по juan sebastian angarita angarita 4 лет назад
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Más de 17.000 pescadores viven en el Pacífico colombiano. Pero la sobrepesca amenaza a su estilo de vida y a la biodiversidad.
Por la explotación ilegal de oro, plata y platino se vierten en los ríos del Pacífico más de 200 toneladas de mercurio por año. Esto tiene terribles consecuencias sobre la salud de humanos y animales.
En 2014 se deforestaron 13.855 hectáreas en el Pacífico colombiano. La principal causa fue la minería ilegal, seguida del comercio ilícito de madera.
El aumento de las temperaturas por los gases de efecto invernadero está acabando con los nevados, pone en riesgo los páramos, provoca además épocas de sequía y lluvia más intensas, lo que aumenta los riesgos de catástrofes naturales.
Los peces de los ríos y lagunas de la región Andina son una fuente de ingresos y de alimentos clave. Pero en cuatro décadas, la pérdida del potencial pesquero ha sido del 85 por ciento.
qn Colombia perduran menos del 10% de los bosques andinos originales y menos del 5% de los bosques altoandinos por la tala, la minería, la agricultura, la ganadería, la infraestructura, la contaminación.
En los Andes colombianos viven 30 millones de personas y se concentran numerosas actividades productivas. Muchas veces el desarrollo urbanístico y económico se ha hecho en detrimento del medio ambiente, por encima de bosques, paramos y humedales.
A pesar de su abundante biodiversidad y recursos hídricos, solo 4% de la Orinoquía es parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Y de los 19 espacios con alta diversidad en la región, solo cuatro están en este sistema.
La Orinoquía tiene la segunda tasa de deforestación más alta del país. Según el Estudio Nacional de Agua, la región va experimentar problemas hídricos por la pérdida de bosques y la desaparición de humedales.
En los bosques de las cuencas de los ríos Inírida, Ventuarí y Cauca hay minas de oro, diamantes y coltán. La mayoría son ilegales y deforestan, vierten mercurio al agua y producen sedimentos.
Las inversiones en ganado, arroz, palma de aceite, caña de azúcar están transformando las sabanas naturales y los morichales. La cuenca es además rica en petróleo, lo cual atrae una inmensa población flotante y tiene consecuencias ambientales, la pesca comienza a disminuir poblaciones de especies de peces ornamentales y de consumo, lo que tiene impacto sobre las nutrias y los delfines.
Se ha trastornado el régimen de lluvias de la Amazonía y la región sufrió en 2005 y 2010 las peores sequías en más de un siglo. Eso afecta el sustento de quienes viven del Amazonas, provoca numerosos incendios y tiene consecuencias sobre el clima de todo el continente.
La minería, los proyectos viales y fluviales mal planeados, las represas hidroeléctricas afectan los bosques y los ríos. Son también ejes de colonización.
En los últimos 50 años la selva ha perdido 17% de su cubierta forestal por la explotación maderera, el avance de la agricultura, la explotación petrolera y la ganadería. Esto no solo significa una pérdida de riqueza natural, sino que libera toneladas de CO2 y reduce la capacidad del Amazonas para absorber gases de efecto invernadero.