El texto aborda la intersección entre emociones, subjetividad y experiencia de violencia, destacando la importancia de comprender las connotaciones emocionales dentro de un contexto cultural específico.
Las emociones, que suelen ser vistas como estados
internos subjetivos, instintivos, pre- y aculturales, son aspectos del pensamiento social con un papel en la estructura de la sociedad.
Considerar el estado emocional de los actores y, sobre todo, el contenido cultural específico de las emociones y su lugar en la cultura particular, es recobrar una dimensión de la acción social
El reconocer el valor de las connotaciones emocionales de los eventos permitirá recuperar para el análisis una parte importante de la vida socia
Las emociones son en parte reacciones y en parte comentarios sobre la acción social de otros
Recuperacion de la memoria
Es posible mediante la realización de actos simbólicos colectivos
En el proceso se convierte en un terreno de disputa cultural sobre el lugar y el sentido del pasado
Constituyen insumos para el proceso de reflexión y empoderamiento
Configuración emotiva
En la narración de la experiencia se crea un terreno común, compartido entre narrador y escucha, en el que no sólo se intercambia y pone en común un contenido simbólico –cognitivo– sino también, y sobre todo, se tiende un lazo emocional que apunta a reconstituir la subjetividad que ha sido herida:
Lo que aquí está en juego no es sólo el tema de
la memoria individual traumática, sino más bien los procesos sociales y los mecanismos culturales por los cuales los sujetos individuales conectan su experiencia subjetiva con otros y la convierten en intersubjetiva
En el relato sobre la experiencia subjetiva se hace posible encontrar alguna convergencia entre lo político, lo cultural y lo subjetivo, entre las emociones y las cogniciones que
impregnan y le dan sentido a la experiencia.
Cognición y emoción presente en el habla sobre las experiencias dolorosas tales como las de violencia
Subjetividad
Entre el sujeto y su experiencia se abren, como bien lo ha mostrado el psicoanálisis, procesos de negación, olvido selectivo, mistificación, autojustificación y todos los mecanismos que hacen compleja y contradictoria la conciencia personal y la comunicación de las experiencias subjetivas
Una conciencia específicamente cultural e histórica ya que la conciencia de sí, que es lo que constituye la subjetividad, no encierra al individuo en sus sentimientos y pensamientos internos, sino que la subjetividad se conforma también mediante un proceso social.
Las personas tienen un grado de reflexividad sobre sí mismas, sobre sus deseos, sentimientos, angustias e intenciones
Violencia
A generado violencia la confrontación de las pasadas dos décadas entre fuerzas del Estado, los insurgentes de la guerrilla y los llamados paramilitares
El dolor quedaría atrapado en el cuerpo que lo ha sufrido
Afecta la confianza de la persona en sí misma y en los otros
Es una acción humana y, como tal, es
relacional, posee enorme capacidad expresiva y está inserta en redes de sentido de origen cultural
Lenguaje
“nuestra habla es endeble” y siempre será enana frente a la magnitud de lo vivido.
Es mediante el discurso, en la forma de testimonio o relato personal, como se hace posible comprender lo sucedido como un proceso que es al mismo tiempo histórico y cultural tanto como subjetivo
El lenguaje de la experiencia personal permite acercarnos al dolor subjetivo, al de quienes han sido víctimas,
para darle el reconocimiento y la visibilidad
El discurso, el lenguaje, es uno de los vehículos de construcción intersubjetiva.
Es la corporificación de las palabras, la práctica social compartida
la comunicación de las experiencias de sufrimiento
La necesidad de sectores de la sociedad por hablar, por relatar y testimoniar, como parte de un proceso por alcanzar una reparación simbólica a través del reconocimiento colectivo de su sufrimiento poner en palabras públicas lo ocurrido.
Los relatos de las experiencias de violencia son también reelaboraciones emocionales de los sujetos
Da paso a la recomposición de la acción de la persona como como partícipe de una comunidad política
Permite recomponer su membresía a la comunidad y restablecer o crear lazos para la acción ciudadana.
Se comparte, al menos parcialmente, el sufrimiento y se
puede anclar la reconstitución de ciudadanía
Permite crear una comunidad emocional que alienta la recuperación del sujeto y se convierte en un vehículo de recomposición cultural y política
Es acto de rememorar y relatar a otros donde la persona comienza a encontrar caminos para reconstruir el sentido subjetivo de la vida
Experiencia de violencia
Nos sitúa, en aquella vertiente de la antropología que aspira a desentrañar los significados, motivaciones, emociones, prácticas corporales y discursivas de los sujetos en los actos de violencia
Efectos de la victima
La verdad sería callada por corrosiva para la recomposición de una nueva vida social
Interpela el silencio de los protagonistas de la experiencia de violencia, pues su conocimiento sería “venenoso
Hablar sobre experiencias de violencia, en cualquier terreno, sea privado o público, desata polémicas en la medida en que pone en evidencia contradicciones y ambigüedades de los principios en que se funda la
sociedad
La tensión que se instala en el lenguaje y en el cuerpo mismo de quien ha sufrido al hacer el recuento de los hechos de violencia para dar cuenta del sufrimiento personal