Categorias: Todos - duelo - reorganización - pérdida - apego

por Galy Ramos 3 anos atrás

244

Organigrama

La elaboración del duelo implica dos pasos principales: retirar la libido invertida en el objeto perdido y reinvertirla de manera sana en otro objeto. Las personas desarrollan vínculos afectivos de forma instintiva, los cuales son percibidos como una fuente de seguridad.

Organigrama

GALILEA RAMOS VELAZQUEZ 5A TM TS

LAS PERDIDAS Y SUS DUELOS

CONCLUSION

para trabajo social es muy importante saber de estos temas porque son muy relacionados con las muerte o el dolor que la persona puede llegar a sentir estar informada de todas las características y al momento de hacer un diagnostico saber hacerlo adecuadamente para poderle brindar la atención adecuada además son temas muy interesantes y nos nutren mucho profesionalmente.

CONSIDERACIONES FINALES

“No llores porque las cosas hayan terminado, sonríe porque han existido” C.E. Bordakian.
Los duelos, por muy dolorosos y complicados que resulten, pueden ser oportunidades excepcionales para nuestro crecimiento personal y realización, siempre y cuando seamos capaces de afrontarlos y de integrar la correspondiente pérdida.

El duelo, señala Bermejo34, quizá reclame nuestra verdad más grande y hermosa: el valor del amor. Y nuestra verdad más trágica: la soledad radical que nos caracteriza.

El psiquiatra existencialista Yalom35 nos recuerda que el duelo es tan devastador y aterrador porque confronta a la persona con los cuatro conflictos básicos de la existencia: la muerte, la libertad, la soledad y la falta de significado.

Efectivamente, una de las circunstancias terribles, de las más terribles, es la de la muerte de un ser querido, que en algunas ocasiones se podrá tornar tan opresiva e insoportable, que la persona queda ahoga da en la inmensa amargura de su pena

Pensar en el dolor sin negarlo, sin dulcificarlo, pero también sin reducirlo a una experiencia oscura y sin salida, esa es la clave.

El duelo se elabora sanamente según se va aprendiendo a recordar e integrar lo mejor de la relación con la persona fallecida, y se va pudiendo invertir la energía en nuevos afectos, y el ser querido queda habitando para siempre en algún lugar del corazón en el que domina más la alegría porque sucedió, que la pena porque terminó.

No podemos amar sin dolernos. El duelo es un indicador de amor. Si hemos amado intensamente, no se puede morir sin dejar a alguien dolido.

Para sufrir la pérdida se ha tenido que gozar del contacto, es la dialéctica de la vida. El dolor al igual que el amor, tiene sus tiempos, sus ritmos, sus periodos.

RECOLOCAR EMOCIONALMENTE AL FALLECIDO Y CONTINUAR VIVIENDO

Probablemente nunca se pierden los recuerdos de una relación significativa. Nunca podemos eliminar a aquellas personas que han estado cerca de nosotros, o de nosotras, de nuestra propia historia.
El final del duelo ocurrirá cuando encontremos motivos para vivir, y podamos volver a vincularnos con aquello que la vida nos ofrece, sin olvidar, ni dejar de amar a quien estuvimos unidos, unidas y nos dejó.

Resolver un duelo es sentirse mejor, y para ello, como señalan John W. James y Russel Friedman33 requerirá la atención del doliente, intención de cambiar, fuerza de voluntad y valor.

Consideraremos que un duelo está resuelto cuando la persona es capaz de pensar en el o la fallecida sin dolor, lo que significa que consigue disfrutar de los recuerdos, sin que estos traigan dolor, resentimiento o culpabilidad

Otro signo del duelo resuelto es cuando conseguimos estar inmersos en el ciclo de la existencia, abiertos al fluir de la vida en una apertura a los demás, conscientes de que ello conlleva vulnerabilidad, y hasta la disposición a ser heridos.

ADAPTARSE A UN MEDIO EN EL QUE EL FALLECIDO ESTÁ AUSENTE

En general el deudo no es consciente de todos los roles que desempeñaba la persona fallecida hasta algún tiempo después de su muerte.
En esta tarea aprendemos a vivir solos, solas, a tomar decisiones sin el otro, sin la otra; a desempeñar tareas que antes hacía con el difunto, la difunta, o que compartía con el o ella. A pesar del dolor, la vida sigue a su propio ritmo y en ocasiones con exigencias importantes. El duelo nos obli ga a solucionar los problemas que surgen de la carencia del ser querido.

En este momento debemos reforzar el desprenderse del ser querido sin renunciar a su recuerdo, que nos facilite vivir sin la otra persona.

TRABAJAR LAS EMOCIONES Y EL DOLOR DE LA PÉRDIDA

No todo el mundo experimenta el dolor con la misma intensidad ni lo siente de la misma manera, pero es imposible perder a alguien a quien se ha estado profundamente vinculado sin experimentar cierto nivel de dolor.
El objetivo de esta tarea es conseguir que la persona no arrastre el dolor de la pérdida a lo largo de su vida.

Las emociones pueden estar acompa ñadas por sensaciones corporales. Tam bién pueden aparecer trastornos de la ali mentación y alteraciones perceptivas como ilusiones o alucinaciones

En conclusión, la expresión de las emociones, ante alguien que escucha, se con vierte en una tarea necesaria para la elaboración del duelo

ACEPTAR LA REALIDAD DE LA PÉRDIDA principal

La primera tarea del duelo es afrontar plenamente la realidad de que la persona está muerta, que se ha marchado y no volverá. Parte de la aceptación de la realidad es asumir que el reencuentro es imposible, al menos en esta vida tal y como la conoce
La tendencia, para la mayor parte de nosotros, señala Pauline Boss32 es mantener una relación, y no renunciar a ella. Una vez que hemos crea do el vínculo, nos resistimos a dejarlo, por lo que cuando alguien a quién amamos desaparece, la negación se vuelve una res puesta comprensible.

Negar la realidad de la pérdida puede variar en el grado, desde una ligera distorsión a un engaño total.

Otra manera habitual de protegerse de la realidad es negar el significado de la pérdida.

La negación proporciona un alivio tran sitorio de la dura realidad psicológica de una pérdida potencial

Llegar a aceptar la realidad de la pérdida lleva tiempo porque implica no sólo una aceptación racional sino también emocional.

La negación también adquiere la forma de no sentir el dolor, bloquear los sentimientos que están presentes.

INTERVENCIÓN EN DUELO

La pérdida de alguien significativo pro duce una amplia gama de reacciones que pueden y deben considerarse como normales y adaptativas, tal y como hemos visto en apartados anteriores.
• Si tras el primer año desde que falle ció el ser querido, no hay ningún signo de recuperación. • Cuando a los 2 ó 3 años de la pérdida no hay una clara evolución satisfac toria. • Si la persona presenta una larga his toria de depresión subclínica, marca da por la culpa persistente y baja autoestima.
• Falta de respuesta o respuesta débil durante las semanas que siguen a la pérdida. Prolongación del embota miento afectivo. • Tras las primeras semanas persisten emociones muy intensas de rabia, resentimiento, tristeza o culpa. • El deudo no puede hablar durante la entrevista del fallecido sin experi mentar un intenso dolor. • La persona que ha sufrido la pérdida no quiere desprenderse de ninguna pertenencia material que pertenecía al difunto, o, por el contrario, se des hace precipitadamente de todos los objetos (evitación fóbica). • Cuando algún acontecimiento relati vamente poco importante desenca dena una intensa reacción emocio nal. • El deudo no hace la menor referencia a la pérdida, evitando cualquier cir cunstancia que pudiera recordarle. • El doliente ha desarrollado síntomas físicos como los que experimentaba el fallecido antes de la muerte, inclu so imita a éste en gestos, conductas, etc. • El deudo realiza cambios radicales en su estilo de vida después de la muerte de su ser querido. • Miedo desmesurado a la enfermedad y a la muerte, hipocondría, consultas frecuentes al médico. • Impulsos destructivos y autodestruc tivos con abuso del tabaco, alcohol. En su grado extremo puede llevar a realizar intentos de suicidio.

FORMAS DIFERENTES DE DUELO

La presencia o no de duelo patológico se va a caracterizar, fundamentalmente, por la intensidad y la duración de la reacción emocional. Por lo tanto, sí es posible señalar que hay un duelo “normal” y otro “patológico”, de acuerdo con la intensidad del mismo y su duración.
Duelo anticipatorio. Es un tipo de duelo en el que el deudo ya ha empezado la elaboración del dolor de la pérdida sin que esta haya ocurrido todavía.

Duelo ambiguo. La pérdida ambigua es la que más ansiedad provoca ya que permanece sin aclarar24. Existen dos tipos , aunque no haya fallecido. Es una forma de adaptación a lo que va a llegar.

Duelo crónico. El deudo se queda como pegado en el dolor, pudiéndolo arrastrar durante años, unido muchas veces a un fuerte sentimiento de desesperación.

Duelo congelado o retardado. Se le conoce también como duelo inhibido o pospuesto. Se presenta en personas que, en las fases iniciales del duelo no dan sig nos de afectación o dolor por el falleci miento de su ser querido

Duelo enmascarado. La persona expe rimenta síntomas (somatizaciones) y con ducta que le causan dificultades y sufri miento, pero no las relaciona con la pérdida del ser querido

Duelo exagerado. También llamado eufórico. Este tipo de duelo puede adquirir tres formas diferentes. • Caracterizado por una intensa reacción de duelo.

Duelo normal. Quizás deberíamos haber comenzado esta clasificación por este tipo de duelo, que es el más frecuente, y que se caracteriza por diferentes vivencias en todas las dimensiones de la persona y que ya hemos señalado en otro apartado, pero que bien podríamos resumir siguiendo las consideraciones de Kaplan25 sobre características del duelo normal:

• Aturdimiento y perplejidad ante la pérdida. • Dolor y malestar. • Sensación de debilidad. • Pérdida de apetito, peso, sueño. • Dificultad para concentrarse. • Culpa, rabia. • Momentos de negación. • Ilusiones y alucinaciones con respecto al fallecido. • Identificación con el fallecido.

FACTORES PREDICTORES DE DUELO DE RIESGO

Son circunstancias que harán más difí cil la elaboración del duelo
Circunstancias alrededor de la muer te. Muerte repentina o inesperada. Pérdida ambigua. Muertes traumáticas de la muerte (suicidio, asesinato, etc.). Pérdidas múltiples. Muerte de un niño, de un joven.

Relación con la persona fallecida. Relación de ambivalencia. Relación simbiótica. Relación de gran dependencia.

Personalidad, antecedentes y características del deudo. Pérdidas previas no resueltas, deudo niño o adolescente, antecedentes de depresión y otros trastornos psicológicos, falta de habilidades sociales, bajaautoes tima.

Contexto sociofamiliar. Ausencia de red social de apoyo, problemas eco nómicos, hijos pequeños que cuidar

Un cierto número de personas nunca asume la pérdida con serenidad, aun que haya transcurrido mucho tiempo desde la muerte de su ser querido, y compatibiliza sus sentimientos sobre la pérdida con una vida normal.

Un gran número de personas presentare acciones de tristeza de muy diversa intensidad, y que las reacciones más profundas no deberían recibir el diagnóstico de “depresión”.

Un número no desestimable de personas necesita más tiempo para recuperarse del que nuestra cultura define como normal.

Algunas personas necesitan hablar y expresar sus sentimientos sobre la pérdida en mayor medida y durante más tiempo que otras.

El afrontamiento de la pérdida de un ser querido presenta un carácter complejo que, en absoluto puede verse reducido a la consecución de un desligamiento afectivo y mental con respecto a la persona desaparecida.

VIVENCIAS DE LA PERSONA EN DUELO

En general en todos los duelos existirán muchas características comunes, puesto que parten de una información básica heredada y en íntima relación con nuestra supervivencia.
Veamos las vivencias más comunes en nuestro medio

Dimensión física. Se refiere a las molestias físicas que pueden aparecer a la persona en duelo.

Dimensión emocional. Aquí señalamos los sentimientos que el deudo percibe en su interior. Los estados de ánimo pueden variar y manifestarse con distintas intensidades.

Dimensión cognitiva. Se refiere a lo mental. Dificultad para concentrarse, con fusión, embotamiento mental, falta de interés por las cosas, ideas repetitivas, generalmente relacionadas con el difunto, sensaciones de presencia, olvidos frecuentes.

Dimensión conductual. Se refiere a cambios que se perciben en la forma de comportarse con respecto al patrón pre vio. Aislamiento social, hiperactividad o inactividad, conductas de búsqueda, llanto, aumento del consumo de tabaco, alcohol, psicofármacos u otras drogas.

Dimensión social. Resentimiento hacia los demás, aislamiento social

Dimensión espiritual. Se replantean las propias creencias y la idea de trascendencia. Se formulan preguntas sobre el sentido de la muerte y de la vida

ALGUNOS MODELOS PARA COMPRENDER EL DUELO

Diversos autores (Bolwy, Parkes, Engel; Sanders)18 han definido distintas fases o etapas que con algunos matices se pueden apreciar elementos comunes. Estas fases son un proceso y no secuencias o etapas fijas, de tal manera que no reproduce un corte claro entre una y otra fase, y existen fluctuaciones entre ellas.
1. Fase de aturdimiento o etapa de shock. Es como un sentimiento de incredulidad; hay un gran descon cierto.

2. Fase de anhelo y búsqueda. Marcada por la urgencia de encontrar, recobrar y reunirse con la persona difunta, en la medida en que se va toman do conciencia de la pérdida, se va produciendo la asimilación de la nueva situación

3. Fase de desorganización y desesperación. En este periodo que atraviesa el deudo son marcados los sentimien tos depresivos y la falta de ilusión por la vida.

4. Fase de reorganización. Se van adaptando nuevos patrones de vida sin el fallecido, y se van poniendo en funcionamiento todos los recursos de la persona.

Ya los trabajos de Freud12 en su obra “Duelo y melancolía “(1917) define los objetivos de la elaboración del duelo en: 1. La retirada de la libido invertida en el objeto. 2. Su sana reinversión en otro objeto.
La persona desarrolla de forma instintiva vínculos (apegos). El mantenimiento de un vínculo se experimenta como fuente de seguridad y dicha16.

La meta de la conducta de apego es mantener un vínculo afectivo.

La persona establece vínculos afectivos con los elementos de su espacio vital y los vivencia como propios

¿QUÉ ES EL DUELO?

Duelo es un término que, en nuestra cultura, suele referirse al conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de una persona con la que el sujeto en duelo, el deudo estaba psicosocialmente vinculados
El experto e investigador J. Bowlby7 define el duelo como “todos aquellos procesos psicológicos, conscientes e inconscientes, que la pérdida de una persona amada pone en marcha, cualquiera que sea el resultado”.