Perspectivas contextuales a la problemática ética de la ciencia: las demandas tecnocientíficas actuales
Las demandas tecnocientíficas actuales provocan una nueva relación entre ética y ciencia, consideraciones que abren nuevos horizontes ante las coyunturas de los avances recientes.
El entramado histórico de la tradición científica: de la techné a la tecnociencia.
La configuración de la ciencia, tal y como la percibimos hoy, no es de aparición reciente; hunde sus raíces en el surgimiento de la ciencia moderna en el siglo XVI, y en el transcurso de los siglos ha ido hallando nuevas apreciaciones que se ven condicionadas a las circunstancias de cada época.
La técnica moderna del siglo XVI de-
viene en tecnología más ciencia en el
siglo XX.
La ciencia moderna, que conoció su mayor
auge entre los siglos XV al XVII, es el antecedente remoto de las actuales tecnociencias.
Las características esenciales de la
ciencia moderna son la matematización y la experimentación que en definitiva conducen a la
operatividad.
Esta matematización del conocimiento y la
metodología experimental rompieron con los
moldes aristotélico-escolásticos de la Edad
Media y modificaron la cosmovisión de la ciencia. Como resultado de un largo proceso, la ciencia moderna se fue institucionalizando, de tal manera que para la Primera Revolución Industrial en Gran Bretaña en el siglo XVIII se
dio un gran impacto social, político y económico cuyo principal eje fue la tecnología.
Luego, con la Segunda Revolución Industrial, se forjó
una alianza entre la industria, la tecnología y la
ciencia, de tal modo que a lo largo del siglo XIX
ciencia y tecnología estrecharon sólidos lazos
que en la primera mitad del siglo XX dieron surgimiento a la primera tecnociencia.
La tecnociencia como tecnología + ciencia, el aspecto de su configuración actual
De esta interacción se desprende el hecho evi-
dente de que, básica o aplicada, la investiga-
ción hoy es tecno-científica; el progreso de la
ciencia depende, en parte del progreso de la
tecnología y viceversa, de tal modo que nues-
tra relación con lo real, ahora, está definitiva-
mente mediada por lo técnico y no ya simple-
mente por lo simbólico.
La revolución tecnocientífica trae consigo una nueva manera de hacer ciencia, por las acciones y los sistemas sobre los cuales se articula.
Durante la Segunda Guerra Mundial y el período inmediatamente posterior a esta, apareció la macrociencia
como la primera modalidad de la tecnociencia.
Tuvo un tiempo de crisis y estancamiento entre
la década de los años sesenta y setenta hasta
que en el último cuarto de siglo apareció propiamente la tecnociencia actual
Con este desarrollo aparece una nueva estruc-
tura en la práctica científico-tecnológica en la
cual hay una íntima unión con la denominada
revolución informacional;
Cada uno de estos aspectos puede mencionarse de modo general, con el fin de dibujar un esbozo panorámico que muestre las líneas de acción de esta modalidad propiamente científica y tecnológica.
Estos procedimientos de orden funcional y
axiológico precisan una caracterización de la tecnociencia que le confiere unos rasgos eminentemente distintivos respecto a la ciencia tradicional.
Con todo esto asistimos a unas características propias del proceder de la tecnociencia, a una axiología o praxiología de las acciones y sistemas tecnocientíficos con los que aparecen unos valores típicos o particulares de la tecnociencia
En primer lugar la tecnociencia se pre-
senta como una praxis de eficacia. Se
plantea la capacidad de lograr unos
objetivos predeterminados con los recursos disponibles en un tiempo y lugar
precisos, con la calidad y cantidad de las metas planteadas.
En segundo lugar, busca la eficiencia,
procurando alcanzar el objetivo predeterminado, evitando errores con lo mínimo de los recursos y tiempo disponibles
para conseguir su optimización.
En tercer lugar, persigue la efectividad
tratando de cuantificar el logro de la
meta en la utilidad práctica de sus
propios beneficios.
En cuarto lugar, indaga sobre las condi-
ciones de innovación como la introducción de nuevas ideas, productos, servicios, con la intención de ser útiles para
incrementar la productividad y su éxito de forma comercial.
En quinto lugar, propone la funcionali-
dad como mecanismo que representa
el carácter secuencial de lo producido y
que ofrece la posibilidad de su provecho
en el marco social.
En sexto lugar, se plantea la utilidad
como razón y capacidad para
responder a una necesidad específica.
En séptimo lugar, establece el criterio
de aplicabilidad como habilidad para
destinar un proyecto al ámbito práctico
y del desarrollo.
En octavo y último lugar, comprueba la fiabilidad, como el modus operandi de un sistema o dispositivo en el cual se mide la probabilidad de la función adecuada del dispositivo y la confianza en el desempeño de su función