Momentos Historicos Y principales teorias que formaron parte del surgimiento de la bioetica como disciplina independiente.
La ética debe ser civil, pluralista, autónoma, racional y debe ir más allá del convencionalismo, siendo una ética universal.
Ética Autónoma. Ha de ser autónoma, no heterónoma. Se llaman heterónomos los sistemas
morales en que las normas le vienen impuestas al individuo desde fuera, mientras que las éticas autónomas consideran que el criterio de moralidad no puede ser otro que el propio del ser humano. Es la razón humana la que se constituye en norma de moralidad, es la que se denomina “conciencia o voz de la conciencia”
Ética Civil. La bioética debe ser una ética civil o secular, no directamente religiosa, ya que en las sociedades avanzadas conviven creyentes, agnósticos y ateos, coexistiendo dentro de cada grupo códigos morales diferentes, habiéndose elevado a la categoría de derecho fundamental el respeto a las creencias morales de todos (derecho a la libertad de creencias).
Ética Pluralista. La bioética debe ser una ética pluralista que acepte la diversidad de enfoques y
posturas e intente conjugarlos en una unidad superior. Cabe decir que una acción es inmoral cuando no resulta universalizable al conjunto de todos los hombres, es decir, cuando el beneficio de algunos se consigue mediante el perjuicio de otros, lo cual se debe a que la decisión no ha sido suficientemente “pluralista o universal”.
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Ética Racional
Tiene que ser racional, ya que la racionalidad humana tiene un carácter abierto y progrediente (hacia la percepción), con un momento a priori o principalista y otro a posteriori o consecuencialista. La razón ética no hace excepción a esa regla, y por tanto ha de desarrollarse siempre a ese doble nivel.
Universalidad. Más allá del convencionalismo
Aspira a ser universal, y por tanto, a ir más allá de los puros convencionalismos morales. La razón ética, como la razón científica, aspira al establecimiento de leyes universales, aunque siempre abiertas a un proceso de continua revisión.
Principales corrientes filosóficas de la
bioética
La bioética utilitarista. Su principio básico
es “el mayor bien para el mayor número de
personas”. Sobre los valores del individuo
están los valores de la sociedad. Bajo este
enfoque, las decisiones éticas tienen que
ver con “la utilidad” que reportan para la
persona, la institución o para la sociedad.
La bioética universalista. Las decisiones deben considerar la opinión de la mayoría de las personas involucradas en el dilema ético. Para hacer “objetivo” el juicio ético, se deben tomar en cuenta “las opiniones subjetivas” del mayor número de personas que participan en el problema ético.
La bioética personalista. El eje de todo el debate es la persona y su cualidad de ser digna. Sobre los intereses de otras personas o de instituciones y sociedades está el bien último del individuo.
El principalismo bioético. Surge en 1970 con
el informe Belmont. En la actualidad se habla
de cuatro principios que se consideran como
el núcleo teórico de esta visión:
El principio de beneficencia. La beneficencia consiste en ofrecer siempre un bien al usuario de los servicios de salud.
El principio de autonomía. Autonomía es la facultad de gobernarse a uno mismo. Es la capacidad de tomar decisiones sobre lo que puede suceder con nuestro propio cuerpo.
El principio de no maleficencia. Este principio expresa la obligación de no producir un daño de manera voluntaria. Primum non nuocere (lo primero es no dañar).
El principio de justicia. Contempla que todo individuo tiene derecho al trato igualitario como los demás seres humanos, sin importar las condiciones de su vida, de su salud, de sus creencias o de su posición económica.
En el tiempo en que vivimos, los avances científicos y tecnológicos no sólo han modificado el estilo de vida del hombre, también han modificado su entorno y han impactado los sistemas biológicos que lo rodean. Estos cambios también han impactado el campo de la salud, con una transformación impresionante en las tasas de morbilidad y mortalidad, así como la esperanza de vida.
La bioética surge en esta época como la ética que requiere la ciencia actual, ya que es una propuesta capaz de establecer puentes entre salud, ciencia y tecnología, siempre a favor de la vida.
Acontecimientos histórico importante que
impulsó el análisis ético en el campo de la salud:
Dentro de los avances de este proceso se logró, en 1948, la Declaración Universal de Derechos Humanos.
En 1954, Fletcher publica Moral and Medicine, escrito en el que por primera vez se separa la visión religiosa de los conflictos ético/médicos. Un ejemplo claro es su propuesta para el uso de anticonceptivos orales, en una época en que para la ética religiosa esto era inadmisible.7
En 1967, el inicio del trasplante cardiaco por
Barnard, en Sudáfrica, fue seguido por un boom
en trasplantes en todo el mundo y por el auge de
programas de donación de órganos, hechos que
motivaron un nuevo planteamiento sobre muerte,
vida, ciencia y ética.
El juicio de Nüremberg, en 1945, que incluyó
acciones contra médicos que experimentaron
con seres humanos
Al oncólogo holandés Van Rensellaer Potter se le
reconoce haber elaborado el neologismo bioética y
haber propuesto las bases para esta nueva disciplina a la que llamó “la ciencia de la supervivencia”.
A Hellegers se le reconoce la difusión del término bioética, con algunas disyuntivas en la propuesta de Potter, ya que para él no se trata de una nueva ciencia, sino de una rama de la ética clásica. Hellegers funda el Instituto Kennedy, en el que se realizan estudios bioéticos de temas tan polémicos como lasenfermedades genéticas, la xperimentación humana, los trasplantes de órganos naturales y artificiales, el control de conducta, el aborto, el derecho a la salud y temasrelacionados con la muerte.
Callahan funda, en 1969, el Hasting Center de Nueva York donde no sólo se examinan asuntos relacionados con la medicina y la ética, sino también con la biología y el medio ambiente. En este sentido, es necesario puntualizar que la bioética de Potter tiene un enfoque más globalizador, mientras que la visión de Helleger y Callahan está más restringida a los asuntos relacionados con los temas médicos
En el presente milenio ha ocurrido un hecho asombroso para la ciencia que con seguridad será un campo fértil para el debate bioético; nos referimos al desciframiento del genoma de varias especies vivientes y, en especial, del genoma humano, que abrirá discusiones en torno a la vida y la eproducción humana.
En este tiempo en que la ciencia parece no tener
límites, la bioética no se postula como un freno a
la investigación; antes bien, se pondera como un
valor supremo que debe amalgamar la conciencia
imaginativa y creativa del científico, con el deseo
de supervivencia y progreso a que tiene derecho
la humanidad.
Principales corrientes filosóficas en bioética
otras corrientes
filosóficas:
a) Platón y la ética
Para Platón (427-347 AC), la reflexión filosófica gira en torno a la vida que vale la pena
vivir. Para él, sólo vale la pena vivir una vida
virtuosa, y relaciona a la virtud con el bien
como una forma de alcanzar la excelencia
humana. El fin último de todas las acciones
humanas es el bien, y todo bien se concibe
como un valor moral último y objetivo.
b) Visión aristotélica
Para Aristóteles (384-322 AC), la virtud también es el eje de la vida plena, pero a diferencia de Platón, no la deriva de un principio
trascendente, sino de la misma naturaleza del
hombre. Para él, la finalidad de la actividad
humana es la felicidad.
c) Jesús
Señala al amor incondicional (ágape) como el
vínculo perfecto para la unidad humana. La
bondad es reflejo del ser interior: “el hombre
bueno, del buen tesoro de su corazón saca
cosas buenas; y el hombre malo, del mal
tesoro saca cosas malas”.
d) Tomas de Aquino
Tomas de Aquino (1225-1274) plantea que
el orden general de las cosas se expresa en la ley natural, “Lo que es contrario al orden de la razón, es contrario a la naturaleza de los seres humanos como tales y lo que es razonable está de acuerdo con la naturaleza humana como tal. El bien del ser humano está de acuerdo con la razón y el mal humano está
fuera del orden de lo razonable”.
e) El pragmatismo
Para esta corriente filosófica (William James 1842-1910), bueno es lo que da resultados positivos y sirve a los intereses de individuos, grupos o sociedades. Para algunos, es una opción adecuada en los comités de bioética ya que, ante la complejidad de los dilemas bioéticos, esta visión protege la libertad de pensar, de creer, de criticar, porque no teme a la multiplicidad de opiniones, pues se concentra sólo en las consecuencias prácticas de las decisiones, sin importar los debates ideológicos sobre el fondo de la decisión.
f) Las éticas formales
Mientras que las diversas corrientes se preocupan del contenido: ¿qué es lo moral?, Kant (1724-1804) plantea el interés por las formas. Hay ciertas características formales de los actos humanos que los hacen correctos o incorrectos. Debemos actuar siguiendo aquella norma universalmente aceptada: “actúa de tal manera que lo que te propones hacer
pueda ser considerado ley universal para la
especie humana”.
g) El utilitarismo
Buenas son aquellas cosas útiles que producen bienestar o felicidad. El utilitarismo puede beneficiar a una persona, a su familia y/o a su comunidad. El utilitarismo no es egoísmo, más bien es generosidad, ya que en cualquier circunstancia procura el eneficio para el mayor número de personas (Jeremías Bentham 1748-1832; John Stuart Mill 1806-1873).
h) El marxismo
El aspecto determinante en el desarrollo histórico de la humanidad es el económico. Se considera como valor aquello que permite construir la sociedad sin clases o lo que respeta la estabilidad de la sociedad
sin diferencias socioeconómicas (Marx K. 1818-1883). La Tabla 1 muestra, de manera sintética,
algunas de las más importantes escuelas filosóficas y su vínculo con la ética.
El eclecticismo que toma elementos de todas las corrientes filosóficas y a partir de ellas crea una nueva visión.
El historicismo que considera al ser como algo temporal que no es captado por la razón, es decir, independiente al contexto y al juicio.
El cientificismo que pondera que la única verdad aceptable es la que tienen bases científicas.
El nihilismo la existencia del ser humano no tiene ningún significado.
objetivo, propósito o verdad comprensible.
Bioética Personalista en lo que hace a sus principios fundantes. El segundo momento refleja la misma inquietud en lo que hace a la así llamada Bioética Principialista. Podremos percibir cómo se vuelve necesaria una jerarquía de bienes —incluso porque también en la vida hay una jerarquía de verdades— a fin de unificar el significado y
el obrar de todo personal sanitario.
La Bioética Personalista
No tiene otra finalidad que la de promover el bien
íntegro de la persona humana, vértice de lo creado, eje
y centro de la vida social.
Los Principios de la bioética personalista son:
1. Principio de defensa de la vida física: destaca que
la vida física, corpórea, es el valor fundamental de la
persona porque la persona no puede existir si no es en
un cuerpo.
2. Principio de Totalidad: la persona humana —de
suyo libre— con el organismo corpóreo, constituye una
totalidad y el organismo mismo es una totalidad. De
aquí se deriva el. Principio terapéutico, por el cual es
lícito intervenir en una parte del cuerpo cuando no hay
otra forma para sanar la totalidad del cuerpo.
3. Principio de Libertad y Responsabilidad: en él se
engloba el concepto de que la persona es libre, pero es
libre para conseguir el bien de sí mismo y el bien de las
otras personas y de todo el mundo, pues el mundo ha
sido confiado a la responsabilidad humana. No puede
celebrarse la libertad sin celebrar la responsabilidad
4. Principio de la Sociabilidad y Subsidiaridad: La persona está inserta en una sociedad, es más, es el centro de la sociedad, por eso debe ser beneficiaria de toda la organización social, porque la sociedad se beneficia de la persona, de todo hombre y de todos los hombres. La relación social es también ayudada por el concepto de subsidiaridad.
El Principialismo
Hemos de recordar en la década de los 80, la propuesta ética de Tom L. Beauchamp —investigador y filósofo en el Kennedy Institute of Ethics y colaborador de la confección del Informe Belmont (1978)— y James F. Childress —docente de teología en la University of Virginia— contenida en el famoso libro Principles of biomedical ethics.
Cuatro son entonces los Principios de este modelo:
1) El principio de autonomía: en el ámbito médico significa que los valores, criterios y preferencias del enfermo gozan de prioridad en la toma de decisiones, en virtud de su dignidad como sujeto. Este principio guarda inmediata relación con
la cuestión del consentimiento informado de la persona actual o potencialmente enferma. Esto permite una relación más simétrica entre médicopaciente, alejando así el antiguo paternalismo médico.
2) Principio de beneficencia: compromete a proporcionar beneficios a los demás. Es decir, hacer todo el bien al paciente. Claro que el problema que se presenta aquí de inmediato es la variedad de concepciones acerca de lo que podemos entender por beneficio o perjuicio.
3) Principio de no maleficencia: nos obliga a no dañar a los demás. Clásicamente conocido como primun non nocere, es un principio prioritario.
4) Principio de Justicia: en el acto médico hay un
tercer actor, la sociedad, en la que el médico y
el paciente se insertan. En ella, todos los sujetos
merecen el mismo respeto y deben reivindicar su
derecho a la vida, a la salud y a la equidad en la
distribución de los recursos sanitarios. El principio
de justicia refiere a la obligación de igualdad en
los tratamientos y, en lo que respecta al Estado,
a la equitativa distribución de recursos para la
sanidad, los hospitales, la investigación, etc.