Valores en la virtualidad
Los Valores son una manifestación intangible que expresan su realidad a través de hechos perceptibles por los sentidos. Algunos ejemplos son: justicia, solidaridad, responsabilidad, respeto, etc.
Los percibimos a través de las emociones y vivencias. Son realidades absolutas, existen independientemente que los sintamos o no.
Modelan nuestra conciencia y nuestro comportamiento. Sentimos su presencia en nuestras acciones cotidianas.
Los valores, son realidades de nuestro interior, personal o colectivo, por las que las personas actuamos de una forma u otra en coherencia con lo que preferimos, o con lo que sentimos. Los valores no se enseñan se aprenden, se viven.
La relación entre la educación y la virtualidad es una relación de creatividad, donde se produce un espacio de simulación donde el docente y el alumno convergen en un escenario de flexibilidad donde las vivencias valorativas toman un sentido plenamente educativo.
Educación y virtualidad se complementan para que la educación pueda disfrutar de las posibilidades creativas de la virtualidad con la mejora de sus procesos y las acciones encaminadas a la enseñanza y al aprendizaje.
La relación entre la educación y la virtualidad a través de la web, tiene un potencial claro: el crear entornos virtuales de aprendizaje, espacios de relación donde se manifiesta que no sólo es la relación directa entre docente y alumno la que educa, sino que también es el espacio virtual que ofrece el marco idóneo para las dinámicas de vivencia de valores. Son espacios de interacción real.
Principalmente el del respeto en la relación dentro de la comunidad virtual y del docente con el alumno y los materiales didácticos. Y también el de la responsabilidad para alcanzar los objetivos de aprendizaje. El docente debe cuidar la calidad de los contenidos plasmados de igual manera.
Gracias a ellas se establece el espacio de relación donde las normas que rigen las relaciones fundamentan la seguridad, el respeto a la identidad, a la intimidad y por tanto en la confianza mutua. Normas que protegen en cierta medida los sentimientos que también existen en los entornos virtuales.
Como se ha analizado, esto es viable y es más seria irresponsable sino se hiciera. Son espacios donde hay comunicación, relaciones y deben establecerse normas y ética para una buena convivencia.
Utilizar la simulación para realizar situaciones donde además de buscar solucionar o resolver, también se pueden vivir los valores y sus consecuencias de vivirlos o ignorarlos.
Al hablar de educar en valores, se habla de favorecer y crear espacios en los que las personas podamos sentir, experimentar, vivenciar algo que sacuda nuestra indiferencia. Debe ser algo que llevemos en nuestro interior y que condicione nuestras acciones, que nos haga entrar en conflicto valorativo cada vez que debamos tomar una decisión que afecte a nuestro comportamiento humano. Aprendemos los valores cuando los sentimos.
Y en las redes, internet, etc. se forman entornos virtuales donde actuamos de forma similar a como desarrollamos nuestras acciones en otros espacios de nuestras vidas. Si bien los valores, la moral, continua siendo la misma porque forma parte de las personas, lo que sí puede cambiar es el modo de manifestarla y de expresarla. La presencia ética existente en Internet no crea nuevos valores; lo que hace es manifestar nuevas formas de valoración.
Existe una presencia ética en la virtualidad, ya que ésta la forman personas, seres humanos reales que se comunican, dialogan, transaccionan y que comparten vivencias y emociones. Las personas de hoy, del siglo XXI, incluidos los jóvenes, nos relacionamos también por Internet.
No debemos olvidar que en los entornos educativos, ya sean presenciales (escuelas) o virtuales (campus virtual, por ejemplo) se gestionan. Y la gestión de un entorno educativo, como de cualquier otra actividad, no está exenta de carga valorativa, de ética.
Entornos virtuales de aprendizaje, creados en internet para la educación asíncrona en la no presencia. Son generadores de vivencias y de sensaciones, y, por ello, capaces de crear conciencia valorativa en las personas que los integran. Recordando que la tecnología no es el fin sino el medio necesario para alcanzar los objetivos del aprendizaje.
El EVA es el espacio a través del cual se manifiestan los valores de la organización y es, a su vez, el espacio que debe gestionar la institución para mostrar, de forma explícita, su interés por la manifestación de determinados valores que se quieran potenciar. Cuando una institución educativa configura, mantiene y dinamiza un EVA lógicamente está condicionando los sistemas de participación y de comunicación de sus miembros a la vez que marca pautas de conducta y de control que configuran la base del entramado axiológico –ético– del entorno educativo virtual.
La coherencia entre lo que se dice que se hará y lo que realmente se hace. Debe siempre existir este valor en la gestión ética institucional. No es posible educar sin valores.
Una ética que llamamos activa o de mínimos (Cortina, 1994), centrada en el civismo y en los valores democráticos, y una ética reflexiva (Duart, 1999), propia de organizaciones que además quieren imprimir un determinado carácter (Bridges, 2000) a la comunidad educativa.