Trastornos plaquetarios

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Los trastornos plaquetarios pueden afectar la cantidad de plaquetas, su correcto funcionamiento, o ambas. Un trastorno plaquetario afecta la coagulación normal de la sangre.

Los trastornos que pueden causar problemas en la función plaquetaria incluyen

Trombocitopenia primaria (trastorno de la médula ósea en el cual dicha médula produce demasiadas plaquetas)

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La trombocitemia puede llevar a

Oclusiones microvasculares (generalmente reversibles)

Trombosis de grandes vasos

Hemorragia

Signos y síntomas

Debilidad

Hematomas y sangrado

Gota

Migrañas oculares

Parestesias de las manos y los pies

Eventos trombóticos

La trombosis puede causar síntomas en la localización afectada (p. ej., déficits neurológicos en caso de accidente cerebrovascular o ataque isquémico transitorio; dolor o edema en las piernas en caso de trombosis de los miembros inferiores, dolor torácico y disnea en caso de embolia pulmonar).

Diagnóstico

Hemograma completo y frotis de sangre periférica

Exclusión de causas de trombocitosis secundaria

Estudios citogenéticos

Mutación JAK2 por PCR (polymerase chain reaction), y, si es negativa, análisis de mutación CALR o MPL

Posiblemente, examen de médula ósea

Tratamiento

Aspirina

Fármacos que reducen las plaquetas (p. ej., hidroxiurea, anagrelida)

Rara vez, plaquetoféresis

Pocas veces agentes citotóxicos

Pocas veces interferón

Pocas veces trasplante de células madre

los trastornos

Cuantitativos

Se clasifican en

Trombocitopenia

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Es cualquier trastorno en el cual hay una cantidad anormalmente baja de plaquetas, que son partes de la sangre que ayudan a coagularla. Esta afección algunas veces se asocia con sangrado anormal.

Causada por

Disminución de la producción de plaquetas

Disminución de la supervivencia plaquetaria

Secuestro

Dilución

Producción insuficiente de plaquetas en la médula ósea

Incremento de la descomposición de las plaquetas en el torrente sanguíneo

Incremento de la descomposición de las plaquetas en el bazo o en el hígado

Es posible que la médula ósea no produzca suficientes plaquetas si usted tiene cualquiera de las siguientes afecciones:

Anemia aplásica (un trastorno en el cual la médula ósea no produce suficientes glóbulos)

Cáncer en la médula ósea como leucemia

Cirrosis (cicatrización del hígado)

Deficiencia de folato

Infecciones en la médula ósea (muy poco común)

Síndrome mielodisplásico (la médula ósea no produce suficientes células sanguíneas o las produce defectuosas)

Deficiencia de vitamina B12

Trombocitosis

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Causada por

Trastornos mieloproliferativos

Los trastornos mieloproliferativos constituyen un subgrupo de enfermedades de la médula ósea. Se caracterizan por la sobreproducción de uno o varios tipos de las células sanguíneas en la médula ósea.

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La médula ósea es un tejido graso blando localizado en el centro de huesos grandes. Presenta una estructura que recuerda a una esponja o un panal de abejas y consiste en malla fibrosa altamente organizada

Signos y síntomas

La gravedad de los trastornos mieloproliferativos varía según el individuo. La enfermedad puede ser aguda y amenazar seriamente la vida del afectado o puede ser sutil, existiendo muchos años antes de diagnosticarse

Síntomas mas comunes

Pérdida de peso

Debilidad y fatiga

Aumento del tamaño del bazo (esplenomegalia) - las células se acumulan en el bazo porque es el órgano que las elimina de la circulación; el individuo puede sentir malestar abdominal

Sangrado y hematomas debido a un insuficiente número de plaquetas o a que son anormales

Sudoración nocturna

Dolores óseos y articulares

Palidez por la anemia (cuando disminuyen los hematíes)

Infecciones frecuentes

Dolor de cabeza, mareos, entumecimiento y/o alteraciones visuales por el espesamiento de la sangre o por la presencia de coágulos

pruebas relacionadas

Hemograma y recuento de leucocitos

El hemograma y el recuento de leucocitos permiten detectar aumentos, disminuciones y otras anomalías de las células de la sangre, siendo de gran ayuda en la determinación de la causa de enfermedades, así como su gravedad, progresión y respuesta al tratamiento.

Biopsia o aspirado de la médula ósea

Gases en sangre

Eritropoyetina

Análisis citogenéticos y moleculares

Tratamiento

Los trastornos mieloproliferativos no se pueden prevenir o curar en la mayoría de casos. El objetivo del tratamiento es enlentecer la progresión de la enfermedad y aliviar los síntomas y las complicaciones debidas a una producción excesiva, insuficiente o anómala de células.

posesplenectomia

Puede presentarse después de la cirugía para extirpar el bazo. Consiste en un grupo de síntomas y signos como:

Coágulos sanguíneos

Destrucción de glóbulos rojos

Aumento del riesgo para infecciones graves, como por ciertas bacterias como el Streptococcus pneumoniae y Neisseria meningitidis

Neoplasias

Aumento del conteo de plaquetas, lo cual puede causar coágulos sanguíneos

Los trastornos

Cualitativos

se clasifican en

Hereditarios

Se encuentra

Fallas en la agregación, adhesión y secreción plaquetaria

Adquiridos

Se encuentran en

Urémicos

como

Insuficiencia renal

Es la pérdida rápida (en menos de 2 días) de la capacidad de sus riñones para eliminar los residuos y ayudar con el equilibrio de líquidos y electrólitos en el cuerpo.

Existen numerosas causas posibles de daño a los riñones. Estas incluyen:

Necrosis tubular aguda (NTA, daño a las células tubulares de los riñones)

Enfermedad renal autoinmunitaria

Coágulo de sangre por el colesterol (émbolo por colesterol)

Disminución del flujo sanguíneo debido a presión arterial muy baja, lo cual puede resultar de quemaduras, deshidratación, hemorragia, lesión, shock séptico, enfermedad grave o cirugía

Trastornos que causan coagulación dentro de los vasos sanguíneos del riñón

Infecciones que causan lesión directamente al riñón, como pielonefritis aguda, septicemia

Complicaciones del embarazo, incluso desprendimiento prematuro de placenta o placenta previa

Obstrucción de las vías urinarias

Drogas ilegales como cocaína y heroína

Medicamentos incluyendo los fármacos antiinflamatorios no esteroides (AINE), ciertos antibióticos y medicamentos para la presión arterial, medios de contraste intravenosos (tinte), algunos fármacos para el cáncer y el VIH

síntomas

Heces con sangre

Mal aliento y sabor metálico en la boca

Tendencia a la formación de hematomas

Cambios en el estado mental o en el estado de ánimo

Disminución del apetito

Disminución de la sensibilidad, especialmente en las manos o en los pies

Fatiga (cansancio)

Dolor de costado (entre las costillas y las caderas)

Temblor en la mano

Soplos cardíacos

Presión arterial alta

Náuseas o vómitos que pueden durar días

Hemorragia nasal

Hipo persistente

Sangrado prolongado

Crisis epiléptica

Dificultad para respirar

Hinchazón por retención de líquidos en el cuerpo (puede presentarse en las piernas, los tobillos y los pies)

Cambios en la micción como poca o ninguna orina, micción excesiva durante la noche o suspensión completa de la micción

Pruebas y exámenes

BUN

Depuración de la creatinina

Creatinina en suero

Potasio en suero

Análisis de orina

Tratamiento

Una vez que se encuentra la causa, el objetivo del tratamiento es restaurar el funcionamiento de los riñones y evitar que el líquido y los residuos se acumulen en el cuerpo, mientras estos órganos sanan.

Medicamentos como el ácido acetilsalicílico (aspirin), ibuprofeno, otros antiinflamatorios, penicilina, fenotiazinas y prednisona (después de un uso prolongado)

Existen dos trastornos

Cualitativo

cuantitativo

Púrpura trombocitopénica idiopática (trastorno hemorrágico en el cual el sistema inmunológico destruye las plaquetas)

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Signos y síntomas

Aunque a menudo son asintomáticos y se identifican solo por un recuento bajo de plaquetas en un ensayo de rutina, cuando se producen síntomas y signos de trombocitopenia inmunitaria, estos son

Petequias

Púrpura

Sangrado de la mucosa

La hemorragia digestiva y la hematuria macroscópicas son menos frecuentes

El signo más característico de la trombocitopenia
es el sangrado que suele ser mucocutáneo. Cuando
predominan las petequias y equimosis le suelen llamar
Púrpura seca y cuando se acompaña (o predomina)
de sangrado mucoso (epistaxis, gingival, menometrorragias) la llaman Púrpura húmeda.

Diagnóstico

Hemograma con recuento de plaquetas, frotis de sangre periférica

Pocas veces, aspiración de médula ósea

Exclusión de otros trastornos trombocitopénicos

Tratamiento

Corticoides orales

Inmunoglobulina IV (IVIG)

Inmunoglobulina anti-D IV

En ocasiones, esplenectomía

Fármacos agonistas del receptor de trombopoyetina

Rituximab

Fostamatinib

Otros inmunosupresores

En la hemorragia grave, IVIG, inmunoglobulina anti-D IV, corticoides IV y/o transfusiones de plaquetas

Leucemia mielógena crónica (cáncer de la sangre que inicia dentro de la médula ósea)

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La LMC aparece cuando una célula progenitora hematopoyética pluripotente anormal inicia una producción excesiva de todas las células del linaje mieloide, principalmente en la médula ósea pero también en localizaciones extramedulares (p. ej., bazo, hígado). Aunque predomina la producción de granulocitos, el clon neoplásico incluye eritrocitos, megacariocitos, monocitos e incluso algunos linfocitos T y B. Las células madre normales quedan retenidas y pueden emerger después de la supresión farmacológica del clon de LMC.

Sin tratamiento, la LMC experimenta 3 fases:

Fase crónica: un período poco activo inicial que puede durar 5-6 años

Fase acelerada: fracaso terapéutico, empeoramiento de la anemia, trombocitopenia o trombocitosis progresiva, esplenomegalia persistente o que empeora, evolución clonal, aumento de los basófilos de sangre, y aumento de los blastos en médula ósea o sangre (hasta 19%)

Fase blástica: acumulación de blastos en sitios extramedulares

Signos y síntomas

Inicialmente, la palidez, la hemorragia, la aparición fácil de hematomas y las linfadenopatías son inusuales, pero es frecuente la esplenomegalia moderada o, en ocasiones, extrema (60-70% de los casos). Con la progresión de la enfermedad, la esplenomegalia puede aumentar, y puede haber palidez y hemorragia. La fiebre, las linfadenopatías marcadas y el compromiso cutáneo maculopapuloso son signos ominosos.

Diagnóstico

Hemograma completo

Examen de médula ósea

Estudios citogenéticos (cromosoma Ph)

Tratamiento

El tratamiento de la leucemia mieloide crónica depende del estadio de la enfermedad. Los inhibidores de la tirosina cinasa (p. ej., imatinib, nilotinib, dasatinib, bosutinib, ponatinib) no son curativos, pero son extremadamente eficaces en la fase crónica asintomática y son la opción de tratamiento inicial para los pacientes en esta fase. Los inhibidores de la tirosina cinasa también se usan a veces en la fase acelerada o explosiva. El trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas está reservado para pacientes con LMC en fase acelerada o blástica o para aquellos con enfermedad resistente a los inhibidores de la tirosina cinasa disponibles.

Inhibidores de la tirosina cinasa

En ocasiones, trasplante de células madre alogénicas

Mieloma múltiple (cáncer de la sangre que inicia en el plásma de las células de la médula ósea)

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Signos y síntomas

El dolor óseo persistente (en especial en la espalda o el tórax), la insuficiencia renal y las infecciones bacterianas recurrentes

Diagnóstico

Hemograma completo con plaquetas, frotis de sangre periférica, eritrosedimentación y pruebas químicas (nitrógeno ureico en sangre, creatinina, calcio, ácido úrico, LDH)

Electroforesis de proteínas en suero y orina (en una muestra de orina de 24 horas), seguida de inmunofijación; inmunoglobulinas cuantitativas; cadenas livianas libres en suero

Radiografías (radiografías óseas)

Examen de médula ósea, que incluye estudios citogenéticos convencionales y de hibridación fluorescente in situ (FISH)

El diagnóstico y la diferenciación de otros tumores malignos (p. ej., carcinoma metastásico, linfoma, leucemia) y la gammapatía monoclonal de significado incierto normalmente requieren múltiples criterios

Células plasmáticas clonales de la médula ósea o plasmacitoma

Proteína M en plasma, orina o ambos

Afectación orgánica (hipercalcemia, insuficiencia renal, anemia o lesiones óseas)

Tratamiento

Quimioterapia en pacientes sintomáticos

Talidomida, lenalidomida o pomalidomida y/o bortezomib, carfilzomib o ixazomib con corticosteroides y/o quimioterapia convencional

Anticuerpos monoclonales, incluyendo elotuzumab y daratumumab

Terapia de mantenimiento con corticosteroides, talidomida, y/o lenalidomida e inhibidores del proteasoma, en especial ixazomib por vía oral

Posiblemente alotrasplante de células madre

Posiblemente radioterapia de las áreas sintomáticas específicas que no responden a la terapia sistémica

Tratamiento de las complicaciones (anemia, hipercalcemia, insuficiencia renal, infecciones, y lesiones esqueléticas [en particular aquellas asociadas con alto riesgo de fractura])

Mielofibrosis primaria (trastorno de la médula ósea en el cual dicha médula es reemplazada por tejido cicatricial fibroso)

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La mielofibrosis es un aumento reactivo y reversible del colágeno de la médula ósea, a menudo con hematopoyesis extramedular (principalmente en el bazo). La mielofibrosis puede ser

Primaria (más común)

Secundaria a una serie de enfermedades hematológicas, malignas y no malignas (véase tabla Enfermedades asociadas con mielofibrosis).

La mielofibrosis primaria se debe a la transformación neoplásica de una célula multipotencial de la médula ósea. Estas células de la progenie de mielofibrosis primaria estimulan a los fibroblastos de la médula ósea (que no forman parte de la transformación neoplásica) a secretar colágeno en exceso. La incidencia pico de mielofibrosis primaria se observa entre los 50 y 70 años y ocurre en forma predominante en hombres.

Signos y síntomas

En muchos pacientes, la mielofibrosis es asintomática. Otros presentan síntomas de anemia, esplenomegalia o, en estadios más tardíos, malestar general, pérdida de peso, fiebre o infarto esplénico.

Diagnóstico

Hemograma completo y frotis de sangre periférica

Examen de médula ósea

Investigación de mutaciones de JAK2, CALR y MPL

Tratamiento

Tratamiento sintomático

En ocasiones, alotrasplante de células madre

A veces ruxolitinib

El tratamiento está orientado a los síntomas y las complicaciones. Algunos pacientes pueden ser observados sin tratamiento.

En la mielofibrosis primaria temprana, se ha demostrado que el interferón pegilado reduce la fibrosis de la médula y el tamaño del bazo y se puede usar en pacientes de bajo riesgo.

Policitemia vera (enfermedad de la médula ósea que causa un incremento anormal del número de glóbulos sanguíneos)

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La policitemia vera implica una mayor producción de todas las líneas celulares: eritrocitos, leucocitos y plaquetas. Por lo tanto, la policitemia vera a veces se denomina panmielosis, debido a las elevaciones de los 3 componentes de la sangre periférica. La hiperproducción limitada a los eritrocitos se denomina eritrocitosis; la eritrocitosis aislada puede observarse en la policitemia vera, pero es más frecuente que se deba a otras causas (eritrocitosis secundaria). En la policitemia vera, la producción de eritrocitos es independiente de la eritropoyetina.

La policitemia vera es causada por una mutación en una célula madre hematopoyética.

Signos y síntomas

A menudo, la policitemia vera por sí misma suele ser asintomática pero, por último, el aumento de volumen eritrocítico y de la viscosidad causa debilidad, cefalea, mareos, alteraciones visuales, cansancio y disnea. Con frecuencia, hay prurito, en particular después de un baño o una ducha caliente (prurito acuagénico), que puede ser el síntoma más temprano. La cara puede estar roja y se observa ingurgitación de las venas retinianas. Las palmas y los pies pueden estar rojos, calientes y dolorosos, a veces con isquemia digital (eritromelalgia). Más del 30% de los pacientes presentan esplenomegalia (que puede ser masiva).

Diagnóstico

Hemograma completo

Pruebas para mutaciones JAK2, CALR, o LNK (secuenciales)

En ocasiones, examen de médula ósea y concentración sérica de eritropoyetina

A veces, determinación de la masa eritrocítica

Tratamiento

Flebotomía

Posiblemente terapia con aspirina

Posiblemente terapia dirigida con ruxolitinib o interferón pegilado