door Mandarina Team 5 jaren geleden
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El primer paso es tener presente que la relación de pareja tal como se dio al inicio va experimentar modificaciones, y que el “ímpetu desenfrenado” que se vivió en ese momento va a convertirse en algo más estable y rutinario. Una relación más rica y profunda va a surgir en su lugar, y es importante que incluya también la pasión. A lo largo de la relación existirán buenos y malos momentos; esperar que siempre sea color de rosa es negarse a dar un siguiente paso.
Es importante atender los desacuerdos o las diferencias que surgen en el día a día de la relación, si no es posible inmediatamente, al menos no dejar pasar mucho tiempo. Algunas personas creen que las relaciones se construyen solas, haciendo a un lado las dificultades con la esperanza de que se resuelvan solas o ya no molesten en un futuro. La realidad es que una buena relación, una relación de pareja sana, como cualquier cosa en que quieras tener éxito, requiere trabajo y ser atendida regularmente.
No existe un sustituto para el tiempo de calidad que comparte una pareja: el tiempo juntos es un ingrediente esencial de toda relación de pareja sana. El deseo de estar juntos y compartir tiempo debe originarse del hecho de que una pareja está unida principalmente por lo bien cada uno hace sentir al otro. Es decir, el que la pareja no busque la manera compartir tiempo juntos no es buen síntoma. Si una pareja está unida por lo bien que se hacen sentir el uno al otro, cómo no esforzarse por hacer un espacio y poder estar el mayor tiempo posible juntos. Es claro que existen responsabilidades, trabajo, dificultades que hay que atender día con día. Por esta razón, no se trata de que entre más tiempo juntos mejor. Se trata más bien de que existan esfuerzos de parte de cada uno para compartir tiempo, y que estos esfuerzos sean visibles a cada uno.
Si bien las cosas que tienes en común con tu pareja son esenciales, las diferencias son lo que hace única la relación. A pesar de que las diferencias muchas veces son fuente de disgustos o discusiones, el beneficio y la fortaleza para la relación que se obtiene de aprender a conocer los puntos de vista del otro, es realmente inmenso. Es lo que hace sentir cada uno que realmente es escuchado, que realmente mi pareja está conmigo por quien soy. Por esta razón, es muy importante que te detengas y conozcas estas diferencias con tu pareja, y no le tengas miedo al riesgo de las discusiones (hay que tener la confianza de que la relación puede soportarlas).
Evidentemente que cada uno tengas gestos y ceda en ciertas cosas es algo que hace bien a la relación. Lo malo es cuando uno de los dos necesita que el otro cambie, haga algo, para que las cosas puedan seguir bien (evidentemente hay excepciones). Si bien ninguno de los dos es perfecto, por lo que tiene sentido esperar que haya cambios en cada uno, hacer depender el bienestar de la relación de estos cambios no es conveniente. De hecho, muchas veces esto es consecuencia de un mal manejo de los propios problemas personales no resueltos. Por ejemplo, hay probabilidad de que una joven que necesita que su pareja sea más cariñoso con ella, haya vivido en su pasado o infancia alguna experiencia de carencia de afecto (“siento que mi papá no me quería”). En la medida en que no resuelva estos problemas del pasado, van a interferir en los problemas que tenga en el presente en sus relaciones. Y si bien puede ser algo bueno que su novio sea más cariñoso, no debería de ser una condición para estar bien. Por lo tanto no esperar que tu pareja cambie es una característica de una relación de pareja saludable.
En toda relación llegan a aparecer áreas de desacuerdo con respecto a asuntos importantes. El reto no es negarlo, ni pretender que no existe el desacuerdo. El reto es mantener la relación en pie a pesar de que puedan existir desacuerdos. En relación con el punto anterior [Aprender a vivir con las diferencias] la pareja se enfrenta aquí a la realidad de que su pareja puede pensar y ver las cosas de diferente manera. Si bien esto puede generar inquietud, molestia o malestar en cada uno o en uno de los dos, no debe impedirse que exista y predomine un interés por conocer a la persona con quienes están. No estar de acuerdo con respecto a un asunto, puede ser algo que causa ansiedad, pero también puede ser la oportunidad para ambos de ver las cosas de diferente manera. Y esto muchas veces coincide con lograr un crecimiento personal. Los desacuerdos exigen en cada uno una capacidad de ceder por lo menos un mínimo, y son una invitación a cada uno de explorar el mundo del otro, y por lo tanto a conocerse mejor. Esto sin duda ayuda a que exista una relación sana en la pareja.
La falta de comunicación adecuada es una de las razones por la que muchas parejas tienen dificultades. Un consejo que puede ser útil es el siguiente: 1) adopta una postura de escucha, sin interrumpir y dejando claro que prestas atención. Solo escucha. 2) Cuando termine de hablar, trata de resumir lo que dijo, subrayando lo que consideras más importante, aunque no coincidan en qué es lo más importante. Esto ayudará a que tu pareja no adopte una postura defensiva, y sea más receptiva a escuchar tus pensamientos y sentimientos. Esta estrategia puede lograr que sea más difícil discutir, y favorece el entendimiento o una posible solución. Sin embargo, es claro que no es una estrategia nada sencilla de lograr pues parte de las discusiones consiste muchas veces en decir cosas hirientes o tocar puntos sensibles del otro, lo que hace muy difícil o imposible el mantener la postura de escucha, o incluso el deseo de arreglar las cosas. Aún así, es importante tener claro este pequeño consejo que puede ayudar a mantener bajo control situaciones que no son tan complicadas, y poder lograr una relación de pareja saludable.
Sin confianza, una relación simplemente no se puede sostener. Y si logra sostenerse, es muy probable que se trate de una relación muy conflictiva. La confianza es lo que permite a una persona sentir que su pareja va a estar ahí el día de hoy o de mañana, en momentos difíciles o de celebración. Es lo que permite sentir que puedes dejarte caer de espaldas y él o ella va a estar ahí para evitar que te lastimes. Es una experiencia de seguridad única que no es fácil de conseguir en esta vida, y que generalmente solo experimentamos de manera similar en la infancia (seguridad de que todo iba a estar bien). Por esta razón, la confianza es algo que hay que atesorar en una relación. Para cuidar la confianza es recomendable tener claro que toda relación merece de entrada un “voto de confianza”. Es decir, que si no hay razones solidas para desconfiar del otro, hay que cuidar no mostrar desconfianza (y en el caso de que mi pareja desconfíe sin razón, es importante mostrarse indignado y exigir disculpas, es decir no quedarse con los brazos cruzados). Todo esto tiene que ver con cuidar, valorar la confianza. Es importante tanto el confiar a mi pareja, si no existe razón para desconfiarle, como exigir que se me confíe, si no existe razón para que se me desconfíe. Sin la confianza, no puede existir una relación de pareja sana.
Para que pueda existir confianza en una relación es necesario que exista honestidad. La falta de honestidad puede romper fácilmente la confianza en una relación, conduciéndola rápidamente a una crisis o incluso a una ruptura. Una vez que se rompe la confianza es muy difícil restablecerla. Las parejas más felices son las que se esfuerzan por que la honestidad sea una meta en su vida juntos. La honestidad es una característica esencial de toda relación de pareja saludable.
El tratar a tu pareja con respeto necesariamente genera un ambiente en la relación que favorece no solo el que seas tratado con respeto, sino también que aumente la confianza entre lo dos, así como el deseo de estar juntos y compartir tiempo. El respeto es parte esencial del amor, al punto que podríamos decir que sin respeto no hay amor. El respeto tiene que ver con la capacidad de cada uno de tratar a tu pareja como su igual, es decir, no sentir ni pretender que estás ni por encima ni por debajo del otro. El respeto es lo que se necesita para las dos personas puedan cultivar su propia seguridad y autoestima apropiadamente en el camino. El respeto da lugar al interés y la admiración por tu pareja. Es lo que permite que puedan ir juntos de la mano, y no uno atrás del otro, y emprender el proyecto de conocerse juntos.