LAS ENSEÑANZAS DE JESUS
JESUS NOS ENSEÑA A SER GENEROSOS
Lo primero que debe descubrir una persona, es si alimenta su alma de
amor o de egoísmo. El egoísmo es una falta contra el amor, la
solidaridad, la fraternidad y la comunidad.
El egoísmo crea dolor a su alrededor y conduce a la soledad, a la
amargura y a la desesperación. En cambio, el amor, conduce a la
convivencia, la fecundidad y la alegría.
La persona que no se interesa por sus semejantes, es egoísta. La persona
generosa, ayuda a los demás sin esperar nada a cambio, porque vive para
el bien de de los otros.
Vive la Regla de Oro
Jesús enseñó la Regla de Oro durante Su Sermón del Monte: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12). En otras palabras, trata a otros en la manera que quieras que te traten. Al hacerlo, fortalecerás tus relaciones y serás más feliz.
Tener fe en Jesucristo
En Juan 3:16 leemos, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito para que todo aquel que en Él crea no se pierda más tenga vida eterna”. Tener fe en Jesucristo significa creer en Él y en Sus enseñanzas. Tener fe en Jesucristo te bendecirá en esta vida y en la vida venidera.
Busquemos el Reino, no las cosas materiales
“Busquen continuamente el reino de él [de Dios], y estas cosas les serán añadidas” (LUCAS 12:31).
CUIDADO CON LA TRAMPA DEL MATERIALISMO
¿Qué significa ser materialista?
Es preocuparse por las cosas materiales en vez de las espirituales. El materialismo nace de los deseos, las prioridades y los objetivos que uno tiene; despierta la ambición por tener una gran cantidad de posesiones. Una persona materialista quizás no tenga mucho dinero para comprarse cosas caras. Incluso los pobres pueden volverse materialistas y dejar de buscar primero el Reino (Heb. 13:5).
¿Qué les puede pasar a quienes dedican la mayor parte de sus energías a conseguir cosas materiales?
Los que dedican la mayor parte de sus energías a acumular posesiones acaban teniendo, en el mejor de los casos, una vida superficial, ya que solo se preocupan por satisfacer sus deseos egoístas. O aún peor, terminan espiritualmente vacíos y llenos de amargura y frustración