door Kathlin Yaneth Régil Flores 3 jaren geleden
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TERCER INGREDIENTE: EVOCAR ANTES QUE EXPLICAR. El tercer ingrediente de un “preparado mágico” realmente eficaz para la constitución de una relación interpersonal constructiva lo constituye el saber tocar las cuerdas emotivas de nuestro interlocutor aun antes que influenciar su capacidad cognitiva. El hecho de preguntar y parafrasear estratégicamente supone ya instrumentos para evocar nuevas sensaciones. Es útil reforzar el aspecto evocativo del lenguaje que se utiliza durante el diálogo, porque, como los poetas, los literatos y los oradores nos han enseñado desde siempre, la capacidad de evocar sensaciones y emociones intensas es un instrumento persuasivo mucho más potente que cualquier otra forma lógica y racional de argumentación. - El lector puede experimentar sobre sí mismo esta diferencia midiendo el efecto diferente de las dos sentencias siguientes: 1. Sentencia racional: "Cuando tú inconscientemente haces algo equivocado respecto a mí, eso me provoca rabia y rechazo". 2. Sentencia evocativa: "Cuando inconscientemente me hieres, me provocas un gran dolor, como una puñalada por la espalda, y me dan ganas de reaccionar intentando herirte también". El significado de las dos afirmaciones es exactamente el mismo, pero el efecto es realmente diferente: la primera indica y describe; la segunda, mientras describe, hace sentir.
CUARTO INGREDIENTE: ACTUAR ANTES QUE PENSAR. Las personas creen que al entender algo ya son capaces de dominarlo, pero nos damos cuenta que en nuestra vida cotidiana que esto no es así. Puedo intentar convencerme de que volar es mucho mas seguro que viajar en coche, pero si le tengo miedo a volar no servirá de nada. Esto nos dice que no solo hay que entenderlo sino ser capaz de actuar de modo diferente. -Tampoco hay que quedarse sin hacer nada hay que actuar de forma correcta. -Hay que actuar además de pensar porque no sirve de nada decir, hablar de algo, si después no se lleva a cabo con acciones.
TERCER INGREDIENTE: ECHAR EN CARA. Echar en cara es un acto comunicativo que induce a exacerbar en vez de reducir aquello que se quisiera corregir. El que echa en cara se coloca como víctima del otro y, desde esta posición de dolor, utiliza su propio sufrimiento para inducir a la pareja a que corrija los comportamiento y además se indispone, se enfada y a menudo llega a ser más opresivo. Lo que se establece entre el que echa en cara y el que sufre, es una forma de complementariedad patógena de comunicación que tiende a estructurarse como un auténtico guión interpersonal, dentro del cual el que es culpabilizado es llevado a reaccionar rechazando o atacando al otro que, al actuar como victima, lo coloca en esta posición. La dinámica será la de un círculo vicioso que una vez activado, es realmente difícil salir. Está destinado al fracaso.
CUARTO INGREDIENTE: SERMONEAR. La estructura de hacer el sermón es proponer aquello que es justo o injusto a nivel moral y, sobre esta base, examinar y criticar el comportamiento ajeno. El efecto de esta acción comunicativa es que hace venir el deseo, también en quien no lo tiene, de transgredir las reglas morales puestas como fundamento del sermón mismo. Es interesante notar que a menudo dentro de un buen sermón podemos encontrar tanto la recriminación como la puntualización y el echar en cara como víctima.
QUINTO INGREDIENTE: ¡TE LO DIJE! Su fuerza reside en que consigue evocar de inmediato en la otra persona las sensaciones de provocación, irritación y descalificación. El efecto desastroso es directamente proporcional a la importancia en el plano afectivo de la persona que pronuncia estas palabras, ya que cuanto más implicados emocionalmente estemos, tanto más insoportable es oír que nos dicen "¡Te lo dije!". Existen muchas variantes de esta frase, pero todas tienen la misma estructura y función, como por ejemplo: "Yo ya lo sabía" o "No me quisiste hacer caso, ¿ves?", si yo ya estoy enfadado conmigo mismo porque he cometido un error, el hecho de que el otro me haga notar que lo he cometido desde el momento en que no le hecho caso no me ayuda en absolute, más bien hace que me enfurezca aún más conmigo mismo y con el otro.
SEXTO INGREDIENTE: "LO HAGO SÓLO POR TI". Se declara un sacrificio unidireccional por parte de uno de los dos miembros de la relación: esto no sólo hace sentir al otro en deuda, sino que lo obliga también a recibir algo que le hace sentirse inferior, ya que necesita de un “generoso” acto altruista. Es comprensible que este mensaje, que la mayoría de veces llega sin que lo pidan, sea muy irritante porque coloca en una condición emocional ambivalente: tendría que agradecérselo por la generosidad, pero estoy en dificultad en cuanto no ha sido deseado por mí, ni solicitado. En efecto, si alguien nos reclama un sacrificio que ha hecho, o también sencillamente un pequeño favor, esto nos indica su necesidad de ser reconocido y gratificado por aquello que, si de verdad hubiera sido noble y generoso, tendría que haberlo hecho sin que se notara.
SÉPTIMO INGREDIENTE: "DEJA, YA LO HAGO YO". Esconde una forma de descalificación de las capacidades de la otra persona. Son situaciones en que se sustituye al otro al realizar una tarea, haciendo que nuestra actuación parezca un acto de cortesía y atención en nuestra relación, pero en realidad el que padece la gentileza la vive como un acto de reprobación de sus propias capacidades, es un nivel más emocional significa: “Déjame hacerlo a mí porque tú no eres capaz”.
OCTAVO INGREDIENTE: LA RECETA SECRETA: REPROBAR. Con seguridad será un diálogo fallido si se utiliza el sublime arte de la reprobación. La reprobación como técnica evolucionada no es una crítica directa, no es una contestación, no es un poner en duda la capacidad del otro, sino que es una secuencia representada por una primera parte en la cual se felicita al otro y una segunda parte en la cual se afirma que, sin embargo, se podría haber hecho mejor, más o que aquello no es suficiente.
LA ESTRUCTURA DEL DIÁLOGO FALLIDO: Tras haber pasado revista a los ingredientes y a las técnicas superiores y menores para tener discusiones, fricciones, motivos de enfado o rechazo, complementariedad patógena o escaladas simétricas en la relación con la pareja, creo que ha llegado el momento de trazar sintéticamente las líneas características que están en la base de estas diferentes modalidades de comunicación fallida. Se necesita la insistencia y la repetición constante de al menos uno de ellos; el verdadero artista del diálogo catastrófico es capaz de utilizar una buena parte de las técnicas descritas y pasar imperceptiblemente de una a otra. La primera característica común a las formas de comunicación hasta aquí descritas es que se basan en las mejores intenciones. La intención que lleva a puntualizar, recriminar y así sucesivamente es querer mejorar las cosas dentro de la relación. El problema nace entonces, como consecuencia de las formas de comunicación que se llevan a cabo, que modelan el contenidos de las declaraciones y el modo como son acogidas por el interlocutor. Quien pone en acción las modalidades de comunicación fallidas está firmemente.