av Juan Calvo Abello för 8 månader sedan
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En octubre de 1769, se probaba en París el primer coche de la historia. Un triciclo que funcionaba a vapor y que empezaría a sustituir a los coches de caballos a pesar de que la sociedad mostraba sus reticencias por el hecho de otorgar la seguridad y el control de la conducción a las personas. En ese momento se consideraba que los caballos ayudaban a evitar colisiones y los humanos no iban a ser capaces de llevar a cabo dicha tarea.
Quienes pensaban así no iban mal encaminados, los avances que trajeron consigo los vehículos generaron nuevos peligros. Así, a principios del siglo XX los accidentes de tráfico se convirtieron en la primera causa de muerte accidental en Estados Unidos, siendo en casi todos los casos culpa del conductor y no de la máquina.
Era habitual circular a gran velocidad o bajo los efectos del alcohol, por lo que fue necesario crear una serie de normas y darlas a conocer a la sociedad para tener control sobre el comportamiento de los conductores. Nacía así la Seguridad Vial.
El automóvil se puede identificar por haber estado en tres etapas diferentes, la etapa de propulsión por vapor, por gasolina y por electricidad. Los más significativos fueron impulsados por vapor del siglo XVIII. Aunque ya en el siglo XVII, Ferdinand Verbiest, describió un vehículo impulsado mediante vapor. Más adelante los vehículos se han ido clasificando mediante su forma exterior, tamaño, y aplicaciones.
Uno de los inventos más característicos del siglo XX ha sido el automóvil. Los primeros prototipos se crearon a finales del siglo XIX, aunque no fue hasta la primera década del siglo XX donde el público empezó a darse cuenta de su utilidad.
En los último tiempos, una mayor concienciación por el medio ambiente, unida al aumento de los precios de los productos derivados del petróleo, han llevado a la sociedad hacia un cambio de paradigma en cuanto a la movilidad. El vehículo propio está dejando de ser el protagonista, dando lugar a otros modelos donde el rey es el peatón. De esta forma, han proliferado vehículos mucho más respetuosos con el medio ambiente, más asequibles económicamente y que responden con mayor certeza a las necesidades actuales de movilidad, sobretodo en las grandes y medianas ciudades.
A pesar de todo lo dicho, la importancia del automóvil no da lugar a duda. Desde su aparición, el automóvil ha ido creando un nuevo estilo de vida a su alrededor, al poder disponer de vehículos vivienda, caravanas, restaurantes, cines, cajeros automáticos, etc. especialmente destinados a los automovilistas.
El vehículo eléctrico, o en su defecto el híbrido, se ha convertido en el símbolo más popular de la acción individual contra el cambio climático. Aunque conviene no perder de vista que para algunos expertos el énfasis en la responsabilidad personal es una distracción promovida por las grandes corporaciones —algo más de 100 empresas generan el 70% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)—, y que tanto el concepto de la huella de carbono como su primera calculadora fueron obra de una estrategia publicitaria del gigante petrolero BP, lo cierto es que millones de ciudadanos en todo el mundo se han sumado a la movilidad eléctrica o híbrida, concernidos por el dato a menudo repetido de que el transporte suma en torno a la cuarta parte de las emisiones globales. Sin embargo, incluso una transición tan necesaria para abandonar los combustibles fósiles tiene también su doble filo que merece un análisis crítico.
Cuando Henry Ford aplicó la fabricación en serie del automóvil en 1913, consiguió con la eficiente cadena de montaje de su Ford T que uno de los mejores inventos de la humanidad fuera accesible a la mayoría de la gente. Más de 100 años después, el coche no sólo es un medio de transporte, sino que se ha convertido en una seña de identidad y un elemento que proyecta estatus económico, gustos y personalidad de sus dueños.
Es por ello que muchos fabricantes llevan décadas ofreciendo exclusividad, calidad, diseño, velocidad, potencia y las últimas tecnologías en los equipamientos de sus vehículos, llevando al extremo todas estas propuestas para atraer a los clientes de más alto poder adquisitivo. Hoy, estas son las 16 marcas de coches de lujo que reinan en el mundo.
El Poder del Consumidor y el Programa de evaluación de Vehículos Nuevos para América Latina y el Caribe presentaron el Código de Ética para la Industria Automotriz, mismo que fue enviado a corporaciones que tienen a su mando 18 marcas de la industria automotriz en México con el fin de comprometerse a vender únicamente autos que sean seguros desde sus versiones básicas.
Se trata de una medida para que el consumidor tenga un trato igualitario. Y es que en el país hay una práctica común de doble estándar en materia de seguridad vehicular por parte de la mayoría de las marcas automotrices. La producción de autos seguros son para comercializarse en otros países, mientras que en México se venden vehículos sin estos sistemas en las versiones básicas. En caso de querer acceder a este tipo de tecnología, se deberá pagar un costo extra.
Desde que una idea se transforma en un proyecto, la cantidad de pasos que se deben seguir dentro de los procesos de diseño de un automóvil, son muchos más de lo imaginado. Lo primero que determina cómo será un nuevo vehículo es una necesidad de la marca de entrar o renovar su participación en determinado segmento. Muchas veces, un avance tecnológico deja desactualizado un modelo, y la actualización es de semejante magnitud, que entre el modelo viejo y el nuevo solo queda el nombre y la insignia de la marca.
¿Quién no recuerda la mítica persecución de la película Bullit por las calles de San Francisco? Aquel duelo automovilístico entre dos de los más legendarios muscle cars que nos conquistaron con sus escenas cargadas de acción y adrenalina. Ese Ford Mustang pilotado por Steve McQueen batiéndose en duelo contra un Dodge Charger en busca de la supervivencia.Esta obra recoge un extenso estudio de investigación sobre la influencia e importancia del automóvil en el séptimo arte. En «La historia del automóvil en el cine» podemos encontrar una recopilación de las películas más memorables y de los vehículos más icónicos que han aparecido en nuestras pantallas.
La industria del entretenimiento depende en gran medida de los avances tecnológicos para mejorar la calidad, la entrega y la diversidad del contenido. Ha visto desarrollos significativos en plataformas de transmisión digital, efectos especiales de películas, experiencias de realidad virtual (VR) y tecnologías de juegos interactivos. El público exigente y curioso impulsa la industria a ser altamente innovadora. La competencia impulsa una búsqueda perpetua de nuevas formas de fuentes de ingresos. Con el entretenimiento V2D (vehículo a dispositivo), se abre un mundo nuevo de posibilidades de monetización, como modelos de suscripción y pago por uso, modelos de publicidad y patrocinio, y modelos de datos y análisis. El problema siempre ha sido cómo integramos los sistemas de entretenimiento en los vehículos.
Por otro lado, aunque la industria de la movilidad no se mueve tan rápido como los medios de comunicación, se ha visto obligada a reinventarse para cumplir con las preferencias y expectativas cambiantes. En los anuncios de automóviles contemporáneos, el énfasis se ha alejado de la potencia y el rendimiento mecánico del vehículo en términos de capacidad de conducción. En cambio, la atención se centra predominantemente en factores como la comodidad, las funciones acústicas, las disposiciones de seguridad y los sistemas avanzados de asistencia a la conducción, incluidas las capacidades de conducción autónoma y las funcionalidades de asistencia de estacionamiento.
Las nuevas generaciones están dando por sentado dispositivos de seguridad automovilísticos que en su momento fueron toda una innovación en el mundo automotor como el airbag, los cinturones de seguridad o los frenos de disco. Aunque estos dispositivos aún tienen mucha relevancia dentro de los coches, afortunadamente, la tecnología no se ha detenido ni un día y cada vez ofrece mejores soluciones de seguridad automovilística.
¿Cómo debería ser el automóvil del futuro? En pocas palabras, la respuesta podría ser "vehículos que contaminan menos y consumen menos combustible". Sin embargo, con la transformación digital en el sector de la movilidad y los nuevos comportamientos de los usuarios, algunas tendencias ya nos están mostrando que los automóviles del futuro serán conectados, autónomos, eléctricos, personalizados, compartidos e incluso voladores. Hacer este viaje disruptivo, aplicando nuevas tecnologías a los vehículos, tomará diferentes etapas en todo el mundo, y estas tendencias, que pueden hacerse más presentes en los próximos años, ya están cambiando la gestión del modelo de negocio, así como la relación de las personas con la movilidad. ¡Sigue leyendo y descubre algunas tendencias que sin duda influirán en el automóvil del futuro!
Uno de los desafíos ambientales y sociales más difíciles de nuestro tiempo es la gestión de la movilidad de las personas y los bienes. En 2030, el tráfico de pasajeros superará los 80 000 millones de pasajeros-kilómetros un aumento de 50 % y el volumen de carga crecerá en 70 % a nivel mundial.
En lugares de rápido crecimiento, como India, China, África al sur del Sahara y Asia sudoriental, miles de millones de personas tendrán expectativas de estilo de vida más altas y nuevas aspiraciones en materia de movilidad. Megaproyectos como la Iniciativa Un Cinturón, Una Ruta conectarán a más de la mitad de la población mundial y a aproximadamente un cuarto de los bienes y servicios que se desplazan alrededor del mundo a través de vías marítimas y carreteras. A nivel mundial, se espera que el número de vehículos en las carreteras se duplique en 2050.
La importancia de la industria automotriz a jugado un papel muy relevante para el desarrollo de varias industrias a nivel mundial; lo cual ha desencadenado que los países tengan como objetivo realizar un enfoque de fortalecimiento hacia esta industria.
Los microchips tienen una gran demanda. Y simplemente no hay suficientes para todos. Es un problema que ha afectado a la industria automotriz desde los cierres inducidos por la pandemia y no parece disminuir. Se estima que, solo en 2022, América del Norte y Europa verán cerca de 1,68 millones y 1,53 millones de vehículos menos en los programas de fabricación, respectivamente.
El cambio climático está impulsando el nuevo movimiento de movilidad. Y aunque parecía que la electrificación llevaría la carga a una nueva era, otra tecnología podría estar posicionándose para tomar la delantera. Porque después de décadas de proyectos piloto y despliegues esporádicos, el hidrógeno parece estar en la cúspide de la viabilidad económica y el uso generalizado.
Michelin, por su parte, cree en su potencial. Durante más de dos décadas, el fabricante de neumáticos ha invertido en tecnologías que buscan aprovechar el poder del hidrógeno. Y a partir de la segunda mitad de 2023, Michelin tiene la intención de demostrar lo que puede hacer el hidrógeno.
La sustentabilidad no es una opción para los fabricantes o sus proveedores. No, la sostenibilidad es la expectativa de los consumidores, los inversores y las empresas en toda la cadena de suministro automotriz. Por lo tanto, el listón se está poniendo más alto que nunca, ya que los fabricantes de automóviles tienen como objetivo lograr operaciones y productos neutrales en carbono mucho antes de los plazos de 2050.
Con este fin, los fabricantes de automóviles buscan productos y soluciones que utilicen materiales renovables de base biológica. También buscan productos que contribuyan a la circularidad a través de la reciclabilidad y ofrezcan soluciones que amplíen la autonomía y la eficiencia del combustible, a menudo mediante la reducción del peso.
Para la industria automotriz en medio de una transición de movilidad, hay grandes expectativas. Tomemos, por ejemplo, la visión de los países más desarrollados que sueñan con sustituir la mitad de su flota por coches eléctricos para 2030.
El objetivo es alcanzable, según los expertos, pero será una gran tarea. Se necesitaría mucho apoyo político para que esto suceda.
También hay otra tendencia que podría llevar a la industria hacia sus objetivos: el precio de los coches eléctricos se está acercando a los de los vehículos tradicionales, un aspecto que inevitablemente empujará las ventas aumentando el efecto de «nueva conciencia verde» cada vez más presentes en la opinión pública.
Comprar un coche eléctrico no solo será una elección correcta para el medio ambiente sino también conveniente.
Si la pandemia de COVID-19 nos enseñó algo, es que las cadenas de suministro actuales no son sostenibles. Por lo tanto, los fabricantes de automóviles están buscando formas de diversificar sus cadenas de suministro.
Eso significa expandir su base de proveedores y, lo que es más conmovedor, buscar proveedores más cerca de casa. Esas han sido buenas noticias para empresas europeas y americanas.
Nos hemos dado cuenta de la necesidad de evitar la dependencia de un solo continente (como es ahora Asia), acortando las cadenas de suministro, trabajando con empresas locales, en la misma zona horaria y con el que es posible simplificar la comunicación, la gestión de los envíos y reducir los costes de transporte.
Historia del automóvil del siglo XX
Lo que comenzó siendo una alternativa al transporte realizado por medio de caballos y carretas, ha evolucionado vertiginosamente durante todo el siglo hasta convertirse en un fenómeno tecnológico pleno de innovaciones, avances... y revoluciones. La invención de la línea de montaje para la fabricación de coches permitió aumentar y satisfacer la demanda masiva de automóviles. En los años 20, Ford fue el auténtico dominador del mercado, gracias a sus avances productivos que permitieron empezar a comercializar tanto vehículos de lujo como económicos. Los sucesivos avances tecnológicos permitieron perfeccionar este sistema de transporte hasta límites insospechados en todos sus ámbitos, desde la potencia a la velocidad, pasando por el confort, la seguridad, el diseño y la eficiencia energética.
El automóvil del siglo XX
En octubre de 1996 tuvo lugar la convocatoria y realización de un premio internacional que pretendía elegir al coche más influyente y carismático del siglo XX. A partir de una lista integrada por setecientas candidaturas, elaborada por expertos, la Fundación Global de Elecciones de Automóviles lideró esta iniciativa que fue cobrando forma durante tres años, hasta que en diciembre de 1999 se anunció el coche ganador en una cena de gala celebrada en la ciudad norteamericana de Las Vegas.
El mundo automotriz es un campo de innovación constante. De igual forma, la tecnología implementada en los autos avanza a pasos agigantados, brindando mayor seguridad y conectividad de los usuarios.
La tecnología a bordo de los coches ha cambiado radicalmente en las últimas décadas. Hoy en día los vehículos son más respetuosos con el medio ambiente, más seguros y cargados de ventajas que van desde controles de crucero inteligentes hasta sistemas de aviso de colisión frontal, cámaras de visión posterior, alerta de abandono de carril y muchas cosas más.
Al interior del auto es donde más se perciben estos cambios. Desde aquellos lejanos ayeres cuando tecnología significaba un radio reproductor de casetes, hasta el día de ayer, donde incluso los discos compactos han sido sustituidos por radio satelital, radio en streaming, Usb con miles de canciones y muchas cosas más.
La producción en serie tuvo su origen en el siglo XX, logrando dar un gran impulso a la industria de la época. Fue el sector de la automoción uno de los más beneficiados con este modelo de fabricación y podemos decir que fue este sector el que ideo el modelo.
Para hablar más precisamente del origen de la producción en cadena debemos hacer mención del reconocidísimo Henry Ford. Él fue el que implantó en Estados Unidos el primer modelo de línea de montaje en cadena con el cual se comenzó a ensamblar vehículos a mayor velocidad y por ende en mayor volumen.
De esta forma la industria empezó a aplicar un modelo con el que se podía producir con una alta calidad y mucho más rápido, dando como resultado muy buenos productos (vehículos en este caso) pero a precios más accesibles.
Antes de implementarse la producción en cadena las diferentes industrias usaban en sus fábricas la producción manual, la cual si bien daba buena calidad no era tan veloz y por ende resultada más costosa.
Llega entonces la producción en línea, la cual comenzó a automatizar los procesos. De esta forma las cantidades de productos realizados aumentaron, su producción se volvió más precisa y los precios fueron mucho más competitivos.
Después de ser aplicado este método dentro de la industria automotriz otros sectores se fueron uniendo como por ejemplo el sector textil, el químico, metalúrgico y claramente el sector alimenticio.
Los orígenes de los motores son muy remotos. Especialmente si se consideran los inicios o precedentes de algunos elementos constitutivos de los motores, imprescindibles para su funcionamiento como tales.
Considerados como máquinas completas y funcionales, y productoras de energía mecánica, hay algunos ejemplos de motores antes del siglo xix. A partir de la producción comercial de petróleo a mediados del siglo xix (1850) las mejoras e innovaciones fueron muy importantes. A finales de ese siglo había una multitud de variedades de motores usados en todo tipo de aplicaciones.
En la actualidad los motores de combustión interna, a pesar de los problemas asociados (crisis energéticas, dependencia del petróleo, contaminación del aire, aumento de los niveles de CO2,...) son todavía imprescindibles y se fabrican según diseños muy diferentes y una gama muy amplia de potencias que va desde pocos vatios hasta miles de kW.
El automóvil de vapor creado por Nicolas-Joseph Cugnot en 1769 es considerado el primer vehículo autopropulsado. Cugnot, un inventor francés, diseñó este vehículo para mover cañones pesados en el arsenal de París. El coche de vapor de Cugnot tenía tres ruedas, con dos traseras grandes y una delantera más pequeña para la dirección. Funcionaba mediante un motor de vapor, que impulsaba las ruedas traseras mediante un mecanismo de biela y manivela.
Aunque este automóvil fue un logro significativo en la historia del transporte, tenía algunas limitaciones importantes. Su velocidad máxima era relativamente baja, alrededor de 4 kilómetros por hora, y su autonomía era limitada debido al consumo de agua y combustible para mantener el motor de vapor en funcionamiento.
Fue en la segunda mitad del siglo XIX cuando se realizaron avances importantes en el desarrollo de los automóviles impulsados por motores de combustión interna. Karl Benz, un ingeniero alemán, fue el encargado de inventar el primer automóvil en 1886. Su vehículo, conocido como el "Motorwagen", fue el primero en tener un motor de gasolina de cuatro tiempos y ruedas con neumáticos de caucho.
es un vehículo de tracción animal con armazón de madera, hierro o ambos materiales que se desliza sobre dos o más ruedas. Utilizado desde la antigüedad para el transporte de mercancías o de personas. Su uso prácticamente ha desaparecido en Occidente y ha pasado en convertirse en pieza de museo.
Algunos carros tirados por caballos encontrados en tumbas celtas muestran indicios de que sus plataformas estaban suspendidas elásticamente. Los carruajes de cuatro ruedas se utilizaron en la Europa de la Edad del Bronce, y su forma conocida por las excavaciones sugiere que las técnicas básicas de construcción de ruedas y tren de aterrizaje (que sobrevivieron hasta la era del automóvil) se establecieron entonces.
