Educación inclusiva y
diversidad funcional:
Conociendo realidades,
transformando paradigmas
y aportando elementos
para la práctica
La educación inclusiva busca integrar a estudiantes de diversas culturas, intereses y capacidades, promoviendo una pedagogía de la diversidad. En 2001, se introdujo la Clasificación Internacional del Funcionamiento, las Discapacidades y la Salud, y en 2005, España adoptó el término "
La escuela en donde se reúnen todas las diversas
culturas, intereses, capacidades y ritmos de
aprendizaje Por ese motivo, lo que se esperaría sería que fueran encaminadas a una pedagogía de la diversidad que promueva la educación inclusiva.
En 2001, se publicó la Clasificación Internacional del Funcionamiento, las Discapacidades y la Salud.
En España en el año 2005, se promueve la diversidad funcional como “nuevo término para la lucha por la dignidad en la diversidad del ser humano y en sustitución de otros con semántica peyorativa como discapacidad, minusvalía”
la Organización Mundial de la formulada en 1980. Dio el concepto más ampliamente utilizado “discapacidad”
Educación inclusiva y
diversidad funcional:
Conociendo realidades,
transformando paradigmas
y aportando elementos
para la práctica
EL MODELO DE LAS ESCUELAS
INCLUSIVAS CANADIENSES: EXPERIENCIAS
EXITOSAS COMO PUNTOS DE PARTIDA.
en el camino que la provincia ha construido se encuentra la promoción de nuevos significados sobre la diversidad, la promoción de prácticas inclusivas dentro de las escuelas y la construcción de conexiones y diálogos entre escuelas y comunidades.
LA VERDADERA EDUCACIÓN
INCLUSIVA, UN ASUNTO QUE VA
MÁS ALLÁ DE LA INTEGRACIÓN.
La UNESCO (2005) define la inclusión como “un
proceso orientado a abordar y dar respuesta a
la diversidad de necesidades de todos los estudiantes a través de una mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y la reducción de la exclusión dentro y desde la educación”.
REPRESENTACIONES SOCIALES DE
“LA DISCAPACIDAD” Y LA INCLUSIÓN
Las representaciones sociales tienen que ver con
la manera en que se aprehenden los sucesos
de la vida diaria a partir de las experiencias y
conocimientos elaborados y compartidos dentro
de un contexto social, se reciben y transmiten
modelos de pensamiento por medio de la tradición, la educación y la comunicación.
Las personas con diversidad funcional no cuenta con las condiciones para
cumplir con los requisitos necesarios para la convivencia social y mucho menos, es apta para las tareas que la “persona sin discapacidad”.
LEYES Y DECRETOS
El Decreto 366 del gobierno de Colombia (Ministerio de Educación Nacional - MEN, 2009), destaca que en el marco de los derechos fundamentales, la población que presenta barreras para el aprendizaje y la participación por su condición de discapacidad y la que posee capacidad o talento excepcional tiene derecho a recibir una educación pertinente y sin ningún tipo de discriminación.
La Ley General de Educación de Colombia (Ley 115 de 1994) establece que la educación para personas con “limitaciones” es y debe ser parte integrante del servicio público educativo.
EL CAMBIO EN LA TERMINOLOGÍA:
NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES,
DISCAPACIDAD Y DIVERSIDAD FUNCIONAL
Se han utilizado variedad de términos para
referirse a la población con diversidad funcional,
uno de los más encontrados en la literatura y en
las políticas de inclusión es el de Necesidades
Educativas Especiales (NEE).
A partir de la formulación de la Convención Internacional de los Derechos de las personas con Discapacidad se reemplazó por la expresión “personas con discapacidad”.
LA SITUACIÓN DE LA “DISCAPACIDAD”
EN COLOMBIA
Censo realizado en el año 2005 por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y los resultados del Registro Para la Localización y Caracterización de Personas con Discapacidad (RPLCPD).
Por grupos de edad, se observó que solo el 29,6% del grupo de 3 a 5 años había
cursado el preescolar, únicamente el 1,9% del
grupo de 6 a 10 años tenía primaria completa; el
26,1% de 11 a 15 años contaba con secundaria
incompleta; el 8,7% del grupo de 16 a 20 años
y el 15,7% del grupo de 21 a 25 contaban con
secundaria completa (DANE, 2005).
Se identificaron carencias en la equiparación de oportunidades en educación y garantía de
formación en torno a las capacidades y talentos con los que las personas cuentan para generar
puentes que faciliten su inclusión exitosa en el
contexto laboral, económico y social y la deficiencia en capacitación docente y redes de apoyo con instituciones especializadas.
Un aspecto preocupante es el relacionado
con la educación como factor que se evidencia
en las cifras registradas en el censo general del DANE, desde donde se encontró que el 86,7% (514.020) de las personas en condición de discapacidad no asistía a algún centro educativo en ese momento y solo el 12,4% (73.359) sí lo hacía.
Subtse detectó una prevalencia de 6,3% personas con alguna “limitación” sobre una población total de 42.090.502, lo cual indica que existían 2.651.701 personas con por lo menos una “limitación” en ese momento (CEIS & Fundación Saldarriaga Concha, 2008).
La vulnerabilidad debida a la discapacidad es
diferente según el género (mayor impacto en
hombres), la edad (mayor impacto para los
grupos de menor edad), el área (mayor en áreas
rurales) y el nivel socioeconómico (más personas en situación de discapacidad pertenecen a los estratos más bajos).