Principales teorías éticas Adela Cortina
5. La tradición Dialógica
¿De que somos dignos?
Hablar de dignidad humana carece de sentido si no aclaramos de que somos dignos. La etica del discurso afirma que cada persona ha de reconocerse como interlocutor valido en cuantas normas le afecten.
Por lo tanto cuando se delibere sobre la corrección de estas normas, somos dignos de ser tenidos en cuenta en las decisiones: tenemos que poder participar en los diálogos en las condiciones mas próximas posibles a la simetría.
Comunicación; No estratégica
La norma solo se declarara correcta si todos los afectados por ella están deacuerdo en darle su contesimiento, porque satisface, no los intereses de la mayoria o de un individuo, si no intereses universalizables.
Evidentemente, en ocasiones habremos de servirnos de estrategias, pero solo actúa moralmente el que lo hace tratando de establecer las bases de una sociedad en que sea posible la comunicación transparente, sin peligro para nadie.
El Test del discurso
Supongamos que ponemos en cuestión una de las normas que hemos dado por buenas hasta el momento, y que queremos averiguar si es moralmente correcta o no. Si fuéramos Katinianos estrictos, la someteríamos el test del imperativo categórico, pero la ética discursiva propone someterla a un dialogo entre de los afectados por la norma que recibirá el nombre de discurso y se atendrá algunas reglas:
Ahora bien, para comprobar, tras el discurso si la norma es correcta, habrá de atenerse a dos principios.
b)El principio de la ética del discurso, que es una reformulación dialógica de la autonomía kantiana:
a) el principio de la universalizacion, que es una reformulacion dialogica del imperativo kantiano de la universalidad.
Del monologo al dialogo
Apel y Jurgen Habermas, creen ambos autores que la aportación Kantinina es optima, pero adolece de un defecto: considera la racionalidad moral monologica, cuando en realidad es dialogica.
Las personas no llegamos a la conclusión de que una norma es ley moral o es correcta individualmente, si no atra vez del dialogo con los demás. ¿a través de cualquier dialogo?
3. La tradición Hedonista
La razón calculadora
La razón ha de hacer un cálculo, ponderando qué placeres son más intensos y duraderos, y cuáles producen menos dolor, para obtener así el máximo placer posible.
Hedonismo individual y social
Considera que los seres humanos estamos dotados de unos sentimientos sociales, cuya satisfacción es fuente de placer.
El placer como meta
Epicuro de Samos, al responder a la pregunta « ¿cómo podemos ser felices?», inició otra tradición ética: la hedonista (de hedoné, placer)
Epicuro señala 3 puntos:
La razón moral será una razón calculadora
La felicidad consiste en organizar de tal modo nuestra vida que logremos el máximo de placer y el mínimo de dolor.
Todos los seres vivos buscan el placer y huyen del dolor
2. La tradición aristotélica.
Adquirir la prudencia
Para ser prudente es necesario tener una aptitud
Características
Hacer elecciones más razonables para agudizar la capacidad de prever el porvenir.
Ser circunspecto
El prudente estudia y se informa
La prudencia se funda en la experiencia. Podemos hacer que mejore nuestra vida presente recordando las enseñanzas de la pasada.
El término medio
Según Aristóteles, el valor es un término medio entre la temeridad (exceso) y la cobardía (defecto); la templanza, un término medio entre la vida licenciosa (uso excesivo de los sentidos) y la insensibilidad (uso insuficiente de los sentidos); la generosidad, un término medio entre el despilfarro y la tacañería, y así en las restantes virtudes.
La persona prudente
Es prudente quien, al elegir, no tiene en cuenta sólo el momento concreto, sino lo que le conviene para el conjunto de su vida. Quien elige pensando sólo en el presente y no en el futuro es imprudente.
Domina
• Discernir qué deseos deben ser satisfechos, porque su satisfacción proporcionará felicidad, y cuáles no (por ejemplo, el deseo de asesinar, de ser hipócrita y servil). Y, en los que deben ser satisfechos, hasta dónde: cuál es el criterio de racionalidad.
• Aplicar los principios morales, que se captan por una intuición intelectual, a los casos concretos.
El fin último
Aristóteles parte de un hecho: los seres humanos realizamos nuestras acciones y elecciones por un fin —ser felices— y, por tanto, la felicidad es el fin último que nos proponemos por naturaleza, es decir, de forma inevitable.
1. ¿Qué es una teoría ética?
Felicidad y dignidad
Las teorías se dividen en
Kantiana y Dialógica
Surgen, respectivamente, a fines del siglo XVIII y en el último cuarto del XX. Consideran que la verdadera cuestión moral es si existe algún tipo de seres a los que no se debe manipular, a los que hay que reconocer una dignidad, y qué criterio debemos aplicar al tomar decisiones para respetar realmente esa dignidad.
La aristotélica y la hedonista
Nacen en Grecia, en el siglo IV a.C., con la convicción de que la moral consiste en la búsqueda de la felicidad.
Diversidad de teorías
Presentan cuatro de las teorías que siguen teniendo mayor relevancia, tanto por su calidad teórica como por su fecundidad a la hora de tornar decisiones.
El objeto de la ética
Trata de aclarar en qué consiste lo moral, por qué hemos de comportarnos moralmente y qué consecuencias podemos sacar de la respuesta a esta pregunta para la vida cotidiana. Le preocupa averiguar, por tanto, cuál es la racionalidad de lo moral.
Esto se muestra con toda claridad en el ámbito moral, en el que hemos de realizar elecciones, porque, al elegir, se ponen en movimiento tanto nuestra capacidad de desear como nuestra inteligencia y razón: si tomamos decisiones es porque deseamos cosas, pero también deseamos hacer elecciones razonables.
4. La tradición de Kantiana
Anatomía y dignidad humana
Todas las éticas actuales aceptan esta afirmación kantiana de que las personas son absolutamente valiosas, fines en si, dotadas de dignidad y no intercambiables por un precio.
Podemos intercambiar un kilo de manzanas por un bolígrafo, pero, porque podemos intercambiar a un ser humano, ¿Cual es su equivalente ? ¿cual es su precio.
La respuesta de Kant es clara: los seres humanos no tienen precio, no pueden intercambiarse por un equivalente, si no que tienen dignidad. Son dignos de todo respeto.
Si las personas somos capaces de darnos este tipo de leyes, que nos permiten superar el egoísmo y asumir la perspectiva de la universalidad, si somos capaces de ponernos en el lugar de cualquier otra persona a la hora de decidir si las acciones son morales o inmorales.
Formulaciones del imperativo categórico
Los 3 pasos de este test se recogen en las llamadas formulaciones del imperativo categórico:
c)Obra por máximas de un miembro legislador universal en un posible reino de los fines.
b)Obra de tal modo que trates la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio.
a)Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo se torne ley universal.
El test del imperativo
Para saber que una norma es una ley moral, dada por la razon practica, y que puede por tanto expresarse como un imperativo catorico, Kant propone someter cada norma a un test, que tiene 3 pasos:
Ha de valer como norma para una legislación universal en un reino de los fines. Dicho de otra forma: para dilucidar si una norma es ley moral, he de comprobar si querría que estuviera vigente en un reino en que todo los seres racionales se trataran entre si como fines y no como medios.
Ha de proteger a seres que son fines en si mismos por tener valor absoluto y que, por lo tanto, no deben ser tratados como simples medios.
Universalidad: Sera ley moral aquella que yo creo que todos los seres humanos deberían cumplir.
La razón Practica
Nuestra Propia razón es la que nos da leyes sobre como comportarnos para ser personas autenticas. La meta de la moral consiste en querer serlo por encima de cualquier otra meta: en querer tener una buena voluntad.
La razón que da esas leyes morales no es la prudencial ni la calculadora, si no la razón practica, que orienta la acción de forma incondicionada.