¿Qué sucede en mi cuerpo cuando el bienestar emocional se ve amenazado?

El microbiota juega un papel esencial en nuestra vida, es el conjunto de microorganismos que colonizan la piel y las mucosas

La disbiosis de la microbiota intestinal ha sido vinculada a una amplia variedad de enfermedades, investigaciones
científicas dieron a conocer la conexión entre intestino y cerebro

La dieta es un factor determinante para la composición del microbiota intestinal hasta la edad avanzada. Una persona puede acabar comiendo 60 toneladas de alimento, que pasan a través de su intestino, microbios intestinales han coevolucionado con nuestro propio cuerpo para juntos hacernos cargo
de semejante cantidad de comida. Nuestros microbios influyen en el control de nuestro metabolismo, en cómo digerimos
y en cómo almacenamos los nutrientes

Muchos científicos bajo la dirección del microbiólogo Jeroen Raes (Profesor, Facultad de Medicina, Instituto Rega de Bélgica), descubrieron que nuestra comida también es alimento para nuestros microbios. El tipo de dieta puede ser crucial para tener un microbiota sano. Se calcula que el 10 % de las calorías que absorbe nuestro cuerpo dependen de nuestros microbios.

Conexión entre cerebro y sistema digestivo
es estrecha, actúa en
ambas direcciones

El tracto digestivo posee su propia
red de neuronas llamada “sistema nervioso entérico”, vinculado al cerebro a través del nervio vago. La comunicación bidireccional del intestino y el cerebro, ejercen entre sí una influencia mutua: nuestras emociones actúan sobre nuestro intestino, las bacterias intestinales producen moléculas químicas que pueden ejercer un efecto en la pared intestinal y transmitir mensajes al cerebro. Las bacterias intestinales influirían en nuestro comportamiento a través del sistema nervioso entérico. Investigadores de la Universidad Católica de Lovaina (UCL), en Bélgica, observaron que la mayoría de las bacterias intestinales humanas producen neurotransmisores, que permiten a las neuronas comunicar entre ellas. Ya se sabe que estos neurotransmisores influyen en nuestro estado de ánimo y en nuestro comportamiento.

El cerebro registra señales de mal
funcionamiento del sistema digestivo y las modifica bajo el influjo de algunas emociones

La microbiota intestinal de los pacientes condepresion carecen de dos bacterias: Coprococcus y Dialister. El echo de que estas dos bacterias no se encuentren en el microbiota de las personas depresivas no significa que sean la causa de la depresión. Podría simplemente explicarse porque las personas depresivas se
alimentan de forma diferente, lo cual alteraría la composición de su microbiota intestinal.

Paul Cotter sostiene que una alta
diversidad microbiana siempre es deseable,recomienda comer
variado para conservar la diversidad del microbiota intestinal a la largo de las diferentes etapas de nuestras vidas

Una alimentación variada incluye:

Gran cantidad de frutas y
verduras, ricas en vitaminas, nutrientes, fibras y antioxidantes, aporta equilibrio entre productos de origen vegetal y animal y productos fermentados (algunos contienen probioticos o prebioticos) , las fibras que
alimentarán a las bacterias de nuestro microbiota, que a su vez producirán ácidos grasos de cadena corta. Estos prebióticos se encuentran en
las cebollas, el ajo, los plátanos, las legumbres y las patatas cocidas y frías.

PROBIÓTICOS: Son microbios vivos que pueden agregarse a la fórmula de muchos diferentes tipos de productos, incluyendo alimentos,
medicamentos y suplementos dietéticos. Por ejemplo, el yogurt, el suero de la leche, algunos tipos de quesos, pepinillos y berenjenas encurtidos.
PREBIÓTICOS: son sustancias de la dieta que nutren a grupos seleccionados de microorganismos que habitan en el intestino. Favorecen el

crecimiento de bacterias beneficiosas por sobre las peligrosas. Por ejemplo, Las fuentes principales son el ajo, la cebolla, las alcachofas, los

plátanos y otras frutas, la miel, el trigo, la avena y otros cereales, la soja y demás legumbres, los espárragos, la achicoria y otros.

Datos presentados por el American Gut Project revelan que el
consumo semanal de más de 30 alimentos variados de origen vegetal está vinculado con un microbiota intestinal ampliamente diversificada. Es importante hacer ejercicio regularmente, dormir bien, gestionar el estrés e hidratarse convenientemente.