Teorías criminológicas.
Teoría de la anomia.
Esta propuesta teórica trata de explicar el crimen y el delito, la plantearon: el francés Emile Durkheim, después el norteamericano Robert K. Merton
Un sistema social anómico es aquel que no logra proporcionar un orden estable que permita el desarrollo del individuo y del grupo. Ante la quiebra de este orden, tanto individuo como grupo carecen de regulación moral y aumenta el número de conductas desviadas y comportamientos autodestructivos como el suicidio.
La criminología se sirve de la teoría de la anomia para explicar las razones por las que una persona decide cometer un delito, justificando su conducta en razones sociales y económicas más allá de las psicológicas.
Teoría del etiquetamiento o reacción social
Según esta teoría, una vez que un individuo es etiquetado como desviado, se enfrentará a nuevos problemas que procederán precisamente de las reacciones de los demás a los estereotipos negativos que conlleva esa etiqueta. Incluso él mismo aceptará su condición de desviado y actuará de acuerdo a las expectativas creadas.
Los principales inspiradores de ésta teoría fueron Howard Becker y Edwin Lemert, que, tras numerosas investigaciones realizadas, llegaron a la conclusión de que la desviación de una norma no es una cualidad en sí misma, sino que es una abstracción que viene determinada por una normativa dominante, que no es necesariamente justa. El peso de los prejuicios es clave a la hora de juzgar la conducta de ciertos individuos, siendo determinante su origen social y su condición económica.
El estudio de este tipo de personalidades y conductas lleva a los criminólogos a trazar patrones de conducta y elaborar perfiles de gran utilidad desde el punto de vista procesal y para desarrollar programas de tratamiento terapéutico y de prevención de delitos.
Teoría de la asociación diferencial.
El padre de la teoría de la asociación es Edwin H. Sutherland. Fue un sociólogo estadounidense, uno de los más influyentes del siglo XX. En su obra de 1939, Principios de Criminología, establece el principio de asociación diferencial.
Utilizó esta teoría para explicar que el individuo lejos de nacer delincuentes, o heredar o imitar comportamientos socialmente reprochables, aprende a ser criminal.
Esta teoría sirve como modelo para explicar la criminalidad en personas que pertenecen a clases medias y privilegiadas que no estarían empujadas por una necesidad socioeconómica hacia la conducta criminal.
Teoría de las ventanas rotas.
Los criminólogos James Q. Wilson y George Kelling desarrollaron la teoría de las ventanas rotas. Esta sostiene que el delito aumenta en las zonas donde el descuido, la suciedad y el desorden son mayores.
Según los criminólogos estadounidenses, la percepción positiva del entorno urbano ayuda a que se reduzca el vandalismo y la criminalidad.
Esto quiere decir que no se trata de pobreza, es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un automóvil abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas.
Igual ocurre con la acumulación de basura o el descuido del mobiliario urbano. Mantener el entorno cuidado servirá como disuasión para crímenes menores y comportamientos antisociales.
Teoría del patrón delictivo.
Paul J. Brantingham y su esposa, Patricia L. Brantingham tratan de dar explicación al hecho de que la distribución de los delitos en los escenarios urbanos no es uniforme ni aleatoria, sino que presenta patrones claramente identificables. Cómo el entorno físico, las pautas sociales y el comportamiento de las víctimas aumentan las oportunidades para el delito.
Afirma que un delito que involucra a un delincuente y una víctima u objetivo solo puede ocurrir cuando los espacios de actividad de ambos se cruzan, es decir, el delito ocurrirá si un área brinda la oportunidad de cometer un delito y existe dentro del espacio de conciencia del delincuente.
Esto quiere decir que los delitos están distribuidos en el espacio de acuerdo a los objetivos y patrones de los delincuentes ya que estos comenten los delitos en las áreas donde se desarrollan con más frecuencia.
Teoría del autocontrol.
Es propuesta por Gottfredson y Hirschi. La teoría del control es una perspectiva en criminología que trata de explicar la distribución del delito y de la delincuencia entre personas, grupos y sociedades. La cual propone que la falta de autocontrol individual es el factor principal detrás del comportamiento criminal.
Las personas que carecen de autocontrol son personas impulsivas que carecen de tenacidad y diligencia, así como de empatía y que poseen una escasa capacidad para resistir las tentaciones y por ende de conductas ilícitas que les pueden reportar beneficios o placer inmediato, a pesar de que a corto o medio plazo devengan unos costes o reproches sociales.
Teoría integradora.
La delincuencia según Farrington surgía por un proceso de interacción entre el individuo y el ambiente. El surgimiento de la motivación para delinquir parte de los deseos de bienes materiales para obtener prestigio social o de la búsqueda de sensaciones.
El delinquir va a estar determinado por factores situacionales inmediatos. Por lo que Farrington dice que los jóvenes pertenecientes a familias de clase baja presentan mayor propensión antisocial, ya que no puedes alcanzar legalmente sus metas.
Concluyó que la delincuencia alcanza su nivel máximo entre los 14 y los 20 años y también que la impulsividad, hiperactividad, la debilidad en la conciencia, la carencia de sentimiento de culpa y la frialdad son factores que influyen en la criminalidad.
Teoría de la subcultura delincuente
El concepto de subcultura nace en la sociología criminal para explicar la conducta desviada de ciertas minorías, concretamente la criminalidad de jóvenes y adolescentes de clases bajas organizados en bandas. Albert Cohen 1995.
Para la teoría de subculturas, la delincuencia no es consecuencia de la desorganización social, sino de la organización social distinta de los valores que posee cada subcultura en su entorno de desarrollo, ya que cada una posee una diferencia de roles lo que hace que se diferencien una de la otra.
Es la reacción natural de las personas que se encuentran en la parte más baja de la pirámide social como una nueva forma de alcanzar sus metas. Para que surjan es necesaria la existencia de varios individuos con problemas similares, que al no encontrar una solución satisfactoria para ellos, busca un nuevo grupo con sus propias normas y expectativas.
Cohen señala que un ingrediente muy importante para pertenecer a una pandilla es la familia. “El nivel socioeconómico, la edad de los padres, el número de hijos y duración de la pareja Son uno de los factores Influyentes en los comportamientos de los jóvenes, la poca atención y la discriminación los convierte en delincuentes y personas no aceptadas por la sociedad.