door Irving Yarec Valdivia Quispe 3 jaren geleden
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Linfoma no Hodgkin.- De etiología también desconocida, estos linfomas se originan en los linfocitos B y se dan en mayores de 50 años. Se aprecian adenopatías cervicales y a veces masas submucosas cubiertas por mucosa lisa en cavum u orofaringe . Al diagnóstico se llega mediante PAAF y biopsia.
Linfoma Hodgkin.- Su causa es desconocida. Se da más frecuentemente en varones , entre los 20 – 50 años. La característica histológica fundamental son las células de Reed-Stenberg con citoplasma claro y nucleolos muy evidentes. Los síntomas generales como fiebre ondulante, astenia, pérdida de peso y sudoración nocturna, constituyen los llamados síntomas B, la afectación ganglionar cervical es muy frecuente. El diagnóstico se basa en la PAAF, pero para establecer qué tipo de linfoma Hodgkin es , suele ser necesario realizar una cervicotomía para extraer, si es posible, un ganglio completo para estudiar su arquitectura.
Son tumores infrecuentes, endoneurales, debidos a la proliferación benigna de tejido fibroso tras la sección de un nervio. Rara vez aparecen de forma espontánea. Cuando son múltiples en párpados, labios y lengua hay que buscar otros signos de neoplasia endocrina múltiple hábito marfanoide, labios protuberantes, ganglioneuromas intestinales y carcinoma medular de tiroides.
Los neurofibromas también derivan de las células de Schwann. Estas manchas se pueden presentar en personas sin neurofibromas, pero en ese caso, el número de manchas es inferior a cinco y son menores de 15 mm. Los neurofibromas son redondeados o lobulados y muchas veces asintomáticos. Existen neurofibromas difusos o plexiformes que pueden crear grandes deformidades con crecimiento del hueso adyacente.
Son los tumores nerviosos más frecuentes y pueden aparecer en cualquier parte del organismo. Suelen aparecer en adultos y en general son benignos (los malignos, neurosarcomas o neurilemomas malignos, suponen el 2 – 10% de los schwannomas) y solitarios. Son más frecuentes intracraneales en el nervio vestibular. En el cuello suelen desarrollarse en el espacio parafaríngeo, originándose en el vago, aunque lo pueden hacer en otros nervios. Son duros, de crecimiento lento y duelen al palpar.
Son muy raros y, tanto el angiosarcoma como el hemangiopericitoma , tienen mal pronóstico por su tendencia a metastatizar y por la dificultad técnica para conseguir una exéresis completa.
Es un tumor infrecuente que se origina en el cuerpo carotídeo que es un quimiorreceptor situado en la bifurcación de la arteria carótida. El corpúsculo está constituido por células derivadas de la cresta neural y es sensible a cambios del pH, la temperatura, el oxígeno y el CO2 arteriales, que estimulan fibras de nervio glosofaríngeo para desencadenar reflejos cardiorrespiratorios. Histológicamente el tumor es un paraganglioma no cromafín, en general sin función quimiorreceptora, al contrario que los yugulotimpánicos que suelen ser funcionantes. Si comprimen la arteria carótida interna pueden causar síncopes. Pueden causar tos, náuseas y disfonía por compresión del nervio vago, y síndrome de Claude-Bernard-Horner por afectación del simpático cervical. Glomus carotídeo . La arteriografía puede sustituirse por la angiorresonancia, que informa con menor detalle del aporte vascular del tumor pero es una técnica no invasiva. Se han realizado cirugías con éxito tras sesiones de compresión progresiva de la arteria carótida interna del lado afecto que preparan la circulación cerebral para un flujo carotídeo unilateral. La cirugía se puede complicar con anoxia cerebral o lesiones de nervios cervicales como el vago o el hipogloso. Cuando el tumor alcanza la base del cráneo, se recomienda radioterapia paliativa.
Son malformaciones que se producen en los vasos linfáticos durante el desarrollo embrionario. Están constituidos por quistes, de paredes muy finas fibro endoteliales, conectados entre sí.(suelen diagnosticarse a los 2 años) Forman una masa blanda, de límites mal definidos. Cursan sin dolor y sólo en casos muy voluminosos pude haber disfagia y disnea por compresión faríngea y laríngea. se diagnóstica mediante PAAF y pruebas de imagen, también se utiliza TC (el higroma se ve negro, similar a los lipomas en la TC).
estas constituyen una anomalía vascular que se produce durante el desarrollo embriológico, son frecuentes en el nacimiento (usualmente en niñas), se suelen presentar en la cara y crecen rápidamente en los 3 primeros meses de vida, para después involucionar de forma espontánea entre los 2 y 5 años. En los casos que no involucionan el tratamiento se hace con láser, crioterapia e interferón, siendo la cirugía excepcional.
También es un tipo especial de absceso cervical. Se da tras una amigdalitis aguda o por la extensión de un flemón o absceso periamigdalino. El espacio parafaríngeo tiene un compartimento anterior o preestíleo y otro posterior o retroestíleo por el que discurre el eje neurovascular cervical. A los síntomas habituales de la amigdalitis, se añade empastamiento cervical alto y retromandibular, con trismo y dificultad para lateralizar la cabeza. Al explorar la faringe se aprecia la procidencia de la pared afectada. El estudio de imagen, en general TC informa de la localización y relaciones anatómicas del absceso. las bases del tratamiento son la antibioterapia i.v. y la cervicotomía.
Es un tipo especial de absceso cervical. Es típico de la infancia, sobre todo en el primer año de vida, tras la infección de ganglios retrofaríngeos. Los síntomas generales son malestar general, inquietud y fiebre, que pronto se acompañan de disfagia y disnea. El diagnóstico se hace explorando la orofarínge y realizando una TC. El tratamiento es análogo al de los otros abscesos cervicales, salvo que en este caso el drenaje se realiza vía transoral, requiriéndose anestesia general e intubación.
Hoy en día son infrecuentes gracias a la antibioterapia, pero pueden ser muy graves, especialmente si el absceso cervical se extiende al mediastino. Son consecuencia de la difusión extracapsular de la inflamación de una adenitis aguda, por incumplimiento del tratamiento, inmunodepresión o presencia de gérmenes hipervirulentos. Inicialmente hay un empastamiento difuso con dolor espontáneo y a la palpación en el cuello, muy frecuentemente en la región submaxilar. Cuando se constituye el absceso, el dolor aumenta y aparece fiebre con marcada dificultad para lateralizar la cabeza, El diagnóstico de sospecha se confirma mediante prueba de imagen que suele ser una TC donde se aprecia la zona hipodensa del absceso con un reborde blanquecino. Es fundamental el tratamiento antibiótico i,v..
Estos quistes, son menos frecuentes que los tiroglosos. Constituyen disrrafias, es decir defectos de fusión en línea media de los primeros arcos branquiales. Suelen observarse en niños o adultos jóvenes, apareciendo como una masa blanda, en el suelo de la boca y región suprahioidea.
El Tratamiento es quirúrgico evitando que se convierta en un caso más difícil por crecimiento, infección del quiste o, aunque muy infrecuentemente, por malignización. Si existe infección en el momento del diagnóstico debe tratarse con antibióticos y antiinflamatorios con eventual drenaje y realizar la cirugía una vez enfriado el proceso.
Diagnóstico: Se basa en la clínica. La ecografía cervical informa de la dimensión, naturaleza quística y relaciones anatómicas de la lesión. También sirve para demostrar la existencia de glándula tiroides en su ubicación normal, de manera que habitualmente podemos evitar la realización de Gammagrafia.
Clínica: Suele diagnosticarse antes de los 10 años. Se presenta como como una masa redonda, de consistencia firme en general infrahioidea, que asciende y desciende al deglutir. Si se infecta se enrojece la piel, calor y dolor.
Embriología: la glándula tiroides comienza a formarse en la 3° semana de embarazo en el foramen caecum de la lengua para posteriormente descender formando el canal de Bochdalek, en la región anterior del cuello en íntimo contacto con el cuerpo del hueso hioides, hasta localizarse en la región central, anterior e inferior del cuello, este canal debe desaparecer. por que Su persistencia condiciona la formación del quiste del conducto tirogloso.