Coronavirus, diplomacia y política de Alfonso Gómez Méndez
el gobierno liberal de Olaya Herrera se produjeron el ataque peruano a Leticia y la subsiguiente declaratoria de guerra entre los dos países, dos hechos importantes quedaron registrados para nuestra historia: Laureano Gómez iniciaba su intensa oposición al régimen liberal recién instaurado, y frente a la situación presentada por la invasión extranjera decretó tregua a la oposición al régimen y acuñó la frase que hizo carrera: “Paz en el interior y guerra en las fronteras”.
El otro fue la actitud del dirigente liberal Alfonso López Pumarejo, quien, aprovechando su amistad con el presidente peruano Sánchez Cerro, que inicialmente había sido dictador, viajó en secreto a Lima y comenzó las conversaciones, finalizadas con el armisticio que puso término al conflicto.
En 1932
hoy en dia
nosotros no estamos en guerra abierta con Venezuela, el actual gobierno hizo de la oposición al régimen dictatorial de Maduro el eje central de su política exterior en la región. Eso lo llevó a romper toda clase de relaciones diplomáticas, consulares y comerciales, no con Venezuela como nación ni con los ‘hermanos’ venezolanos, sino con un sistema que desconoce las libertades públicas y la separación de poderes.
fue un error no dejar abierta una puerta de diálogo –sin necesidad de reconocer un gobierno ilegítimo– para tramitar asuntos comerciales o de vecindad con un país con el cual tenemos una frontera ‘porosa’ de más de 2.000 kilómetros.
Ante la pandemia del coronavirus –y aun cuando el presidente Duque anunció un diálogo con las autoridades de salud venezolanas a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS)–,
debería pensarse en la urgencia de abrir siquiera un canal de comunicación entre las autoridades sanitarias de los dos países, a fin de controlar la emergencia e impedir la extensión de sus efectos.
opinion del autor sobre esto
Un mal manejo de lo que logre hacerse en las fronteras –en especial en esta– puede resultar demoledor para la tremenda amenaza que enfrentamos. Tomando la citada idea que a nivel interno planteó aquí ese líder conservador, ¿por qué no auscultar una especie de ‘tregua’ en la confrontación con Maduro.
Si hasta en las guerras más encarnizadas se conceden treguas por razones humanitarias, ¿por qué no hacerlo nosotros sin darle respiro a la dictadura de Maduro, máxime si tenemos el antecedente de que, aun en el fragor de la guerra de independencia, Bolívar firmó una con el invasor Pablo Morillo, justamente para tratar enfermos e intercambiar prisioneros?