importancia puesto que su apoyo ha sido indispensable durante esta pasada década, deseo dar las gracias a la financiación generosamente aportada por la Fundación Spencer para reunir y analizar los datos. Y estoy especialmente agradecido a su anterior presidente, H. Thomas James, al actual, Lawrence A. Cremin, y a Marión Faldet, vicepresidenta de la fundación. Por supuesto, ninguno de los aquí mencionados sería responsable de cualquier inexactitud que pudiese existir en el libro, responsabilidad que es exclusivamente mía.Chicago, marzo de 1990
1. LA REVISION DEL CONCEPTO DE LA FELICIDAD
2. LA ANATOMÍA DE LA CONCIENCIA
En ciertos momentos de la historia, las culturas han dado por sentado que una persona no era totalmente tal hasta que aprendía a dominar sus pensamientos y sus sentimientos. En la China de Confucio, en la antigua Esparta, en la Roma republicana, en los primeros asentamientos de Nueva Inglaterra y entre las clases altas de la Inglaterra victoriana, las personas tenían la responsabilidad de mantener bien firmes las riendas de sus emociones. Cualquiera que se permitiese tener lástima de sí mismo, o quien dejase que el instinto dictase sus acciones en lugar de la razón, perdía el derecho de ser aceptado como miembro de la comunidad. En otros períodos históricos, como el que ahora estamos viviendo, la capacidad de controlarse a sí mismo no se tiene en tan alta estima. A las personas que lo intentan se las considera ridículas, “estiradas” o que no “están en la onda”. Pero dicte lo que dicte la moda, parece que los que se toman en serio dominar lo que sucede en su conciencia viven una vida más feliz.Para conseguir ese dominio, es obviamente importante comprender cómo funciona la conciencia. En el presente capítulo vamos a dar unos pasos en este sentido. Para empezar y precisamente para alejarnos de toda sospecha de que al hablar de la conciencia nos estamos refiriendo a algún proceso misterioso, debemos reconocer que, como cualquier otra dimensión de la conducta humana, es el resultado de unos procesos biológicos. Existe sólo gracias a la increíblemente compleja arquitectura de nuestro sistema nervioso, que a su vez está construido según las instrucciones que contienen las moléculas proteínicas de nuestros cromosomas. Al mismo tiempo debemos reconocer que el modo en que trabaja la conciencia no está totalmente controlado por su programación biológica: en muchos de los aspectos que vamos a repasar en las páginas siguientes, se autodirige. En otras palabras, la conciencia ha desarrollado la capacidad de pasar por encima de sus instrucciones genéticas y dirigir su propio e independiente curso de acción.La función de la conciencia es representar la información sobre lo que está sucediendo dentro y fuera del organismo de tal modo que el cuerpo pueda evaluarla y actuar en consecuencia. En este sentido, funciona como una central telefónica para las sensaciones, las percepciones, los sentimientos y las ideas, estableciendo prioridades entre toda esa información diversa. Sin la conciencia seguiríamos “sabiendo” qué sucede, pero reaccionaríamos de manera refleja, instintiva. Con la conciencia podemos evaluar de forma deliberada lo que los sentidos nos dicen y responder según esta evaluación. Y también podemos inventar información que no existía antes: puesto que tenemos conciencia podemos soñar despiertos, podemos mentir y también escribir bellos poemas o teorías científicas.A lo largo de los oscuros siglos sin fin de su evolución, el sistema nervioso humano se ha convertido en algo tan complejo que ahora puede afectar sus propios estados, funcionando así, y hasta cierto punto, de forma independiente de su impronta genética y de su entorno objetivo. Una persona puede hacerse a sí misma feliz o miserable independientemente de lo que esté realmente sucediendo “fuera”, tan sólo cambiando los contenidos de su conciencia. Todos conocemos individuos que pueden transformar situaciones desesperadas en desafíos que superar, simplemente por la fuerza de su personalidad. Esta capacidad de perseverar a pesar de los obstáculos y retrocesos es la cualidad que la gente más admira en los demás, y con justicia, porque es probablemente el rasgo más importante, no sólo para tener éxito en la vida, sino también para disfrutarla.Para adquirir este rasgo de la personalidad, uno debe hallar la manera de ordenar la conciencia y ser capaz de controlar los sentimientos y pensamientos. Y lo mejor es no creer que existen atajos para lograrlo. Algunas personas tienen la tendencia a ponerse muy místicas cuando hablan de la conciencia y esperan que consiga milagros que de momento no está preparada para hacer. Les gustaría creer que todo es posible en lo que consideran como un reino espiritual. Otros individuos dicen tener el poder de sintonizar con vidas pasadas, comunicarse con entidades espirituales o realizar increíbles proezas de percepción extrasensorial. Cuando no son directamente fraudes, estos relatos suelen ser autoengaños, mentiras que la mente demasiado receptiva se dice a sí misma.Los increíbles logros de los fakires hindúes y de otros practicantes de disciplinas mentales se presentan a menudo como ejemplos de los poderes ilimitados de la mente, y con mayor justificación. Pero incluso muchas de estas afirmaciones se vienen abajo cuando sometemos estos logros a investigación; los que superan el examen pueden explicarse en términos de un entrenamiento extremadamente especializado de la mente normal. Después de todo, no es necesario tener en cuenta las explicaciones místicas para explicar la actuación de un gran violinista o de un gran atleta, incluso cuando la mayoría de nosotros no podríamos ni imitar de lejos sus habilidades. De forma parecida, el yogui es un virtuoso del control de la conciencia. Y como todos los virtuosos debe estar muchos años aprendiendo y debe practicar constantemente. Al ser un especialista, no tiene el tiempo o la energía mental para hacer otra cosa que afinar su habilidad en manipular sus experiencias internas. Las habilidades que los yoguis poseen las logran a expensas de unas habilidades más mundanas que otras personas aprenden a realizar y que damos por sentadas. Lo que un yogui puede hacer es maravilloso, pero también lo es lo que hace un fontanero o un buen mecánico.Tal vez con el tiempo descubramos poderes ocultos de la mente que nos permitan hacer saltos cuánticos en los que hoy en día sólo podemos soñar. Y no hay razón alguna para descartar la posibilidad de que en un futuro seamos capaces de doblar cucharas con las ondas cerebrales. Pero en el momento en que estamos, cuando hay muchas otras tareas mundanas (no por ello menos urgentes) que realizar, parece una pérdida de tiempo desear poderes que están más allá de nuestro alcance cuando la conciencia, con todas sus limitaciones, podría utilizarse de manera mucho más efectiva. Aunque en su estado presente no pueda hacer lo que algunas personas desearían que hiciese, la mente tiene un enorme potencial desaprovechado que desesperadamente necesitamos aprender cómo usarlo.Puesto que ninguna rama de la ciencia trata directamente de la conciencia, no hay una única descripción aceptada de cómo funciona. Muchas disciplinas tocan el tema y nos ofrecen acercamientos periféricos. La neurociencia, la neuroanatomía, la ciencia cognitiva. la inteligencia artificial, el psicoanálisis y la fenomenología son algunos de estos campos directamente relevantes donde elegir. Pero intentar resumir sus hallazgos sería algo parecido a las descripciones que los ciegos dieron del elefante: cada una distinta y cada una diferente a las demás. Sin duda deberíamos seguir aprendiendo de estas disciplinas cosas importantes sobre la conciencia, pero mientras tanto estamos solos frente a la tarea de obtener un modelo que se apoye en los hechos y que se exprese de una forma tan sencilla que todo el mundo pueda utilizarlo.Aunque pueda sonar a jerga académica indescifrable, la descripción más breve del enfoque que creo más claro para examinar las facetas más importantes de lo que sucede en la mente, de un modo que pueda ser útil en la práctica de la vida cotidiana actual, es «un modelo fenomenológico de la conciencia basado en la teoría de la información». Esta representación de la conciencia es fenomenológica puesto que trata directamente con los eventos fenómenos tal y como los experimentamos e interpretamos, en lugar de centrarse en las estructuras anatómicas, los procesos neuroquímicos o los propósitos inconscientes que hacen posibles estos eventos. Por supuesto, se entiende que lo que sucede en la mente es el resultado de los cambios electroquímicos en el sistema nervioso central, tal y como ha sido construido por millones de años de evolución biológica. Pero la fenomenología cree que podemos entender mejor un evento mental si observamos directamente cómo se experimentó, en vez de mirarlo a través de la óptica especializada de una disciplina en particular. Así, en contraste con la fenomenología pura, que intencionadamente excluye cualquier otra teoría o ciencia de su método, el modelo que vamos a comentar adopta los principios de la teoría de la información como algo importante para comprender lo que sucede en la conciencia. Estos principios son el conocimiento de cómo se procesan, almacenan y utilizan los datos sensoriales (es decir, la dinámica de la atención y de la memoria).Con este esquema en mente, ¿qué significa ser consciente? Simplemente significa que ciertos eventos conscientes concretos (sensaciones, sentimientos, pensamientos, intenciones) están ocurriendo y que nosotros somos capaces de dirigir su curso. Al contrario, cuando estamos soñando, algunos de estos mismos eventos también están presentes, pero no somos conscientes de ellos porque no podemos controlarlos. Por ejemplo, puedo estar soñando que recibo noticias de que un pariente se ha visto involucrado en un accidente y sentirme muy preocupado. Puedo pensar: «ojalá pudiese ayudar en algo». A pesar del hecho de que puedo percibir, sentir, pensar y tener intenciones mientras sueño, no puedo actuar en consecuencia con estos procesos (por ejemplo, verificando si lo que me han dicho acerca del accidente es cierto); por lo tanto, no soy consciente. En los sueños nos hallamos atrapados en un solo escenario que no podemos cambiar a voluntad, mientras que los eventos que constituyen la conciencia -las “cosas” que vemos, sentimos, pensamos y deseamos son informaciones que podemos manipular y utilizar. Así, podemos pensar que la conciencia es información intencionalmente ordenada.Esta seca definición, tan precisa como es, no sugiere en su totalidad la importancia que implica. Puesto que para nosotros los acontecimientos externos no existen a menos que seamos conscientes de ellos, la conciencia corresponde a la realidad tal y como la experimentamos subjetivamente. Mientras que todo lo que sentimos, olemos, escuchamos o recordamos es potencialmente un candidato para entrar a formar parte de nuestra conciencia, las experiencias que realmente forman parte de ella son muchas menos que las que dejamos fuera de la conciencia. Así, mientras que la conciencia es un espejo que refleja lo que nuestros sentidos nos cuentan sobre lo que sucede tanto fuera de nuestro cuerpo como dentro del sistema nervioso, refleja estos cambios de forma selectiva, da forma de manera activa a los eventos y les impone una realidad propia. La conciencia reflexiva nos ofrece lo que denominamos nuestra vida: la suma de todo lo que hemos oído, visto, sentido, esperado y sufrido desde el nacimiento a la muerte. Aunque creamos que existen cosas que están fuera de la conciencia, sólo tenemos una evidencia directa de las que han encontrado un lugar en ella.Como la central telefónica en la cual acontecimientos de todo tipo, procesados por los diferentes sentidos, se representan y se comparan, la conciencia puede contener una escasez de alimentos en Africa, el olor de una rosa, los resultados del índice Dow Jones y un plan para detenerse en una tienda y comprar pan; todo al mismo tiempo. Pero esto no significa que sus contenidos sean un caos sin sentido.Podemos denominar intenciones a la fuerza que mantiene de forma ordenada a la información que se halla en la conciencia. Las intenciones surgen en la conciencia cuando una persona se da cuenta de que desea algo o quiere conseguir alguna cosa. Las intenciones también son información, asimismo formada por las necesidades biológicas o por los objetivos sociales internalizados. Actúan como campos magnéticos, atrayendo la atención hacia algunos objetos y alejándola de otros, manteniendo nuestra mente centrada en algún estímulo con preferencia a los demás. A menudo denominamos a la manifestación de la intencionalidad con otros nombres, tales como instinto, necesidad, impulso o deseo. Pero todos estos son términos explicativos, que nos dicen por qué las personas actuamos de un modo y no de otro. La intención es un término más neutral y descriptivo. No dice por qué una persona va a hacer alguna cosa, simplemente afirma que lo hace.Por ejemplo, cuando el nivel de azúcar en sangre baja más allá de un punto crítico, empezamos a sentirnos intranquilos: podemos sentirnos irritables y sudorosos, y tener dolor de estómago. Puesto que existen unas instrucciones genéticamente programadas que nos obligan a restaurar el nivel de azúcar en sangre, podemos empezar a pensar en comer. Buscamos comida hasta que comemos y ya no sentimos hambre. En este caso podríamos decir que el impulso del hambre ha organizado el contenido de la conciencia y nos ha obligado a centrar nuestra atención en la comida. Pero esto es ya una interpretación de los hechos, sin duda químicamente acertada, pero fenomenológicamente irrelevante. La persona hambrienta no sabe cuál es su nivel de azúcar en sangre, sabe únicamente que hay una información en su conciencia que ha aprendido a identificar como “hambre”.Una vez la persona sabe que tiene hambre, puede muy bien formar la intención de obtener algo que comer. Si hace esto su conducta sería la misma que si estuviese obedeciendo una necesidad o un impulso. Pero, alternativamente, podría despreciar por entero los síntomas del hambre. Puede tener alguna intención más fuerte y opuesta, como perder peso, querer ahorrar dinero o hacer ayuno por razón de sus creencias. A veces, como en el caso de los manifestantes políticos que desean morirse de hambre, la intención de mostrar sus opiniones ideológicas puede pasar por encima de las instrucciones genéticas y tener como resultado una muerte voluntaria.Las intenciones, tanto las que adquirimos como las que heredamos se organizan en jerarquías de objetivos que especifican el orden de prioridad entre ellas. Para el manifestante, conseguir una determinada reforma política puede ser más importante que cualquier otra cosa, incluyendo su vida. Este objetivo tiene prioridad sobre todos los demás. De todos modos, la mayoría de las personas adopta objetivos “inteligentes” basados en las necesidades de su cuerpo (vivir una vida larga y saludable, obtener sexo, alimentarse bien y sentir bienestar) o en los deseos implantados por el sistema social (ser bueno, trabajar duro, gastar tanto como sea posible, vivir según las expectativas de los demás). Pero en todas las culturas hay suficientes excepciones como para demostrar que estos objetivos son bastante flexibles. Los individuos que se separan de las normas (héroes, santos, sabios, artistas y poetas, también locos y criminales) buscan en la vida cosas distintas a lo que buscan los demás. La existencia de estas personas muestra que la conciencia puede organizarse en términos de diferentes objetivos e intenciones. Cada uno de nosotros tiene esta libertad para controlar su realidad subjetiva.
3. EL DISFRUTE Y LA CALIDAD DE LA VIDA
Hay dos estrategias principales que podemos adoptar para mejorar la calidad de vida. La primera es intentar que las condiciones externas estén de acuerdo con nuestras metas. La segunda es cambiar nuestra experiencia de las condiciones externas para adaptarlas a nuestras metas. Por ejemplo, sentirse seguro es un componente importante de la felicidad. El sentimiento de seguridad puede mejorarse comprando un revólver, instalando una fuerte cerradura en la puerta principal, mudándose a un barrio más seguro, ejerciendo presión política sobre el ayuntamiento de la ciudad para tener la protección de más policías o ayudando a la comunidad para que llegue a ser más consciente de la importancia del orden ciudadano. Todas estas respuestas diferentes se dirigen a conseguir condiciones ambientales más en conformidad con nuestras metas. El otro método por el que podemos sentir más seguridad implica modificar lo que entendemos por seguridad. Si uno no espera que la seguridad sea perfecta, reconoce que los riesgos son inevitables y consigue disfrutar en un mundo menos ideal y menos predecible, la amenaza de inseguridad no tendrá tantas oportunidades de estropear su felicidad.Ninguna de estas estrategias es efectiva utilizada aisladamente.Cambiar las condiciones externas puede parecer que funciona al principio, pero si una persona no tiene el control de su conciencia, los viejos temores o deseos volverán pronto y revivirá inquietudes previas. Uno no puede crear un sentido completo de seguridad interior aunque se compre su propia isla caribeña y la rodee de guardaespaldas armados y perros de presa.El mito del rey Midas ilustra muy bien el argumento de que el control de las condiciones externas no mejora necesariamente la existencia. Como la mayoría de la gente, el rey Midas pensó que si llegase a ser inmensamente rico su felicidad estaría asegurada. Por ello hizo un pacto con los dioses, quienes tras regatear mucho rato le otorgaron su deseo: que todo lo que tocase se convirtiera en oro. El rey Midas pensó que había hecho un gran negocio. Nada le impediría ahora llegar a ser el hombre más rico y, por lo tanto, el más feliz del mundo. Pero nosotros sabemos cómo termina la historia: Midas pronto tuvo que lamentar su acuerdo, porque el alimento en su boca y el vino en su paladar se convertían en oro antes de que pudiese darles un bocado, así que murió rodeado de platos y tazas doradas.La vieja fábula sigue repitiéndose a través de los siglos. Las salas de espera de los psiquiatras se llenan de pacientes ricos y con éxito que, al llegar a sus cuarenta o cincuenta años, se dan cuenta de repente de que una casa en las afueras, los automóviles caros e incluso una educación en Ivy League son no suficientes para tener paz mental. Pero la gente todavía tiene la esperanza de que cambiando las condiciones externas de su vida hallará la solución de sus problemas. Si pudiesen ganar más dinero, estar en mejor forma física o tener una pareja que les comprendiese más, realmente serían felices. Aunque reconozcamos que el éxito material no trae consigo la felicidad, nos enzarzamos en una pugna interminable por alcanzar metas externas, esperando que con ello mejore nuestra vida.La riqueza, la condición social y el poder han llegado a ser en nuestra cultura los símbolos de la felicidad. Cuando vemos gente rica, famosa o apuesta, tendemos a pensar que sus vidas son maravillosas, aunque tengamos pruebas que nos indiquen que no es así. Y pensamos que si nosotros pudiésemos adquirir algunos de esos mismos símbolos, seríamos mucho más felices.Si realmente triunfamos y llegamos a ser más ricos o más poderosos, creemos, por lo menos durante un tiempo, que nuestra vida ha mejorado en su totalidad. Pero los símbolos pueden defraudamos: tienden a distraernos de la realidad que se supone que representan. Y la realidad es que la calidad de vida no depende directamente de lo que los demás piensen de nosotros o de lo que poseamos. Más bien depende de cómo nos sentimos •con nosotros mismos y con lo que nos sucede. Para mejorar la vida hay que mejorar la calidad de la experiencia.Esto no significa que el dinero, el bienestar físico o la fama no tengan importancia para conseguir la felicidad. Pueden ser auténticas bendiciones, pero sólo si nos hacen sentimos mejor. De otro modo, en el mejor de los casos son neutrales; en el peor son obstáculos a una vida feliz. La investigación sobre la satisfacción vital y la felicidad sugiere que, en general, existe una leve correlación entre la riqueza y el bienestar. Las personas que viven en los países económicamente más ricos (incluyendo los Estados Unidos) tienden a considerarse, en conjunto, más felices que la gente que vive en países menos ricos. Ed Diener, un investigador de la Universidad de Illinois, encontró que las personas muy ricas dicen ser felices como promedio el 77% del tiempo, mientras que personas con una riqueza media dicen ser felices únicamente el 62% del tiempo. Esta diferencia, aunque estadísticamente es importante, no es muy grande, especialmente si sabemos que el grupo de los “muy ricos” fue seleccionado gracias a una lista de los cuatrocientos estadounidenses más ricos. Es también interesante tener en cuenta que ninguno de los sujetos del estudio de Diener creyó que el dinero por sí mismo garantizase la felicidad. La mayoría estaba de acuerdo con la afirmación «el dinero puede disminuir o incrementar la felicidad según cómo se use». En un estudio anterior. Norman Bradbum encontró que el grupo de ingresos más elevados decía ser feliz un 25% más frecuentemente que el grupo de ingresos más bajos. Nuevamente la diferencia estaba ahí, pero no era muy grande. En una encuesta global denominada. “La calidad de vida estadounidense”, publicada hace una década, los autores afirman que la situación financiera de la persona es uno de los factores menos importantes que afectan a la satisfacción general con la vida.Dadas estas observaciones, en vez de preocupamos acerca de cómo conseguir un millón de dólares o cómo hacer amigos e influir sobre las personas, parece ser más beneficioso averiguar cómo puede hacerse más armoniosa y más satisfactoria la vida cotidiana para lograr así la felicidad por una ruta directa, puesto que no podemos alcanzarla persiguiendo metas simbólicas.
4. LAS CONDICIONES DEL FLUJO
Hemos visto cómo describen las personas las características comunes de la experiencia óptima: una sensación de que las propias habilidades son adecuadas para enfrentarse con los desafíos que se nos presentan, una actividad dirigida hacia unas metas y regulada por normas que, además, nos ofrece unas pistas claras para saber si lo estamos haciendo bien. La concentración es tan intensa que no se puede prestar atención a pensar en cosas irrelevantes respecto a la actividad que se está realizando, o para preocuparse. La conciencia de sí mismo desaparece, y el sentido del tiempo se distorsiona. Una actividad que produce tales experiencias es tan agradable que las personas desean realizarla por sí misma, y se preocupan poco por lo que van a obtener de ella, incluso aunque la actividad que realizan sea difícil o peligrosa.¿Pero cuándo suceden estas experiencias? Ocasionalmente, el flujo puede suceder por casualidad, por una afortunada coincidencia entre las condiciones externas y las internas. Por ejemplo, unos amigos que están cenando juntos, y alguien empieza a hablar de un tema que hace que todos participen en la conversación. O, uno a uno, empiezan a contar chistes y a contar anécdotas, y muy pronto todos se están divirtiendo y sintiéndose bien por el simple hecho de estar juntos. Mientras que tales acontecimientos pueden suceder de forma espontánea, es mucho más probable que el flujo sea el resultado de una actividad estructurada, o que suceda debido a la habilidad de la persona para producir flujo,o por ambas razones.¿Por qué jugar o practicar deporte nos hace disfrutar, mientras que las cosas que hacemos cada día, como trabajar o estar en casa, a menudo son tan aburridas? ¿Y por qué una persona disfrutará incluso aunque esté en un campo de concentración, mientras que otro consigue aburrirse estando de vacaciones en un lugar fantástico? Contestar estas preguntas hará que sea más fácil comprender cómo podemos dar forma a la experiencia para mejorar la calidad de vida. En este capítulo vamos a describir esas actividades particulares que probablemente producirán experiencias óptimas y las características personales que ayudan a la gente a lograr fácilmente el flujo.
5. EL CUERPO EN FLUJO
«Seguramente el hombre no posee nada excepto un breve préstamo de su propio cuerpo escribió J. B. Cabell-, pero el cuerpo de hombre es capaz de placeres muy curiosos.» Cuando estamos tristes, deprimidos o aburridos, tenemos un fácil remedio a mano: usar el cuerpo para todo lo que vale. En nuestra época la mayoría de las personas son conscientes de la importancia de la salud y de la forma física. Pero las potencialidades casi ilimitadas para el disfrute que el cuerpo ofrece frecuentemente permanecen inexploradas. Pocos aprenden a moverse con la gracia de un acróbata, a ver con el ojo de un artista, a sentir el regocijo de un atleta al batir su propia marca, a degustar con la sutileza de un gastrónomo o amar con la habilidad que convierte al sexo en arte. Puesto que estas oportunidades están fácilmente al alcance, el paso más fácil para mejorar la calidad de vida consiste simplemente en aprender a controlar el cuerpo y sus sentidos.A veces los científicos se divierten tratando de deducir cuánto podría valer un cuerpo humano. Los químicos suman cuidadosamente el precio de mercado de la piel, la carne, los huesos, el pelo y los diversos minerales y elementos que lo componen y obtienen como resultado la suma de unos miserables dólares. Otros científicos toman en cuenta el complicado procesamiento de información y la capacidad de aprendizaje del sistema cuerpo-mente y llegan a una conclusión muy distinta: calculan que para construir una máquina tan sensible sería necesaria una suma enorme de dinero, del orden de centenares de millones de dólares.Ninguno de estos métodos de evaluar el cuerpo tiene mucho sentido. Su mérito no deriva de los ingredientes químicos o del cableado nervioso que hace posible el procesamiento de la información. Lo que le proporciona su valor incalculable es el hecho que sin él no viviríamos ninguna experiencia ni, por lo tanto, ningún registro de la vida tal y como la conocemos. Intentar adjudicarle un valor de mercado al cuerpo y a sus procesos es igual que intentar poner una etiqueta con un precio a la vida: ¿Con qué escala establecemos su valía?Todo lo que el cuerpo puede hacer es potencialmente agradable, aunque hay mucha gente que ignora esta capacidad y usa su físico tan poco como le es posible, dejando inexplorada su capacidad para proveer flujo. Los sentidos nos dan una información caótica cuando no los educamos; un cuerpo no entrenado se mueve de forma desgarbada y torpe: un ojo insensible no está interesado en lo que ve, o lo ve todo feo; la oreja que no tiene educación musical oye ruidos que la molestan, y un paladar basto sólo paladea gustos insípidos. Si dejamos que las funciones del cuerpo se atrofien, la calidad de vida llega a convertirse en meramente la adecuada, y para algunos incluso disminuye. Pero si uno toma conciencia de lo que el cuerpo puede hacer y aprende a imponer orden sobre sus sensaciones físicas, la entropía cede el paso a una armonía agradable en la conciencia.El cuerpo humano es capaz de centenares de funciones diferentes (ver, oír. tocar, correr, nadar, tirar, coger, escalar montañas y descender a cuevas, por nombrar únicamente unas pocas).Y a cada una de estas actividades corresponden experiencias de flujo. En todas las culturas, las actividades agradables se han inventado para favorecer las potencialidades del cuerpo. Cuando una función física normal, como correr, se desempeña según un diseño social, un escenario con metas y con reglas que ofrece desafíos y requiere de habilidades, se convierte en una actividad de flujo. Correr solo, contrarreloj, correr en competición o -como los indios tarahumara de México, que recorren centenares de millas en las montañas durante ciertos festivales agregando una dimensión ritual a la actividad, convierte el simple acto de mover el cuerpo a través del espacio en una fuente de la retroalimentación compleja que provee la experiencia óptima y agrega fortaleza a la personalidad. Cada órgano sensitivo, cada función motora, puede involucrarse en la producción de flujo.Antes de explorar con más profundidad cómo la actividad física contribuye a optimizar la experiencia, se debe acentuar que el cuerpo no produce flujo meramente por sus movimientos. La mente está involucrada siempre. Para conseguir disfrute nadando, por ejemplo, uno necesita cultivar el conjunto apropiado de habilidades, que requieren, además, la concentración de la atención. Sin los pensamientos pertinentes, las motivaciones y los sentimientos, sería imposible lograr la disciplina necesaria para aprender a nadar lo bastante bien como para disfrutarlo. Además, como el disfrute tiene lugar en la mente del nadador, la experiencia de flujo no puede ser un proceso puramente físico: músculo y cerebro deben involucrarse de forma equilibrada.En las páginas que siguen revisaremos algunas maneras en que puede mejorarse la calidad de experiencia mediante el uso refinado de los procesos corporales. Éstos incluyen tanto los deportes como las actividades físicas y el baile, el cultivo de la sexualidad y las diversas disciplinas orientales para el control de la mente mediante el entrenamiento del cuerpo. También se caracterizan por el uso discriminado de los sentidos de la vista, el oído y el gusto. Cada una de estas modalidades ofrece una cantidad casi ilimitada de disfrute, pero solamente a aquellas personas que trabajen para desarrollar las habilidades que requieren. En aquéllos que no las desarrollan, el cuerpo seguirá siendo un trozo de carne más bien barata. Más alto, más rápido, más fuerteEl lema latino de los Juegos Olímpicos modernos -aItius, citius,fortiuses un buen aunque incompleto resumen de cómo el cuerpo puede experimentar flujo. Integra un razonamiento que es válido en todos los deportes, que es hacer algo mejor de como siempre se ha hecho antes. La forma más pura del atletismo, y de los deportes en general, consiste en romper las limitaciones de lo que el cuerpo puede realizar.Por más insignificante que pueda parecerle al profano una meta atlética, llega a ser un asunto serio cuando se desempeña intentando demostrar la perfección de una habilidad. Tirar las cosas, por ejemplo, es una habilidad bastante trivial; incluso los bebés pequeños son bastantes buenos haciéndolo, como testimonian los juguetes que rodean cualquier cuna infantil. Pero a qué distancia una persona puede tirar un objeto de un cierto peso llega a ser un tema legendario. Los griegos inventaron el disco, y los grandes lanzadores de disco de la Antigüedad fueron inmortalizados por los mejores escultores; los suizos se reunían en fiestas en las praderas de las montañas para ver quién podía arrojar más lejos el tronco de un árbol; los escoceses hacían lo mismo con rocas gigantescas. En el béisbol de hoy en día se puede llegar a ser rico y famoso tirando pelotas con velocidad y precisión, y los jugadores de baloncesto también, porque ellos las pasan a través de unos aros. Algunos atletas tiran jabalinas, otros bolas o martillos, algunos tiran bumeranes o lanzan sedales de pesca. Todas estas variaciones sobre la capacidad básica para tirar ofrecen oportunidades casi ilimitadas para el disfrute.Altius -más alto es la primera palabra del lema olímpico, y elevarse del suelo es otro desafío universalmente reconocido. Romper las leyes de la gravedad es uno de los sueños más viejos de la humanidad. El mito de ícaro, quien había construido unas alas con las que podría alcanzar al sol, ha sido recordado largo tiempo porque es una parábola del fin -noble y descaminado al mismo tiempo de la civilización en sí misma. Saltar más alto, ascender al más majestuoso de los picos, volar por encima de la tierra, son algunas de las actividades más agradables que podemos hacer. Aunque algunos hombres de ciencia hayan inventado recientemente una enfermedad psíquica especial, el llamado “complejo de Icaro”, para explicar este deseo de liberarse del tirón de la gravedad. Como todas las explicaciones que tratan de reducir el disfrute al ardid defensivo contra las inquietudes reprimidas, esto no le quita valor. Por supuesto, en algún sentido toda la acción con un fin determinado puede considerarse como una defensa contra las amenazas del caos. Pero en este aspecto es más útil considerar que los actos que provocan el disfrute son señales de salud, y no de enfermedad.Las experiencias de flujo basadas en el uso de las habilidades físicas no ocurren únicamente dentro del marco de las hazañas atléticas. Los atletas olímpicos no tienen en exclusiva el regalo de encontrar disfrute mejorando su rendimiento más allá de los límites actuales. Cada persona, por más incapaz que sea, puede subir un poco más alto, ir un poco más rápido y crecer para ser un poco más fuerte. El regocijo de sobrepasar los límites del cuerpo está abierto a todos.Incluso el acto físico más simple llega a ser agradable cuando es transformado para producir flujo. Los pasos esenciales en este proceso son: a) establecer una meta general y tantas submetas realistas como sea posible; b) encontrar maneras de medir el progreso desde el punto de vista de las metas elegidas; c) concentrarse en lo que uno hace y realizar distinciones cada vez más precisas en los desafíos involucrados en la actividad; d) desarrollar las habilidades necesarias para interactuar con las oportunidades disponibles; y e) elevar el nivel si la actividad nos aburre.Un buen ejemplo de este método es el acto de caminar, que es el uso más simple del cuerpo que uno pueda imaginarse, y aún así puede llegar a ser una actividad compleja de flujo, casi una forma de arte. Podríamos poner un gran número de metas para una caminata. Por ejemplo, la elección del itinerario: adonde uno desea ir y por qué ruta. Dentro de la ruta total, uno podría seleccionar los lugares donde parar o lugares destacados para ver. Otra meta puede ser desarrollar un estilo personal, una manera de mover el cuerpo fácil y eficientemente. Una economía de movimientos que aumente al máximo el bienestar físico es otra meta obvia. Para medir el progreso, la retroalimentación puede incluir cuán rápido y cuán fácilmente se cubrió la distancia que se pretendía recorrer, cuántos paisajes interesantes ha visto uno. y cuántas nuevas ideas o sentimientos se tuvieron a lo largo de la caminata.Los desafíos de la actividad son los que nos fuerzan a concentramos. Los desafíos de una caminata variarán mucho según el entorno. Para quien vive en grandes ciudades, las aceras planas y las esquinas en ángulo recto hacen que el acto físico de caminar sea fácil. Caminar por un camino de montaña es otra cosa distinta: para un excursionista diestro, cada paso presenta un desafío diferente que debe resolver con una elección del punto de apoyo que sea más eficaz y que le proporcione el mejor lugar donde hacer palanca, tomando en cuenta, simultáneamente, el ímpetu y el centro de gravedad del cuerpo y las diversas superficies -la suciedad, las piedras, las raíces, la hierba, las ramas sobre las que el pie puede aterrizar. Sobre un camino difícil, un excursionista experimentado camina con economía de movimientos, con ligereza y ajustando constantemente sus pasos al terreno, en un proceso muy complejo de seleccionar la mejor solución según una serie cambiante de ecuaciones complejas que implican masa, velocidad y rozamiento. Por supuesto. estos cálculos son habitualmente automáticos y dan la impresión de ser enteramente intuitivos, casi instintivos; pero si el caminante no procesa la información correcta sobre el terreno y fracasa en hacer los ajustes apropiados en su marcha, tropezará o se cansará pronto. Aunque este tipo de caminata podría ser enteramente inconsciente, de hecho es una actividad muy intensa que requiere concentrar la atención. En la ciudad, el terreno en sí mismo no es el desafío, pero hay otras oportunidades para acrecentar las habilidades. La estimulación social de las multitudes, las referencias históricas y arquitectónicas del ambiente urbano, pueden agregar una variedad enorme a una caminata. Hay escaparates para ver, gente que observar, modelos de interacción humana sobre los que reflexionar. Algunos caminantes se especializan en elegir las rutas más cortas, otros las más interesantes: algunos están orgullosos de sí mismos al caminar por la misma ruta con precisión cronométrica, a otros les gusta mezclar y combinar su itinerario. En invierno, algunos se apuntan a caminar mientras sea posible sobre las zonas soleadas de la acera, y a caminar en la sombra, tanto como les sea posible, en verano. Hay quien cronometra sus travesías exactamente para cuando el semáforo cambie a verde. Por supuesto estas oportunidades para el disfrute deben cultivarse; no les suceden automáticamente a quienes no controlan su itinerario. A menos que uno se ponga metas y desarrolle sus habilidades, caminar es simplemente una necesidad sin más.Caminar es la actividad física más trivial imaginable, aunque puede ser algo profundamente agradable si una persona se pone metas y toma el control del proceso. Por otra parte, los centenares de formas elaboradas de deportes y la cultura del cuerpo actualmente disponible -y que van desde el tenis al yoga, desde ir en bicicleta a las artes marciales pueden no ser agradables para todos si se realizan porque están de moda o simplemente porque son buenos para la salud. Mucha gente se siente atrapada en una noria de actividad física sobre la que acaban teniendo muy poco control, sintiéndose comprometidos a hacer ejercicio pero sin obtener ninguna diversión alguna haciéndolo. Han cometido la equivocación de confundir la forma con la sustancia, y de creer que las acciones concretas y los acontecimientos son la única “realidad” que determina lo que sienten. Para tales individuos, formar parte de un fantástico club gimnástico debería ser casi una garantía de que disfrutarán. Sin embargo, el disfrute, como hemos visto, no depende de lo que usted hace, sino cómo lo hace. En uno de nuestros estudios realizamos la siguiente pregunta: ¿La gente es más feliz cuando usa más recursos materiales en sus actividades de ocio? ¿O se sienten más felices cuando invierten más en sí mismos? Intentamos contestar a estas preguntas con el Método de Muestreo de la Experiencia (MME), el procedimiento que desarrollé en la Universidad de Chicago para estudiar la calidad de experiencia. Como describí anteriormente, este método consiste en dar a los sujetos un buscapersonas y una libreta con las hojas de respuesta. El transmisor de radio se programa para enviar señales unas ocho veces por día, en intervalos al azar, durante una semana. Cada vez que el buscapersonas da una señal, los sujetos llenan una página de la libreta, indicando donde están, qué están haciendo y con quién, y clasifican su estado mental sobre una escala dimensional de siete niveles que van desde “muy feliz” a “muy triste”.Lo que encontramos fue que cuando la gente realizaba actividades de ocio que resultaban caras desde el punto de vista de los recursos requeridos para ello -actividades que exigían un equipo caro, electricidad u otras formas de energía medidas en julios, tales como la potencia de una embarcación, conducir o ver la televisión eran significativamente menos felices que cuando realizaban actividades de ocio barato. Eran más felices cuando simplemente hablaban con otros, cuando se dedicaban a cultivar la tierra, a tejer, o andaban ocupados por una afición; todas estas actividades requieren pocos recursos materiales, pero exigen una inversión relativamente alta de energía psíquica. Sin embargo, el ocio que usa muchos recursos externos frecuentemente requiere menos atención y, como consecuencia, generalmente ofrece menos gratificaciones memorables.
6. EL FLUJO DEL PENSAMIENTO
Las cosas buenas en la vida no provienen únicamente de los sentidos. Algunas de las mejores experiencias que experimentamos se generan dentro de la mente, son provocadas por la información que desafía nuestra capacidad de pensar, en lugar de desafiar nuestras habilidades sensitivas. Como sir Francis Bacon escribió, hace casi cuatrocientos años, preguntar -que es la semilla de conoceres el reflejo de la forma más pura de placer. Así como hay actividades de flujo que corresponden a cada potencialidad física del cuerpo, cada operación mental es capaz de ofrecemos su forma particular de disfrute.Entre las muchas actividades intelectuales disponibles, actualmente la lectura es quizás la actividad de flujo más frecuentemente mencionada en todo el mundo. Resolver acertijos mentales es una de las formas más antiguas de actividad agradable, precursora de la filosofía y la ciencia moderna. Algunos individuos llegan a ser tan diestros en interpretar una partitura musical que no necesitan escuchar las notas reales para disfrutar de una pieza de música y prefieren la lectura de la partitura de una sinfonía en vez de oírla. Los sonidos imaginarios que bailan en sus mentes son más perfectos de lo que cualquier interpretación real pudiera ser. De modo similar, la gente que dedica mucho tiempo al arte llega a apreciar cada vez más los aspectos afectivos, históricos y culturales de la obra que están observando y en ocasiones disfrutan más con estos aspectos que con los puramente visuales. Como un profesional de las artes expresó:«[Las obras de arte ante las que personalmente respondo [...] tienen detrás de sí una gran actividad conceptual, política e intelectual. [...] Las representaciones visuales son realmente las señales de esta máquina hermosa que ha sido construida, única en la tierra, y no es simplemente un refrito de elementos visuales, sino que es realmente una nueva máquina pensante elaborada por un artista, a través de unos medios visuales y sus percepciones».Lo que esta persona ve en una pintura no es simplemente un cuadro, sino “la máquina de pensar” que son las emociones del pintor, su esperanzas y sus ideas, así como el espíritu de la cultura y el período histórico en que vivió. Con atención y cuidado, uno puede discernir una dimensión mental similar en las actividades físicas agradables como el atletismo, la comida o el sexo. Podríamos decir que distinguir entre las actividades de flujo que involucran las funciones del cuerpo y aquéllas que involucran la mente es, en cierto modo, algo espurio, puesto que todas las actividades físicas involucran un componente mental si queremos que sean algo agradable. Los atletas saben muy bien que para mejorar el rendimiento más allá de un cierto punto deben aprender a disciplinar su mente, Y las gratificaciones intrínsecas que consiguen están más allá del simple bienestar físico: experimentan un sentimiento de realización personal y aumentan su autoestima. Y viceversa, la mayoría de las actividades mentales también se apoyan en la dimensión física. El ajedrez, por ejemplo, es uno de los juegos más cerebrales que existen, pero los jugadores de ajedrez más capaces se entrenan corriendo y nadando porque son conscientes de que si no están físicamente en forma, no serán capaces de mantener los largos períodos de concentración mental que requieren los torneos de ajedrez. En el yoga, el control de la conciencia se obtiene aprendiendo a controlar los procesos corporales, y lo primero se mezcla con lo segundo.Así, aunque la experiencia de flujo siempre implique el uso de los músculos y los nervios por un lado, y de la voluntad, el pensamiento y el sentimiento por el otro, tiene sentido diferenciar un tipo de actividades agradables que ordenan directamente la mente en vez de actuar a través de la mediación de los sentidos corporales. Estas actividades son primariamente de naturaleza simbólica y dependen de los idiomas naturales, las matemáticas o de algún otro sistema abstracto de anotación como el lenguaje de los ordenadores para lograr sus efectos de orden en la mente. Un sistema simbólico es como un juego en que se ofrece una realidad separada, un mundo propio donde uno puede llevar a cabo acciones que se permite que ocurran en ese mundo, pero que no tendrían mucho sentido en ninguna otra parte. En los sistemas simbólicos, la “acción” se halla comúnmente restringida a la manipulación mental de los conceptos.Para disfrutar de una actividad mental, hay que encontrar las mismas condiciones que hacen agradables las actividades físicas. Debe tenerse alguna habilidad en un campo simbólico; tienen que haber unas reglas, una meta y una manera de obtener retroalimentación. Hay que ser capaz de concentrarse interactuar con las oportunidades a un nivel equilibrado con las propias habilidades.En realidad, lograr una condición mental tan ordenada no es tan fácil como parece. Contrariamente a lo que tendemos a suponer, el estado normal de la mente es el caos. Sin entrenamiento y sin un objeto en el mundo externo que exija nuestra atención, las personas son incapaces de enfocar sus pensamientos durante más de unos minutos cada vez. Es relativamente fácil concentrarse cuando la atención se estructura por los estímulos exteriores, como cuando una película se proyecta sobre la pantalla o cuando estamos conduciendo entre el denso tránsito que encontramos en nuestro camino. Si uno lee un libro interesante, ocurre lo mismo, pero la mayoría de los lectores también empiezan a perder su concentración tras unas pocas páginas, y sus mentes vagan lejos de la trama. En este punto, si desean seguir leyendo deben hacer un esfuerzo para volver a forzar su atención sobre las páginas.Normalmente no notamos el poco control que tenemos sobre la mente, porque los hábitos canalizan tan bien la energía psíquica que los pensamientos parecen seguirse el uno al otro por sí mismos y sin interrupciones. Después de dormir recobramos el conocimiento por la mañana cuando suena la alarma del reloj, y entonces andamos hasta el baño y nos cepillamos los dientes. Los roles sociales prescritos por nuestra cultura toman el control de nuestras mentes en nuestro lugar y generalmente actuamos en piloto automático hasta el fin de la jornada, cuando nuevamente es el momento de perder la conciencia en el sueño. Pero cuando se nos deja solos, sin ninguna demanda a la que atender, el desorden básico de la mente se manifiesta. Sin nada que hacer, la mente empieza a seguir modelos aleatorios, por lo común se detiene en pensamientos dolorosos o perturbadores. A menos que una persona sepa cómo proporcionar orden a sus pensamientos, la atención se sentirá atraída por cualquier cosa que sea muy problemática en aquel momento: se enfocará en algún dolor verdadero o imaginario, en los rencores recientes o en las frustraciones a largo plazo. La entropía es el estado normal de la conciencia (una condición que ni es útil, ni es agradable).Para evitar esta condición, las personas se sienten ávidas de llenar sus mentes con cualquier información fácilmente disponible mientras distraiga la atención de volverse hacia el interior y fijarse en los sentimientos negativos. Esto explica por qué una proporción enorme de tiempo se invierte en ver la televisión, a pesar del hecho que muy rara vez se disfrute haciéndolo. Si lo comparamos con otras fuentes de estimulación -como leer, hablar con otras personas o trabajar en una afición-, ver la televisión puede ofrecer información continua y fácilmente accesible que estructure la atención del espectador con un costo muy bajo desde el punto de vista de la energía psíquica que necesita invertirse. Mientras la gente mira la televisión, no temen que sus mentes les fuercen a enfrentarse a perturbadores problemas personales. Es comprensible que, una vez que se desarrolla esta estrategia para vencer la entropía psíquica, abandonar este hábito llegue a ser casi imposible.El mejor camino para evitar el caos en la conciencia, por supuesto, es mediante hábitos que den el control sobre los procesos mentales al propio individuo, en vez de a alguna fuente externa de estimulación, como los programas de televisión. Sin embargo, para adquirir tales hábitos se requiere práctica y el tipo de metas y reglas que son inherentes a las actividades de flujo. Por ejemplo, una de las maneras más sencillas de usar la mente es soñar despierto: realizar una sucesión de hechos con imágenes mentales. Pero incluso esta manera aparentemente fácil de ordenar el pensamiento está más allá del alcance de muchas personas. Jerome Singer, el psicólogo de Yale que ha estudiado el soñar despierto y las imágenes mentales quizás más que cualquier otro científico, ha demostrado que soñar despierto es una habilidad que muchos niños nunca aprenden a usar. Pero soñar despierto no solamente ayuda a crear orden emocional compensando en la imaginación una realidad desagradable -como cuando una persona puede reducir su frustración y sus deseos de agresión contra alguien que le ha ocasionado algún daño visualizando una situación en la que el agresor es castigado sino que también permite que los niños (y los adultos) puedan ensayar situaciones imaginarias y vean cuál es la mejor estrategia que pueden adoptar para enfrentarlas, busquen opciones alternativas, descubran consecuencias que no previeron, etc., es decir, todos los resultados que ayuden a aumentar la complejidad de la conciencia. Y, por supuesto, cuando lo usamos con habilidad, soñar despierto puede ser algo muy agradable.Al revisar las condiciones que ayudan a establecer el orden en la mente, miraremos primero el papel sumamente importante de la memoria, y después cómo se pueden usar las palabras para producir experiencias de flujo. Seguidamente consideraremos tres sistemas simbólicos que son muy agradables si uno sabe sus reglas: la historia, la ciencia y la filosofía. Podríamos haber mencionado otros muchos campos de estudio, pero éstos tres pueden servir como ejemplos para los demás. Cada uno de estos “juegos” mentales está al alcance de cualquiera que desee jugar con ellos.
7. EL TRABAJO COMO FLUJO
Al igual que los demás animales debemos dedicar una gran parte de nuestra existencia a buscar los recursos necesarios para vivir: las calorías que el cuerpo necesita para abastecerse no aparecen mágicamente sobre la mesa, y las casas y los automóviles no se arman a sí mismos espontáneamente. Sin embargo no hay fórmulas estrictas de cuánto tiempo tienen que trabajar las personas. Parece, por ejemplo, que los cazadores-recolectores antiguos, al igual que sus descendientes actuales que viven en los desiertos inhóspitos de África y Australia, dedican únicamente de tres a cinco horas cada día a lo que nosotros llamaríamos trabajar (buscar alimento, refugio, ropa y herramientas). Ocupan el resto del día conversando, descansando o bailando. En el extremo opuesto están los trabajadores industriales del siglo xix, que frecuentemente se veían forzados a ocupar doce horas al día, seis días a la semana, trabajando en fábricas sucias o minas peligrosas.No solamente varía la cantidad de trabajo, también su calidad. Hay un viejo proverbio italiano que dice: «// lavoro nobilita l’uomo, e lo rende simile alie bestie», es decir, «el trabajo ennoblece al hombre, y lo convierte en un animal». Este refrán irónico puede ser un comentario sobre la naturaleza de todos los trabajos, pero también puede interpretarse el significado de que el trabajo que requiere grandes habilidades y que se realiza libremente refina la complejidad de la personalidad y, por otro lado, que hay pocas cosas tan entrópicas como el trabajo no cualificado hecho por obligación. El cirujano cerebral que opera en un hospital espléndido y el esclavo obrero que se tambalea bajo una carga pesada mientras atraviesa un río de lodo son ambos trabajadores. Pero el cirujano tiene una oportunidad para aprender cosas nuevas todos los días y todos los días sabe que él manda y que puede desempeñar tarcas difíciles. El obrero se ve forzado a repetir los mismos movimientos agotadores y lo que él aprende es mayormente sobre su propia impotencia.Puesto que el trabajo es tan universal y tan variado, es tremenda la diferencia en la satisfacción general de uno según si lo que hace para vivir es agradable o no. Thomas Carlyle no estaba muy equivocado cuando escribió: «bendito es quien ha encontrado su trabajo; no le dejemos pedir ninguna otra bendición». Sigmund Freud amplió algo este sencillo consejo. Cuando se le pidió su receta para la felicidad, dio una respuesta muy corta pero sensata: «el trabajo y el amor». Cierto que si uno encuentra flujo en el trabajo y en las relaciones con otras personas, estará en el buen camino para mejorar la calidad de vida de una manera global. En este capítulo explicaremos cómo el trabajo puede ofrecer flujo y que al realizarlo participaremos también del otro tema importante que nos señalaba Freud: disfrutar de la compañía de los demás.
8. DISFRUTAR DE LA SOLEDAD Y DE LOS DEMÁS
Los estudios sobre el flujo han demostrado repetidamente que más que de cualquier otra cosa, la calidad de vida depende de dos factores: de cómo experimentamos el trabajo y de nuestras relaciones con otras personas. La información más detallada sobre quiénes somos como individuos proviene de las personas con las que nos comunicamos y de la manera en que realizamos nuestros trabajos. Nuestra personalidad está definida principalmente por lo que sucede en estos dos contextos, como Freud reconoció en su prescripción de “amor y trabajo"’ como receta para la felicidad. En el último capítulo revisamos algunas de las potencialidades de flujo del trabajo'; en este capítulo exploraremos las relaciones con la familia y los amigos, para determinar cómo ellos pueden llegar a ser fuente de experiencias agradables.La calidad de la experiencia es muy diferente si estamos en compañía de otras personas o no. Estamos biológicamente programados para pensar que los demás seres humanos son los objetos más importantes del mundo porque ellos pueden hacer que la vida sea muy interesante y llena de logros o totalmente miserable. Nuestra forma de llevar las relaciones con los demás marca enormes diferencias en nuestra felicidad. Si aprendemos a convertir nuestras relaciones con los demás en experiencias de flujo, nuestra calidad de vida global mejorará notablemente. Por otra parte, también valoramos la privacidad y frecuentemente deseamos estar solos, aunque a menudo resulta que tan pronto como estamos solos, empezamos a deprimirnos. Es típico que la gente en esta situación se sienta sola, sienta que no hay desafíos, que no hay nada que hacer. Para algunos, la soledad provoca, en su forma más leve, los síntomas de desorientación de la privación sensorial. Así que, a menos que uno aprenda a tolerar e incluso a disfrutar el estar solo, es muy difícil realizar cualquier tarea que precise de total concentración. Por esta razón es esencial encontrar modos de controlar la conciencia, incluso cuando estamos solos.
9. ENGAÑAR AL CAOS
A pesar de todo lo dicho hasta el momento, algunas personas todavía pueden pensar que debe ser fácil ser feliz mientras uno tenga la suficiente suerte de gozar de salud y ser rico y guapo. Pero ¿cómo podemos mejorar la calidad de vida cuando las cosas no son como queremos, cuando la fortuna nos ha dado malas cartas? Uno puede permitirse cavilar sobre la diferencia entre el disfrute y el placer si no tiene que preocuparse por si el dinero se termina antes de fin de mes. Para la mayoría de la gente, tales distinciones son un lujo que no pueden concederse. Está bien pensar en los desafíos y en la complejidad si usted tiene una profesión interesante y bien remunerada, pero ¿por qué tratar de mejorar un trabajo que es básicamente aburrido y deshumanizado?Y ¿cómo podemos esperar que la gente enferma, empobrecida o que ha sido golpeada por la adversidad controle su conciencia? Seguramente necesitarían mejorar las condiciones materiales concretas antes de que el flujo pudiese agregar cualquier cosa estimable a la calidad de su existencia. En otras palabras, la experiencia óptima debería contemplarse como la capa final de una tarta hecha con ingredientes sólidos como la salud y la riqueza, y que por sí misma es una decoración pobre. Sólo si disponemos de una base sólida de estas ventajas reales nos sirve de ayuda hacer más satisfactorios los aspectos subjetivos de la vida.No es preciso decir que la tesis que este libro propone va en contra de esta conclusión. La experiencia subjetiva no es simplemente una de las dimensiones de la vida, es la vida en sí misma. Las condiciones materiales son secundarias: sólo nos afectan indirectamente, por la vía de la experiencia. Por otro lado, el flujo, e incluso el placer, benefician directamente la calidad de vida. La salud, el dinero y las demás ventajas materiales pueden o no pueden mejorar la vida. A menos que una persona haya aprendido a controlar la energía psíquica, las oportunidades que ofrecen tales ventajas serán inútiles.Y al contrario, muchos individuos que han sufrido mucho no sólo han acabado por sobrevivir, sino que también han sido capaces de disfrutar completamente de sus vidas. ¿Cómo es posible que esa gente sea capaz de lograr la armonía de la mente y crecer en complejidad, incluso cuando les sucedían algunas de las peores cosas imaginables? Ésta es la pregunta aparentemente simple que exploraremos en este capítulo. Durante el proceso examinaremos alguna de las estrategias que estas personas usan para manejar los sucesos que les producen tensión, y revisaremos cómo una personalidad autotélica puede lograr crear orden del caos.
10. LA ELABORACIÓN DEL SIGNIFICADO
Es bastante normal que los jugadores de tenis famosos se entreguen profundamente a su juego, que jugar les proporcione placer, pero que fuera de la pista sean personas malhumoradas y hostiles. Picasso disfrutaba pintando, pero tan pronto como dejaba el pincel se convertía en un hombre más bien desagradable. Bobby Fischer, el genio de ajedrez, parecía ser desvalidamente inepto excepto cuando su mente estaba en el tablero. Estos y otros incontables ejemplos similares son un recordatorio de que haber logrado flujo en una actividad no nos garantiza necesariamente que se extienda al resto de nuestra vida.Si disfrutásemos del trabajo y de las amistades y nos enfrentásemos a cada desafío como una oportunidad de desarrollar nuevas habilidades, conseguiríamos gratificaciones que están fuera del reino de la vida ordinaria. Pero incluso esto no es suficiente para asegurarnos la experiencia óptima. Mientras el disfrute siga vinculado a actividades puntuales que no están relacionadas entre sí de una manera significativa, uno todavía es vulnerable a los caprichos del caos. Incluso la carrera profesional de más éxito, la relación familiar más plena, finalmente se acaban. Tarde o temprano la implicación en el trabajo debe reducirse, el cónyuge muere, los hijos crecen y se van lejos. Para acercarse a la experiencia óptima tan estrechamente como sea humanamente posible, es necesario dar un último paso en el control de la conciencia.Lo que esto implica es convertir toda la vida en una experiencia unificada de flujo. Si una persona desea lograr una meta lo bastante difícil, de la que provengan todas las otras metas, y si él o ella invierte toda su energía en desarrollar las habilidades para alcanzar esa meta, entonces las acciones y los sentimientos estarán en armonía y las partes separadas de la vida encajarán en el esquema; cada actividad “tendrá sentido” en el presente, así como también en perspectiva hacia el pasado y hacia el futuro. De tal manera es posible dar significado a la vida entera.Pero ¿no es increíblemente ingenuo esperar que la vida tenga un significado total coherente? Después de todo, por lo menos desde que Nietzsche concluyó que Dios había muerto, los filósofos y los científicos sociales han estado muy ocupados demostrando que esta existencia no tiene ningún propósito, que el azar y las fuerzas impersonales rigen nuestro destino y que todos los valores son relativos y arbitrarios. Es cierto que la vida no tiene ningún significado, si por eso entendemos una meta suprema inherente a la estructura de la naturaleza y la experiencia humana, una meta que sea válida para todos los individuos. Pero esto no significa que a la vida no podamos darle un significado. Muchas cosas que llamamos cultura y civilización consisten en los esfuerzos que han hecho muchas personas, generalmente a pesar de tenerlo todo en contra, para crear una sensación de propósito para sí mismas y para sus descendientes. Una cosa es reconocer que la vida no tiene, por sí misma, sentido, pero otra cosa completamente distinta es aceptar esto con resignación. El primer hecho no supone el segundo, como la carencia de alas no impide que volemos.Desde el punto de vista de un individuo, no importa cuál sea la meta definitiva si resulta que nos obliga a invertir la energía psíquica suficiente para ordenar toda una vida. El desafío podría ser el deseo de tener la mejor colección de botellas de cerveza en el barrio, la decisión de encontrar una cura para el cáncer o simplemente el imperativo biológico de tener hijos que sobrevivan y prosperen. Mientras nos ofrezca objetivos claros, reglas claras para la acción y una manera de concentrarse e implicarse, cualquier meta puede servir para dar significado a la vida de una persona.Hace unos pocos años conocí bastante bien a varios profesionales musulmanes (ingenieros electrónicos, pilotos, hombres de negocios y profesores, mayormente de Arabia Saudí y de otros estados del Golfo). Al hablar con ellos me sorprendió lo relajados que parecían estar la mayoría de ellos, incluso bajo fuerte presión. «No hay nada que hacer -me dijeron cuando les pregunté, usaron otras palabras, pero siempre con el mismo mensaje-: No nos preocupamos porque creemos que nuestra vida está en las manos de Dios, y cualquier cosa que Él decida estará bien.» Tal fe implícita también solía estar generalizada en nuestra cultura, pero no es fácil encontrarla ahora. Muchos de nosotros tenemos que descubrir una meta que dé significado propio a nuestra vida, sin la ayuda de una fe tradicional.
NOTAS
Capítulo 1
Felicidad. El punto de vista de Aristóteles sobre la felicidad está en su mayoría claramente desarrollado en los libros I y IX de la Etica a Nicómaco, capítulos 9 y 10. La investigación contemporánea sobre la felicidad llevada a cabo por psicólogos y otros científicos sociales ha comenzado relativamente tarde, pero recientemente el tema ha alcanzado una gran importancia. Uno de los primeros trabajos en este campo, y todavía muy influyente, ha sido La estructura del bienestar psicológico (Bradbum, 1969), que indicó que la felicidad y la infelicidad eran independientes la una de la otra; en otras palabras, simplemente porque una persona sea feliz no significa que no pueda también estar triste al mismo tiempo. El doctor Ruut Veenhoven de la Universidad Erasmus de Rotterdam, en Holanda, ha publicado recientemente Databook of Happiness que resume 245 encuestas llevadas a cabo en 32 países entre los años 1911 y 1975 (Veenhoven, 1984); un segundo volumen está todavía en preparación.La Fundación Archimedes de Toronto, en Canadá, también tiene como tarea hacer el seguimiento de las investigaciones realizadas sobre el bienestar y la felicidad humana; su primer directorio apareció en 1988. El libro Psychology of Happiness del psicólogo social Michael Argyle de Oxford, se publicó en 1987. Otro resumen general de los conceptos y de los resultados de las investigaciones en esta área es el volumen de Strack, Argyle y Schwartz (1990). Lujos materiales con los que nadie había soñado. Descripciones actuales y serias de las condiciones de vida cotidiana en siglos pasados pueden encontrarse en una serie de libros que tienen como recopiladores generales a Philippe Aries y a Georges Duby, titulados A History of Prívate Life. El primer volumen, Desde la Roma Pagana a Bizancio, editado por Paul Veyne, se publicó en 1987. Otra serie magistral sobre el mismo tema es The Structures of Everyday Life de Fernand Braudel, cuyo primer volumen apareció en inglés en 1981. Para saber acerca de los cambios en el mobiliario doméstico, véase también Le Roy Ladurie (1979) y Csikszentmihalyi y Rochberg-Halton (1981).Página 16Flujo. Mi trabajo sobre la experiencia óptima comenzó con mi tesis doctoral, que era un estudio sobre cómo creaban una pintura los artistas jóvenes. Algunos de los resultados aparecieron en el libro The Creative Vision (Getzels y Csikszentmihalyi, 1976). Desde entonces han aparecido varias docenas de artículos académicos sobre el tema. El primer libro que describía directamente la experiencia de flujo fue Beyond Boredom and Anxiety (Csikszentmihalyi, 1975). El último resumen de la investigación académica sobre la experiencia de flujo es el libro colectivo Optimal Experience: Psychological Studies of Flow in Consciousness (Csikszentmihalyi y Csikszentmihalyi, 1988).Página 17El Método de Muestreo de la Experiencia. Usé por primera vez esta técnica en un estudio acerca de unos trabajadores adultos en 1976; la primera publicación fue acerca de un estudio de los adolescentes (Csikszentmihalyi, Larson y Prescott, 1977). Disponen de detalladas descripciones del método en Csikszentmihalyi y Larson (1984, 1987).Página 18Aplicaciones del concepto de flujo. Se describen en el primer capítulo de Optimal Experience (Csikszentmihalyi y Csikszentmihalyi 1988).Página 19Metas. Las explicaciones más antiguas del comportamiento humano las encontramos en Aristóteles, que supuso que las acciones eran motivadas por metas. Sin embargo, la psicología moderna ha demostrado que muchas cosas que hace la gente pueden explicarse más ponderadamente a través de causas más simples y, frecuentemente. inconscientes. Como resultado, la importancia de las metas en la dirección del comportamiento se ha desacreditado mucho. Hay algunas excepciones, como Alfred Adler (1956), quien creyó que las personas desarrollan jerarquías de metas que conforman sus decisiones a lo largo de la vida; y los psicólogos estadounidenses Gordon Allport (1955) y Abraham Maslow (1968), quienes creyeron que, tras satisfacer las necesidades más básicas, las metas podían empezar a ser efectivas en dirigir las acciones. Las metas también han recobrado una cierta credibilidad en la psicología cognitiva, donde investigadores tales como Molinero, Galanter y Pribram (1960), Mandler (1975), Neisser (1976) y Emde (1980) han usado el concepto para explicar la secuencia de la toma de decisiones y la regulación del comportamiento. Yo no sostengo que la mayoría de la gente actúe la mayor parte del tiempo de la manera en que lo hace porque trate de lograr sus metas; sino que sólo cuando lo hacen así experimentan un sentimiento de control que está ausente cuando el comportamiento no es motivado por metas elegidas conscientemente (véase Csikszentmihalyi, 1989).Página 22Caos. Podría parecer extraño que un libro que trata acerca de la experiencia óptima deba preocuparse del caos del universo. La razón para ello es que el valor de la vida no puede entenderse excepto en contraposición al fondo de sus problemas y peligros. Incluso desde la primera obra conocida de la literatura, el Gilgamesh, que se escribió hace 35 siglos (Masón, 1971), ha sido normal empezar con una revisión de la caída del hombre antes de aventurarse a sugerir modos de mejorar la condición humana. Quizás el mejor prototipo sea la Divina comedia de Dante, donde el lector primero tiene que pasar a través de las puertas del infierno («per me si va neU’etemo dolore... ») antes de que pueda contemplar la solución a los problemas de la vida. En este contexto nosotros seguimos estos ilustres ejemplos, no por seguir simplemente la tradición, sino porque psicológicamente tiene sentido.Página 25Jerarquía de necesidades. La bien conocida fórmula de la relación entre las necesidades “de 3or6de0n inferior”, tales como la supervivencia y la seguridad, y las metas “más elevadas”, como el desarrollo de la personalidad, fue descubierta por Abraham Maslow (1968, 1971).Aumentar expectativas. Según muchos autores, la insatisfacción crónica con el statu quo es un aspecto de modernidad. Al hombre moderno por excelencia, el Fausto de Goethe, el diablo le dio poder con la condición de que nunca estuviese satisfecho con lo que tenía. Un tratamiento de este tema, excelente y actual, puede encontrarse en Berman (1982). Es más probable, sin embargo, que ese anhelo de poseer más de lo que uno tiene sea una característica humana bastante universal, que probablemente tuvo algo que ver con el desarrollo del conocimiento.Esta felicidad y la satisfacción con la vida dependen de cuán pequeña se perciba la brecha entre lo que uno desea y lo que uno posee, pero se ha observado con frecuencia que las expectativas tienden a subir. Por ejemplo, en una votación llevada a cabo en 1987 y publicada en el Chicago Tribune (24 septiembre, sección 1, p. 3). los estadounidenses que ganan más de 100.000 dólares en un año (y que constituyen el 2% de la población) creer que para vivir confortablemente ellos necesitarían 88.000; mientras que quienes ganan menos de 100.000 dólares piensan que con 30.000 sería suficiente. Los más ricos también dijeron que ellos necesitarían un cuarto de millón para cumplir sus sueños, mientras el precio del sueño del estadounidense medio era sólo de una quinta parte de esta suma.Entre los eruditos que han estudiado la calidad de vida, muchos han encontrado hallazgos similares: por ejemplo, Campbell, Converse, y Rodgers (1976), Davis (1959), Lewin y otros (1944 [1962]). Martin (1981), Michalos (1985) y Williams (1975). Sin embargo, estos enfoques tienden a centrarse en las condiciones extrínsecas de la felicidad, tales como la salud, la solvencia financiera, etc., a diferencia del enfoque de este libro, cuyo objetivo es la felicidad que resulta de las acciones de una persona.Página 26Controlando la vida propia. El esfuerzo para lograr autodominio es una de las metas más antiguas de la psicología humana. En un resumen lúcido de varios cientos de libros de diferentes tradiciones intelectuales dirigidas al control de la personalidad(por ejemplo, el yoga, 3fi6lo1sofías diversas, el psicoanális, la psicología de la personalidad. la autoayuda), Klausner (1965) encontró que los objetos a los que se dirigia el control podían resumirse en cuatro categorías: 1) control de la actuación o del comportamiento; 2) control de los impulsos fisiológicos subyacentes; 3) control de funciones intelectuales, es decir, del pensamiento; 4) control de las emociones, es decir, del sentimiento.La cultura como defensa contra el caos. Véase, por ejemplo, el resumen de Nelson (1965) sobre este punto. Hay unos tratamientos interesantes de los efectos positivos e integradores de la cultura en el concepto de “sinergia” de Ruth Benedict (Maslow y Honigmann. 1970) y en los sistemas generales de perspectiva de Laszlo (1970). (Véase también Redfield, 1942; von Bertalanffy, 1960, 1968; y Polanyi, 1968, 1969.) Para tener un ejemplo de cómo los individuos crean el significado en un contexto cultural, véase Csikszentmihalyi y Rochberg-Halton (1981).Las culturas creen ser el centro del universo. El etnocentrismo parece ser uno de los principios básicos de toda cultura; véase por ejemplo LeVine y Campbell (1972), Csikszentmihalyi (1973).Página 28Ansiedad ontológica. Los expertos acerca de la ansiedad ontológica (o existencial) han sido, por lo menos en los últimos siglos, los poetas, los pintores, los dramaturgos y otros artistas diversos. Entre los filósofos hay que mencionar a Kierkegaard (1944, 1954), Heidegger (1962), Sartre (1956) y Jaspers (1923, 1955); entre los psi-quiatras, Sullivan (1953) y Laing (1960, 1961).El significado. Una experiencia es significativa cuando se relaciona positivamente con las metas de una persona. La vida tiene significado cuando tenemos un propósito que justifica nuestros afanes, y cuando la experiencia está ordenada. Para lograr este orden en la experiencia frecuentemente es necesario postular la existencia de alguna fuerza sobrenatural o de un plan de la providencia, sin el cual la vida puede no tener sentido. Véase también Csikszentmihalyi y Rochberg-Halton (1981). El problema del significado se comentará en más profundidad en el capítulo 10.Página 31La religión y la pérdida de significado. La religión todavía sirvecomo escudo contra el caos, según muestran varios estudios que declaran que existe una satisfacción más alta con la vida entre los362 que se consideran personas religiosas (Bee, 1987. p. 373). Pero recientemente ha habido varios autores que afirman que el efecto de los valores culturales que sostuvieron nuestra sociedad ya no es tan eficaz como lo fue antaño; por ejemplo, véase Daniel Bell (1976) sobre el declive de los valores capitalistas y Robert Bellah (1975) sobre el declive de la religión. Al mismo tiempo, está claro que aun en la llamada “Edad de la Fe” en Europa, durante toda la Edad Media, la sociedad se hallaba acosada por la duda y la turbación. Véase la excelente descripción de Johann Huizinga (1954) y Le Roy Ladurie(1979) sobre la agitación espiritual de aquellos tiempos.Página 32Las tendencias en la patología social. Para las estadísticas sobre el uso de energía, véase Statistical Abstracts of the U.S. Departamento de Comercio de los EE.UU., 1985, p. 199); sobre la pobreza, véase ibíd., p. 457. Las tendencias del crimen violento están extraídas del U.S. Dept. ofJustice's Uniform Crime Reports (25 de julio, 1987,p. 41), el Statistical Abstracts (1985, p. 166) y los U.S. Social Indicators del Departamento de Comercio (1980, pp. 235, 241). Las estadísticas de enfermedades venéreas están en los Abstracts of the U.S. (1985, p. 115); para el divorcio véase ibíd., p. 88.Las cifras acerca de la salud mental son del U.S. Social Indicators, p.93. Las cifras presupuestarias están en U.S. Statistical Abstracts.(1985, p. 332).Página 33Para la información sobre el número de adolescentes que viven en familias junto a sus dos padres véanse Brandwein (1977), Cooper (1970) , Glick (1979) y Weitzman (1978). Para las estadísticas de crímenes, véase U.S. Statistical Abstracts (1985, p. 189).La patología adolescente. Para el tema del suicidio y del homicidio entre adolescentes, véase Vital Statistics ofthe United States, 1985 (Departamento de Salud y Servicios Sociales de EE.UU., 1988), gráfico 8.5. Los cambios en las puntuaciones SAT se hallan en elU.S. Statistical Abstracts (1985, p. 147). Según estimaciones fiables, los suicidas adolescentes han aumentado por encima del 300% entre 1950 y 1980, y sobre todo entre los grupos privilegiados de blancos, los adolescentes varones de la clase media (Social Indicators, 1981). Las mismas tendencias se hallan en crímenes, homicidios, embarazos ileg3í6tim3os, enfermedades venéreas y dolencias psicosomáticas (Wynne, 1978, Yankelovich, 1981). En 1980 uno de cada diez alumnos de escuela superior tomaba a diario drogas psicotrópicas (Johnston, Bachman y O’Malley, 1981). Para completar este cuadro de pesimismo debemos mencionar que en la mayoría de las culturas se considera que los adolescentes son problemáticos (Fox, 1977). «La gran confusión interna y el desorden externo de la adolescencia son universales y los determinantes culturales sólo les afectan de forma moderada». (Kiell, 1969, p. 9). Según Offer, Ostrov y Howard (1981), sólo el 20% de los adolescentes contemporáneos podrían considerarse “problemáticos”, pero incluso esta estimación conservadora representa un enorme número de gente joven.Página 35Socialización. La necesidad de aplazar la gratificación a fin de funcionar en sociedad ya fue comentada por Freud en Civilization and Its Descontents (1930). Brown (1959) realizó una refutación apasionada de los argumentos de Freud. Para trabajos clásicos sobre la socialización véanse Clausen (1968) y Zigler y Child (1973). Un amplio estudio reciente de socialización en la adolescencia podrá encontrarlo en Csikszentmihalyi y Larson (1984).Página 36Los controles sociales. Algunos buenos ejemplos de cómo se imponenlos controles sociales mediante la creación de dependencias químicas es el caso de la introducción española del ron y el coñac en Centroamérica (Braudel, 1981, pp. 248-249), el uso de whisky en la expropiación de los territorios de los indios norteamericanos y las guerras del opio chinas. Herbert Marcuse (1955, 1964) ha discutido extensamente cómo los grupos sociales dominantes retienen para sí mismos la sexualidad y la pornografía para imponer controles sociales. Como Aristóteles dijo hace muchos años, «el estudio del placer y el dolor pertenece al ámbito del filósofo político» (Etica, libro VII, capítulo 11).Los genes y las ventajas personales. El argumento de que los genes están programados en su propio beneficio, y no para mejorar la vida de sus portadores, fue formulado por primera vez de una manera coherente por Dawkins (1976), aunque el refrán «el pollo no es más que la manera que utiliza un huevo para hacer otrohuevo», que sintetiza muy3b6ie4n la idea de Dawkins, es mucho más antiguo. Para otra tener otro punto de vista sobre esta materia, véanse Csikszentmihalyi y Massimini (1985) y Csikszentmihalyi (1988).Página 40Vías de liberación. La historia de esta búsqueda es tan rica y larga que es imposible hacerle justicia en un espacio tan corto. Acerca de la tradición mística véase Behanan (1937) y Wood sobre el yoga (1954), y también Scholem (1969) sobre el misticismo judío. En la filosofía se podría elegir a Hadas (1960) sobre el humanismo griego; a Amold (1911) y Murray (1940) sobre los estoicos; y a MacVannel (1896) sobre Hegel. Para filósofos más contemporáneos véase Tillich (1952) y Sartre (1956). Un reinterpretación reciente de la noción aristotélica de virtud, que es muy similar en algunos aspectos al concepto de actividad autotélica o flujo que en este libro presentamos, puede encontrarse en el trabajo de Alasdair Maclntyre (1984). En historia destacan, Croce (1962), Toynbee (1934) y Berdiáev (1952); en sociología Marx (1844 [1956]),Durkheim (1897, 1912), Sorokin (1956, 1967) y Gouldner (1968);en psicología, Angyal (1941, 1965), Maslow (1968, 1970) y Rogers (1951); en antropología. Benedict (1934), Mead (1964) y Geertz (1973). Ésta es simplemente una selección personal entre una cantidad enorme de posibles elecciones.Página 41El control de la conciencia. El control de la conciencia tal como lo describimos en este capítulo incluye las cuatro manifestaciones de autodominio contempladas por Klausner (1965) y enumeradas en su nota de la página 10. Una de las más antiguas técnicas conocidas para lograr tal control son las diversas disciplinas yoguis desarrolladas en la India durante más de mil quinientos años; las comentaremos más ampliamente en el capítulo 5. Los seguidores de la medicina holística creen que el estado mental del paciente es sumamente importante para determinar el curso de su salud física; véase también Cousins(1979) y Siegel (1986). Eugene Gendlin (1981), un colega mío de la Universidad de Chicago, ha desarrollado una técnica contemporánea para controlar la atención, a la que llama “focalización”. En esta obra yo no propongo ninguna técnica en especial; en su lugar presento un análisis conceptual de qué control y qué placer conllevan, así como también doy ejemplos prácticos para que el lector pueda desarrollar el método que mejor se adecúe a sus inclinaciones y cond3ic6io5nes. Página 42Rutinización. El argumento en este libro es, por supuesto, una reminiscencia del concepto de Weber (1922) de rutinización de carisma desarrollado en su obra La psicología social de las religiones, y de la idea más antigua de Hegel de que el “el mundo del espíritu” finalmente se convierte en el “mundo de naturaleza” (por ejemplo, Sorokin, 1950). El mismo concepto lo desarrollan Berger y Luckmann (1967) desde el punto de vista sociológico.
Capítulo 2
Páginas 45-46Conciencia. Este concepto ha sido central en muchas religiones y sistemas fdosóficos, por ejemplo, los de Kant y Hegel. Los primeros psicólogos, como Ach (1905), trataron de definirlo en términos científicos modernos, con poco éxito. Durante varias décadas, las ciencias del comportamiento abandonaron enteramente la noción de conciencia, porque se pensaba que los autoinformes de estados internos carecían de validez científica. Recientemente existe un renovado interés en el tema (Pope y Singer 1978). Pueden hallar una síntesis del desarrollo histórico del tema en Boring (1953) y Klausner (1965). Smith (1969), quien acuñó el término “conductismo introspectivo”, da una definición del término “conciencia” que es muy parecida a cómo la usamos en esta obra: «la experiencia consciente es un suceso interno respecto del cual uno hace, directamente, lo que uno quiere hacer» (Smith, 1969, p. 108). De todas maneras, como siempre, hay poca superposición entre el concepto que desarrollamos en este libro y el de Smith o el de cualquier otro psicólogo orientado a la conducta. La diferencia principal es que mi énfasis radica en la dinámica subjetiva de la experiencia y en su primacía fenomenológica. Una definición más amplia de la conciencia se dará en las secciones siguientes de este capítulo.Páginas 48-49Fenomenología. El término “fenomenológico” no lo uso para denotar mi adhesión a los principios o métodos de un pensador o escuela en particular. Sólo significa que el enfoque del problema de cómo estudiar la experiencia se halla influido en gran parte por los descubrimientos de Husserl (1962), Heiddegger (1962, 1967), Sartre (1956), Merleau-Ponty (1962, 1964) y algunos de sus traductores a las ciencias sociales, por ejemplo Natanson (1963), Gendlin (1962), Fisher (1969), Wann (1960) y Schutz (1962). Si desea leer una obra de introducción clara y breve a la fenomenología de Husserl consulte los libros de Kohak (1978) y Kolakowski (1987). Sin embargo, para entender esta obra no es necesario compartir ningún supuesto fenomenológico. El razonamiento debe sustentarse en sus propios méritos y ser entendido en sus propios términos. Lo mismo también es cierto para la teoría de la información (véase Wiener, 1948 [1961]).Página 49Soñar. Stewart (1972) informa que los sinoi de Malasia aprenden a controlar sus sueños y que por medio de ello logran una inusitada maestría también sobre la conciencia en estado de vigilia. Si esto es cierto (aunque parece dudoso), es una excepción interesante que prueba la regla general; en otras palabras, significa que entrenando la atención uno puede controlar la conciencia incluso durante el sueño (Csikszentmihalyi, 1982a). Un método reciente de expansión de la conciencia ha tratado de hacer justamente esto. “Sueño lúcido” es un intento de controlar los procesos de pensamiento durante el sueño (La Berge, 1985).Página 52Límites de la conciencia. La primera afirmación general realizada sobre el número de informaciones que pueden procesarse de forma simultánea la hizo Miller (1956). Orme (1969), basándose en los cálculos de von Uexkull (1957), ha llegado a la conclusión de que 1/18 de segundo es el umbral de discriminación. Los científicos cognitivos que han estudiado las limitaciones de la atención son: Simón (1969, 1978), Kahneman (1973), Hasher y Zacks (1979), Eysenck (1982) y Hoffman, Nelson y Houck (1983). Las demandas atencionales necesarias para llevar a cabo los procesos cognitivos se comentan en Neisser (1967, 1976), Treisman y Gelade(1980) y Treisman y Schmidt (1982). Las demandas atencionales para almacenar y recuperar la información desde la memoria las han estudiado Atkinson y Shiffrin (1968), y Hasher y Zacks(1979) , pero la importancia de la atención y sus limitaciones eran ya bien conocidas por William James (1890). Páginas 53-54Limitaciones para procesar el habla. Para hallar más información sobre la necesidad de 40 bits por segundo véase Liberman, Mattingly y Turvey (1972), y Nusbaum y Schwab (1986).Página 54El uso del tiempo. La primera tabulación generalizada de cómo la gente pasa su tiempo fue el proyecto nacional de Szalai (1965). Las cifras que cito en este libro se basan en mis estudios con el Método de Muestreo de la Experiencia (MME), por ejemplo, Csikszentmihalyi. Larson y Prescott (1977). Csikszentmihalyi y Graef (1980). Csikszentmihalyi y Larson (1984), Csikszentmihalyi y Csikszentmihalyi (1988).Página 55Ver la televisión. Los sentimientos que la gente dice sentir mientras ve la televisión se comparan con experiencias en otras actividades en los estudios MME por Csikszentmihalyi, Larson y Prescott (1977) . Csikszentmihalyi y Kubey (1981), Larson y Kubey (1983) y Kubey y Csikszentmihalyi (en prensa).Página 56La energía psíquica. Los procesos que tienen lugar en la conciencia los pensamientos, las emociones, la voluntad y la memoriahan sido descritos por los filósofos desde la antigüedad, y también por algunos de los psicólogos pioneros (por ejemplo Ach, 1905). Para una síntesis, véase Hilgard (1980). Realizaron enfoques más energéticos de la conciencia Wundt (1902), Lipps (1899), Ribot (1890), Binet (1890) y Jung (1928 [1960]). Algunos enfoques contemporáneos están representados por Kahneman (1973), Csikszentmihalyi (1978, 1987) y Hofman, Nelson y Houck (1983).Página 60La atención y la cultura. La capacidad de los melanesios para recordar con precisión ubicaciones sobre la superficie del mar es descrita por Gladwin (1970). La referencia a los muchos nombres para la nieve que usan los esquimales puede encontrarse en Bourguignon (1979).La personalidad. Los psicólogos han pensado innumerables maneras de describir la personalidad, desde el enfoque psicológico-social de George Herbert Mead (1934 [1970]) y Sullivan (1953) a la psicología analítica de Cari Gustav Jung (1933 [1961]). Actualmente, sin embargo, los psicólogos tratan de evitar hablar de la “personalidad”; en su lugar se limitan describir el “autoconcepto”. Un buen resumen del desarrollo de este concepto lo encontrarán en Damon y Hart (1982). Otro enfoque usa el término “auto-eficacia” (véase Bandura, 1982). El modelo de la personalidad desarrollado en estas páginas ha sido influido por muchas fuentes, y se describe en Csikszentmihalyi (1985a). y Csikszentmihalyi y Csikszentmihalyi (1988).Página 64Desórdenes en la conciencia. Los psicólogos han estudiado las emociones negativas, tales como el enfado, la angustia, la tristeza, el miedo, la vergüenza, el desprecio o el asco, de forma muy exhaustiva: Ekman (1972). Frijda (1986), Tzard, Kagan y Zajonc (1984), y Tomkins (1962). Pero estos investigadores generalmente suponen que cada emoción está “conectada” separadamente en el sistema nervioso central como una respuesta a un conjunto específico de estímulos, en vez de ser una respuesta integrada del propio sistema. Los psiquiatras y psicólogos clínicos están familiarizados con “los estados de ánimo disfóricos” tales como la ansiedad y la depresión que interfieren en la concentración y el funcionamiento normal (Beck, 1976; Blumberg, Izard, 1985; Hamilton, 1982: Lewinsohn y Libet, 1972: Seligman y otros, 1984).Página 68Ordenar. Lo que el orden -o la negentropía psíquicaimplica se comentará en las páginas siguientes; véanse también Csikszentmihalyi (1982a), y Csikszentmihalyi y Larson (1984). Básicamente se refiere a la carencia de conflicto entre los fragmentos de información presentes en la conciencia de un individuo. Cuando la información está en armonía con las metas de una persona, la conciencia de esa persona está “ordenada”. El mismo concepto se aplica también a la carencia de contlictos entre individuos, cuando sus metas están en armonía entre sí.Página 70Flujo. La investigación original y el modelo teórico de la experiencia de flujo fueron descritos por vez primera en Beyond Boredom and Anxiety (Csikszentmihalyi, 1975). Desde entonces un gran número de obras han usado el concepto de flujo, y se ha acumulado al respecto una extensa investigación. Algunos ejemplos son la aplicación del concepto a la antropología por Victor Tumer (1974), a la sociología por Mitchell (1983), y a la evolución por Crook (1980) . Eckblad (1981), Amabile (1983), Deci y Ryan (1985) lo usan para desarrollar sus teorías de la motivación. Para resúmenes de los hallazgos de las distintas investigaciones, véanse Massimini y Inghilleri (1986), y Csikszentmihalyi y Csikszentmihalyi (1988).«Es maravilloso..,» La cita está en Csikszentmihalyi (1975), p. 95. Página 71Complejidad. La complejidad es una función que indica lo bien que la información se diferencia e integra en la conciencia de una persona. Una persona compleja es aquélla capaz de acceder a la información de forma directa y precisa, y también capaz de relacionar los diversos fragmentos entre sí; por ejemplo, una persona cuyos deseos, emociones, pensamientos, valores y acciones están fuertemente individualizados pero sin contradecirse entre sí. Véanse, por ejemplo, Csikszentmihalyi (1970), Csikszentmihalyi y Csikszentmihalyi (1988), y Csikszentmihalyi y Larson (1984). La noción de complejidad utilizada en este libro está relacionada con el mismo concepto tal y como lo utilizan algunos biólogos evolutivos (por ejemplo Dobzhansky, 1962, 1967), y ha sido influida por la poética clarividencia de Teilhard de Chardin (1965). Una definición muy prometedora de la complejidad en los sistemas físicos, definida como “profundidad termodinámica”, estaba siendo investigada por Heinz Pagels (1988) antes de su reciente e inesperada muerte. Por su definición, la complejidad de un sistema es la diferencia entre la cantidad de información necesaria para describir el sistema en su estado presente y la cantidad necesaria para describir todos los estados que podría haber alcanzado desde el punto en que cambió a partir del último estado. Aplicando esto a la psicología de la personalidad, uno podría decir que una persona compleja es aquélla cuyo comportamiento e ideas no pueden explicarse con facilidad y cuyo desarrollo no era obviamente predecible.Página 72«Ninguna situación...» La cita es de Csikszentmihalyi, 1975, p. 94.
Capítulo 3
Capítulo 3Página 76Para la investigación de la relación entre la felicidad y riqueza, véanse Diener, Horwitz y Emmons (1985), Bradburn (1969), y Campbell, Converse y Rodgers (1976),Página 77Placer y disfrute. Toda la Ética a Nicómaco de Aristóteles trata de este tema, en especial el libro III, capítulo 11, y el libro VII. Véase también Csikszentmihalyi y Csikszentmihalyi (1988, pp. 24-25).Página 79El goce de los niños con la actividad. Los primeros psicólogos alemanes postularon la existencia del Funktionlust, o el placer que se obtiene utilizando el cuerpo en actividades tales como correr, golpear, columpiarse, etc. (Groos, 1901; Buhler, 1930). Luego Jean Piaget (1952) declaró que una de las etapas sensomotoras del desarrollo físico del infante estaba caracterizada por “el placer de ser la causa”. En los Estados Unidos, Murphy (1947) postula la existencia de impulsos sensitivos y de actividad para explicar el sentimiento de placer que a veces dan la vista, el sonido o los músculos. Estos hallazgos se incorporaron en una teoría de estimulación óptima o excitación óptima principalmente mediante el trabajo de Hebb (1955) y Berlyne (1960), quienes asumieron que el placer era la consecuencia de un equilibrio óptimo entre la estimulación entrante y la capacidad de sistema nervioso para asimilarla. La extensión de esta explicación básicamente neurológica del por qué uno encuentra placer en la acción fue realizada por White (1959), deCharms (1968), y Deci y Ryan (1985), quienes observaron el mismo fenómeno pero desde el punto de vista de la personalidad o del organismo consciente. Sus explicaciones se apoyan en el hecho de que esa acción provee placer porque da a la persona un sentimiento de competencia, eficacia o autonomía.Página 80Aprender en la edad adulta. La importancia de aprender en etapas tardías de la vida ha recibido recientemente la atención que precisaba. Para conocer algunas de las ideas básicas en este campo lea las afirmaciones pioneras de Mortimer Adler (Adler, 1956), Tough (1978) y Gross (1982). Página 81Entrevistas. La mayoría de las entrevistas mencionadas en este libro fueron recogidas en el curso de las investigaciones mencionadas en Csikszentmihalyi (1975), y Csikszentmihalyi y Csikszentmihalyi (1988). Más de 600 entrevistas adicionales fueron realizadas por el profesor Fausto Massimini y sus colaboradores en Europa, Asia y el suroeste de los Estados Unidos.Página 83Extasis. Marghanita Laski (1962) realizó un estudio muy extenso de casos de experiencias religiosas extáticas. Abraham Maslow (1971) , que fue quien acuñó el término “experiencia cumbre” para describir tales sucesos, jugó un papel muy importante para ayudar a dar legitimidad a la consideración de tales fenómenos por parte de los psicólogos. Es justo decir, sin embargo, que Laski y Maslow pensaban que el éxtasis era una epifanía fortuita que sucedía más o menos por sí misma, en vez de ser un proceso natural que puede controlarse y educarse. Para una comparación entre el concepto de Maslow de experiencia cumbre y el flujo, véase Privette (1983). Al parecer las experiencias extáticas son más comunes de lo que uno podría pensar. En marzo de 1989, un 30% de las personas de un muestreo representativo nacional de1.000 estadounidenses contestaron afirmativamente a la afirmación: «usted ha sentido cerca una fuerza espiritual poderosa que pareció elevarle más allá de su personalidad». Un 12% sostuvo que había experimentado este sentimiento frecuentemente o en varias ocasiones (General Social Survey, 1989).Páginas 83-84Leer como una actividad favorita de flujo. Este hallazgo se comenta en Massimini, Csikszentmihalyi y Delle Fave (1988). Un libro reciente que describe en forma detallada cómo el leer proporciona disfrute es Nell (1988).Página 84Las relaciones sociales como una actividad de flujo. Todas las investigaciones llevadas a cabo con el Método de Muestreo de Experiencia confirman el hecho de que simplemente estar con otras personas generalmente mejora el ánimo de una persona de forma significativa, sin tener en cuenta lo que suceda. Esto parece ser cierto tanto en adolescente3s7(C2sikszentmihalyi y Larson, 1984) como en adultos (Larson, Csikszentmihalyi y Graef 1980) y en personas de más edad (Larson. Mannell y Zuzanek, 1986). Pero para disfrutar realmente de la compañía de otras personas se requieren habilidades interpersonales.Página 85«Muchas obras...» La cita está extraída de un estudio acerca de cómo describen la experiencia estética los conservadores de museos de arte (Csikszentmihalyi y Robinson, en prensa, p. 51).Páginas 86-87El profesor Maier-Leibnitz describió su ingeniosa manera de contar el transcurrir del tiempo mediante los dedos en una comunicación personal (1986).Página 87La importancia de las actividades de microflujo se examinó en Beyond Boredom and Anxiety (Csikszentmihalyi, 1975, pp. 140178). Esta investigación mostró que si a la gente se le pedía que no realizase sus hábitos acostumbrados, tales como chasquear los dedos, mover la cabeza afirmativamente, silbar o bromear con los amigos, en un plazo de pocas horas se volvían irritables. Frecuentemente informaban también de pérdida de control y alteraciones de comportamiento después de un único día de privación de microflujo. Pocas personas eran capaces o estaban dispuestas a seguir sin estos pequeños hábitos durante más de 24 horas.Página 88La relación equilibrada entre los desafíos y las habilidades se reconoció desde el mismo principio como una de las condiciones centrales de la experiencia de flujo (por ejemplo. Csikszentmihalyi, 1975, pp. 49-54). El modelo original asumía que este disfrute ocurriría a lo largo de toda la diagonal, o lo que es lo mismo, cuando los desafíos y las habilidades estaban ambos muy reducidos, y también cuando ambos estaban muy elevados. Los hallazgos empíricos de la investigación condujeron a una modificación del modelo. La gente no disfrutó con las situaciones en las que sus habilidades y los desafíos del exterior eran inferiores a sus niveles acostumbrados. El nuevo modelo predice únicamente flujo cuando desafíos y habilidades están relativamente equilibrados y por encima del nivel medio del individuo; esta predicción se confirmó en las investigaciones llevadas a cabo con el Método de Muestreo de la Experiencia (Carli, 1986; Csikszentmihalyi y Nakamura, 1989; Massimini, Csikszentmihalyi y Carli, 1987). Además, estas investigaciones han demostrado que la condición de ansiedad (desafío alto, habilidades bajas) es relativamente poco frecuente en la vida cotidiana y se vive de forma mucho más negativa que la condición de aburrimiento (desafío bajo, habilidades altas).Página 89 a«Te sientes ...», «Te involucras tanto...», y «... la concentración...», están en Csikszentmihalyi (1975, p. 39). «Leer es...» está en Allison y Duncan (1988, p. 129). La relación entre el disfrute y la atención enfocada fue percibida claramente hace cuatro siglos por Montaigne (1580 [1958], p. 853): «yo disfruto [...] [de la vida] dos veces más que otros, puesto que la medida del disfrute depende de la atención mayor o menor que nosotros le prestemos».Página 90«La mística de la escalada...» está extraída de Csikszentmihalyi (1975, pp. 47-48).Páginas 91-92«Yo encuentro una satisfacción muy especial...» está en Delle Fave y Massimini (1988, p. 197). «Experimenté junto a un sentimiento de satisfacción...» está en Hiscock (1968, p. 45), y «Cada vez ...» está en Moitessier (1971, p. 159); las dos últimas se citan en Macbeth (1988, p. 228).Página 92Pintar. La distinción entre artistas más y menos originales es que los primeros pintan con una idea general y frecuentemente vaga de lo que quieren realizar, mientras los segundos tienden a empezar con el cuadro claramente visualizado en la mente. Así, los artistas originales deben descubrir mientras van pintando qué es lo que quieren hacer, usando retroalimentación desde el propio trabajo en marcha para sugerir nuevos enfoques. Los artistas menos originales acaban por pintar el cuadro que se hallaba en su cabeza, que no tiene ninguna oportunidad para crecer y desarrollarse. Pero para tener éxito en su proceso abierto de creación, el artista original debe tener bien internalizados los criterios de qué es arte, para que pueda escoger o desechar los elementos adecuados en la pintura a medida que la realiza (Getzels y Csikszentmihalyi, 1976). Página 93La cirugía como una experiencia de flujo se describe en Csikszentmihalyi (1975, 1985b).Página 94Sensibilidades excepcionales. El sentido común nos dice que niños diferentes desarrollarán talentos diferentes. Algunos niños tienen una gran facilidad para el movimiento físico, otros para la música, o para los idiomas, o para relacionarse con los demás. Esta impresión recientemente se ha formalizado en una teoría: “la teoría de las inteligencias múltiples” de Howard Gardner (1983). Gardner y sus colaboradores de Harvard están trabajando para construir una batería de pruebas que abarque cada una de las siete dimensiones de la inteligencia que han identificado gracias a sus investigaciones.La importancia de la retroalimentación para los ciegos se comenta en Massimini, Csikszentmihalyi y Delle Fave (1988, pp. 79-80).Página 96«Es como si...» es de Csikszentmihalyi (1975, p. 40). Páginas 96-97«La cancha...» y «Los niños de mi edad...» están en Csikszentmihalyi (1975, pp. 40-41); «Cuando lo estás haciendo [escalar]...» está en ibíd., p. 81, y «Consigo una sensación...» en ibid., p. 41. “No importan los pequeños inconvenientes ...” está en Crealock (1951, pp. 99-100), citado en Macbeth (1988, pp. 221-222). La cita de Edwin Moses está en Johnson (1988, p. 6).Página 98«Me siento calmada...» y «... tengo un sentimiento generalizado...»están en Csikszentmihalyi (1975, pp. 44, 45).Páginas 98-99La atracción del riesgo y del peligro la ha estudiado ampliamente Marvin Zuckerman (1979), quien identificó la “búsqueda de sensaciones” como una característica de la personalidad. Un tratamiento más divulgativo del tema se halla en el libro de Ralph Keyes (1985).Página 100Uno de los estudios psicológicos más antiguos del juego es el de Kusyszyn (1977). Culin (1906, pp. 32, 37, 43), David (1962) y Huizinga (1939 [1970]) argumentan que los juegos de azar han surgido de los aspectos ad3iv7in5atorios de las ceremonias religiosas. Página 101Morphv y Fischer. La similitud entre las carreras de estos dos campeones de ajedrez que vivieron separados por un siglo, es desde luego sorprendente. Paul Charles Morphy (1837-1884) llegó a ser un maestro del ajedrez en su temprana adolescencia; cuando tenía 22 años de edad viajó a Europa, donde ganó a todos los que osaron jugar contra él. Después, cuando volvió a Nueva York, sus potenciales competidores pensaban que era demasiado bueno, y tenian miedo de jugar contra él incluso cuando las probabilidades les eran favorables. Privado de su única fuente de flujo, Morphy se convirtió en una persona encerrada en sí misma y que mostraba un comportamiento excéntrico y paranoide. Véanse en Waitzkin (1988) los paralelismos con la carrera de Bobby Fischer. Hay dos líneas de explicación para tales coincidencias. Una es que las personas con una organización psíquica frágil se sienten atraídas de forma desproporcionada por el ajedrez. La otra línea opina que el ajedrez, a niveles ultracompetitivos, requiere un compromiso completo de la energía psíquica y puede llegar a ser adictivo. Cuando un jugador llega a ser el campeón y gana todos los desafíos de la actividad en que ha invertido tanta atención, corre un serio riesgo de desorientación porque la meta que ha ordenado su conciencia ya no tiene sentido.Página 102Las apuestas entre indios norteamericanos se describen en Culin (1906), Cushing (1896) y Kohl (1860). Carver (1796. p. 238) describe cómo los iraqueses jugaban hasta perder todo lo que poseían, incluyendo sus mocasines, y entonces andaban descalzos el camino de regreso a su casa, andando sobre nieve de tres pies de profundidad. Un observador de los indios tarahumara de México informó que «él [...1 podía jugar fal palo o a los dados] desde una noche a todo un mes, hasta perderlo todo excepto su esposa y sus niños; ahí se fijaba el límite» (Lumholtz 1902 [1987], p. 278).Los cirujanos que afirman que operar puede crear “adicción” se citan en Csikszentmihalyi (1975, pp. 138-139).«Es como un sentimiento zen...» está en ibíd., p. 87. Página 103«Uno se olvida de sí mismo...» está en Moitessier (1971, p. 52) citado en Macbeth (1988, p. 22). «Comprendo una cosa...» está en Sato (1988, p. 113),. Página 104Para el sentido de autotrascendencia que se experimenta al escalar véase Robinson (1969); mientras que para la misma vivencia en el ajedrez, la hallará en Steiner (1974).Página 105Se ha escrito extensamente sobre el peligro de perder el Yo como resultado de tener una experiencia “trascendente”. Uno de los tratamientos más antiguos de esta posibilidad está en Le Bon (1895 [19601), cuyo trabajo influyó en el de McDougall (1920) y Freud (1921). Algunos estudios recientes que tratan de la relación entre la autoconciencia y el comportamiento han sido realizados por Diener (1979), Wicklund (1979), y Scheier y Carver (1980). Desde el punto de vista de nuestro modelo de complejidad, una persona desindividualizada que pierde su Yo en el grupo se integra, pero no se diferencia. Tal persona deja el control de la conciencia al grupo y fácilmente puede actuar de forma peligrosa. Para beneficiarse de la transcendencia hay que tener, también, una personalidad fuertemente diferenciada o individualizada. George Herbert Mead (1934 [1970]) realizó una contribución muy importante en la descripción de la relación dialéctica entre el Yo, o la parte activa de la personalidad, y el sí mismo, o el autoconcepto reflejado.Página 108«Suceden dos cosas...» está en Csikszentmihalyi (1975, p. 116).Página 109La conexión esencial entre algo así como felicidad, disfrute, e incluso virtud, por un lado, y recompensa intrínseca o autotélica por el otro ha sido generalmente reconocida por los pensadores en una gran variedad de tradiciones culturales. Es un aspecto esencial del concepto taoísta de Yu, o vivir correctamente (por ejemplo, las escrituras fundamentales de Chuang Tzu. traducidas por Watson 1964); el concepto de virtud de Aristóteles (Maclntyre, 1984); y la actitud hindú hacia la vida que infunde la Bhagavad-Gítá.Página 111Las generalizaciones acerca de cómo las personas se hallan insatisfechas con su trabajo y con el tiempo de ocio están basadas en nuestra investigación con el Método de Muestreo de la Experiencia (por ejemplo, Csikszentmihalyi y Graef, 1979, 1980; Graef, Csikszentmihalyi, y Gianinno, 1983; Csikszentmihalyi y LeFevre 1987, 1989; y LeFevre. 1988). Las conclusiones están extraídas de las respuestas instantáneas que los trabajadores anotaron cuando se les preguntaba, en momentos aleatorios, mientras estaban trabajando. Sin embargo, cuando los trabajadores responden a encuestas a gran escala, frecuentemente tienden a dar respuestas globales mucho más favorables. Una síntesis de 15 estudios acerca de la satisfacción en el trabajo efectuada entre 1972 y 1978, concluyó que un 3% de los trabajadores de los Estados Unidos están “muy insatisfechos” con su trabajo, un 9% están “algo insatisfechos”, un 36% “algo satisfechos”, y un 52% están “muy satisfechos” (Argyle, 1987, pp. 31-63). Una encuesta nacional más reciente llevada a cabo por Robert Half International y aparecida en el Chicago Tribune (18 octubre de 1987, sección 8) tiene unos resultados menos halagüeños. Según este estudio, un 24% de la fuerza de trabajo de los EE.UU., o sea un trabajador de cada cuatro, está bastante insatisfecho con su trabajo. Nuestros métodos de medición de la satisfacción puede que sean demasiado pesimistas, aunque es probable que los métodos de encuesta den resultados demasiado optimistas. Debería ser fácil averiguar si un grupo de personas está “satisfecho” o “insatisfecho” con su trabajo. Pero en realidad, como la satisfacción es un concepto relativo, es muy difícil dar una respuesta objetiva a esta pregunta aparentemente sencilla. Es como si uno debiera decir “medio lleno” o “medio vacío” cuando se le pregunta cómo describir un vaso con agua hasta la mitad. En un libro reciente, obra de dos científicos sociales alemanes muy conocidos, los autores llegaron a conclusiones diametralmente opuestas sobre las actitudes de los trabajadores alemanes hacia el trabajo: uno afirmaba que amaban el trabajo y el otro que lo odiaban, aunque ambos fundaban sus conclusiones en la misma base de datos, proveniente de una detallada y exhaustiva encuesta (Noelle-Neumann y Strumpel, 1984). El descubrimiento, contrario a la intuición, de que las personas tienden a considerar el trabajo tanto o más satisfactorio que el ocio, ha sido descrito por varios investigadores (por ejemplo, Andrews y Withey, 1976, Robinson, 1977). Por ejemplo, Veroff, Douvan y Kulka (1981) informan que el 49% de hombres con un empleo afirman que el trabajo les satisface más que el ocio, mientras que sólo el 19% dicen que el ocio es más satisfactorio que el trabajo. Página 112Los peligros de adicción al flujo se tratan con mayor detalle en Csikszentmihalyi (1985b).Página 113El crimen como flujo. Una descripción de cómo la delincuencia juvenil puede ocasionar experiencias de flujo se da en Csikszentmihalyi y Larson (1978).La cita de Oppenheimer está en Weyden (1984). Página 114«El agua puede ser buena o mala...» Este fragmento de Demócrito está citado por De Santillana (1961 [1970], p. 157).
Capítulo 4
Capítulo 4Páginas 116-118Jugar. Después del Homo ludens de Huizinga, que apareció en 1939, quizás el libro más importante sobre el juego y el jugar haya sido Les Jeux et les Hommes de Roger Caillois (1958).Página 118Mímica. Un ejemplo óptimo de cómo un disfraz ritual puede ayudar a salirse de la experiencia ordinaria lo da Monti (1969, pp. 9-15), en su explicación del uso de máscaras ceremoniales en el oeste africano: «Desde un punto de vista psicológico el origen de la máscara también puede ser explicado por la más atávica aspiración del ser humano a escapar de sí mismo para enriquecerse con otras existencias distintas -un deseo que obviamente no puede cumplirse en el nivel físicoa fin de aumentar su propio poder mediante la identificación con fuerzas universales, divinas o demoníacas, cualesquiera que sean. Es un deseo de romper con la constricción humana de ser un individuo forjado en un molde específico e inmutable y encerrado en un ciclo de vida y muerte que no deja ninguna posibilidad a la aventura existencial conscientemente elegida» (las cursivas son mías).Página 119Flujo y descubrimiento. Cuando se pidió que ordenasen 16 actividades muy differentes según su mayor o menor parecido a la actividad de flujo, los grupos más cualificados de escaladores, compositores de música, jugadores de ajedrez, etc., estudiados por Csikszentmihalyi (1975, p. 29) enumeraron la frase «diseñar o descubrir algo nuevo» como la que más se parecía a su actividad de flujo.Página 120Flujo y crecimiento. El tema de cómo las experiencias de flujo fomentan el crecimiento de la personalidad se comenta en Deci y Ryan (1985), y Csikszentmihalyi (1982b, 1985a). Anne Wells (1988) ha demostrado que las mujeres que invierten más tiempo en actividades de flujo tienen un concepto más positivo de sí mismas.Página 122Flujo y ritual. El antropólogo Víctor Tumer (1974) vio en la ubicuidad de los procesos rituales en las sociedades sin escritura un indicio de que estos ritos eran las oportunidades de experimentar flujo socialmente aceptadas. Los rituales religiosos en general suelen conducir a la experiencia de flujo (véase Carrington, 1977; Csikszentmihalyi, 1987; 1. Csikszentmihalyi, 1988; y Wilson, 1985 y en prensa). Una buena introducción a la relación histórica entre lo sagrado y las dimensiones seculares del ocio puede encontrarse en el texto Leisure de John R. Kelly (1982, p. 53-68).Flujo y arte. Una descripción de cómo las experiencias estéticas visuales pasivas pueden producir flujo se da en Csikszentmihalyi y Robinson (en prensa).La importancia religiosa de los juegos de pelota de los mayas se describe en Blom (1932) y Gilpin (1948). Pok-ta-pok, es como se llamaba un juego parecido al baloncesto, que tenía lugar en un patio de piedra y cuyo fin era que un equipo tirase la pelota a través del aro de piedra del equipo adversario, aro que estaba situado a unos 8,5 metros sobre el campo; se jugaba sin tocar la pelota con las manos. El padre Diego Durán, un misionero español de los primeros en llegar a América, ofrece una vivida descripción:«...Era un juego de mucha recreación y regocijo para ellos, especialmente para los que lo tomaban por pasatiempo y por entretenimiento, entre los cuales había quien la jugase con tanta destreza y maña que en una hora acontecía no parar la pelota de un cabo a otro, sin hacer falta ninguna, sólo con las asentaderas, sin que pudiesen llegar a ella con la mano, ni pie, ni con pantorrilla ni brazo...» (citado en Blom, 1932). Al parecer, tales juegos a veces finalizaban en sacrificios humanos o con el asesinato de los miembros del equipo perdedor (Pina Chan, 1969). Página 124Flujo y sociedad. La idea de que el tipo de actividades de flujo que una sociedad pone a la disposición de su gente podría reflejar algo esencial sobre la sociedad en sí misma fue sugerida por primera vez en Csikszentmihalyi (1981a, 1981b). Véase también Argyle (1987, p. 65).Página 125El tema del relativismo cultural es demasiado complejo para poder hacer en este libro una evaluación no sesgada. Una revisión del concepto óptima (pero no imparcial) la realiza el antropólogo Melford Spiro (1987), quien en un reciente relato autobiográfico describe por qué cambió su modo de pensar de una aceptación sin críticas de la igualdad del valor de las prácticas culturales a un cierto reconocimiento de las formas patológicas que las culturas pueden adoptar de vez en cuando. Los filósofos y los otros humanistas frecuentemente acusan a los científicos sociales, a veces con justificación, de “demoler” los valores absolutos que son importantes para la supervivencia de la cultura (por ejemplo, Arendt, 1958, Bloom. 1987). El sociólogo italosuizo Vilfredo Pareto (1917, 1919) ha sido uno de los eruditos más conscientes de los peligros de la relatividad inherente a su disciplina.Página 126Trabajadores ingleses. La historia clásica de cómo los trabajadores ingleses libres se transformaron en regimientos de obreros industriales la cuenta el historiador E. P. Thompson (1963).Los desfonfiados dobu fueron estudiados por el antropólogo Reo Fortune (1932 [1963]). Para la situación trágica de los ik de Uganda véase Tumbull (1972).Página 127Yanomami. Esta fiera tribu fue inmortalizada por los escritos del antropólogo Napoleon Chagnon (1979). La tribu nigeriana triste fue descrita por Laura Bohannan, bajo el seudónimo E. S. Bowen (1954) . Colin Tumbull (1961) dio una descripción de los pigmeos del bosque de Ituri. La cita que hace referencia a Shushwap fue hecha en 1986, en una carta de Richard Kool al autor.Página 128La información sobre el Gran Santuario de Isé es una comunicación persona] de Mark Csikszentmihalyi. Páginas 130-131Para los porcentajes de gente feliz en diferentes naciones, véase George Gallup (1976) El estudio que mostró que los estadounidenses eran casi tan felices como los cubanos y los egipcios fue llevado a cabo por Easterlin (1974). Para una discusión general acerca de la felicidad y las diferencias interculturales véase Argyle (1987, pp. 102-111).Página 131Riqueza y felicidad. Tanto Argyle (1987) como Veenhoven (1984) están de acuerdo, basándose en su evaluación de prácticamente todos los estudios de campo llevados a cabo hasta hoy, en que hay una evidencia concluyente de una correlación positiva pero muy modesta entre la felicidad o la satisfacción con la vida y el bienestar material.La distribución del tiempo de los trabajadores estadounidenses tiene como base nuestros estudios MME (por ejemplo, Csikszentmihalyi y Graef, 1980; Graef, Csikszentmihalyi y Gianinno, 1983; Csikszentmihalyi y LeFevre, 1987, 1989). Esta estimación es muy parecida a la obtenida mediante encuestas mucho más extensas (por ejemplo, Robinson, 1977).Página 133El exceso de estímulos en la esquizofrenia. El concepto de anhedonia fue desarrollado por vez primera por el psiquiatra Roy Grinker. El exceso de estímulos y la sintomatología de los desórdenes de la atención han sido estudiados, entre otros, por Harrow, Grinker, Holzman y Kayton (1977), y Harrow, Tucker,Hanover y Shield(1972) . Las citas están en McGhie y Chapman (1961, pp. 109, 114). He argumentado que existe una continuidad entre la carencia de experiencias de flujo debida a psicopatologías graves y a desórdenes leves de la atención frecuentemente ocasionados por la privación social en Csikszentmihalyi (1978, 1982a).Páginas 135-136Entre los estudios sobre los esquimales que vale la pena leer están los de Carpenter (1970, 1973). La destrucción de culturas caribeñas se describe en Mintz (1985). El concepto de anomia fue desarrollado, originariamente, por Émile Durkheim en su obra Suicide (1897 [1951]). La mejor introducción al concepto de alienación está en los manuscritos de3K8a2rl Marx, especialmente sus Manus critos económicos y filosóficos de 1844 (véase Tucker, 1972). El sociólogo Richard Mitchell (1983, 1988) argumentó que la anomia y la alienación son los equivalentes sociales de la ansiedad y del aburrimiento, respectivamente, y que ocurren cuando la gente no puede encontrar flujo porque las condiciones de la vida cotidiana son demasiado caóticas o demasiado predecibles.Página 137La hipótesis neurofisiológica en lo que concierne a atención y al flujo está basada en las investigaciones siguientes: Hamilton (1976, 1981) Hamilton, Holcomb y De la Peña (1977), y Hamilton, Haier y Buchsbaum (1984). Esta línea de investigación ahora continúa con el uso de equipo más sofisticado para el registro de la actividad cerebral.Página 138La activación cortical es la cantidad de actividad eléctrica en la corteza cerebral en un momento determinado en el tiempo; su amplitud (en microvoltios) se ha utilizado para indicar el esfuerzo general que tiene lugar en el cerebro en ese momento. Cuando las personas concentran su atención, su activación cortical generalmente aumenta, indicando así un aumento del esfuerzo mental.Página 139El estudio acerca de las familias autotélicas se halla en Rathunde (1988). Sus hallazgos están en conformidad con muchas investigaciones previas, por ejemplo que los niños que se sienten seguros de sus lazos familiares se arriesgan más en el comportamiento exploratorio (Ainsworth, Bell y Stayton, 1971; Matas, Arend y Sroufe 1978), o que un balance óptimo entre el amor y la disciplina es el mejor contexto para la crianza de un niño (Bronfenbrenner de 1970, Devereux, 1970; Baumrind, 1977). El enfoque sistémico de los estudios acerca de la familia, que es muy parecido al desarrollado en este libro, fue investigado en situaciones clínicas por Bowen (1978).Página 142La gente del flujo. Éste es el término que Richard Logan (1985, 1988) utilizó para describir a los individuos que son capaces de transformar pruebas difíciles en experiencias de flujo. La cita «Si el alcance de la experiencia...» está en Bumey (1952, pp. 16-18). Página 143El arresto de Eva Zeisel se describe en un perfil del New Yorker (Lessard, 1987). Cómo una dama china sobrevivió a las brutalidades de la Revolución Cultural es el tema de Life and Death in Shanghai (Cheng, 1987). Las explicaciones de la estancia en prisión de Solzhenitsin están en El archipiélago Gulag (1976).Página 144El relato de Tollas Tibor se reconstruyó gracias a las conversaciones personales que tuvimos con él en el verano de 1957, cuando salió de la cárcel después de la revolución húngara.Páginas 145-146La cita de Solzhenitsin se ha extraído de Logan (1985). Bettelheim presenta sus generalizaciones sobre la cárcel fundamentándolas en sus experiencias en un campo de concentración en el artículo “comportamiento individual y de masas en situaciones extremas” (1943); para Frankl véase Maris Search of a Meaning y The Unheard Cry of Meaning (1963, 1978).El fragmento de Russell está extraído de un artículo de la revista Self(Merser, 1987, p. 147).Capitulo 5Página 150Los festivales tarahumara, que incluyen carreras rituales a pie subiendo y bajando las montañas del norte de México durante centenares de kilómetros, se describen en Lumholtz (1902 [1987]) y Nabokov (1981). Una narración de los elementos de ritual involucrados en los deportes modernos se halla en el estudio de los juegos olímpicos modernos de MacAloon (1981).Página 152El complejo de ícaro fue estudiado por Henry A. Murray (1955). Llegados a este punto, podría ser apropiado para enfrentarnos con firmeza al concepto freudiano de sublimación, un tema que, si lo obviamos, puede dejarnos con el sentimiento de haber dejado un problema sin resolver. Los usos superficiales del pensamiento de Freud han llevado a mucha gente a interpretar cualquier acción que no esté dirigida a la satisfacción de deseos sexuales básicos, o como una defensa, cuando pretende frenar un deseo inaceptable que de otra manera no podría expresarse, como una sublimación, cuando una meta aceptable sustituye un deseo que no podría expresarse sin riesgos en su forma original. En el mejor de los casos, la sublimación es un pobre sustituto para el placer insatisfecho que ayuda a disfrazar. Por ejemplo, Bergler (1970) ha argumentado que los juegos que implican riesgo alivian la culpabilidad de la sexualidad y de la agresión. Según el “complejo de Tcaro”, un saltador de altura trata de escapar de las ligaduras de un enredo edípico de una manera socialmente aceptable, pero sin resolver realmente el conflicto básico que motiva sus acciones. De forma parecida, Jones (1931) y Fine (1956) han explicado el juego del ajedrez como una manera de sobrellevar la ansiedad de la castración (hacer mate al rey del adversario con la ayuda de la reina es una representación sublimada de la castración del padre con la colaboración de la madre), y el alpinismo se ha explicado por la sublimación de la codicia del pene. Nadie parece hacer otra cosa, según este punto de vista, que resolver una ansiedad infantil todavía no superada.La consecuencia lógica de reducir toda motivación a una búsqueda del placer instigada por unos deseos básicos genéticamente programados, resulta ser un fracaso a la hora de explicar muchos comportamientos que diferencian al ser humano del resto de especies animales. Para ilustrar esto, es útil examinar el papel del disfrute desde una perspectiva evolutiva.La vida la moldea tanto el futuro como el pasado. El primer pez que salió del mar y se adentró en la tierra seca no estaba programado para hacerlo, pero explotó las potencialidades no utilizadas en su ser para aprovechar las oportunidades de un ambiente totalmente nuevo. Los monos que usan palos para pescar hormigas a la boca de los hormigueros no siguen un destino marcado en sus genes, sino que experimentan con las posibilidades que en el futuro pueden conducirles al uso consciente de las herramientas, y de ahí a lo que nosotros llamamos el progreso. Y ciertamente la historia humana sólo puede entenderse como la acción de individuos que lucharon para realizar sus sueños. No es una cuestión de teleología-la creencia de que nuestras acciones son el resultado de un destino previamente establecido-, porque la teleología es también un concepto mecanicista. Las metas que nosotros perseguimos no están determinadas por adelantado ni establecidas en nuestros ge- nes. Se descubren en el proceso de disfrutar extendiendo nuestras habilidades a nuevos escenarios y nuevos ambientes.El placer parece ser el mecanismo que la selección natural utiliza para asegurarse de que los seres humanos evolucionaremos y llegaremos a ser más complejos. (Este argumento se ha plasmado en Csikszentmihalyi y Massimini [1985], I. Csikszentmihalyi [1988] y M. Csikszentmihalyi [1988]. Las implicaciones evolutivas del flujo también fueron percibidas por Crook [1980].) Simplemente, el placer de comer hace que queramos comer más, y el placer del amor físico nos hace desear el sexo; necesitamos hacer ambas cosas a fin de sobrevivir y reproducimos, y el disfrute nos motiva para hacer cosas que nos empujan más allá del presente y nos llevan hacia el futuro. No tiene sentido creer que sólo la búsqueda del placer es la fuente “natural” de los deseos y que cualquier otra motivación debe ser su pálido reflejo. Las recompensas por alcanzar nuevas metas son tan genuinas como las gratificaciones por satisfacer las necesidades de siempre.Página 155El estudio de la relación entre la felicidad y el consumo de energía se comenta en Graef, Gianinno y Csikszentmihalyi (1981).Página 156Las citas de bailarines estadounidenses están en Csikszentmihalyi (1975, p. 104). La del bailarín italiano está en Delle Fave y Massimini (1988, p. 212).Páginas 157-161La práctica de la sexualidad. Una óptima revisión histórica de las ideas occidentales sobre el amor y de los comportamientos que lo acompañan se halla en los tres volúmenes de The Nature ofLove de Irving Singer (1981). Un compendio contemporáneo de los puntos de vista de diversos psicólogos sobre el amor lo realizó Kenneth Pope (1980). Una afirmación muy reciente sobre el tema la ha realizado el psicólogo de Yale Robert Sternberg (1988), quien extiende la descripción clásica de amor como eros o como agape a tres componentes: la intimidad, la pasión y el compromiso. Liza Dalby (1983), una antropóloga estadounidense que estuvo unos años formándose como geisha en Kyoto, da una buena descripción de los refinamientos implicados en el enfoque oriental de la sexualidad. Para la carencia de romance en la antigüedad, véase Veyne (1987, especialmente pp. 202-205). Página 162La manera en que las reglas de la orden jesuíta creada por san Ignacio de Loyola ayudan a organizar la vida como una actividad unificada, potencialmente adecuada para proporcionar la experiencia de flujo a aquéllos que las siguieran, están descritas en I. Csikszentmihalyi (1986, 1988) y Toscano (1986).Una breve introducción al yoga de Patañjali puede encontrarse en la Encyclopaedia Britannica (1985, vol. 12, p. 846). Eliade (1969) nos ofrece una inmersión más completa en el tema.Página 166Algunos de los descubrimientos contemporáneos más importantes sobre la psicología de la estética están en los trabajos de Arnheim(1954, 1971, 1982) y Gombrich (1954, 1979), quienes acentúan el papel del orden (o entropía negativa) en el arte. Para los enfoques orientados más psicoanalíticamente, véanse los tres volúmenes editados por Mary Gedo, Psychoanalytic Perspectives on Art (1986, 1987, 1988).«Ese maravilloso...» está en Csikszentmihalyi y Robinson (en prensa). Páginas 167-168«Cuando miro unos trabajos...» y «En un día como éste...» están en Csikszentmihalyi y Robinson (en prensa).Página 169El uso de música por los pigmeos se describe en Turnbull (1961).La importancia de la música en las vidas de los estadounidenses se menciona en The Meaning ofThings (Csikszentmihalyi y Rochberg-Halton 1981), donde se encontró que para los adolescentes el objeto más importante en el hogar era el equipo de música. La entrevista del policía también es de la misma fuente. Cómo la música ayuda a los adolescentes a recuperar su optimismo, y su papel en proporcionar una matriz de solidaridad entre compañeros, se comenta en Csikszentmihalyi y Larson (1984), y Larson y Kubey (1983).Página 170Las grabaciones musicales enriquecen la vida. Oí proponer esta afirmación de forma enérgica (pero pienso que bastante errónea) al filósofo estético Eliseo Vivas durante una conferencia pública en el Lake Forest College, Illinois, a finales de los años 60. Página 171Durkheim desarrolló su concepto de “efervescencia colectiva” como precursor de la religiosidad en su Elementary Forms ofReligious Life (1912 [1967]). El concepto “communitas” de Victor Tumer nos ofrece una perspectiva contemporánea sobre la importancia de la interacción social espontánea (1969, 1974).Los escritos de Carlos Castañeda (por ejemplo, 1971, 1974), tan influyentes hace una década, ahora apenas producen un murmullo en la conciencia colectiva. Se han dicho muchas cosas desacreditando la autenticidad de sus relatos. Los últimos volúmenes de la saga perdurable del aprendiz de hechicero parecen ser algo confusos e inútiles. Pero los primeros cuatro volúmenes contienen muchas ideas importantes presentadas de forma inquietante; para estos es aplicable el viejo refrán italiano: se non é vero, é ben trovato , o sea: «puede no ser cierto, pero está bien pensado».Páginas 171-172Las etapas de la escucha musical se describen en un estudio empírico inédito realizado por Michael Heifetz en la Universidad de Chicago. El musicólogo Leonard Meyer (1956) propuso una trayectoria de desarrollo similar.Página 173Platón expresa sus puntos de vista sobre la música en la República, libro III, en el diálogo entre Glauco y Sócrates sobre los fines de la educación. La idea que sostienen es que los niños no deberían exponerse a músicas “quejumbrosas” o “relajadas”, porque ambas socavarían su carácter, de modo que las armonías jónicas y lidias deberían eliminarse del plan de estudios. Las únicas armonías aceptables serían las dorias y las frigias, porque encarnan «el son de la necesidad y el son de la libertad», que inculcarán coraje y templanza en el joven. Piense lo que piense cada uno acerca del gusto musical de Platón, está claro que se tomó la música muy en serio. He aquí lo que dice Sócrates (libro III, p. 401): «y por lo tanto dije. Glauco, que la formación musical es un instrumento más potente que cualquier otro, porque el ritmo y la armonía encuentran su camino hacia el interior del alma, sobre la que se asientan, impartiendo gracia y haciendo que el alma de quien se educa apropiadamente esté llena de gracia...».Alan Bloom (1987, espe3c8ia8lmente pp. 68-81) nos ofrece una de- fensa apasionada de Platón y una denuncia contra la música moderna, presumiblemente porque tiene una gran afinidad con las armonías jónicas y lidias.Página 174La historia de Lorin Hollander está extraída de las conversaciones que tuvimos con ella en 1985.Página 175Comer. Por ejemplo, los estudios MME muestran que de las tareas primordiales que realiza un estadounidense adulto durante un día normal, comer es el que más le motiva intrínsecamente (Graef, Csikszentmihalyi y Giannino, 1983). Los adolescentes puntúan en un segundo nivel de afecto positivo el comer (después de socializar con los compañeros, que es lo más positivo), y en niveles muy altos de motivación intrínseca, sólo inferiores a escuchar música, practicar algún deporte o juego y descansar (Csikszentmihalyi y Larson, 1984, p. 300).Página 176Ciro el Grande. La información proviene de Jenofonte (-431/-350), de su obra la Ciropedia, un relato de ficción sobre la vida de Ciro. Pero Jenofonte era el único contemporáneo que había servido realmente en el ejército de Ciro, y quien nos ha dejado un registro escrito de tal hombre y sus proezas (véase también su Anábasis, traducido como The Persian Expedition, Warner, 1965).Página 178Puritanos y placer. Sobre este tema véase la extensa recopilación de Foster Rhea Dulles (1965), el relato de Jane Carson acerca de la Virginia colonial (1965) y el capítulo 5 de Kelly (1982).
Capítulo 6
Capítulo 6Página 180Leer. En las entrevistas llevadas a cabo por el profesor Massimini alrededor del mundo, leer libros era la actividad de flujo más frecuentemente mencionada, especialmente en grupos tradicionales que sufren un proceso de modernización (Massimini. Csikszentmihalyi y Delle Fave, 1988, pp. 74-75). Véase también el estudio de Nell de cómo leer ofrece placer (1988).Rompecabezas mentales. El historiador holandés Johann Huizinga (1939 [1970]) argumenta que la ciencia y el aprendizaje en general tuvieron su origen en los juegos de palabras. Página 181«[Las obras de] arte...» está en Csikszentmihalyi y Robinson (en prensa).Página 182El estado normal de la mente es el caos. Esta conclusión tiene como base las diversas evidencias recogidas con el MME. Por ejemplo, de todas las cosas que hacen los adolescentes, “pensar” es la actividad que menos les motiva intrínsecamente y una de las actividades puntuadas más alto en afecto negativo y pasividad (Csikszentmihalyi y Larson, 1984, p. 300). Esto es así porque la gente sólo dice que piensa cuando no hace nada, cuando no hay ninguna demanda externa sobre su mente. El mismo modelo sirve también para los adultos, que se sienten menos felices y motivados cuando su mente no está ocupada en una actividad estructurada externamente (Kubey y Csikszentmihalyi en, prensa). Los diversos experimentos de privación sensorial también muestran que sin el aporte estructurado de información, la organización de la conciencia tiende a descomponerse. Por ejemplo, George Miller escribe: «la mente sobrevive ingiriendo información» (Miller, 1983,p. 111). Una afirmación más general es que los organismos sobreviven ingiriendo negentropía (Schródinger, 1947).La calidad negativa de la experiencia de ver la televisión ha sido documentada por varios estudios MME. por ejemplo Csikszentmihalyi y Kubey (1981), Csikszentmihalyi y Larson (1984), Csikszentmihalyi, Larson y Prescott (1977), Kubey y Csikszentmihalyi (en prensa), y Larson y Kubey (1983).Página 184Imágenes mentales. Para leer algún trabajo de Singer sobre el soñar despierto, véase Singer (1966, 1973, 1981), y Singer y Switzer (1980) . En el pasado decenio se ha desarrollado en los EE.UU. un interés generalizado por las “imágenes mentales”.Página 185La referencia a Buñuel está en Sacks (1970 [1987], p. 23).Recitar nombres de antepasados. Generalmente, la tarea de recordar pertenece a los miembros más viejos de la tribu, y a veces se asigna al jefe. Por ejemplo: «El jefe de los melanesios [...] no tiene ningún trabajo administrativo, no tiene ninguna función, estrictamente hablando. [...] Pero en él [...] se hallan presentes el mito, la tradición, las alianzas y la fuerza del clan. [...] Cuando él pronuncia con sus labios los nombres del clan y las frases maravillosas que han conmovido a varias generaciones, hace que el tiempo se detenga. [...] La autoridad del jefe descansa en una simple cualidad que es única: él mismo es la Palabra del clan» (Leenhardt, 1947 [1979], pp. 117-118). Un ejemplo de cuán complejo puede ser el parentesco está ilustrado en el trabajo de Evans-Pritchard sobre los nuer del Sudán, que dividen a sus ascendientes en linajes máximos, mayores, menores y mínimos, todos conectados entre sí por cinco o seis generaciones anteriores (Evans-Pritchard, 1940 [1978]).Página 187Acertijos. La rima traducida por Charlotte Guess, así como también el material de la página siguiente, provienen del famoso relato de Roben Graves (1960) acerca de los orígenes de la poesía y de la escritura en La diosa blanca. Graves perteneció a ese período maravilloso de la vida académica británica en que el aprendizaje académico serio coexistió con los vuelos sin límites de la imaginación, el período en el que C.S. Lewis y R.R. Tolkien enseñaban los clásicos y escribían ciencia ficción en Oxford. Las reconstrucciones mitopoéticas de Graves son discutibles, pero ofrecen a las personas de a pie un sentimiento de cómo podría haber sido la calidad de pensamiento y de la experiencia en un pasado distante, y con un alcance que no puede conseguirse en trabajos académicos menos arriesgados.Página 189■ Memorización. H.E. Garrett (1941) ha revisado la evidencia experimental que contribuyó al abandono de la memorización como método de aprendizaje en las escuelas; véase también Suppies (1978). La evidencia demostró que aprender sílabas sin sentido no mejoraba la aptitud para recordar. Es difícil entender por qué aceptaron los educadores que tales resultados les hiciesen abandonar la memorización de textos con significado.Página 190El control de la memoria. Recordar, como soñar, parece ser un proceso que no se halla bajo el control voluntario de la personalidad; no podemos traer a la conciencia la información que rehúsa ser recordada. Pero, como soñar, si uno está dispuesto a invertir energía en ello puede mejorarse la memoria. Con un poco de método y disciplina se puede construir una serie de recursos mnemotécnicos para ayudar a recordar el material que de otra manera caería en el olvido. Para una revisión reciente de cómo algunos de estos métodos se usaron en la Antigüedad y en el Renacimiento, véase Spence (1984).Página 192La referencia a Arquitas y sus experimentos con el pensamiento está en De Santillana (1961 [1970], p. 63).La evolución de la aritmética y la geometría. Wittfogel (1957) da un brillante relato materialista del desarrollo de las ciencias (también de las formas políticas) sobre la base del desarrollo previo de las técnicas de irrigación.Que los nuevos productos culturales se desarrollan más en aras del placer que de la necesidad se argumenta en Csikszentmihalyi (1988). Esto parece ser cierto incluso en la introducción de técnicas básicas como el uso de los metales: «En varias áreas del mundo se ha visto, y en el caso de la innovación metalúrgica en particular, que el desarrollo del bronce y otros metales como materias primas útiles fue muy posterior al fenómeno de su primera utilización como nuevos y atractivos materiales, empleados en contextos de exhibición. [...] En la mayoría de los casos la metalurgia parece haberse practicado primariamente porque los productos tenían unas propiedades nuevas que los hicieron atractivos para usar como símbolos y adornos personales, de manera que llamasen la atención y con ello atrajesen o mejorasen el prestigio personal» (Renfrew, 1986, pp. 144, 146).Huizinga (1939 [1970]) argumentó que, al principio, instituciones tales como la religión, la ley, el gobierno y las fuerzas armadas comenzaron como formas de juego y sólo gradualmente llegaron a ser algo rígido y serio. Similarmente Max Weber (1930 [1958]) puntualizó que el capitalismo comenzó como un juego audaz de los empresarios y luego, cuando sus prácticas llegaron a estar consolidadas en leyes y convenciones, se convirtió en “una jaula de acero”.Páginas 193-194Para las anécdotas concernientes a Demócrito. véase De Santillana (1961 [1970], p. 142 y ss.). Página 195Para una introducción a las sagas de Islandia, véase la recopilación de Skuli Johnson (1930).Página 197El argumento acerca de cómo la conversación ayuda a mantener el universo simbólico está en Berger y Luckmann (1967).Página 200Koch (1970, 1977) nos explica de forma muy bella cómo puede enseñarse poesía a los niños del gueto y a la gente mayor sin educación formal que se halla en los hogares para jubilados.Página 201Escritura y depresión. Por lo menos desde el romanticismo, los artistas de todas clases han tenido que ser personas “torturadas” o “impelidas por el demonio”. Hay evidencias razonablemente buenas de que muchos escritores y artistas modernos de hecho muestran una gran variedad de síntomas obsesivos y depresivos (véase, por ejemplo, Álvarez, 1973; Berman, 1988; Csikszentmihalyi 1988; y Matson 1980). Recientemente se ha escrito también con profusión acerca de la relación entre la depresión maníaca y la creatividad literaria (Andreasen, 1987; Richards y otros, 1988). Es muy probable, sin embargo, que esta relación entre la entropía psíquica y la creatividad artística sea el resultado de las expectativas culturales específicas y del rol poco definido del papel artístico, en vez de ser algo necesariamente inherente al arte o a la creatividad. En otras palabras, si para sobrevivir como un artista en un ambiente social determinado una persona tiene que mostrar su inseguridad, negligencia, ridiculez y una carencia de los símbolos expresivos usualmente compartidos, probablemente mostrará los efectos psíquicos de estas condiciones adversas. Vasari, en 1550, fue uno de los primeros en expresar su preocupación por la personalidad de los artistas italianos jóvenes de la época, ya influida por el manierismo, un precursor de los estilos barroco y romántico, y que mostraban un «cierto elemento de salvajismo y locura» que hacía que los artistas fuesen seres «extraños y excéntricos» de una forma que los artistas previos no habían sido (Vasari. 1550 [1959],p. 232). En períodos anteriores, tales como los miles de años de civilización egipcia, o durante la Edad Media, los artistas aparentemente eran personas bastante bien ajustadas (Hauser, 1951). Y por supuesto, hay varios ejemplos recientes de grandes artistas, como J. S. Bach, Goethe, Dickens o Verdi, que refutan la existencia de un vínculo necesario entre la creatividad y la neurosis.Página 202Recordar el pasado personal. En parte bajo la influencia de las narraciones psicobiográficas realizadas por Erickson de las vidas de Hitler, Gorki, Lutero y Gandhi (1950, 1958, 1969), la psicología del desarrollo vital se ha preocupado por la “narrativa personal” (véase Cohler, 1982; Freeman, 1989: Gergen y Gergen, 1983,1984; McAdams, 1985; Robinson, 1988; Sarbin, 1986; y Schafer, 1980). Esta perspectiva sostiene que saber cómo una persona ve su propio pasado es una de las mejores maneras para predecir qué hará en el futuro.Páginas 202-203Cada hogar un museo. Csikszentmihalyi y Rochberg-Halton (1981) estudiaron unos 300 miembros de familias que hubiesen estado al menos tres generaciones residiendo en Chicago y sus alrededores a los que se les pidió que mostrasen a los entrevistadores sus objetos favoritos, y que explicasen las razones que tenían para apreciarlos.Páginas 205-206Las cuatro citas de La estructura de las revoluciones científicas de Thomas Kuhn (1962) están en las páginas 24, 38, 38 y 36, respectivamente. Una de las promesas más interesantes de la teoría del flujo es que puede ayudar a explicar por qué se adoptan ciertas ideas, prácticas y productos, mientras otros son ignorados u olvidados, puesto que hasta hoy las historias de las ideas, de las instituciones, y de las culturas trabajan casi exclusivamente dentro de un paradigma formado por el determinismo económico. Además, podría ser revelador considerar cómo la historia se halla dirigida por el placer que los individuos obtienen o prevén obtener de diferentes cursos de acción. Un primer paso en esta dirección es el análisis de las razones para el éxito de la orden jesuita en los siglos xvi y xvn realizado por Isabella Csikszentmihaly (1988).Página 207Adelantos. Iría en contra del mensaje central de este libro sostener que la experiencia de flujo es “buena para usted” en el sentido de que ayuda a las personas a lograr el éxito científico o de cualquier otro tipo. Debemos afirmar una y otra vez que lo que cuenta es la calidad de experiencia que proporciona el flujo y que esta cualidad es más importante para lograr la felicidad que las riquezas o la fama. A la vez, sería ingenuo ignorar el hecho de que la gente con éxito tiende a disfrutar de lo que hace de forma poco acostumbrada. Esto puede indicar que esta gente que disfruta con lo que hace hará un buen trabajo (aunque, como sabemos, la correlación no implica causalidad). Hace mucho tiempo, Maurice Schlick (1934) indicó lo importante que era el placer para mantener la creatividad científica. En un interesante estudio reciente, B. Eugene Griessman entrevistó una gran variedad de personajes con éxito, desde Francis H. C. Crick, el codescubridor de la doble espiral del ADN, a Hank Aaron, Julie Andrews y Ted Turner. Quince de estas celebridades completaron un cuestionario en el que clasificaron la importancia relativa de 33 características personales, tales como la creatividad, la competencia y la amplitud de conocimientos, desde el punto de vista de qué fue lo que les ayudó a lograr el éxito. La característica que la mayoría eligió (un promedio de 9,86 sobre una escala de 10 puntos) era el disfrute del trabajo (Griessman, 1987, pp. 294-295).Otro indicio de cómo puede vincularse el flujo al éxito se sugiere en el trabajo de Larson (1985, 1988). En un estudio realizado en un instituto, los estudiantes tenían que realizar una tarea durante un mes. Sus resultados mostraron que los estudiantes que se aburrieron escribieron unos trabajos que los profesores encontraron aburridos, mientras que los estudiantes que se divirtieron escribiendo los trabajos los hicieron de modo que fuesen agradables de leer (se realizó este estudio controlando las diferencias en inteligencia o capacidad entre los estudiantes). La sugerencia obvia es que la persona que experimenta flujo en una actividad tendrá como resultado un producto que los otros valorarán mejor.La entrevista con la esposa de Susumu Tonegawa apareció en USA Today (13 octubre, 1987, p. 2A).Página 210La asombrosa variedad de cosas que aprenden los adultos en sus ratos libres se describe en las investigaciones de Alien Tough(1978) ; véase también Gross (1982). Una de las áreas de conocimiento a la que personas c3or9ri5entes siguen realizando contribuciones es la que concierne a la salud. Uno sigue oyendo cómo la gente (frecuentemente las madres) nota alguna peculiaridad en los modelos de salud de los miembros de su familia, que cuando se comunica a los expertos en salud resulta tener consecuencias beneficiosas. Por ejemplo, Berton Roueché (1988) informa que una mujer en Nueva Inglaterra, consternada por el hecho de que su hijo y muchos de sus amigos sufrieran dolores artríticos en la rodilla, alertó a los doctores de esta coincidencia sospechosa y, como resultado de su información, los investigadores “descubrieron” la enfermedad de Lyme, una enfermedad potencialmente grave transmitida por garrapatas.Página 212Puede ser presuntuoso presentar una “lista de lectura” de los grandes filósofos, pero simplemente nombrarlos sin dar ninguna referencia agraviaría también nuestros escrúpulos profesionales; así que aquí está. Los trabajos más importantes en cada área podrían incluir los siguientes. Con respecto a la ontología son: Vernunftige Gedanken de Christian von Wolff, La crítica de la razón pura de Kant, Las ideas: introducción general a la fenomenología pura de Husserl, y Ser y tiempo de Heidegger (1962); para estas dos últimas podría ser una buena idea comenzar con las introducciones a Husserl realizadas por Kohak (1978) y por Kolakowski (1987), y Heidegger por George Steiner (1978 [1987]). Desde el punto de vista de la ética, uno ciertamente desearía abordar la Etica a Nicómaco de Aristóteles; los tratados de Tomás de Aquino sobre los actos humanos, sobre los hábitos, y sobre la vida activa y contemplativa en la Summa Theologica; la Ética de Spinoza; y de Nietzsche, Más allá del bien >' de! mal y la Genealogía de la moral. En la estética, “Reflexiones sobre la poesía” de Alexander Baumgarten, la Estética de Benedetto Croce, El sentido de belleza de Santayana y Los principios del arte de Collingwood. La serie de 54 volúmenes de Great Books of the western World editados por Mortimer Adler y publicados por la Encyclopsdia Britannica es una buena introducción a la mayoría de los pensadores que influyeron en nuestra cultura; los dos primeros volúmenes Syntopicon contienen un resumen de las ideas principales de los libros que siguen a continuación y pueden ser especialmente útiles al filósofo aficionado. Página 214Medvedev (1971) nos ofrece un relato verídico de cómo las políticas agrícolas de Lysenko, basadas en el dogma leninista, dieron como resultado la falta de alimentos en la Rusia soviética. Véase también Lecourt (1977).Capítulo 1Página 217Para más información sobre el tiempo destinado a trabajar por pueblos preliterarios, véase el trabajo excelente realizado por Marshall Sahlins (1972) y la estimación de Lee (1975). Algunas ideas sobre la manera de trabajar en la Europa medieval podrá encontrarlas en Le Goff (1980) y Le Roy Ladurie (1979). El esquema típico de un día de trabajo de los trabajadores ingleses antes y después de la Revolución Industrial ha sido reconstruido por E. P. Thompson (1963). El papel cambiante de las mujeres como trabajadoras en el sector público lo comentan, entre otros, Clark (1919) y Howell (1986).Página 221Serafina Vinon es uno de los miembros de los grupos estudiados por Delle Fave y Massimini (1988). Su cita «Me da una gran satisfacción...» está en la p. 203.Página 222La cita «Yo soy libre...» está en ibíd. Página 226Desarrollo y complejidad. Mientras que la psicología del desarrollo ha permanecido en su mayor parte determinadamente libre de valores (por lo menos en su retórica, si no en su sustancia), el departamento de psicología de la Universidad de Clark mantiene una orientación hacia los valores relativamente fuerte en su enfoque del desarrollo humano, basada en la noción de que la complejidad es la meta del crecimiento humano (por ejemplo, Kaplan, 1983; Werner, 1957; Werner y Kaplan, 1956). Para los trabajos más recientes en esta misma dirección véanse Robinson (1988) y Freeman y Robinson (en prensa).Página 227«Ting cortaba...» está en Watson (1964, p. 46), quien tradujo los capítulos interiores de Chuang Tzu. Algunos críticos. La crítica que describe el flujo como un estado mental exclusivamente occidental fue una de la primeras que recibió el concepto de flujo. El contraste específico entre flujo y yu se comenta en Sun (1987). Esperamos que la evidencia intercultural presentada en Csikszentmihalyi y Csikszentmihalyi (1988) tranquilice a los escépticos, que se darán cuenta de que la experiencia de flujo se comenta casi exactamente en los mismos términos en culturas no occidentales muy diferentes a la nuestra.Página 228«Sin embargo...» está en Watson (1964, p. 97). Waley (1939, p. 39) es el erudito que piensa que la cita no describe el yu, sino a su opuesto, mientras que Graham (citado en Crandall, 1983) y Watson (1964) creen que describe la manera propia de matar de Ting, y que por lo tanto se refiere al yu.Página 230Navajos. Las entrevistas con pastores navajos fueron realizadas por el grupo del profesor Massimini durante los veranos de 1984 y 1985.La vida de los tejedores ingleses durante los siglos xvii y xvn está descrita por E.P. Thompson (1963).Páginas 233-235Las entrevistas de flujo de cirujanos fueron realizadas por la doctora Jean Hamilton y descritas por ella misma e I. Csikszentmihalyi (M. Csikszentmihalyi, 1975, pp. 123-139). Páginas 235-236Las dos primeras citas están en Csikszentmihalyi (1975), p. 129, las dos siguientes en ibíd., p. 136.Página 238El estudio MME que mide cuánto flujo sienten los trabajadores estadounidenses en su trabajo y en el ocio se comenta en Csikszentmihalyi y LeFevre (1987, 1989) y LeFevre (1988).Páginas 241-242Descontento. Los bajos porcentajes de trabajadores descontentos fueron calculados por un metaanálisis realizado en 1980 sobre 15 encuestas nacionales entre 1972 y 1978; véase Argyle (1987, p. 32).Nuestros estudios acerca de los trabajadores estadounidenses.Además del estudio MME, en este libro aprovecho datos que he recogido en un período de cinco años (1984-1988) entre 400 directivos de diversos lugares del país, que asistieron a los Seminarios de gestión Vail organizados por la Oficina de Educación Continua de la Universidad de Chicago.Página 244Es más fácil disfrutar del trabajo. Que el ocio puede ser un problema para mucha gente es un tema reconocido desde hace mucho tiempo por los psicólogos y los psiquiatras. Por ejemplo, el Grupo para el Fomento de la Psiquiatría terminó uno de sus informes en 1958 con esta declaración: «para muchos estadounidenses, el ocio es peligroso». Gussen (1967) llega a la misma conclusión tras revisar algunos de los males psicológicos de aquellas personas que no pueden adaptarse al ocio. El papel de la televisión como una manera de enmascarar los peligros del tiempo libre también se ha comentado con frecuencia. Por ejemplo, Conrad (1982, p. 108) escribe: «la revolución tecnológica original tuvo como meta ahorrar tiempo, hacer menos pesado el trabajo; el consumismo, que es la última fase de esta revolución, tiene por objetivo derrochar el tiempo que hemos ahorrado, y la institución de la que se sirve para lograr este propósito es la televisión...».La industria del ocio. Es difícil estimar el valor económico del ocio, porque el valor de la tierra del país utilizada con fines de recreo y el costo del espacio dedicado al ocio en el hogar y en los edificios públicos es verdaderamente incalculable. El gasto directo en ocio en Estados Unidos se estima que llegó a los 160 mil millones de dólares en 1980, doblando la cantidad gastada en 1970 una vez actualizada la inflación. La familia promedio gasta cerca del 5% de sus ingresos directamente en ocio (Kelly 1982, p. 9).
Capítulo 8
Capítulo 8Página 248La importancia de la interacción humana. Todos los estudios MME muestran que la calidad de la experiencia mejora cuando hay otras personas alrededor y se deteriora cuando la persona está sola, aun cuando lo esté por elección propia (Larson y Csikszentmihalyi, 1978, 1980; Larson, Csikszentmihalyi y Graef, 1980). Una descripción vivida de cómo y por qué la gente depende de la opinión pública para establecer sus propias creencias se halla en el trabajo de Elisabeth Noelle-Neumann (1984). Desde una perspectiva filosófica, Martin Heidegger (1962) ha analizado nuestra dependencia continua de los demás, o la representación intrapsíquica de otras personas que llevamos en nuestras mentes. Los conceptos relacionados en este tema son la “generalización del otro” de Charles Cooley (1902) y el concepto freudiano de “superego”.Estar entre hombres. Este apartado se debe a Hannah Arendt y su brillante tratamiento de los ámbitos públicos y privados en The Human Condition (1958).Página 249La compañía de los demás. Nuevamente nos referimos a los hallazgos de los estudios MME mencionados en la última nota. Que las interacciones con los demás mejoran el estado de ánimo durante el resto del día ha sido comentado por Lewinsohn y Graf (1973), Lewinsohn y Libet (1972), MacPhillamy y Lewinsohn (1974) y Lewinsohn y otros (1982). Lewinsohn y su grupo han desarrollado las aplicaciones clínicas de una psicoterapia basada en el aumento al máximo de las interacciones y de las actividades amenas. Si queremos desarrollar una terapia que tenga como base la experiencia de flujo -y ya se han dado pasos en esa dirección desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Milán, Italia-, ésta también puede ser la ruta a seguir. O sea, hay que esforzarse por aumentar la frecuencia e intensidad de las experiencias óptimas, más que (o además de) disminuir la incidencia de las experiencias negativas.Página 250Los babuinos. Stuart Altmann (1970) y Jeanne Altmann (1970,1980) posiblemente saben más sobre las relaciones sociales entre estos primates que cualquier otra persona. Su trabajo indica que el papel de la sociabilidad para asegurar la supervivencia de tales primates nos da una buena pista respecto a cómo y por qué evolucionaron “los instintos” sociales en los humanos.Página 251La gente es flexible. Fue durante la realización de la tesis doctoral de Patrick Mayers (1978), que utilizó el Método de Muestreo de la Experiencia para reunir los datos, donde primero nos dimos cuenta de que los adolescentes mencionaron las interacciones con sus amigos tanto como la experiencia más agradable del día como la que más ansiedad les produjo o la que más les aburrió. Esto no suele suceder con otras categorías de actividades, que eran, en Ñolasgeneral, o siempre aburridas o siempre agradables. Desde entonces el hallazgo también se ha encontrado en sujetos adultos.La toma de conciencia de cuán importantes son las habilidades de comunicación para una gestión eficaz estaba ya sugerida en los datos recogidos en el programa Vail (véase nota a p. 242). Los directivos de nivel medio, especialmente, desean desarrollar en primer lugar una mayor habilidad en la comunicación.Libros acerca de la etiqueta social. Para un ejemplo al respecto, véase el libro de Letitia Baldridge Complete Guíele to a Great Social Life, cuyos consejos incluyen perlas de sabiduría como «la lisonja es una herramienta inmensamente útil...», y «cualquier anfitrión [...] está orgulloso de tener invitados bien vestidos en su fiesta; transmiten al acontecimiento un cierto aroma de éxito». (Compárese esta última cita con el comentario de Samuel Johnson registrado en Life por Boswell, 27 de marzo, 1976: «las ropas elegantes sólo son buenas porque son un medio de que te tengan respeto».) Léase la entrevista en Newsweek (5 octubre 1987, p. 90).Página 252Las relaciones humanas son maleables. Éste ha sido uno de los principios básicos del interaccionismo simbólico en la sociología y la antropología (véase Goffman, 1969. 1974; Suttles, 1972). También subyace al enfoque sistémico de la terapia de familia, por ejemplo, Jackson (1957), Bateson (1978), Bowen (1978) y Hoff-man (1981).Página 253La soledad insoportable. Véanse las notas a la p. 248.Los domingos por la mañana. Que la gente tiende a tener un número insólito de colapsos nerviosos el domingo por la mañana fue registrado ya por los psicoanalistas de finales de siglo en Viena (véase Ferenczi, 1950). Ellos, de todos modos, atribuyeron el hecho a razones más complicadas que las que nosotros postulamos en este libro.Página 254La literatura sobre ver la televisión es tan enorme que un breve resumen probablemente se alargaría demasiado. En Kubey y Csikszentmihayi (en prensa) hallarán una reseña bastante completa. Dada la escala del fenómeno y sus implicaciones sociales y económicas es muy difícil mantener la4o0bj1etividad científica cuando tratamos el tema de la televisión. Algunos investigadores la defienden resueltamente, sosteniendo que los espectadores son perfectamente capaces de usar la televisión para sus propios propósitos y que ven lo que les interesa, mientras que otros interpretan los datos para mostrar que la televisión convierte a sus espectadores en seres pasivos y disgustados. No es preciso decir que este autor pertenece a la segunda facción.Página 255La conclusión de que las drogas no expanden la conciencia se basa en entrevistas realizadas a 200 artistas a los que nuestro equipo estudió durante 25 años (véase Getzels y Csikszentmihalyi, 1965, 1976; Csikszentmihalyi, Getzels y Kahn, 1984). Aunque los artistas tiendan a glorificar las experiencias inducidas por las drogas, aún tengo que oír que un trabajo creativo (o por lo menos uno que los artistas pensaran que era bueno) haya sido producido enteramente bajo la influencia de las drogas.Coleridge y Kubla Khan. Uno de los ejemplos más frecuentemente citados de cómo las drogas ayudan a la creatividad es la afirmación de Colerigde de que escribió Kubla Khan en un relámpago de inspiración ocasionado por la ingestión de láudano (opio). Pero Schneider (1953) ha arrojado serias dudas sobre esta historia, presentando pruebas documentales de que Coleridge escribió varias versiones del poema y de que se había inventado la historia del opio para apelar a los gustos románticos de los lectores de inicios del siglo xix. Presumiblemente, si él hubiera vivido hoy en día. habría hecho lo mismo.Página 257Nuestra investigación sobre los adolescentes con talento muestra que muchos fracasan en desarrollar sus habilidades no porque tengan déficits cognitivos, sino porque no pueden soportar el estar solos, y son superados por los compañeros capaces de tolerar el aprendizaje difícil y la necesidad de practicar para perfeccionar un talento (para un informe pionero sobre este tema, véase Nakamura, 1988 y Robinson. 1986). En un estudio posterior, los estudiantes de matemáticas de igual talento de un instituto se dividieron entre quienes por criterios objetivos y subjetivos estaban estudiando todavía matemáticas el último año, y quienes no lo hacían. Lo que se encontró fue que los estudiantes que aún estudiaban matemáticas pasaban el 15% de su tiem4po0f2uera de la escuela estudiando, el 6% en actividades estructuradas de ocio (por ejemplo, tocar un instrumento musical, hacer deporte), y el 14% en actividades no estructuradas, como andar por ahí con compañeros y socializar. Mientras que para los estudiantes que no hacían matemáticas en el curso superior, los porcentajes respectivos eran del 5%, 2%, y 26%. Puesto que cada porcentaje de punto corresponde a una hora de cada actividad por semana, las cifras significan que los estudiantes todavía interesados en las matemáticas gastan una hora más a la semana estudiando que realizando actividades no estructuradas, considerando que los estudiantes que no seguirán con las matemáticas gastan 21 horas más en una semana socializando que estudiando. Cuando un adolescente llega a ser exclusivamente dependiente de la compañía de sus compañeros, hay muy pocas oportunidades de desarrollar una habilidad compleja.Página 260La descripción del estilo de vida de Dorothy está basada en mi experiencia personal.Página 261Para Susan Butcher. véase The New Yorker (5 octubre 1987, pp. 3435).Página 264Grupos de parentesco. Uno de los ensayos más elocuentes sobre los efectos civilizadores de la familia en el género humano se halla en Les structures élémentaires de la párente de Lévi-Strauss (1947 [1969)). La afirmación sociobiológica fue articulada por primera vez por Hamilton (1964), Trivers (1972), Alexander (1970) y E. O. Wilson (1975). Para contribuciones más tardías a este tema véase Sahlins (1976), Alexander (1979), Lumdsen y Wilson (1983), y Boyd y Richerson (1985). La literatura acerca del apego es ahora muy amplia; los trabajos clásicos en este área incluyen el trabajo de John Bowlby (1969) y el de Mary D. Ainsworth y otros (1978).Página 265La primogenitura. Para los efectos de las leyes de la herencia en Europa véase Habakuk (1955); en Francia, véase Pitts (1960); en Austria y Alemania, véase Mitterauer y Sieder (1983).Página 269Monogamia. Según algunos sociobiólogos, la monogamia tiene una ventaja absoluta sobre cualquier otra de las combinaciones de apareamiento. Si suponemos que los hermanos se ayudan el uno a! otro en proporción a los genes que comparten, entonces los niños de parejas monógamas se ayudarán más el uno al otro porque comparten más genes que los niños cuyos padres no son los mismos. Así, bajo las presiones de la selección, los niños de las parejas monógamas conseguirán más ayuda y, por tanto, podrán sobrevivir más fácilmente y reproducirse proporcionalmente más que los niños de parejas polígamas que crezcan en un ambiente similar. Cambiando el nivel de explicación de lo biológico al nivel cultural, parece claro que, si las otras cosas permanecen igual, las parejas monógamas estables son capaces de suministrar mejor apoyo psicológico y mejores recursos financieros para sus hijos. Sólo desde un punto de vista estrictamente económico la monogamia consecutiva (o la frecuencia de divorcios) parece ser una manera poco eficiente de redistribuir ingresos y propiedades. Para la situación de las familias monoparentales, económica y de otra clase, véase, por ejemplo, Hetherington (1979), McLanahan (1988) y Tessman (1978).Cistothorus palustris. Las prácticas maritales del pájaro de las marismas se hallan descritas en la Encyclopcedia Britannica (1985, vol. 14, p. 701).Página 270La cita de Cicerón sobre de la libertad se hallaba escrita sobre mi libreta de tareas de séptimo grado de escuela, pero a pesar de varios intentos he sido incapaz de encontrar su fuente. Sinceramente espero no que sea apócrifa.Página 271Complejidad familiar. Siguiendo la definición de la complejidad que da Pagels (1988), también podríamos decir que una familia cuyas interacciones son más difíciles de describir y cuyas futuras interacciones son más difíciles de predecir sobre la base del conocimiento actual, es más compleja que una familia que es más fácil de describir y de predecir. Tal medida presumiblemente dará resultados muy similares para una medición de la complejidad basada en la diferenciación y en la integración.Página 275Adolescentes de zonas residenciales. El antropólogo Jules Henry (1965) dio una descripción muy interesante de qué significaba criarse en un área residencial hace una generación. Más recientemente, Schwartz (1987) comparó seis comunidades de la región central de los Estados Unidos desde el punto de vista de qué oportunidades daban a los adolescentes para experimentar la libertad y el respeto de sí mismos, y encontró grandes diferencias entre una comunidad y otra, lo que sugiere que hay que eliminar las generalizaciones sobre qué implica ser un adolescente en nuestra sociedad, porque podrían ser no demasiado precisas.Si los padres hablaran más. En un estudio sobre adolescentes que asistían a un instituto muy bueno en una zona residencial, encontramos que aunque los adolescentes pasen un 12,7% de su tiempo con sus padres, el tiempo que estaban solos junto a sus padres sumaba un promedio de tan sólo cinco minutos al día, la mitad del cual se ocupaba en ver la televisión juntos (Csikszentmihalyi y Larson, 1984. p. 73). Es difícil imaginar cómo puede darse algún tipo de comunicación de valores profundos en tan corto período de tiempo. Podría ser verdad que es “la calidad de tiempo” lo que importa, pero hasta cierto punto la cantidad tiene su importancia sobre la calidad.Página 276Embarazos en adolescentes. Los Estados Unidos están a la cabeza de los países desarrollados en embarazos, abortos y nacimientos entre las adolescentes. De cada 1.000 muchachas entre las edades de 15 y19 años, 96 se quedarán embarazadas cada año en los Estados Unidos. El país con cifras más próximas es Francia, con 43 embarazos por 1.000 (MalL 1985). El número de nacimientos fuera del matrimonio entre las adolescentes se ha doblado entre 1960 y 1980 (Schiamberg, 1988, p. 718). A esta velocidad, se ha estimado que el 40% de las muchachas que hoy tienen 14 años llegarán estar embarazadas por lo menos una vez antes de cumplir los 20 años (Wallis y otros, 1985).Página 277Las familias que proporcionan flujo. Las características de familias que facilitan el desarrollo de personalidades autotélicas en los niños fueron estudiadas por Rathunde (1988).Página 279Estados de ánimo positivos con los amigos. Cuando los adolescentes están con sus amigos, dicen que tienen niveles significativamente más altos de felicidad, dignidad, fuerza y motivación -aunque niveles más inferiores de concentración y eficiencia cognitivaque los que dicen tener en cualquier otro contexto social (Csikszentmihalyi y Larson, 1984). El mismo modelo es válido para la gente de más edad estudiada con el MME. Por ejemplo, los adultos casados y las parejas de jubilados dicen tener los estados de ánimo más positivos e intensos cuando están con los amigos, que cuando están con sus cónyuges o hijos, o en cualquier otra compañía.Modelos de alcoholismo. Los distintos modelos de beber en público y los modelos resultantes de interacción social que hacen posibles, se describen en Csikszentmihalyi (1968).Página 282Instrumental contra expresivo. La distinción entre estas dos funciones fue incorporada a la literatura sociológica por Talcott Parsons (1942). Para las aplicaciones contemporáneas véase Schwartz (1987), quien argumenta que uno de los problemas principales con los adolescentes es que hay muy pocas oportunidades para el comportamiento expresivo dentro de los lindes de la sociedad y por ello tienen que recurrir a la desviación social.Página 285Política. Hannah Arendt (1958) define la política como el modo de interacción que permite a los individuos conseguir una retroalimentación objetiva sobre sus virtudes y debilidades. En una situación política, en la que una persona tiene la oportunidad de argumentar un punto de vista y convencer a sus compañeros de su mérito, emergen las capacidades ocultas de un individuo, pero este tipo de retroalimentación imparcial sólo puede ocurrir en un “ámbito público", donde cada persona está dispuesta a escuchar y a evaluar a los demás según sus méritos. Según Arendt, el ámbito público es el mejor medio para el crecimiento personal, la creatividad y la autorrevelación.Página 287La irracionalidad de los enfoques económicos. Max Weber (1930 [1958]), en su famoso ensayo sobre la ética protestante, argumentó que la racionalidad aparente de los cálculos económicos era engañosa. El trabajo duro, el ahorro, la inversión, la ciencia entera de la producción y del consumo se justifican por la creencia de que hacen la vida más feliz. Pero Weber sostiene que después de que esta ciencia se perfeccionase y desarrollase sus metas propias, se fundamentó sobre la lógica de la producción y del consumo y no sobre la felicidad del ser humano. Llegados a este punto, el comportamiento económico deja de ser racional, porque ya no está orientado a la meta que originalmente lo justificó. El argumento de Weber se aplica a muchas otras actividades que, después de desarrollar claramente sus metas y sus reglas, llegan a ser autónomas de sus propósitos originales y empiezan a realizarse por razones intrínsecas, porque son divertidas. Esto fue reconocido por el mismo Weber, quien se quejó de que el capitalismo, que se originó como una vocación religiosa, había llegado a ser con el tiempo un mero “juguete” para empresarios y una “jaula de hierro” para todos los demás. Véase también Csikszentmihalyi y Rochberg-Halton (1981, capítulo 9).
Capítulo 9
Capítulo 9Página 291Esta sección entera hasta la página 297 utiliza con profusión transcripciones de entrevistas que puso a mi disposición el profesor Massimini. Yo traduje al inglés las respuestas efectuadas en italiano.La cita de Franz Alexander se halla en Siegel (1986, p. 1). La estrategia de Norman Cousins para controlar su enfermedad se describe en su Anatomy of an Illness (1979).Página 297«Cuando un hombre sabe...» está en las Letters to Boswell de Johnson, 19 de septiembre de 1777.Estrés. Hans Selye, que empezó a estudiar la fisiología del estrés en 1934, lo define como el resultado generalizado, ya sea mental o físico, de cualquier exigencia sobre el cuerpo (1956 [1978]). Un avance importante en la investigación de los efectos psicológicos de tales exigencias fue el desarrollo de una escala que intenta medir su gravedad (Holmes y Rahe, 1967). Sobre esta escala el estrés más alto es el ocasionado por “la muerte del cónyuge” con un valor de 100; “el casamiento” tiene un valor de 50 y “la navidad” un valor de 12. En otras palabras, el impacto de cuatro navidades es casi igual a la tensión de casarse. Debemos afirmar que tanto los sucesos positivos como los negativos pueden ocasionar estrés, puesto que ambos presentan "exigencias” a las que hay que adap- tarse. 407 Página 298Apoyos. De los diversos recursos que mitigan los efectos de los acontecimientos estresantes, los apoyos o las redes sociales han sido estudiados de forma más extensa (Lieberman y otros, 1979). La familia y los amigos frecuentemente proporcionan ayuda material, apoyo emocional y la información que sea necesaria (Schaefer, Coyne y Lazarus, 1981). Pero el interés en otras personas parece aliviar el estrés: «aquéllos que tienen interés en los demás y preocupaciones más allá de sí mismos parecen tener menos experiencias estresantes y en ellos el estrés tiene menos efecto sobre la ansiedad, la depresión y la hostilidad; realizan esfuerzos más activos para arreglar sus problemas» (Crandall, 1984, p. 172).Página 299Estilos de enfrentarse a los problemas. En la experiencia de estrés actúa de mediador el estilo de manejar el tema que tenga cada persona. El mismo suceso podría tener resultados psicológicos positivos o negativos, según los recursos interiores de la persona. “Resistencia” es el término acuñado por Salvatore Maddi y Suzanne Kobasa para describir la tendencia de ciertas personas a responder frente a las amenazas transformándolas en desafíos manejables. Los tres componentes principales de la resistencia son el compromiso con las propias metas, un sentido de mando y el disfrute frente a los desafíos (Kobasa, Maddi y Kahn, 1982). Un término similar es el concepto de Vaillant (1977) de “defensa madura”, el concepto de Lazarus de “manejar” (Lazarus y Folkman, 1984) y el concepto de “fortaleza de la personalidad” que midió en encuestas Elisabeth Noelle-Neumann (1983, 1985) en Alemania. Todos estos estilos de manejo de situaciones -resistencia, defensas maduras y manejo transformativocomparten muchas similitudes con las características de la personalidad autotélica descrita en esta obra.Página 300Coraje. Que la gente considera el coraje la razón principal para admirar a otras personas se reveló de los datos de mi estudio acerca de familias de tres generaciones cuando Bert Lyons lo analizó para su tesis doctoral (1988).Página 302Estructuras disipativas. Para el significado de este término en las ciencias natuales véase Prigogine (1980). Página 304Habilidades transformativas en la adolescencia. Un estudio longitudinal llevado a cabo con el MME (Freeman, Larson y Csikszentmihalyi, 1986) sugiere que los adolescentes de casi 20 años tienen tantas experiencias negativas con la familia, con los amigos y a solas como los adolescentes más jovenes, pero que ellos las interpretan con mayor tranquilidad, o sea, que los conflictos que a los13 años de edad les parecen una tragedia, a los 17 años se ven como algo perfectamente manejable.Página 305Autoconfianza natural. Para el desarrollo de este concepto véase Logan (1985, 1988).Página 307«Cada cristal individual...» Esta cita de Chouinard está extraída de Robinson (1969, p. 6).Página 308«Mi cabina es pequeña...» está en Lindbergh (1953, pp. 227-228). Página 310Descubriendo nuevas metas. Que una personalidad compleja surge de las diversas experiencias en el mundo, así como una pintura creativa surge de la interacción entre el artista y sus materiales, se argumenta en Csikszentmihalyi (1985a), y Csikszentmihalyi y Beattie (1979).Página 311El descubrimiento de los artistas. El proceso de resolver problemas o realizar descubrimientos en el arte se describe en varios artículos que comienzan con Csikszentmihalyi (1965) y terminan con Csikszentmihalyi y Getzels (1989). Véase también Getzels y Csikszentmihalyi (1976). Muy brevemente, nuestros hallazgos muestran que los estudiantes de arte que en 1964 pintaban de la manera que describimos en este libro (es decir, acercándose al lienzo sin una imagen clara de lo que sería la pintura una vez finalizada) tenían. 18 años después, significativamente más éxito -según las normas de la comunidad artísticaque sus compañeros que tenían en su mente el producto acabado de antemano. Otras características, tales como la competencia técnica, no diferenciaron a los dos grupos. Página 312Establecer metas realistas. Se ha comentado que los adultos que se comprometen consigo mismos con metas a muy largo plazo, con pocas gratificaciones a corto plazo, están menos satisfechos con sus vidas que la gente que tiene metas a corto plazo más fáciles (Bee, 1987, p. 373). Por otra parte, el modelo de flujo sugiere que tener metas demasiado fáciles desagradaría igualmente. Ni un extremo ni otro permiten que una persona disfrute totalmente de la vida.
Capítulo 10
Capítulo 10Página 326Hannah Arendt describe la diferencia entre sistemas de significado construidos sobre la eternidad y sobre la inmortalidad en The Human Condition (1958).Página 327Sorokin consiguió realizar su clasificación de culturas en los cuatro volúmenes de su Social and Cultural Dynamics, que apareció en 1937. (Un único volumen abreviado se publicó con el mismo título en 1962.) El trabajo de Sorokin ha caído casi completamente en el olvido por parte de los sociólogos, quizá por su idealismo anticuado, quizá porque en las décadas cruciales de los decenios de 1950 y 1960 fue ensombrecido por el trabajo de su teóricamente más astuto colega de Harvard, Talcott Parsons. Es probable que con el tiempo este erudito metodológicamente innovador reciba el reconocimiento que merece.Página 331Secuencias en el desarrollo de la personalidad. Hay varias teorías muy similares sobre las etapas de desarrollo que alternan entre la atención enfocada sobre la personalidad y la atención enfocada primariamente sobre el ambiente social. Una fue desarrollada por Erikson (1950), quien creyó que los adultos tenían que desarrollar primero un sentido de la identidad, luego de la intimidad, después de la generatividad y finalmente alcanzarían una etapa de integridad; otra por Maslow (1954), cuya jerarquía de necesidades le condujo desde la necesidad de la seguridad fisiológica a la actualización de la personalidad mediante el amor y la pertenencia; otra teoría fue desarrollada por Kohlberg (1984), quien sostuvo que el desarrollo moral empieza en un sentido del derecho y del agravio basado en los intereses personales y termina con la ética basada en principios universales; otra por Loevinger (1976), quien entendía que el desarrollo del ego avanza desde una acción impulsiva autoprotectora a un sentido de integración con el ambiente. Helen Bee (1987, especialmente los capítulos 10 y 13) da un buen resumen de éste y otros modelos de desarrollo “en espiral”.Página 337Vita activa y vita contemplativa. Estos términos aristotélicos son usados ampliamente por Tomás de Aquino en su análisis de la buena vida y por Hannah Arendt (1958).Página 338Una descripción de cómo las reglas jesuítas ayudaron a crear orden en la conciencia de quienes las siguieron se expone en Isabella Csikszentmihalyi (1986, 1988) y Marco Toscano (1986).Página 339Aparición de la conciencia. Un golpe mortal en la dirección de especular sobre cómo surgió la conciencia en los seres humanos fue realizado por Jaynes (1977), quien lo atribuye a la conexión entre los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho, que él especula que ocurrió hace sólo 3.000 años. Véase también Alexander (1987) y Calvin (1986). Por supuesto esta fascinante pregunta es probable que permanezca para siempre más allá del alcance de la certeza.Página 340La vida interior de animales. Hasta qué punto algún otro animal distinto al ser humano puede tener sentimientos que se acerquen a los nuestros se ha discutido extensivamente; véase von Uexkull (1921). Los estudios recientes de primates que se comunican con personas parecen sugerir que algunos de ellos tienen emociones incluso en ausencia de estímulos concretos (por ejemplo, que pueden sentirse tristes con el recuerdo de un compañero fallecido), pero la evidencia sobre este punto aún no es concluyente.Página 341La conciencia de los pueblos preliterarios. Entre muchos otros, el antropólogo Robert Redfield (1955) argumentó que las sociedades tribales eran demasiado simples y homogéneas para que sus miembros fuesen capaces de tomar una postura autorreflexiva hacia sus creencias y acciones. Antes de que la primera revolución urbana hiciese posibles las ciudades hace 5.000 años, la gente aceptaba la realidad que su cultura les presentaba sin demasiadas preguntas y no existía otra alternativa que la conformidad. Otros autores, tales como el antropólogo Paul Radin (1927), han afirmado encontrar una gran elaboración filosófica y libertad de conciencia entre los pueblos “primitivos”. Es dudoso que esta discusión tan antigua se resuelva pronto.Página 342La novela de Lev Tolstoi se ha reimprimido frecuentemente; véase Tolstoi (1886 [1985]).Que la complejidad de los roles sociales haya dado como resultado una mayor complejidad en la conciencia ha sido argumentado por De Roberty (1878) y por Draghicesco (1906), quien desarrolló elaborados modelos teóricos de evolución social basados en la suposición de que la inteligencia es una función de la frecuencia e intensidad de las interacciones humanas, y por muchos otros hasta ahora, incluyendo los psicólogos rusos Vygotsky (1978) y Luria (1976).Páginas 343-344El concepto de Sartre del proyecto se describe en El ser y la nada (1956). El concepto de “afán propio” fue inventado por Allport (1955). Para el concepto de tema vital, definido como «el conjunto de problemas que una persona desea resolver por encima de todo lo demás y los medios que la persona encuentra para lograr esta solución», véase Csikszentmihalyi y Beattie (1979).Página 345Hannah Arendt (1963) escribió un autorizado análisis de la vida de Adolf Eichmann.Página 346La autobiografía de Malcolm X (1977) es una descripción clásica del desarrollo de un tema vital.Página 348Proyecto de temas vitales negentrópicos. La idea contraria a la intuición de que la transferencia de atención de los problemas personales a los problemas de los demás ayuda en el crecimiento personal, subyace en el trabajo de los psicólogos del desarrollo mencionados en la nota para la página 331; véase también Crandall (1984) y la nota de la p. 297. Página 350La mejor biografía de Antonio Gramsci es la escrita por Giuseppe Fiore (1973).Página 351Edison, Roosevelt y Einstein. Goertzel y Goertzel (1962) detallan las vidas infantiles de 300 mujeres y hombres eminentes y muestran lo poco previsibles que fueron sus logros posteriores en referencia a las condiciones en las que crecieron.La evolución cultural es otro concepto prematuramente desechado por los científicos sociales en las últimas décadas. Entre los intentos de mostrar que el concepto todavía es viable véanse, por ejemplo, Burhoe (1982), Csikszentmihalyi y Massimini (1985), Lumdsen y Wilson (1981, 1983), Massimini (1982) y White (1975).Páginas 352-353Los libros como agentes socializadores. Para los estudios sobre el efecto de los libros y de las historias contadas en la niñez sobre los posteriores temas vitales de los individuos véase Csikszentmihalyi y Beattie (1979), y Beattie y Csikszentmihalyi (1981).Página 354Religión y entropía. Véase, por ejemplo, el ensayo de Georg Wilhelm Friedrich Hegel. escrito en 1798 pero no publicado hasta 110 años más tarde: Der Geist der Christentums und sein Schiksal (El espíritu de la cristiandad y su destino), en el que refleja la materialización que las enseñanzas de Cristo sufrieron tras arraigar en una Iglesia.Página 357Evolución. Un gran número de eruditos y científicos, desde una gran diversidad de campos, ha expresado la creencia de que una comprensión científica de la evolución que tenga en cuenta las metas de los seres humanos y las leyes del universo propocionará la base para un nuevo sistema de significados. Véase, por ejemplo, Burhoe (1976), Campbell (1965, 1975, 1976), Csikszentmihalyi y Massimini (1985), Csikszentmihalyi y Rathunde (1989), Teilhard de Chardin (1965), Huxley (1942), Mead (1964), Medawar (1960) y Waddington (1970). Es sobre esta fe sobre la que podrá construirse una nueva civilización. Pero la evolución no garantiza el progreso (Nitecki, 1988). El género humano puede quedarse fuera del proceso evolutivo. Si vamos a quedar fuera o no depende en gran medida de las decisiones que estamos a punto de tomar. Y estas decisiones es probable que sean más inteligentes si comprendemos cómo funciona la evolución.
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