Cuentos de los Hermanos Grimm. Hecho por: Ariadna Arrieta Glez.
Las tres hilanderas.
Hace mucho, mucho tiempo, cuando en cada casa había una rueca para poder confeccionar ropa, vivió una niña a la que no le gustaba hilar.
El Judío en las espinas.
"Es lo mejor que puedo hacer; de este modo ahorraré algo, y él no se marchará, sino que continuará sirviéndome."
La Reina de las Abejas.
Iban los tres anda que andarás, cuando encontraron un hormiguero. Los dos hermanos mayores quisieron pisarlo y deshacerlo, para ver cómo escapaban las hormiguitas, acarreando sus huevos.
Blanca Nieves y Rojarosa
Eran las dos niñas lo mas bueno, obediente y trabajador que se había visto nunca en el mundo, pero Blancanieve tenía un carácter más tranquilo y bondadoso
La Pastora de Gansos en la Fuente.
Cuando la niña fue mayor, le prometieron con el príncipe de un país vecino. Llegó el momento de celebrar la boda, y la princesa tenía que partir hacia el palacio de su futuro esposo.
Los músicos de Bremen.
No había transcurrido mucho rato cuando encontraron un gato con cara de tres días sin pan: "Y, pues, ¿qué contratiempo has sufrido, bigotazos?" preguntóle el asno.
El Pescador y su mujer.
El pescador pues le perdono la vida y se fue sin pedir nada. Sin embargo su mujer, al enterarse, montó en cólera y se lamentó por lo pobre que era choza.
El Hombre e la piel de oso.
El pobre diablo no poseía más que su fusil, se lo echó a la espalda y se marchó a la ventura.
El Joven Gigante.
El muchacho era ya tan fuerte, que arrancó de la tierra un arbolito con raíces. Pero el gigante se propuso que creciera todavía más, y llevándoselo consigo, lo crió todavía durante otros dos años.
Los doce Cazadores.
Vivía en otro tiempo un príncipe que tenía una prometida de la que estaba muy enamorado. Hallándose a su lado, feliz y contento, le llegó la noticia de que el Rey, su padre, se encontraba enfermo de muerte y quería verlo por última vez antes de rendir el alma. Dijo entonces el joven a su amada
Los tres pelos de oro del diablo.
El rey solía pasear por el pueblo encubierto para enterarse de las buenas nuevas por su cuenta, no tardó mucho en llegar a sus oídos la noticia de que un niño había nacido con el manto de la fortuna y al cumplir los 14 años se casaría con la hija del rey.
Historia de uno que hizo un viaje para saber lo que era miedo.
Entonces fue el joven a donde estaba la horca, se puso debajo y esperó a que fuera de noche, y como tenía frío encendió lumbre; pero a media noche era el aire tan frío que no le servía de nada la lumbre; y como al aire hacía moverse a los cadáveres y chocar entre sí
Los Tres Ramos Verdes.
Un ángel del Señor se aparecía al ermitaño para recompensar su piedad, y en cuanto concluía su tarea le daba de comer, como a aquel profeta que era sustentado por los cuervos de orden del Eterno.
La Liebre y el Erizo.
Sucedió un domingo de otoño por la mañana, precisamente cuando florecía el alforfón.
La mesa, el asno y la vara maravillosa.
Érase una vez un sastre que tenía tres hijos y una sola cabra. Como la cabra alimentaba con su leche a toda la familia, necesitaba buen pienso, y todos los días había que llevarla a pacer.
Caperucita Roja.
Había una vez una dulce niña, a la que todo el mundo le gustaba, pero sobre todo la adoraba su abuela, una vez con sus propias manos le tejió una caperuza de terciopelo rojo.
Rumpelstilskin.
Había una vez un pobre molinero que tenía una bellísima hija. Y sucedió que en cierta ocasión se encontró con el rey, y, como le gustaba darse importancia sin medir las consecuencias de sus mentiras
Juan El Fiel.
Érase una vez un anciano rey, se sintió muy enfermo y sabiendo que llegaba su última hora, mando llamar a su criado favorito, que durante toda su vida había sido el más fiel a su señor.
El Príncipe rana o Enrique el Ferreo.
En los tiempos antiguos, cuando el desear algo aún servía, vivía un Rey que tenía las hijas más hermosas del mundo. Pero la más pequeña era tan bonita que hasta el Sol, que tantas cosas había visto, se sorprendía cada vez que su luz la tocaba.
Hermano y Hermana
Cuando el rey y los cazadores volvieron a ver al corzo con su collar dorado; echaron todos tras él, pero era demasiado listo y ágil para dejarse coger: los cazadores le habían cercado ya de tal modo a la caída de la tarde, que uno de ellos le hirió ligeramente en el pie, de forma que cojeaba, y a duras penas pudo escaparse.
Rapunzel.
Esta historia comienza como una historia linda y bondadosa pero e final es muy distinto.
La pequeña Briar-Rose.
Había trece hadas en su reino, pero como sólo tenía doce cubiertos de oro, que son los únicos con que comen, una de ellas no podía asistir al banquete.
La Cenicienta.
Esta historia inica como otra cualquiera y tiene un gran parecido a al realidad.
Los dos Compañeros de viaje.
En los días de prosperidad he repartido contigo lo que tenía. Necesito los ojos para trabajar: cuando carezca de ellos, no podré coser ya y tendré que pedir limosna. A lo menos, cuando esté ciego, no me dejes aquí solo, pues me moriría de hambre.
Juanito y Juanita
Una doncella, llamada Juanita, que era mucho más hermosa que todas las doncellas de su edad, la cual se hallaba prometida a un joven, también muy buen mozo, llamado Juanito; hallábanse próximos a contraer matrimonio y no tenían más placer que estar juntos, y para poder hablar con mas confianza, iban al bosque a pasearse.
El Oso y el Reyezuelo.
Un día de verano salieron de paseo el lobo y el oso. Éste, oyendo el melodioso canto de un pajarillo, dijo:
- Hermano lobo, ¿qué pájaro es éste que tan bien canta?
- Es el rey de los pájaros - respondió el lobo -. Hemos de inclinarnos ante él.
Era, en efecto, el reyezuelo.
El sastrecillo valiente.
El gigante lo intentó, pero se quedó colgando entre las ramas; de modo que también esta vez el sastrecito se llevó la victoria.
Pulgarcito
No le escatimaron la comida, pero el niño no creció y se quedó tal como era en el momento de nacer.
La Ondina del Estanque.
Érase una vez un molinero que vivía felizmente con su esposa.
Los seis compañeros que lo consiguen todo.
Había una vez un hombre muy hábil en toda clase de artes y oficios. Sirvió en el ejército, mostrándose valiente y animoso; pero al terminar la guerra lo licenciaron sin darle más que tres reales como ayuda de costas.
El huso, la lanzadera y la aguja.
Quedose huérfana una joven a poco de nacer, y su madrina, que vivía sola en una cabaña al extremo de la aldea, sin más recursos que su lanzadera, su aguja y su huso.
Los enanos mágicos.
Un zapatero se había vuelto tan pobre que una noche se encontró con que no tenía sino el último corte de cuero para hacer el último par de zapatos. El hombre, que era de corazón noble y valiente, preparó su material y se fue a dormir tranquilo, sin proferir queja alguna.
La Hija de la Virgen María.
A la entrada de un extenso bosque vivía un leñador con su mujer y un solo hijo, que era una niña de tres años de edad; pero eran tan pobres que no podían mantenerla, pues carecían del pan de cada día.
La Doncella sin manos.
Cuando ya oscurecía, el Rey se dirigió al jardín, acompañado de un sacerdote, para que hablara al espíritu. Sentáronse los tres debajo del árbol, atentos a lo que ocurriera